Cuenta una antigua leyenda noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, quien siempre miraba un imagen de Cristo crucificado. Esta cruz era muy antigua y a ella acudía la gente a orar con mucha devoción.
Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro.
Un día Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso, se arrodilló ante la cruz y dijo:
"Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz". Y se quedó fijo con la mirada puesta en ella, como esperando la respuesta
El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras:
"Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición".
“Cual, Señor?”, preguntó con acento suplicante Haakon. “¿Es una condición difícil? Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor”, respondió el viejo.
“Escucha... suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre”.
Haakon contestó:
“¡Os lo prometo, Señor!”
2006-10-27
06:32:54
·
13 respuestas
·
pregunta de
mediogordis
5
en
Religión y espiritualidad