Desde pequeños nos han dicho que consumir leche es algo sano e imprescindible; incluso, algunos van más allá diciendo que si no consumimos leche y sus derivados estamos en un grave riesgo de padecer enfermedades que nos pueden llevar hasta una completa desnutrición y futura muerte. Toda esta teoría se refuerza aún más si le sumamos los millones y millones de dólares que invierten las empresas involucradas en la Industria Láctea en todo tipo de publicidad: televisión, radio, letreros, gigantografías, internet, etc. (solo es cosa de recordar la fuerte campaña publicitaria en que aparecían famosos diciendo "yo tomo leche"). Sin quedarse conformes con la inversión en publicidad, destinan recursos para pagarle a sospechosos (por decir lo menos) médicos para que salgan en los spots informándonos sobre el nuevo producto de tal o cual empresa lechera.
En resumen, existe una inversión millonaria desde hace ya un buen tiempo por parte de estos grupos económicos que se benefician del consumo del consumo de lácteos. ¿Qué busca esta gran inversión?, pues bien, cubrir un objetivo esencial: la desinformación sistemática de la sociedad respecto a las carentes propiedades nutritivas de la leche, los elevados índices de toxinas que presentan y la verdad respecto a las crueles prácticas de las actuales Industrias Lecheras.
La vida de una vaca lechera
Si tú eres una de las personas que evitan el consumo de carnes por razones éticas, ya que tú al igual que nosotros consideras que consumir carne es moralmente incorrecto producto de que para la obtención de un trozo de ella es necesario utilizar crueles mecanismos que implican un sufrimiento despiadado hacia los animales de crianza intensiva, con mayor razón deberías evitar el consumo de la leche y todos sus derivados, ya que es la industria láctea como así también la industria de los huevos , las que más sufrimiento causan a millones de animales en todo el mundo.
Mientras que los medios de comunicación nos siguen mostrando la hipócrita imagen de que las vacas lecheras viven libremente en las praderas, felices junto a sus crías pastando en la tranquilidad de las montañas (como ciertos spots televisivos), todas ellas son criadas en deplorables condiciones: hacinamiento, suciedad, ordeño intensivo, mala alimentación, embarazos forzados, administración de hormonas, antibióticos y tranquilizantes, etc. La vaca lechera moderna es criada, alimentada, medicada, inseminada y manipulada para un solo fin: producir más y más leche.
Producto del desarrollo tecnológico, actualmente ya no se utiliza el "ordeño manual" , sino que el llamado "ordeño mecánico", el cual permite ordeñar a los animales 2 ó 3 veces al día, de esta forma la producción media de una vaca de granja intensiva alcanza aproximadamente unos 4.000 litros anuales, y sin conformarse la industria sigue buscando nuevos procedimientos para aumentar estas cifras.
Este sistema excesivo además de ser muy doloroso y molesto, provoca heridas, inflamación e infecciones en las ubres, lo cual obliga a la industria a administrar medicamentos y antibióticos; los cuales permanecerán en el vaso de leche que usted ha de beber.
En su estado normal, las vacas no dan leche todo el tiempo (como es la creencia de muchas personas). Las vacas tienen que parir para producir leche, leche que debería ser el alimento de su cría. Sin embargo, para mantener elevada la producción de leche, las industrias fuerzan a las vacas a tener un embarazo cada año. Esto se hace porque tras el parto la producción es máxima y podrá ser ordeñada intensivamente durante aproximadamente 10 meses hasta el siguiente embarazo. Lo anterior se realiza mediante inseminación artificial o por implante de embrión.
Por otro lado, los terneros son removidos del lado de sus madres apenas nacen, lo que les causa a ambos una profunda depresión.
Los terneros son encerrados en corrales especiales con suelo de cemento o metal. Sus jaulas solo les permiten estar de pie o estirados, ni siquiera pueden darse la vuelta. Estos terneros son mal nutridos y la mayoría padece anemia ; no se les permite moverse, ya que si hicieran ejercicio y se alimentaran de mejor forma, la carne para servir en el plato se tornaría más oscura y dura , por supuesto, esto es lo último que desearía el productor.
Para obtener un ternero gordo y débil en el menor tiempo posible, el productor lo alimentara con una dieta líquida deficiente en hierro y basada en una combinación de leche en polvo y aditivos (cuando en realidad debería alimentarse de pastizales).
El único día en que abandonarán sus celdas, será el día en que serán puestos en un camión directo al matadero.
Por último, cuando desciende la productividad lechera de la vaca, lo cual sucede aproximadamente tras 4 o 5 lactancias, y en oposición a su esperanza de vida de 20 - 25 años, serán enviadas al matadero luego de su dolorosa existencia, para que sus maltrechos y enfermos cuerpos se transformen en un trozo de carne para servir en el plato de algún comensal (de hecho, aproximadamente el 70% de la carne de vacuno procede de vacas lecheras), transformar sus restos (huesos, tendones, vísceras varias, etc.) en unas deliciosas vienesas o hamburguesas y, para sacarle el máximo provecho, sacarles el pellejo estando muchas aún conscientes para así elaborar cuero para vestir.
Ya en el matadero, el procedimiento es similar al de cualquier animal de engorde; es decir, serán colgadas de una sola pata con cadenas boca abajo, luego se les hará una pequeña perforación en la garganta para que se desangren lentamente.
Te preguntarás por qué se usa este método, ¡simple!, cuando los animales entran a un matadero presienten lo que les va a suceder, ¿cómo?, sienten el olor a putrefacción y sangre que ronda el lugar, y mientras están en fila esperando su hora, escuchan los desesperados gritos de dolor y horror que emiten sus compañeras que en ese momento están siendo desangradas y mutiladas estando la mayoría aún concientes. Ante esto, el animal que espera en la fila apreta fuertemente sus músculos de puro miedo y terror. Obviamente, el empresario no va a entregar carnes "duras" a los consumidores, por esta razón es que cuelgan a los animales boca abajo y les hacen un pequeño orificio en la garganta para que poco a poco vayan perdiendo el conocimiento producto del desangramiento (sangre que también se aprovechara para elaborar las tradicionales "prietas" o el conocido "niachi"); de esta forma, los animales mueren con sus músculos "sueltos y blanditos" para ser degustados por algún aficionado al consumo de cadáveres.
Cada vez que compras productos lácteos y en el envase se observa el nombre de alguna marca, sea cual sea ésta, siempre, en todo Chile o en cualquier parte del mundo, ese producto procederá de los procesos industriales anteriormente descritos. Sería ingenuo que cuando compras un yogur en el kiosco de la esquina pensaras que esa leche proviene de vacas libres pastando en la pradera y felices junto a sus crías.
Probablemente, si viajas a un sector muy rural puedas encontrar algunos fundos con unas cuantas vacas que no son tratadas como en las grandes factorías. Pero, así incluso, no puedes dejar de preguntarte si es ético consumir un producto que fue hecho para otros fines. LAS VACAS PRODUCEN LECHE PARA SUS CRÍAS, NO PARA LOS HUMANOS. ¿Por qué tanta resistencia a comprender este principio básico de la naturaleza? ¿Tan idiota y egoísta es nuestra especie? ¿Acaso ya dejamos de pensar y reflexionar?... Por el momento, aún tenemos esperanzas de que podemos mejorar y cambiar nuestras actitudes cotidianas entre nosotros y con nuestro entorno. Esta en nuestras manos, no en la de los políticos.
Ya lo sabes, cada vez que consumes leche y/o sus derivados, estás financiando el sufrimiento y muerte de millones de vacas y sus inocentes terneros. En efecto, consumir lácteos tiene las mismas implicancias (e incluso peores) que consumir un trozo de carne.
"Los animales del mundo existen por sus propias razones. No fueron hechos para los humanos, del mismo modo que los negros no fueros hechos para los blancos, ni las mujeres fueron creadas para los hombres". (Alice Walker, en su libro "El Color Púrpura").
2007-10-11
04:41:25
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Anonymous