He estado decenas de veces en esas salas, compartiendo con los pacientes, con sus familiares, con las enfermeras con mis colegas, padeciendo con ellos, el dolor, las incertidumbres sobre el futuro si las cosas se presentan oscuras, disfrutando de las mejorías y las curaciones cuando las cosas van bien, y sufriendo cuando las cosas empeoran, ahí comprendemos perfectamente lo limitado que seguimos siendo especialmente cuando se aparece en edades tempranas de la vida, o en edades en las cuales, teníamos aún grandes proyectos. La adversidad y las pérdidas nos sirven para recordarnos lo limitados que seguimos siendo PESE A LOS EXTRAORDINARIOS AVANCES MÉDICOS Y TECNOLÓGICOS, DE LOS CUALES NOS MARAVILLAMOS, pero debemos recordar que todos esos avances, solo nos sirven para ir CORRIENDO EL MURO DONDE COMIENZA LA OSCURIDAD, cada vez tenemos más zonas iluminadas, pero con cada progreso, con cada adelanto, se abren nuevas interrogantes, y percibimos nuevas áreas de oscuridad, así ha sido, y así será hasta el final de los tiempos.
Podría compartirle muchísimas historias, que me han marcado, pero recordé muy especialmente una lección que me dejó un paciente de cáncer, a quién no he conocido personalmente pero a través de su testimonio, siento que lo conozco profundamente, y lo percibo tan cercano a mí, que cuando leí su pregunta, enseguida recordé este impactante relato, que denominó:
EL VIAJE EMOCIONAL POR EL CANCER: de Michele Angelo Petrone.
Mi viaje tiene dos caminos entrelazados, en que cada uno refleja el otro exactamente. Uno es la historia médica. La herida física, la enfermedad, inevitable.
La historia paralela es mi respuesta emocional. La incredulidad, la pena, la duda, la caída, el enfado, la broma, la negociación, la aceptación, apretar los dientes, harto de la enfermedad, el dolor, la derrota. ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? Estoy viviendo, estoy muriendo. Quiero vivir y escapar, quiero morir para escapar. Estoy atrapado, ése es el hecho. Quítamelo, lo odio. Lo odio. Odio esta enfermedad, lo que ha hecho de mí. Se llevó mi amor, el amor de mi vida, mi libertad, mi libertad de amar. Amenazó con matarme. Quiero mi vida, ésta no es la mía. Pero está ocurriendo, y esto para mí es más que nada. E incluso si me hace más fuerte, ¿por qué tengo que pasar por ello? No quiero pasar por ello
ENTRE LA NOCHE Y EL DÍA:
Mientras el tiempo pasa, la noche sigue al día, y el día sigue a la noche: un ciclo natural sin principio, sin fin y sin vacíos. El ciclo de la vida continúa sin interrupción, o al menos así debería ser. De repente llega una enfermedad, no invitada, no explicada. Me encontré a mí mismo atrapado entre la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, desterrado a un lugar desconocido: entre la noche y el día. La enfermedad entró en mi vida por la fuerza, donde no había espacio para ella. La llegada del mal robó un lugar y un tiempo que debían haber sido destinados a mejores asuntos
EXPULSADO:
En el proceso de dividir la noche del día, la llegada del bulto en mi cuello me desterró de mi vida normal. Debería haber estado preparando dos exposiciones: en su lugar estuve sentado en una cama del hospital esperando una biopsia, y me dijeron que necesitaba un test de SIDA. ¿Expulsado? ¡Desterrado! Marginado, en el ostracismo. Todo el mundo continúa con su vida mientras se pulsa el botón de congelar la imagen en el vídeo de mi vida. Espero, solo, para descubrir si tengo cáncer u otra cosa. ¿Caeré a la tierra, o me recogerá alguien a tiempo? ¿Ha sido cogido a tiempo?
TODO EL DOLOR
Así que ahora tengo un diagnóstico. La enfermedad de Hodgkin. Llamémosle cáncer. He oído hablar de eso. Sé lo que es: a Fiona, mi compañera, le están aplicando quimioterapia por un cáncer de mama. Me convenzo de que es diferente. No te dicen que el hecho de que haya un 80% de curación significa que hay un 20% de posibilidades de morir. Te dejan que lo descubras por ti mismo. Muerte. La vida es bastante mala, es lo que pienso. ¿Pero a quién se lo digo? Mamá, quiero morir. Eh, cariño, creo que "siempre" podría estar más cerca del final de lo que creía. Hola, amigo mío, ¿te apetece hablar sobre la eutanasia y escribir mi última voluntad?
"A todos nos duele algo, ¿por qué no compartimos nuestro dolor?"
Muerte y enfermedad son temas tabú, incluso teniendo en cuenta que eventualmente a todos nos llegará el día. ¿Quién no tiene miedo, quién no encuentra difícil hablar a alguien que sabe que podría morir? No estaba preparado, ni mi familia, ni mis amigos. Quién va a ayudarme, escucharme, comprenderme, estar ahí por mí, sólo por mí. Quién no se asustará por lo que pienso y siento sobre tener mi vida amenazada, cambiada, y quizá muriendo al final de todo.
PÉRDIDA:
Pasé del diagnóstico al tratamiento. Dalila cortó el pelo de Sansón y debilitó su fuerza. Mis médicos no necesitaron cortar el mío: la quimioterapia lo hizo caer, y mi fuerza cayó con él. ¿Fue sólo mi pelo lo que cercenaron o me castraron también? La quimioterapia se llevó mi fertilidad. De acuerdo, no quiero tener hijos ahora, pero podría desearlo en el futuro. ¿Realmente pueden ser suficientes unas pocas gotas de esperma congelado para producir una familia? El trayecto de la enfermedad no es sólo la parte física, sino también la respuesta emocional. Mi médico intenta curarme, ¿pero quién va a ayudarme con las secuelas emocionales, a intentar sanar esa parte de mí, y reconciliarme en conjunto? No es fácil, pero el consejo ofrece un espacio, un lugar, algo de tiempo y una cara, una persona para escucharme. Alguien que no se asuste de mí y me ayude a recuperarme emocionalmente.
UNO PARA EL DOLOR
Tengo miedo de parecer triste, Como la lluvia torrencial, No sé cuándo llega, Y parezco enfermo de tristeza
Y cansancio, ¿Y voy a pasar por esto realmente?, Como el parabrisas (en la lluvia)
Estoy empapado en un río de lágrimas que fluye por siempre, Sobre mí, lavando mi vida.
¿Es mi vida como yo la quise?, O es la mejor forma de vivirla. Es como es.
Quiero vivir mi vida completa.- Como si hoy fuera mañana
O dentro de otros treinta y dos años.-Estoy vivo, ¿ves?.- Y eso es todo lo que debería importar
Pero tengo esta sentencia de muerte que se cierne sobre mí.-Y a veces es difícil
A veces muy difícil.-E incluso a veces es divertido, Es tan habitual para mí.
No sé por qué es siempre en los labios de la gente.-Y a veces me pregunto
Si no ocurre incluso en la punta de los dedos de mi pareja.-No digo que todo sea malo
Por el amor en que me he empapado.- Me ha vigorizado sin moverme
Que me siento tan vivo, tan positivo, tan libre... Tan amado.
Esta disyuntiva de mi vida, mi enfermedad.-No es tan diferente de la del día a día que vivo
Y la lluvia trae oscuridad.-Pero también trae vida y amor.-Por lo que sé, estoy vivo
Con cada sentimiento que siento.
LA VIDA SIGUE
Recibiendo el tratamiento, mi vida se ha fosilizado. Las vidas de todos los demás progresan, van hacia adelante. Veo cómo la vida sigue para todo el mundo salvo para mí. No puedo pintar, ¿dónde está mi inspiración? Quizá un día, cuando todo esto acabe, pueda recuperar mi fuerza emocional y física y tomar mis pinceles una vez más. En esta vida todo es consumo, todo es potente. ¿Quién puede creer en lo que va a ocurrir? Yo no, todo me parece un sueño. No puedo creer lo que ocurre. Extraño. Pero hay una razón, algo o alguien aprenderá de todo esto. Así que fíjate en las estrellas y pide un deseo. Quizá se convierta en realidad. Ojalá.
LA FRAGILIDAD DE LA VIDA
Tres meses después de terminar el tratamiento, sentí un dolor en mi hombro. Curiosamente, fue peor tras beber algo. ¿Y por qué todo este picor de nuevo? Una radiografía mostró algo peligroso. La biopsia fue negativa, pero mi doctor no la creyó, así que pidió otra. De nuevo negativa. Esta vez fui yo quien no la creyó. Otro dolor, mi cadera esta vez, otra radiografía, otro punto de alerta, otra biopsia. A la tercera hubo suerte (o mala suerte): ésta fue positiva. Había recaído. Mientras tanto Fiona había muerto en nuestra casa, tras recibir más quimioterapia. Necesité más quimioterapia esta vez, no quimioterapia "suave" como la última vez. (Quien dijo que la última sesión de quimioterapia era suave, desde luego no la había probado). Esta vez sería quimioterapia a alta dosis, lo suficientemente fuerte como para matar mi médula ósea. Incluso podría matarme a mí antes de que la enfermedad dispusiera de su propia oportunidad. Aquí estoy, caminando por la cuerda floja entre la vida y la muerte. Si me tambaleo, si resbalo, si pierdo mis nervios, o si fallaran los que me animan, me habré ido.
EL LABERINTO DE ARBOLES:
Estoy confundido. Estoy perdido incluso para saber a qué lado girar, hacia quién volverme. Antes todo parecía tan claro. Ahora, ¿qué lado escojo, qué camino tomo? Ayúdenme, por favor que alguien me enseñe el camino. Hice una exposición entonces, llamada "Dentro de la luz". Fue diseñada como una celebración de mi restablecimiento, de haberme curado, pero realmente marcó mi recaída. ¿La luz hacia la que debía ir era la gran luz celestial?
LLÉVAME POR AQUÍ:
Esta enfermedad invadió mi vida, me golpeó, me hizo perder el equilibrio, sentirme fuera de control. Ya no siento la fuerza y dirección que una vez tuve, soy sólo un pasajero pasivo, siendo llevado a dondequiera que estos brazos me lleven. Pero aún siento una necesidad de dirigir mi vida, de sentir que mi vida aún me pertenece, así que, por favor: "llévame por aquí
LA ISLA DE LA NEUTROPENIA:
La neutropenia me confinó en mi habitación, y esperó a que una infección me golpeara. En la puerta que me separaba del mundo exterior había una ventana, un cuadro vacío, que si se llenaba podía decir cosas de mí, para mí, cosas que podían ayudarme a transformar mi estéril y estático entorno. De repente sobrevino una aplastante septicemia, y quedé conmocionado, comatoso, tan cerca de la muerte como había temido tanto tiempo. Mis amigos pensaron que moriría. Yo pensé que había muerto. No estoy listo aún. Me apoyé en el alto árbol rojo, palpitando con la fuerza vital que encontré, mientras el optimismo crecía como pequeños brotes, con forma de hojas verdes. Me sentí mejor, pero tuve que esperar sentado a que las células madre me rescataran de la isla de neutropenia a la que había sido desterrado.
EL TOQUE CURATIVO
Necesito saber que este cuerpo es mi cuerpo. Y necesito saber que todo esto le está ocurriendo a mi cuerpo. Pero por encima de todo necesito saber que tú sabes que dentro de mi cuerpo estoy yo. La curación no debe ser sólo médica. No es únicamente el tratamiento lo que te cura, sino todo lo que abarca el trato humano. Una sonrisa significa más que una inyección de antibióticos, un abrazo significa más que una transfusión de plaquetas. La cara de mis amigos, de mi familia, mis enfermeras e incluso, sí, de mis médicos, muestra simpatía, compasión, comprensión. Esta cara humana contribuye en gran medida a curar el alma torturada
DESCANSO:
Cielos, estoy tan cansado de todo, sólo quiero caer en tus brazos y no pensar más en esto. Llévame lejos, ayúdame a visualizar algún sitio maravilloso, lejos de todo, algún lugar donde pueda descansar un tiempo y quizá soñar que esto no me está ocurriendo a mí. Descansar es una parte esencial de la recuperación del cuerpo y el alma, y ambos requieren nutrirse por igual. La música, el arte y la poesía me alimentan interiormente. Pero para mi cuerpo la comida del hospital no es adecuada, comer al aire libre es la única forma de afrontarlo. Terapias alternativas como masajes en los pies y aromaterapia también levantaron mi ánimo.
TANTO AMOR:
Una enfermedad grave hace por tu apetito de amor lo que los esteroides por tu apetito de comida. Cuando te sientes peor y más vulnerable, tu apetito de amor puede convertirse en insaciable. Afortunadamente, el amor llegó de diferentes sitios, algunos esperados, otros sorprendentes. De mi familia y amigos, por supuesto, de mi pareja (esto se supone, ¿no?) Las enfermeras y psicólogos, e incluso la gente de la limpieza me dieron mucho cariño. Eso significó y significa mucho para mí. Algunos de los doctores también expresaron cariño. ¿Un médico es mejor profesional si expresa cariño? No cabe la menor duda.
Todo lo que necesitas lo has aprendido en tu viaje:
De alguna manera, uno parece encontrar los recursos para luchar contra cualquier situación imaginable. Me enfrenté a cosas a las que nunca pensé que podría. Aprendí sobre mí cosas que nunca había sabido. Pero nunca podía haber imaginado nada de todo esto de antemano. El valor de la información, el valor de compartirla, es incalculable. Tras haber visto a Fiona enfrentarse al problema del cáncer, me resultó más fácil afrontar retos similares, aunque mi forma de solucionarlos fue a menudo diferente. Aprendemos mucho de otras personas durante nuestra vida. Compartir experiencias conforma un nexo común. Qué útil es escuchar a alguien que ha pasado por las mismas dificultades. Consecuentemente, he mostrado a otros que es posible sentirse confortado, aun siendo igual de importante una recuperación con éxito: no conseguirlo puede ser mucho peor.
Mi ángel guardían:
Mi ángel guardián ha sido mi guía a través de todo esto. Mi ángel guardián es un sentido de fe en lo invisible, de fuerza espiritual interna. No estoy seguro de qué es en concreto, pero supongo que lo presiento más en momentos como éste. Quizá es la combinación de todos los que me han ayudado. Un destilado del apoyo de otra gente que se condensa en tu interior, te mantiene con ánimo y nunca te deja sentirte solo.
Lo visible y lo invisible:
La enfermedad física es visible y amenaza la vida. Los sentimientos, las emociones, los impulsos eléctricos de mi alma, no pueden ser vistos. Puesto que son invisibles, es fácil pretender que no están realmente ahí. Al principio, en el portaobjetos del microscopio, pueden no parecer tan importantes como el cáncer. Pero pueden poner en peligro la vida, tanto como el cáncer por sí mismo.
El viaje ¿a dónde?
No sé a dónde me llevará la vida. No sé cómo se retuerce el río o dónde están los rápidos. La radioterapia dio por terminado mi tratamiento, pero mi viaje está lejos de finalizar. Mi cáncer parece haberse ido, pero ¿quién puede estar seguro? No hay certezas, y de vez en cuando un nuevo dolor provoca el pánico, en mí y en la gente a la que quiero. Mi cuerpo puede que esté curado, pero llevará tiempo ajustar los cambios en mi vida, recuperar mis emociones, mi alma, mi espíritu.
HUYENDO DE LOS ELEMENTOS.
Me siento ahora como si estuviera corriendo, huyendo de todo, de los traumas, del dolor, de la tensión. Quiero buscar un nuevo consuelo, nuevo amor. Pero nunca olvidaré todo lo que he pasado, y que es posible vivir y amar a pesar de sufrirlo. Hola. .-Sube aquí.- Déjame asirte.- Y amarte en silencio.-No hay por qué decir nada. Sólo abrazarnos.
ENTRE NOSOTROS
Por encima del entendimiento humano, donde sólo los espíritus pueden volar, donde las estrellas brillan en la oscuridad, mucho más alto que este plano mortal, trascendiendo esta confusión: las luces nacieron de un amor y una creación increíbles entre nosotros. El cuidador, y el que es cuidado. En la enfermedad y en la salud. Para ser curado y para ser cicatrizado. Lo que todo el mundo debe entender es que la enfermedad física necesita ternura emocional, lo necesita tanto como el tratamiento convencional.
A continuación le envío el link donde puede acceder al texto completo con ilustraciones realizadas por el mismo autor del relato.
Por último le envío esta reflexión logosófica que se vincula al tema que nos estamos refiriendo: "La facultad de sufrir utiliza al actuar, las reservas internas, siempre prontas a soportar el dolor de las desgracias o la desventura.
Cuando la fuerza moral acumulada durante la vida es grande, la capacidad de resistencia al dolor es imponderable. La resignación suele entonces compensar la falta de comprensión —si la hubiere— sobre la adversidad que oprime la vida. Pero cabe a la facultad de sufrir una posibilidad aún mayor, y es la de descubrir al hombre una prerrogativa inherente a la naturaleza humana, explicándole en esencia la reconfortante conducta del espíritu cuando gobernando él la vida, debe hacer frente a la intensidad o magnitud del sufrimiento. (Carlos Bernardo Gonzalez Pecotche
2007-10-19 03:47:18
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answer #8
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answered by Dr.George 6
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