El Pan de Muerto, alimento ritual que data de la época prehispánica
Cubierto de azúcar, ajonjolí o mantequilla; en forma de pescado, conejo, flor, difunto o ánima, en México existen alrededor de 920 variedades del tradicional pan de muerto o pan ceremonial, cada uno diferente entre sí y con un significado especial que se remonta a la época prehispánica.
De manufactura mexicana, principalmente de los estados del sureste y del centro, el esponjoso manjar se ha convertido en una de las tradiciones más arraigadas entre las familias que cada año lo comparten con sus fieles difuntos, quienes según la costumbre regresan a reencontrarse con los vivos el 1 y 2 de noviembre.
Elaborado con cientos de formas y sabores diferentes, el pan como platillo ritual para agasajar a los muertos proviene de la época prehispánica; se sabe que en la cultura azteca, en las ceremonias, los sacerdotes ofrecían a los sacrificados con una variedad de tamal elaborado con una harina de maíz molido y teñida de color rojo.
El color bermellón del platillo, explicó a Notimex la especialista en costumbres populares mexicanas Cristina Barros, representaba el color de la sangre de los muertos y al utilizar harina sin nixtamalizar (proceso de “curación” del maíz con cal) se tenía la idea de que se trataba de un producto puro, “no fecundado”.
Fray Bernardino de Sahagún describió en su “Historia general de las cosas de la Nueva España” los tamales prehispánicos que los aztecas elaboraban en forma de flor, muñecos o saetas que representaban rayos, y que de acuerdo con Barros pudieron estar dedicados a la lluvia, pues el rito siempre estuvo asociado con el ciclo agrícola.
Con el arribo de los españoles al Nuevo Mundo, llegaron también materias primas como el trigo que al igual que las creencias religiosas comenzaron a instaurarse entre la población y poco a poco el trabajo evangelizador prohibió los ritos originales, persiguiendo a los indígenas que continuaran con ellos.
Para defender sus costumbres, los antiguos pobladores hicieron variedades de su anterior tamal, ahora en las fechas que marcaba el calendario católico y con harinas de trigo, que no obstante los cambios, conservaron características prehispánicas hasta nuestros días, que convirtieron al pan de muerto en un elemento más de “resistencia cultural”, consideró la especialista.
Es así como regiones del país como la Huasteca aún elaboran variedades de pan de muerto en forma de figuras, que desgraciadamente no es posible documentar a ciencia cierta, debido a que los españoles se encargaron de borrar toda memoria de las poblaciones anteriores.
De acuerdo con Barros, el testimonio gráfico más antiguo que se tiene del pan de muerto, data apenas de 1870, en que aparece en un cuadro del pintor costumbrista Agustín Arrieta; ello supone, que la tradición debió heredarse de generación en generación a través de los siglos.
Las familias novohispanas, principalmente las de origen mestizo, adoptaron la costumbre imprimiéndoles cada una sus particularidades y simbolismo, dando origen a diferentes diseños y sabores, como el que se consume en la actualidad en la zona centro del país, (mayormente en el Distrito Federal), de forma circular y de hojaldre adornado con otras porciones redondeadas encima.
Esta variedad ha sido interpretada de diferentes formas, para Barros y el investigador Marco Buenrostro Hernández, se trata de la representación de una flor con sus pétalos y pistilo pues se cree que el pan de muerto es “un adorno festivo”, con el que los vivos adoran a sus muertos.
Para otros estudiosos de la costumbre como Olga Espinoza, directora de capacitación de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México (Canainpa), este tipo de pan es entendido como la representación de un entierro, en el que la bola del centro representa el cráneo y las canillas de los lados los huesos del esqueleto.
Lo cierto es que en México existe una variedad infinita de tipos de pan de muerto que, de acuerdo con registros de la Canainpa, suman unas 920 variedades, que tienen que ver sobre todo, con la zona geográfica donde se elaboran, la persona a la que están dedicados y la propia imaginería popular.
Para Espinoza, la práctica de darle formas distintas a la harina en el momento de preparar el pan, proviene de la época en que aún no existían cámaras fotográficas, o cuando no toda la gente tenía acceso a pintarse un retrato, y debido a “que no hay ofrenda sin la foto, lo que se hacía era colocar sobre el altar de muertos un pan que representará al celebrado”.
Así, explica, si se colocaba una pieza en forma de caballo significaba que se trataba de “un señor que en vida fue un caballero”; si te ponían conejos, borreguitos o mariposas, estaba dedicada a un niño, e incluso, si se pone un pan en forma de cadera (glaseado blanco con un toque de rosa solferino) quiere decir que se trata de una mujer que murió en el parto.
El pan de muerto ha sido clasificado en antropomorfos, que se refieren a figuras humanas o “muertitos que pueden tener los brazos y pies cruzados con su mandil, su falda de indígena, sus calzones de indio o su paliacate, dependiendo de la región”, y los zoomorfos de figuras animales y de las que se hacen cocodrilos, peces, perros, entre otros.
Existen además los fitomorfos, en forma de plantas o flores y los mitomorfos, que son alusiones a seres imaginarios, dentro de los que se ubican también las ánimas que “se parecen mucho a los muertos pero que no tienen pies y parece que flotan”.
ORIGEN DEL DIA DE LOS MUERTOS EN MEXICO
La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos.
Este resumen dedicado a la celebración del Día de Muertos tiene el propósito de acercar a niños y adultos con la idea de la muerte, para que la vayan aceptando como parte inevitable de la vida humana, conocer cómo algunas culturas antiguas también hacían ritos sobre la muerte; y fortalecer el carácter desde el punto de vista religioso.
Además, espero pueda ayudar a entender mejor la sensibilidad mexicana, nuestra manera tan particular entender y dar sentido a la celebración del Día de Muertos.
Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, todas de igual importancia, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.
EL CULTO A LOS MUERTOS EN OTRAS CULTURAS
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.
En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaba las grandes deudas que se tenían con los antepasados.
Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.
LOS AZTECAS Y EL CULTO A LA MUERTE
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos.
En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este concepto se detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe un poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales / todos habremos de irnos, / todos habremos de morir en la tierra... / Como una pintura, / todos iremos borrando. / Como una flor, / nos iremos secando / aquí sobre la tierra... / Meditadlo, señores águilas y tigres, / aunque fuerais de jade, / aunque fuerais de oro, / también allá iréis / al lugar de los descansos. / Tendremos que despertar, / nadie habrá de quedar.
Este sentimiento de la representación del destino se debe entender en el sentido de que el pueblo azteca se concebían como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían a fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra las estrellas, símbolos del mal y de la noche o de la oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa retribución, éstos derramaban sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la vida.
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor.
Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan.
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo.
Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad.
Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o "sobre los nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos y calurosos.
LA CELEBRACION EN LA ACTUALIDAD
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.
Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.
SENTIDO MEXICANO DE LA MUERTE
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida, "dime como mueres y te diré como eres".
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de la muerte, el sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la deuda contraída por habernos dado la vida.
Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta.
Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte.
La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano.
Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas contemporáneas la "muerte" es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos tampoco pensamos en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe religiosa nos da la fuerza para reconocerla y porque quizas también somos un poco indiferentes a la vida, supongo que así es como nos justificamos.
El desprecio, el miedo y el dolor que sentimos hacia la muerte se unen al culto que le profesamos. Es decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de aquellas vanidades con las que vivimos y nos convierte, al final, a todos por igual en lo que somos, un montón de huesos.
Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos "calaca", "huesuda", "dentona", la "flaca", la "parca". Al hecho de morir de damos definiciones como "petatearse", "estirar la pata", "pelarse" morirse. Estas expresiones son permiten jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En nuestros juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel, esqueletos coloridos, piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos dibujos en caricaturas o historietas.
2006-10-16 11:25:41
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answer #1
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answered by manita 5
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FESTEJAMOS ALOS DIFUNTOS, EL DIA 1 FESTEJAMOS A LOS NIÑOS Y EL 2 A LOS ADULTOS,PARA ESTO MUCHA GENTE ACOSTUMBRA HACER OFRENDAS, EN LAS Q HACEMOS UN ALTAR DONDE SE COLOCAN LA COMIDA Q A LOS DIFUNTOS LES GUSTABA CLARO SI ERA FAMILIAR DE UNO PUES LES PONES SUS GUISOS PREFERIDOS, TAMBIEN COMIDA TIPICA DE MEXICO, COMO TAMALES, CAMOTE EN TACHA, CALABAZA EN TACHA,ETC.
BEBIDAS COMO EL TEQUILA, AGUA, INCIENSO,FRUTA, COMO GUAYABAS, CAÑAS, MANDARINA,JICAMAS, TEJOCOTES Y MAS
TAMBIEN ADORNAMOS CON FLORES DE CEMPAXUCHIL Y OTRAS, TAMBIEN SUELEN LLEVAR LAS TIPICAS CALAVERITAS DE AZUCAR Y CHOCOLATE, ESTAS SE HACEN CON MOLDES DE CALAVERITA,SE LLENAN DE AZUCAR O CHOCOLATE, SE DESMOLDAN Y YA Q ESTA LISTAS SE DECORAN, CON BETUN DE COLORES Y SE LES PONE EL NOMBRE DEL DIFUNTO AL QUE QUERAMOS INVITAR A NUESTRA OFRENDA,SE DICE Q LOS DIAS 1 Y 2 DE NOV LOS DIFUNTOS LLEGAN Y ABSORBEN LOS OLORES DE LA COMIDA Y LAS COSAS Q LES GUSTAN QUE LE HAYAMOS DEJADO EN LA OFRENDA, TAMBIEN SE USAN VELADORAS PARA ALUMBRARLES SU CAMINO.
Y CLARO NO DEBE FALTAR EL PAN DE MUERTO Q ESTA HECHO CON HARINA, LECHE , HUEVO,MANTEQUILLA, ETC, SE FORMA UNA COMO BOLITA Y EN LA PARTE SUPERIOR CON EL MISMO PAN SE HACEN UNOS HUESITOS, POR ESO SE LE LLAMA PAN DE MUERTOS Y PORQUE SOLO HAY ESE PAN EN LA EPOCA DE MUERTOS.
MUCHOS DICEN Q EL FESTEJAR EL DIA DE MUERTOS VIENE DE EUROPA, PERO AQUI SE FESTEJA DE MANERA MUY DISTINTA Y NUESTRA TRADICION DATA DE NUESTROS ANTEPASADOS, LOS AZTECAS SOLIAN HACER OFRENDAS A SUS MUERTOS.
OJALA PUDIERAS DARTE ALGUNA VES UNA VUELTA A MEXICO EN ESAS FECHAS ES DE LO MEJOR.
SALUDOSSS
2006-10-16 18:48:17
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answer #2
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answered by Anonymous
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Celebramos desde el 31 de octubre la llegada de los difuntos niños, el día 1 se van los niños y llegan los difuntos mayores que se van el 2.
El Pan de Muerto es un pan dulce tradicional, una hogaza redonda esponjosa con sabor a azahar, adornada por "lágrimas" o "huesitos de pan" y "calaveritas" o "suspiros" escarchado en azúcar.
En nuestra tradicion por esos tres dias se les da permiso a los difuntos de pasar el dia completo con los todavia vivos y nosotros vamos a su panteón a enflorar y poner velas y cirios, y tambien les tendemos en nuestras casas mesas con las comidas que mas les gustaban en vida, incluyendo bebida y cigarros, creemos que ellos vienen y se llevan el aroma o "evaporan" las bebidas, algunos acostumbramos comer en una mesa contigua a donde s epone la ofrenda, se les pone música y a veces se reza para ellos.
Se ponen caminos de flores desde la puerta se les abre para que entren y tomen asiento en sillas dispuestas alrededor de la mesa y se les enciende un cirio a cada uno y se les invita a comer, se les hace el cambio de desayuno, comida y cena.
Arroz, mole, tortillas, refresco frijoles, atole, donas, chocolates, dulce de calabaza, calaveritas de chocolate, tamales, de todo...
Lo básico es usar la flor de cempazúchitl (flor de los muertos) para adornar, pero le puedes poner las flores que quieras.
Hay quienes llevan las cosas al mismo cementerio y ahí comen cerca de la tumba mientras llevan música al difunto.las flores y las velas durante todo el día (a veces desde la madrugada de un día y hasta el dia siguiente).
Hay quienes tienen difuntos en diversos puntos de la ciudad y en las familias se organizan su grupitos para reelevarse de ir a visitar un rato al tio, al primo, luego al abuelo, etc.
Mientras alguien se queda de vigía en la casa por si el difuno prefiere ir a la casa tambien.
.Padre la tradición.
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2006-10-16 15:19:46
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answer #5
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answered by thafnnie 3
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