Es evidente que a los egipcios les gustaba comer, y temían el hambre. En el papiro Harris se hace mención a los alimentos casi tantas veces como al oro, los metales preciosos o los cosméticos. En el cuento de Sinuhé, el protagonista nos menciona que en el país de Iaa, en Siria, encontró un lugar donde había, y cito textualmente:
"más vino que agua, miel y aceite, toda clase de frutas, cebada, almidoneros y rebaños sin fin",
es decir que podía disfrutar de los mismos recursos que en una buena región de Egipto. Dice también que
"había dulces, vino en todas las comidas, carne y aves asadas además de los animales salvajes que cazaban con trampas y luego presentaban en mi honor".
El náufrago también tuvo mucha suerte, ya que encontró una isla en la que había;
"higos y uvas, toda clase de verduras, magníficos puerros, pepinos, sandías y melones, aves y peces. No existe nada que no se pudiera encontrar allí".
Los testimonios también nos dan a entender que para los egipcios la alimentación no era una mera necesidad biológica. Y para ello no hay más que observar la cantidad de ofrendas y escenas de banquetes funerarios que aparecen en sus tumbas, en las que los comensales se representan sentados ante mesas repletas de provisiones. De hecho, un difunto no parecía estar bien abastecido hasta que no tenía en su lista de ofrendas al menos
10 clases de carnes diferentes
5 clases de aves
16 tipos de pan y pasteles,
6 clases de vino
4 tipos de cerveza
11 de frutas
y todo tipo de cosas dulces
Debido a la naturaleza perecedera de los alimentos, aún permanecen sin respuesta muchas preguntas acerca de lo que comían y bebían. Tampoco sabemos como producían, almacenaban y preparaban sus comidas, ni las cantidades consumidas habitualmente. Aunque si sabemos que las recetas no solo pasaban de generación en generación, sino que al igual que hoy en día estaban sujetas a modas y a tendencias llegadas del extranjero.
A pesar de que los alimentos se estropean y las bebidas se evaporan si no son consumidas, aún contamos con bastantes evidencias que informan de cuales eran los alimentos de que disponían los antiguos habitantes del Nilo. Estas fuentes de información están principalmente en los relieves y en las pinturas murales de las tumbas, así como en las maquetas de madera que reproducen escenas de la vida cotidiana, y también en las estatuillas de piedra que representan a sirvientes en diversas fases de la preparación de los alimentos.
También obtenemos información adicional gracias a los textos religiosos, a las listas de ofrendas y a los registros de los templos, que, aunque más prosaicos, también resultan muy útiles. Igualmente, en algunos asentamientos y tumbas se han descubierto cerámicas, herramientas y demás elementos usados en la preparación de la comida.
De hecho se conservan restos de verdadera comida egipcia en muchos museos (Ashmolean, British, Louvre, etc. Aunque algunos de ellos se encontraron en yacimientos como el de Amarna o Malkatta, la mayoría provienen de contextos funerarios. Conviene recordar que los egipcios equipaban sus tumbas con todo lo necesario para el Más Allá, y esto incluía la comida. Al menos en siete tumbas del Valle de los Reyes (las 34, 35, 36, 43, 46, 60 y 62) así como en otras tumbas del área tebana, se encontraron ofrendas momificadas de carne y aves, junto con pan y frutos secos. También en tumbas privadas desde la época predinástica se encontraron ofrendas de frutas, vegetales y carnes (sin momificar); y en el enterramiento nº 3477 del Periodo Arcaico había restos de una comida funeraria completa colocada en vasijas de cerámica ante la cabeza del difunto.
Todas estas fuentes arqueológicas están reforzadas por los testimonios de eminentes viajeros del Valle del Nilo a lo largo de todos los periodos, como fueron Herodoto, Diodoro, Próspero Alpini y John Bruckhardt.
Hay muy pocas evidencias que nos ilustren sobre cuando y cuantas veces comían los habitantes del Nilo. Es probable que las clases dirigentes, incluyendo el faraón, comieran dos, o quizás tres veces al día. Tomando como referencia el Himno Caníbal, así como los rituales del templo, parece que los ricos tomaban una comida ligera al amanecer, y luego una gran comida y cena. Es probable que los grandes banquetes que nos muestran las tumbas no comenzaran por la noche, sino que lo hicieran por la tarde temprano, prolongándose hasta entrada la noche.
Las clases trabajadoras seguramente tomaban un simple desayuno de pan con cebollas, y luego hicieran una comida principal bien pasado el mediodía.
Hay también muchas discrepancias acerca de quien comía qué, ya que la dieta egipcia variaba sensiblemente dependiendo de la clase social de los individuos. La mayor parte de la información que tenemos sobre la vida cotidiana en el AE se refiere a las clases más altas, y proviene de las tumbas de élite y de los relieves y pinturas de los templos. No obstante, los textos, algunos yacimientos como Amarna, Deir el Medina y Malkata y las escenas pintadas en las tumbas, nos aportan valiosa información relativa a las clases menos favorecidas.
Hay una cosa segura: los egipcios comían sentados. Comían solos o en parejas ante una mesita con todo tipo de alimentos: carne, aves, frutas y dulces. Además de gran cantidad de pan y cerveza. Los niños se sentaban en el suelo sobre esteras o cojines.
La familia no se reunía para desayunar. El padre comía pan, cerveza y un trozo de carne y algún pastel en cuanto acababa su aseo. La madre desayunaba mientras la peinaban o inmediatamente después. Todos hemos visto relieves en los que una dama sostiene un espejo mientras su sirviente le ofrece una bebida.
Aunque en las representaciones de banquetes no suelen aparecer copas, ni platos, las colecciones arqueológicas nos muestran ejemplos de vajilla variada y abundante, que les permitiría comer purés, sopas, etc. Suponemos por tanto que no solo tenían platos, sino también cucharas, cuchillos y tenedores, ya que en los museos existen piezas parecidas, aunque bien es verdad que no son muy abundantes. En cambio, con frecuencia aparece una jarra y una palangana bajo las mesitas de provisiones, lo cual nos da idea de que los egipcios comían mucho con los dedos.
Después de la comida de la tarde, los egipcios aún permanecían levantados un par de horas que dedicaban a charlar o algún juego. No olvidemos que sus casas estaban alumbradas por medio de lámparas de aceite de ricino o de oliva. Esto les daba autonomía para permanecer despiertos tras la puesta del sol.
Una ocasión especial eran los banquetes. Para los egipcios era un placer reunirse para comer o cenar con un gran número de familiares y amigos. Los banquetes que vemos representados en las tumbas no son más que una imagen de los que el difunto realizó en vida.
Como es natural, previamente al banquete había una gran agitación en las despensas y en la cocina. Se mataba y troceaba un buey, se asaban ocas. Se ponía la cerveza, el vino y los licores en las jarras. La fruta se disponía en forma de pirámide en cestas y fruteros. Se preparaban las copas, y se decoraban las mesas con guirnaldas de flores. La casa se limpiaba en profundidad, y se avisaba a los músicos, cantantes y bailarines de ambos sexos. Entonces, los anfitriones recibían a sus invitados y todos se acomodaban. Los dueños de la casa se sentaban en butacas de respaldo alto, mientras que los invitados lo hacían en taburetes de patas en forma de X o verticales. En las casas más humildes, los invitados se sentaban en esteras. Los hombres se colocan a un lado y las mujeres a otro. Ptah-hotep recomienda a los jóvenes, e incluso a los hombres maduros que no miren demasiado a las mujeres.
Cuando se servía la comida, los músicos tocaban melodías, ya que los egipcios consideraban que las delicias del paladar y del oído debían ir juntas. Incluso una vez saciado el apetito, la fiesta continuaba con más música, danza y acrobacias. Según avanzaba la velada, se consumían nuevas golosinas por puro placer.
La carne, de uno o de otro tipo, estaba al alcance de la mayoría de la población al menos una o dos veces por semana. La carne de vacuno no era la más consumida por la población general, ya que los rebaños eran propiedad de la clase social más elevada por ser los animales de mayor tamaño y requerir mucho gasto para su alimentación. Por lo tanto solo consumían vacuno con frecuencia el rey y la corte, así como el clero residente en los templos, donde se ofrecían constantemente sacrificios de animales. Las personas relacionadas con la carne, matarifes, carniceros, etc. también podían tener acceso a este costoso alimento.
Las personas ajenas a la realeza y al clero, incluso las ricas, solo sacrificarían un buey en los grandes acontecimientos, o para conservar su carne de alguna manera, ya que un solo animal podía alimentar a muchísimas personas. Así, solo mataban un buey quienes estaban seguros de poder consumirlo en tres o cuatro días. Lógicamente esto sucedía en casas muy acomodadas y con mucho personal a su cargo. El buey únicamente estaría al alcance de los campesinos y plebeyos en los días de fiesta, cuando la carne del ganado sacrificado en el templo se distribuía entre el pueblo.
Las aves -salvajes o domésticas- y el pescado estaban al alcance de todos, exceptuando a los más pobres, ya que se podían conseguir fácilmente por medio de la caza y la pesca. Los artesanos y personas de clase media criaban ovejas, cabras y cerdos (el llamado ganado menor en el AE) en sus propios corrales o pequeñas fincas. Si es que los comían, los ratones y los erizos eran animales que todo el mundo se podía permitir.
Hay ciertas evidencias de que se vendían en los mercados algunos productos cárnicos, probablemente excedentes de los templos, pero solo los más acomodados podían pagarlos.
Por lo tanto, resulta evidente que la carne no era la parte más importante de la dieta de los egipcios, que se suplementaba con el consumo de verduras, principalmente legumbres y hortalizas como fuente de proteinas, así como productos animales como los huevos, la leche y el queso. Las verduras estarían al alcance de todos los egipcios y lo más popular entre la población común serían las cebollas, los guisos de verduras, ensaladas y sopa de lentejas, acompañado de pan y regado con cerveza.
Los ricos comían igualmente ensaladas y verduras, pero suplementando la dieta con patos asados, pinchos de vacuno y pescado a la parrilla o salteado. Los ricos disfrutaban de una oferta mayor en cuanto a las bebidas que las clases trabajadoras, ya que contaban con varios tipos de vino y zumos, además de la cerveza.
Tanto los ricos como los pobres consumían gran cantidad de panes y pasteles, elaborados con harina de semillas y rellenos de higos o dátiles, aunque es probable que las clases bajas solo tuvieran acceso a este tipo de pasteles en los días de fiesta y ocasiones especiales.
Antes de empezar a domesticar animales, los egipcios solo podían acceder a la carne por medio de la caza. En época predinástica el clima de Egipto era bastante diferente de lo que es hoy en día. El Valle del Nilo era mucho más verde y húmedo, y por lo tanto daba cobijo a muchas más especies de animales, como por ejemplo leones, leopardos, guepardos, y gran variedad de antílopes, además de hipopótamos, cocodrilos, cerdos y avestruces, así como muchas aves acuáticas, peces tanto de mar como de río, gamos, hienas, asnos salvajes, ovejas, cabras, etc. Es posible que algunas de estas especies se cazaran solo por sus pieles o marfil, pero la mayoría proporcionaba además comida para el cazador o pescador afortunado. Esto queda atestiguado por las marcas que han aparecido en los huesos de algunas de estas especies, y que indica la manipulación del despiece.
Los egipcios del predinástico domesticaron principalmente los animales salvajes locales: ovejas y cabras, bueyes, burros, cerdos y gran variedad de aves. Estas especies continuaron siendo las que proporcionaron la carne durante el periodo dinástico. En el Reino Antiguo se intentó igualmente domesticar a otras especies salvajes como por ejemplo el oryx, el íbice, la cabra montés, e incluso la hiena. Debieron tener un cierto éxito en lo referente al orix y al íbice, ya que estos cérvidos aparecen repetidamente como ofrendas en las tumbas por todo Egipto, y se encuentran huesos de ellos en tumbas y yacimientos. Es probable que estos animales se cazaran y fueran alimentados en cautividad más que propiamente domesticados (si entendemos que la domesticación implica una cría seleccionada de los animales y una preparación para servir a los humanos) También criaban gacelas para comer y como animales de compañía
Una vez que los egipcios hubieron domesticado a los animales de su dieta, y hubieron establecido rebaños de ellos, contaron con una fuente de proteinas al alcance de su mano y ya no necesitaron cazar. Si lo hacían era solo por deporte -principalmente la realeza y la clase dirigente, o bien para asegurarse un suministro extra de carne sin diezmar sus rebaños. Hacia el Reino Medio las cacerías decrecieron porque la caza escaseaba debido en parte al cambio climático y en parte al exceso de capturas anteriores, por lo que recurrieron a los animales de los rebaños. No obstante durante todo el periodo dinástico los más pobres seguían cazando para comer, ya que tenían pocos animales domésticos, y preferían conservarlos para la producción de leche y sus derivados.
Los bóvidos eran los animales domésticos mas importantes para los egipcios. Las vacas y bueyes eran muy valorados e incluso adorados en Egipto (y también en otras culturas de la antigüedad), ya que reúnen gran parte de las necesidades nutricionales del hombre. Además de la carne, la grasa y el tuétano, el ganado vacuno proporciona leche, y de ella crema, mantequilla y queso.
Según las pinturas y los textos, los bóvidos que comían los egipcios eran principalmente bueyes (machos castrados) y toros. Aunque ocasionalmente se sacrificaba a las vacas, preferían la carne de buey, ya que al tratarse de animales castrados, engordaban mucho aunque comieran lo mismo que las vacas y los toros, y , por lo tanto, su cría era más económica. Además, al no producir leche, los bueyes eran más apropiados para proporcionar carne que las vacas. También se sabe que cebaban al ganado previamente al sacrificio.
Había distintos tipos de bueyes,
el iwa, o buey africano de gran tamaño, buena cornamenta y marcha rápida que con alimentación adecuada llegaba a ser enorme y pesado. Lo vemos en las procesiones de Abydos y de Medinet-Habu.
Los wndju eran unos bueyes mucho más pequeños y generalmente sin cuernos.
Los nega eran otros bueyes de buena cornamenta, pero de carácter más huraño que los iwa y que no se dejaban cebar, por lo que siempre se los representa delgados.
El buey llamado herysa era probablemente el más hermoso del establo.
La mayor parte de las ofrendas de carne que se han encontrado en las tumbas, momificada o no, procede de bueyes. Consumían todas las partes del buey, incluidos la mayoría de los órganos internos -entre los que el hígado se consideraba el más sabroso. Los cortes más selectos eran las caderas y el lomo, mientras que los menos valorados eran la pata y el rabo. Había un corte particularmente curioso que solo utilizaron los antiguos egipcios y que eran secciones de vértebras. Cocinaban seis u ocho vértebras separadas de las costillas; aunque esto les proporcionaba poca carne, parece que era muy estimado, como queda probado por su frecuente presencia entre las ofrendas momificadas que se encontraron en las tumbas del Reino Nuevo.
Entre los animales domésticos, cabras y ovejas seguían al ganado vacuno en importancia. Como las vacas, también proporcionaban leche y productos lácteos. Las ovejas eran muy valoradas por la grasa que almacenaban en sus caderas. Esta grasa les era de mucha utilidad en la cocina, y en la preparación de medicinas, perfumes y ungüentos. Las ovejas y las cabras se despiezaban del mismo modo que los bueyes.
El cerdo estaba entre los animales domésticos más comunes del antiguo Egipto, aunque hay gran controversia acerca de su papel como alimento. En el siglo V a.C., Herodoto aseguraba que los egipcios jamás tocaban a los cerdos, y mucho menos los comían, ya que se los consideraba animales adscritos a Set y a las fuerzas tifónicas. Según Herodoto, si un egipcio entraba en contacto de modo accidental con un cerdo, se sumergía inmediatamente en el Nilo para purificarse. También dice que los pastores de cerdos eran menospreciados y tenían que vivir separados del resto de los egipcios
Pero hay otros puntos de vista con respecto al papel jugado por los cerdos en la dieta de los egipcios. En el templo funerario de Ramses III en Medinet Habu, hay una lista (la nº 45) en la que se mencionan cerdos como ofrendas para una fiesta en honor del dios Nefertum. Amenofis III donó 1000 cerdos y 1000 cochinillos al Templo de Ptah en Menfis, y, según el decreto Nauri, se criaban cerdos en los dominios del Templo de Seti I en Abydos. También se los menciona en la biografía de Methen, de la III dinastía. Y en tiempos de Sesostris I existía un cargo de "supervisor de los cerdos", por lo que debían ser lo suficientemente abundantes y valorados. También encontramos cerdos en los textos de Deir el Medina y en contextos médicos como el papiro Ebers, donde se recetan sus dientes para curar la tos y los forúnculos, y su grasa para aliviar la rigidez de las articulaciones y estimular la circulación de la sangre.
La evidencia más abrumadora en favor del consumo de la carne de cerdo nos la proporcionan los restos de estos animales. En los inicios de la época dinástica, se encuentran más frecuentemente huesos de cerdo que de ovino o vacuno, especialmente en el Delta (Ma’adi, Merimde, Beni Salame, Buto y Helwan). También se ha comprobado que la mayoría de artefactos domésticos de hueso estaban hechos precisamente con huesos de cerdo. En el Alto Egipto se han encontrado restos de huesos de cerdo en Armant, Abydos y Malkata. Y Barry Kemp, director de la excavación británica en el Egipto Medio ha encontrado en el pueblo de los trabajadores huesos de cerdo con marcas del despiece, así como cierto número de pocilgas.
El pescado es otro de los alimentos que se han considerado prohibidos para los antiguos egipcios. De nuevo los escritores helenísticos son los responsables de este punto de vista, siendo Diodoro particularmente enfático en ello. Herodoto solo restringía su uso a los sacerdotes. De todos es sabido que fue el pez oxirrinco quien según la teología heliopolitana comió el falo de Osiris tras el desmembramiento de su cuerpo por parte de su hermano Set. Así, por deferencia al dios, no se debía consumir pescado. No obstante, es bastante probable que esto solo sucediera en época grecorromana, y no en tiempos dinásticos.
Al contrario que en el caso del cerdo, los peces no tenían ningún tipo de prohibición en lo que se refiere al arte. Los peces, la pesca y la preparación del pescado para su consumo o almacenaje están presentes con mucha frecuencia en la decoración de las tumbas a lo largo de todos los periodos. Incluso en la decoración de objetos de tocador y joyas se empleaban motivos de escamas de pescado, y las paletas de ungüentos y platos tenían frecuentemente forma de pez, o estaban decorados con peces. Se menciona a los pescados en las ofrendas y en obras literarias. Estaban sujetos a impuestos, y se usaban como medio de pago a los artesanos de las tumbas de Deir el Medina. Desde el Paleolítico se han encontrado en los asentamientos grandes cantidades de espinas. El pescado cocido formaba parte del banquete funerario de una tumba arcaica encontrada en Sakkara, y en otras tumbas se ha encontrado pescado seco como ofrenda
El pescado también se ponía a la parrilla, aunque no hay representaciones de ello. El libro de Apicio contiene recetas de pescado a la parrilla al estilo Alejandrino, en las que se aderezaba el pescado en una salsa. Estas salsas eran a base de cocer especias como orégano, comino y cilantro en aceite y vino o vinagre
Una parte importante del aporte de carne de los egipcios se la proporcionaban las aves. La avifauna de Egipto era, y aún es hoy, abundante y variada, no solo porque el Valle del Nilo sea un hábitat ideal para un gran número de aves acuáticas, sino también porque Egipto es una parada para las aves migratorias que viajan de Europa a Africa, o de Africa al Oriente Medio. Los treinta tipos diferentes de pájaros representados en la lista de jeroglíficos de Gardiner, bajo el epígrafe G, son una prueba de la riqueza de aves que conocieron los antiguos egipcios.
Las aves, así como sus huevos que sin duda consumían cocidos, aparecen profusamente en pinturas, relieves y esculturas. Se las representa en escenas de caza, al ser capturadas por medio de bastones y redes, y en los jardines y huertos como animales domésticos. También están representadas en corrales donde se les ceba a la fuerza.
El sacrificio, cocinado y conservación de las aves son también temas recurrentes de las representaciones artísticas. La dieta de los antiguos egipcios incluiría perdices, codornices, pichones, palomas e incluso garzas, grullas y cigüeñas, así como todo tipo de aves acuáticas, entre las que destacan varios tipos de patos y ocas. Todavía los egipcios actuales tienen debilidad por las aves, siendo las más valoradas las acuáticas y los pichones.
En las tumbas del Reino Nuevo se han encontrado muchos ejemplos de patos asados o en salazón, así como de otros pájaros almacenados en ánforas. También ofrendas alimenticias de ocas momificadas, patos y pichones
Según las representaciones funerarias, la manera más común de preparar las aves era asarlas o ponerlas a la plancha. En los relieves y en las maquetas aparecen patos desplumados y eviscerados y ensartados horizontalmente en lo que hoy día llamamos espetón. Algunas veces se los representa con la cabeza y las puntas de las alas cortadas, aunque en otras ocasiones el animal conserva la cabeza. El animal ensartado se sujetaba sobre un fuego al aire libre, y un cocinero se encargaba de darle vueltas mientras avivaba el fuego con un aventador. Esta manera de asar sigue siendo habitual en la actualidad. Como ejemplo de esta técnica tenemos la famosa pintura conservada en el MEC en la que una de las hijas de Akhenaton está a punto de comer uno de estos patos entero.
Otro modo de preparación común en el antiguo y en el moderno Egipto sería cortar el ave a lo largo de su espina dorsal y aplanarlo para luego ponerlo sobre una parrilla En Deir el-Medina se han encontrado muchas aves asadas así, generalmente ánades rabudos. También rellenaban pichones y palomas y los cocinaban enteros en espetón.
Los huevos de todas las aves también formaron parte de la dieta del antiguo egipcio, ya que tenían acceso a ellos gentes de todas las clases sociales. Sin duda los huevos de avestruz (equivalentes en tamaño a 23 huevos de gallina o veinte de pata) serían los más valorados. Utilizaban también la cáscara en la manufactura de vasijas y cuentas. En el periodo tardío también se incluían los huevos -a veces momificados- en las ofrendas funerarias.
La tierra cultivable del Nilo se limita a las zonas cercanas al río y a unos pocos oasis como el del Fayyum. A pesar de esta limitación, la fertilidad de la tierra permitía una gran variedad de cultivos alimenticios. Una parte muy importante de la alimentación egipcia eran las legumbres y verduras. Las llamaban renpwt, o productos anuales. Estos complementaban, o a veces sustituían a la carne y pescado.
Resulta claro que los productos vegetales eran más asequibles que la carne para la mayoría de los egipcios. En consecuencia, era este tipo de comida el que consumían con mayor frecuencia.
Al igual que en el caso de las carnes, debemos remitirnos a fuentes arqueológicas, artísticas o textuales para tratar de saber que tipos de vegetales comían.
El producto más mencionado es la cebolla. Las cebollas egipcias son verdes y largas, y están profusamente representadas en las mesas de ofrendas y en los textos jeroglíficos desde el Reino Antiguo en adelante. Se las menciona en las mesas de ofrendas tanto para los dioses como para los mortales, así como en las listas de pagos a los constructores de tumbas de Deir el Medina en el Reino Nuevo. Se han encontrado reproducciones de cebollas en algunas tumbas de Sakkara.
Si creemos a Herodoto, las pirámides fueron construidas por hombres que se alimentaban principalmente de ajos, rábanos y cebollas. De hecho, en el Egipto actual, los campesinos toman cebolla cruda como principal acompañamiento para el pan. Esta hortaliza se consumía igualmente cruda en la antigüedad, pero también se usaba como condimento, acompañada de ajo, también muy común en la época. Se han encontrado también reproducciones de ajos, y ajos reales en las tumbas, por ejemplo en la del rey Tutankhamon. Se creía, y se sigue creyendo, que la cebolla era buena para la circulación y el corazón. Aparte de proporcionar alimento, también se utilizaba de modo masivo en medicina, para el tratamiento de enfermedades de la sangre, catarros y problemas estomacales.
Otro uso excepcional que daban los antiguos egipcios a la cebolla era su utilización para la momificación. Se encontraron algunas cebollas en el tórax de Ramsés II y en la Din. XX se usaron cebollas para imitar los ojos en la momia de Ramsés IV.
EL puerro, otra hortaliza relacionada con la cebolla, también se cultivaba en el Egipto dinástico, aunque solo a partir del Reino Nuevo. Probablemente lo consumían cocido.
En la Biblia, los hebreos que se dirigían a la tierra prometida añoraban los ajos, las cebollas, los pepinos y las sandías que en Egipto crecían en abundancia
La lechuga era otro producto que aparecía regularmente en las mesas de ofrendas y en los textos, y se la consideraba una planta sagrada para el dios Min, y por lo tanto se consideraba que tenía poderes afrodisíacos. Además del dios Min encontramos otra referencia a las lechugas en la mitología. Se cuenta que Isis acudió al jardín de Seth y preguntó al jardinero qué hortalizas servían de alimento a Seth. Este le contesta que delante de él no ha comido ninguna, excepto lechugas. Al día siguiente Seth vuelve de nuevo al jardín a comer lechugas. A Seth se le consideraba libertino, aunque Min le aventajaba. Se decía que la lechuga enamora a los hombres y hace fértiles a las mujeres. Por eso se consumían en grandes cantidades. La lechuga del antiguo Egipto era similar a la actual lechuga romana y tenía hojas alargadas.
La lechuga se consumiría preferentemente cruda, con aceite y sal como ensalada, acompañada de cebollas. Aunque no se han conservado lechugas en las tumbas, sus semillas han sobrevivido. Estas semillas probablemente eran las que producían el aceite de lechuga, que se empleaba para cocinar y para aliñar ensaladas.
Se cultivaban también otras plantas consideradas hoy en día como ensalada, por ejemplo el apio y el pepino. Se sabe que el apio se consumía crudo en el Reino Nuevo, y también se utilizaba para dar sabor a los guisos.
En el link http://www.egiptologia.com/content/view/514/45/ puedes encontrar informacion completa sobre los habitos alimenticios, las frutas que consumian, especias, como conservaban los alimentos y mas.
2007-01-09 23:59:21
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answer #2
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answered by deliciasyvariedades 5
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Uno de los factores que han permitido a los egiptólogos poder reconstruir con cierta exactitud las costumbres alimenticias de los habitantes del Valle del Nilo, ha sido, una vez más, la minuciosidad con la que los antiguos egipcios decoraban sus tumbas. Un buen ejemplo lo tenemos en la tumba de Najt en Tebas, XVIII dinastía. Sobre sus paredes se encuentran representadas detalladas y expresivas escenas, relacionadas con la agricultura, viticultura, ganadería, caza, pesca y elaboración de alimentos. El estudio de iconografías de este tipo, constituye para los egiptólogos una valiosa fuente de datos. Las informaciones que proporcionan los restos de alimentos que han llegado conservados hasta nuestros días, permiten completar el cuadro y ponen a nuestra disposición una reconstrucción bastante completa de los hábitos de alimentación en el Antiguo Egipto. Detalle del sarcófago de Ashait, XI dinastía Como es de suponer, existió una gran diferencia entre los alimentos consumidos por las clases altas y aquellos con los que se alimentaba el resto del pueblo. Aunque puede decirse que, sin diferencia de clases sociales, los alimentos más comunes en la dieta de los antiguos egipcios, fueron el pan y una especie de cerveza de consistencia espesa, seguidos de verduras, especialmente la cebolla. El pan El pan, del cual existían multitud de formas y variaciones, jugó un papel fundamental en la alimentación de los antiguos egipcios. La importancia de este alimento se refleja en su repetida presencia en el sistema jeroglífico. Así, por ejemplo, el objeto representado por el signo “t” es un pan. También el signo “Htp” (ofrenda, estar satisfecho) es la representación del tablero de una mesa de ofrendas, sobre la que reposa un pan. Era rara la mesa de ofrendas en la que faltaba el pan. Mientras por el contrario, es frecuente ver, tanto en relieves como en pinturas, la representación de los típicos panes alargados, dispuestos de forma ordenada, sobre la mesa de ofrendas. Sobre el proceso de elaboración del pan, se sabe que el grano era primeramente triturado y luego molido sobre losas de piedra. Desgraciadamente, en la harina quedaba una cantidad considerable de residuos, entre ellos arena. Con el paso del tiempo, estas partículas llegaban a causar un efecto de desgaste importante en la dentadura, acarreando dolorosos problemas dentales a los antiguos egipcios. Después de haber sido molida, la harina -bien fuese de centeno, trigo o cebada- se mezclaba con diversos ingredientes. Según el producto a elaborar éstos podían ser: Agua, leche, huevos, algarrobas, miel, dátiles, pasas, higos, harina de chufas, manteca, etc... Con la masa obtenida se llenaban moldes, en los que se cocía el pan. También se podía trabajar la masa, moldeándola con las manos, hasta darle la forma que se desease. Los antiguos egipcios obtenían de esta manera, desde las sencillas tortas planas, hasta las formas más sofisticadas, como el pan cónico, sin olvidar hogazas, galletas y pasteles. Hortalizas y frutas Tanto las verduras, como las legumbres y la fruta, fueron muy populares en el Antiguo Egipto. Para las clases más sencillas constituían un plato principal, mucho más frecuente en su dieta diaria que la carne. Entre las verduras consumidas por los antiguos egipcios ocupaban un lugar preferente las cebollas, los ajos, las lechugas y las calabazas. Las legumbres se cocían y se tomaban en guisos o en forma de puré que se sazonaba con otros condimentos. Principalmente se consumían de esta manera lentejas, garbanzos, habas y guisantes. El dátil fué consumido en el Antiguo Egipto durante todas las épocas. Entre las clases de fruta más apreciadas y populares se encontraban los dátiles, los higos y las uvas. La granada, que hizo su aparición a partir del Reino Nuevo, fué igualmente muy consumida, siendo además utilizada, lo mismo que otras muchas frutas y hortalizas, para usos medicinales. Determinadas clases de fruta, por ejemplo los higos, podían tomarse tambien en forma de papilla. Carne y pescado Joven princesa comiendo ave Amarna La carne de ave, sobre todo la de pato y de ganso, era muy popular y aparece mencionada repetidamente en las estelas funerarias. También otras aves, como la paloma, la codorniz y hasta algunas especies tan exóticas como la grulla, parecen haber sido consumidas con frecuencia. Tanto los bueyes como los toros, eran animales que se sacrificaban preferentemente a los dioses. Su carne era la más apreciada y también la menos asequible para la mayoría de los egipcios, por lo que no era un manjar cotidiano. La ofrenda ritual de la pata delantera de un buey (o de un toro) jugó un papel importante durante las ceremonias funerarias. Heródoto narra: ...”Los animales ofrecidos en sacrificio son destripados y despellejados de diversos modos. Cuando en las grandes fiestas ofrecen sacrificios a la divinidad, vacían la cavidad abdominal de un toro y la llenan con panes, miel, pasas, higos, incienso y otros sahumerios. Después queman todo esto y vierten en la cavidad aceites en abundancia. Primero ayunan y gimen, a continuación se comen el toro.” Quién podía permitírselo, no sería precisamente la mayoría de la población, incluía este tipo de carne en su ajuar funerario. En la tumba de Tut-Ankh-Amón se encontraron alimentos de diversas clases, incluida la carne de buey. Carter enumera alguna de las ofrendas: “...pedazos de buey, patos momificados, ramos de flores... cestos de fruta...” El Nilo, con su variada flora y fauna, ofrecía a los habitantes del Antiguo Egipto una variada fuente de alimentos, entre los que se encontraban numerosas clases de peces. Parece obvio por ello, que el antiguo egipcio consumiese una cantidad considerable de pescado. Hallazgos en diversas tumbas parecen corroborar esta suposición. Por otra parte, parece probable que el consumo de pescado se viese limitado por ciertas prohibiciones que afectarían a ciertos grupos de la población, por ejemplo sacerdotes, o a ciertas zonas de Egipto. Aunque se supone que estas prohibiciones sólo lograrían tener una aceptación a nivel general a partir de la Época Tardía. Bebidas La cerveza era la bebida más popular. Prueba de ello es el hecho de que, como ocurría con el pan, su signo jeroglífico aparezca unido al término “prt-xrw” (invocación de ofrendas), elemento primordial de las estelas funerarias. La cerveza egipcia era más nutritiva y menos fluida que la que conocemos hoy en día y, a pesar de que después de su elaboración se filtraba, solía conservar posos, por lo que los egipcios al servirla, empleaban a menudo un saquito de tela que ejercía las funciones de filtro. El vino era la bebida más distinguida. Y parece ser que, exceptuando las festividades importantes, su consumo estaba limitado a las clases más pudientes. Una vez producido, el vino era conservado en ánforas que eran provistas de un sello, en el que figuraba, entre otros datos, la fecha de producción. En la tumba de Tut-Ankh-Amón se encontraron 40 de estas ánforas, aunque lamentablemente, sin restos de su contenido. Tanto el vino, como la cerveza, podían ser aromatizados con ingredientes como dátiles o higos, dando así lugar a diferentes clases de bebidas. También los zumos de frutas y, naturalmente, la leche, tenían su lugar en la dieta de los antiguos egipcios. Varios La sal, que se utilizaba tanto para condimentar, como para conservar alimentos, provenia de Wadi en-Natrum, un valle situado en la zona occidental del delta del Nilo. Aunque no se tienen pruebas, se supone que en la cocina fueron empleadas diversas clases de especias. Por el contrario, existen pruebas de su utilización para usos medicinales. La miel fué muy utilizada en la cocina. Se conocen dos clases diferentes de miel consumida en el Antiguo Egipto: “stf” (la clara) y “dSrt” (la roja). El aceite se obtenía de diversas plantas. Entre los aceites más empleados estaban los de sésamo, ricino, linaza, oliva y almendra. Además, se utilizaban también grasas de origen animal. El uso del aceite no se limitaba únicamente al ámbito doméstico. Su empleo para usos cosméticos y medicinales era imprescindible, ya que en el Antiguo Egipto se desconocía el proceso de destilación del alcohol, por lo que en la elaboración de perfumes y ungüentos, las grasas y aceites constituían la base en la cual se conservaban las valiosas esencias aromáticas.
2007-01-09 12:58:57
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answer #7
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answered by giuliana C 4
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