En un extremo de la cancha está la portería que defienden los combativos evangélicos y en el otro, la de la iglesia católica con un equipazo contundente.
Vamos a poner como árbitro a nada menos que a Jesús, ya que los dos equipos presumen de conocer y seguir fielmente sus reglas. Son ángeles los abanderados y los guardianes del orden.
Dios Padre, desde su palco de honor, observa el desarrollo del partido y las gradas están abarrotadas por los fanáticos de cada equipo que animan a los unos, con ave marías y padresnuestros y, a los otros con cánticos evangélicos.
2006-12-29
07:01:11
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8 respuestas
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pregunta de
Monoluz
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