Tan pronto me retiré me dirigí a las oficinas del Seguro Social para solicitar mis beneficios por jubilación. La dama que estaba allí atendiendo al frente en el primer escritorio me pidió algún documento o mi carnet de conducir para verificar mi edad. Busqué en mis bolsillos y... hmmm... había olvidado mi billetera en casa.
- Lo siento mucho -le dije- dejé mis documentos, así que tendré que ir a mi casa de nuevo y volver más tarde.
La mujer me miró y, al cabo de un rato, me dijo:
- Desabróchese la camisa.
Me desabroché la camisa, mostrando mi canoso y grisáceo pelo en el pecho.
- Su pelo gris y canoso es prueba suficiente para mí -me dijo la dama, al tiempo en que seguía con los trámites de mi solicitud.
Cuando regresé a casa, le conté a mi mujer lo sucedido en las oficinas del Seguro Social.
Mi esposa respondió:
- Entonces te hubieses bajado los pantalones... Probablemente hubieses conseguido también una pensión por incapacidad.
2006-10-24
09:28:01
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