Entre los días 12 y 14 de septiembre del año pasado, en el hotel Fairmont Banff Springs, provincia de Alberta, Canadá, tuvo lugar una reunión secreta para "profundizar la integración" de América del Norte. Ante el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, almirantes y generales de cinco estrellas, ejecutivos del complejo militar-industrial y de grandes corporaciones como Lockheed Martin, la petrolera Chevron y Suncor Energy, los principales asesores de Calderón se comprometieron a hacer de México una "zona segura" de abasto de petróleo para la economía de Estados Unidos. Es decir, a ceder más soberanía.
Desde que asumió el gobierno en diciembre pasado, junto con la formalización legal de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) nueva herramienta neocolonial de Washington para arrancar más concesiones a México, Calderón viene impulsando la privatización de Pemex, por la vía de convertir a la paraestatal en una sociedad de interés público y poner a la venta certificados petroleros de fomento social. Un nuevo subterfugio, que al igual que los ilegales contratos de servicios múltiples, permitirá la penetración directa o a través de prestanombres de las principales petroleras extranjeras. Después seguirá la privatización total de la Comisión Federal de Electricidad y México se convertirá en el "cuarto de máquinas" de la economía estadunidense. Será una "zona segura" de abasto energético instalada en el patio trasero del imperio
2007-02-12
07:48:38
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juan
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