Aunque usted no lo crea, también hay negros racistas
Por: César Fernando Zapata Sabado 16 de Julio de 2005 | Hora de publicación: 01:53
DALLAS, Texas.- La columna que escribí semanas atrás sobre el asunto del Memín Pinguín y los líderes negros de Estados Unidos me ha traído cola.
No son pocos los que me han escrito para criticarme por “atacar” a la comunidad negra (o “afroamericana”, como se dice ahora) de Estados Unidos.
Es más: De “Racista”, “promotor del odio racial” y “Antinegro” no me bajan.
Pero no me sorprendí. Mucha gente en México considera un tabú criticar a la gente negra.
Cuando voy a México y converso con amigos o familia, y se me ocurre hacer algún comentario en contra de alguna persona “de color”, de inmediato mi interlocutor brinca como si le pusieran un cohete, me mira con ojos de pistola y me grita: “¡Ya te estás volviendo racista, como esos pinches gringos!”
Al principio me les quedaba viendo extrañadísimo a estas personas que me critican. ¿Qué les pasaba?
Luego entendí: Los mexicanos (que se quedaron en México) tienen una idea totalmente distinta sobre la comunidad negra americana, a la que tenemos los mexicanos que vivimos acá.
Me explico: En México somos muy inocentes. Cuando alguien nos dice: “Gente negra”, de inmediato nos vienen a la mente imágenes de sufrimiento extremo, de esclavitud. De un gringo panzón, grosero, inculto, chimuelo, latigueando a un pobre negro limpio, guapo, grande, fuerte (siempre nos los imaginamos a todos como Denzel Washington).
A las mujeres negras siempre las imaginamos maternales, gordas y con un corazón de oro (casi siempre con una pañoleta en la cabeza, como Aunt Jemina), o ya más modernamente, como Halle Berry.
Por eso, cuando sospechamos cualquier viso de crítica contra ellos, de inmediato nos montamos en nuestro flaco Rocinante y nos ponemos del lado de las víctimas. Porque “En México no somos racistas”. Porque en México “Todos somos iguales”. Porque en México “a los negros les damos su digno lugar como seres humanos, que se merecen”. A diferencia (¡claro!) de los racistas gringos.
O al menos eso queremos creer.
Es una actitud muy bonita, lo reconozco. Pero muy inocente. Muy desinformada.
Haga un experimento: Pregúntele a un mexicano de Estados Unidos (o centroamericano o latinoamericano o español) qué piensa de los afroamericanos en general, como comunidad, y le darán una respuesta totalmente distinta. Muy, pero muy alejada a la opinión de los mexicanos de México, tan humana, solidaria... e inocente.
Aclaro: NO TENGO NADA CONTRA LOS NEGROS. No los odio. No los detesto. No pienso que sean inferiores a las demás razas.
De hecho, conozco varias personas negras. Algunos son excelentes amigos. Otros no tanto. Y otros son francamente detestables. Pero no son lo uno o lo otro por ser negros, sino por sus personalidades. No tiene nada que ver con el color de su piel.
Son seres humanos que merecen respeto como cualquiera. Pero igual, así como les damos respeto, lo mínimo que esperamos de ellos es un trato igual. Y eso NO OCURRE.
Aunque no lo crea, hay negros racistas. Hay negros delincuentes. Hay negros bandoleros, violadores, incultos, violentos. Y las estadísticas policiacas dicen que son bastantes.
Sobre todo, algunos líderes de las comunidades negras odian a los hispanos, y en particular a los mexicanos. Aunque usted no lo crea.
(Un líder mexicoamericano de Dallas tenía colgando en su oficina una frase impresa de un líder negro, a quien le preguntaron qué pensaba sobre la educación de los niños hispanos. Este líder dijo: “Me importa un bledo la educación de los niños hispanos”.)
Reconozco que la historia de Estados Unidos está plagada de abusos y crímenes racistas contra los negros. En Internet hay fotos espeluznantes de los años 20, 30 y 40, que muestran a gente gringa yendo a linchar a negros felizmente, como si fueran a un pic-nic. Hasta a los niños llevaban.
Pero eso ya no es así. En serio. Claro, aún hay abusos, como en cualquier país, contra todo mundo. Pero creo que en Estados Unidos si hay una comunidad que menos han dejado ser víctima de abusos, ésos son los negros. A ver, intente mirar feo a uno, y verá cómo se le pone al brinco. Cómo lo amenaza demandarlo y al final, rematará con un: “¡Me estás discriminando!”. Esta es su frase comodín.
Déjenme difundir algunas opiniones que me encontré al respecto de los negros:
“(Los afroamericanos) no están cumpliendo con su parte como comunidad (...) Necesitan asumir más responsabilidad por su familia y sus comunidades. Los papás de estos niños gastan más en tenis de marca que en la educación de sus hijos. (Estos niños) ni siquiera pueden hablar inglés. (Igual hablan) su madre. Y su papá. Todo mundo sabe lo importante que es hablar bien, menos estos tontos... Nunca podrás llegar a ser médico hablando esa basura que te sale de la boca”.
“Los negros necesitan dejar de culpar a los blancos y comenzar a tomar control de sus niños y sus comunidades. Novecientos niños entran a las preparatorias, y de ésos sólo 35 se gradúan. El resto de ellos están en prisión, embarazadas, o vagando por allí sin hacer nada”.
“(Y los que me critican por decir esto) lo hacen porque quieren evadir el verdadero problema”.
¿Quién dijo esto, se preguntará? ¿Algún racista? ¿Algún Ku Klux Klan? ¿Algún columnista malinchista que “odia a los pobrecitos negros”?
Para nada. Lo dijo ni más ni menos que Bill Cosby, el famosísimo comediante negro. Y no dijo esto en secreto: Organizó un tour de pláticas por barrios de negros en varias ciudades de Estados Unidos, donde gritó a los cuatro vientos estas y otras opiniones. Las repitió en entrevistas en televisión, radio y prensa. Y le vale lo que digan de él.
Insiste: “Debemos dejar de hacernos las víctimas y solucionar nuestros problemas como comunidad, por nuestros hijos”.
Claro, no faltó quién lo criticara. Quién le echara en cara que él fue infiel a su esposa, que no tenía carácter moral para decir nada porque era rico, etcétera, etcétera.
“No me importa lo que digas de mí. Eso no tiene nada que ver con el problema”, respondía. “Si no solucionamos esta situación lo lamentaremos”.
Le recordaron que hay negros exitosos, negros educados, gente buena en la comunidad. Que no todos son pandilleros ni drogadictos. Pero Cosby no se conmovió: “Yo no me preocupo por la televisión que funciona. Yo llamo al técnico para que arregle la que no sirve. O sea, hay que hacer ALGO”.
Fue demoledor: Les pidió a los padres de familia negros reunidos en sus pláticas que “se pongan sobrios” y vayan a recoger sus hijos de las casas de los abuelos, quienes los están criando. Que regresen con sus familias, aun cuando no tengan dinero. “El amor y la presencia son más necesarios que un cheque de salario”, insistió.
El tiempo que he vivido aquí he visto muchos casos en los que los negros no se han ayudado mucho para mejorar su imagen. Hay un altísimo índice de delincuencia entre los negros. Mucha droga, también. Y no lo digo yo, están las estadísticas policiacas. Lo dice el propio Cosby.
Ya sé. Van a decir: “Es que los negros son más encarcelados y más sentenciados a muerte porque el sistema judicial americano es racista”. “Se ensaña con los pobres”.
La misma perorata.
No niego que el sistema americano de justicia tenga defectos. Los tiene, y muchos. No es perfecto. Se han cometido montones de errores contra negros, contra hispanos y hasta contra gringos. Pero ningún sistema es perfecto.
Lo que me preocupa es lo que ocurre ANTES de cualquier juicio o proceso judicial “racista”. Por qué hay tantos hogares negros sin padres. Por qué hay tanta pobreza.
“Si un policía le dispara a un negro que robaba un pastel, de inmediato se echan encima del policía. Nunca dicen qué diablos estaba haciendo el pastel en la mano del negro, en primer lugar”, critica Cosby.
Insisto, no tengo nada contra ninguna persona en particular. Pero si me dicen que soy racista por criticar a los lideres negros, entonces debo decir que también hay negros racistas. No son pocos los líderes afroamericanos que critican a los inmigrantes mexicanos. No porque se crean de verdad superiores, sino por política. El hacerse las víctimas ha servido mucho a los líderes afroamericanos desde siempre. ¿Por qué dejarlo ahora? Es buena estrategia tirarte al piso pataleando y acusando a cualquiera de “Racista” porque no estuvo de acuerdo contigo.
Y claro, si llegamos nosotros, los mexicanos, como comunidad somos una amenaza para todas las prebendas que han sacado ellos desde hace décadas.
Desafortunadamente lo mismo nos está pasando a los mexicanos en Estados Unidos. Cada vez son más los jovencitos latinos que siguen los pasos de los negros delincuentes, y en vez de tomar el asunto por los cuernos, “nuestros líderes” se apresuran a culpar al sistema, al gringo, al racismo de todos nuestros males.
Este es el peor malinchismo que existe: Copiar lo malo de otros. Como si con lo nuestro no fuera ya bastante.
2006-10-03
08:43:33
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