Mi segundo encuentro con la muerte fue en un infarto de mi padre. Se le formó un coágulo que podria provocarle la muerte o quedar en estado vegetativo. Cuando lo llevé al médico, inmediatamente lo hospitalizaron y éste me dijo, "se va a morir a menos que lo opere, pero no hay garantías que salga con bien, tu decides". Decidí que no, en ese día me convertí en mala hija, mala hermana, mala persona y recibí insultos y golpes. No me importo, fuí al cuarto donde estaba, sedado, lo tome de la mano y recé con todas mis fuerzas, "platiqué" con Dios. Fueron 20 días de angustia, cada vez que sonaba el celular no podía evitar el miedo a lo peor, pero me obligue a no dudar, a confiar en que El haria el milagro. Y lo hizo, un día el brazo le dolía, el médico lo reviso y el coágulo ya no estaba. El doctor (muy reconocido en mi país) habla de su caso en conferencias y aparece en la revista médica de la Unam como algo insólito por la pronta recuperación. Fué una prueba de que con fé se puede.
2007-10-18
05:54:46
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