Un Domingo cualquiera… subí en aquel tren de cercanías, con parada en este Pequeño pueblo de Alicante con Destino a la Gran ciudad de Valencia. Bonito viaje regala sus Vistas, tiene ocho paradas en estaciones de diferentes Pueblos de la costa e interior, del paisaje típico Mediterráneo . La distancia que separa estos puntos es un paseo limitado de cuarenta y cinco minutos. El tiempo Vuela. Dichoso tren de Mañana, siempre anda hasta los Topes, cargado de Estudiantes que estudian, Gentes que trabajan y Viajantes que viajan, uniendo en un sólo recorrido algo más que un Pensamiento. En una sola Ciudad que no es la Suya. Algunos viajan sentados como en el sillón de su Casa. Pues vaya Suerte, encontrar un lugar Libre de toda Duda dónde sentarme sin tropezar con el único Asiento disponible de Prisas, el Tren de Cercanías. No diré que no, Sí, tomo asiento y conecto mi Ipod sin dejar de Observar mi Alrededor cargado de silenciosos Olores de tribus humanas de humanidad. Miro durante unos segundos.. todas las miradas se difuminan en una Sola. Miro ausente, el pasar tras el Cristal de los Campos de Arroz entre Naranjos de Azar, que Azaran mis Mejillas. Apenas han pasado unos minutos desde que salimos y escucho el sonido de la Campana que indica la primera parada en este bonito Viaje. Las casualidades no existen en el Abrir de las Puertas, de este humilde tren de Cercanías. Las puertas que son Ventanas en nuestra Conciencia. Las puertas electrónicas del tren dan paso y coinciden en mi Sorpresa, cuando Veo subir al tren un Anciano que es toda una Vida. Que avanza lentamente subiendo las escaleras bajo aquellas puertas, en aquella parada, en aquella estación, en aquel tren. Un anciano que mira a derecha e izquierda, que mira incluso al centro del Vagón. Y para qué, para Ver la Nada. Qué suerte la suya, todo Ocupado. Así, no queda otro lugar dónde descansar la Vejez y se agarra con fuerza al pasa mano de las Puertas. Cierran las puertas tras él, nos Movemos. El Anciano descansa sus manos en la barra, el único lugar disponible, que invita por obligación de quienes lo acompañan a permanecer en pie al lado de las puertas automáticas, que son Cuchillos que Cortan el Frio y Afilado despertar del mes de Diciembre. Las miradas Ausentes de todos los que permanecen cómodamente Sentados. Nadie se da por Aludido. Pasan los minutos e intento buscar la mirada Perdida del Anciano para invitarle a tomar mi Asiento. Él, no quiere Ver la claridad de mis Pensamientos cuando por inercia, ofrece su espalda con la mirada Perdida en la Cara del Reflejo. Nuestra querida y bien Humana sociedad, aquella que le acompaña en este Viaje.
Besos desde el tren, (Cris)
2007-12-15
08:22:34
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10 respuestas
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pregunta de
Alinghi
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