En este momento antes de ir a trabajar estoy viendo una pared desnuda de revoque, es mucho más vieja que yo.
Puedo ver sus ladrillos apilados uno sobre otros, obligados a compartir un espacio unos junto a otro, obligados a envejecer en ese lugar, no pienso en sus orígenes de barro sino en su destino como ladrillo, que albañil decidió tal suerte, que mano y no divina, decidió el lugar del pobre ladrillo.
Aquí es donde esta mi pregunta tiene derecho el Gran Arquitecto a decidir la suerte del ladrillo, en que parte de la historia las torres de ladrillos perdieron su identidad, en que parte de nuestra historia le dimos al arquitecto con todos sus grados el poder para decidir nuestro destino de ladrillos.
(Seamos ladrillos, y construyamos una nueva ciudad a nuestro gusto, con nuestras leyes y economías, siento que es momento de dejar de ser lo que quieren para tratar de empezar a ser lo que somos)
2007-03-13
01:40:03
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Filosofía