Yo, eterno niño…
seguí sin cesar el paso de los caminantes, y no quise estar
en ellos, dije; hablé, escuché y quise
oirlos más y mejor todavía, y sondear las almas.
Yo, eterno niño,
ofrecí sacrificios a otros, a los que me inspiraban piedad, a
los que estaban muy lejos o que no me veían, yo, el
“vidente”. Llevé ofrendas, envié ojos y un soplo—
temblor hacia ellos, extendí ante ellos caminos su-
perables y, --no hablé. – Pronto, algunos reconocie-
ron la mímica del sondeador de almas, y ya no hi—
cieron preguntas.
Yo, eterno niño,
maldije pronto el dinero, y reí al mismo tiempo que lo co-
gía llorando, ese tradicional. Ese gregario, ese venal
dinero—beneficio. Yo veía el dinero como níquel, el
níquel como oro, y el dinero y el níquel y todo lo
demás, como cantidades inestables y sin valor para
mí, no preocupándome, y sin embargo, reiré del di-
nero—beneficio llorando al mismo tiempo.
(Segon Schiele)
Besos del eterno niño, (Cris)
2007-11-19
11:31:12
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pregunta de
Anonymous
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Psicología