-La femina dijo que usted le dio permiso - exclamo Garcia, soltando el balde.- Pense... es decir, le indique que cogiera la yegua, porque yo se que a usted le invade la colera cuando las cosas no se hacen sin su autorizacion. Señor Carod, suplico su perdon... ¡no me bote a que me coman los pajaros carroñeros!
Carod lo tranquilizo rapidamente: el no era de los despoticos. La señorita Martinez podria ser un autentico dolor de cabeza, y el era el mas adecuado para decirlo.
-Vamos a buscarla- dijo el aragones, ensillando al alazan tostado, un caballo mucho mas tranquilo y menos energico que el que se habia trincado la femina.
2006-08-20
00:39:29
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pregunta de
Anonymous