Con el crecimiento de la población del mundo y el aumento del uso de agua por persona, la demanda de agua dulce se está elevando enormemente. Pero los suministros de agua dulce son limitados y se cierne sobre ellos la amenaza de la contaminación. Para evitar una crisis, muchos países deben conservar agua, reducir la contaminación, regular el suministro y la demanda y contener el crecimiento de la población.
Entre la demanda creciente de agua dulce por una parte, y los suministros de agua limitados y cada vez más contaminados por otra, muchos países en desarrollo enfrentan decisiones difíciles. El número de habitantes continúa aumentando rápidamente, pero la tierra no tiene ahora más agua que 2.000 años atrás, cuando estaba habitada por menos del 3% de la población actual. La demanda creciente de agua para la agricultura de regadío, el consumo doméstico (municipal) y la industria está imponiendo una dura competencia por la adjudicación de escasos recursos hídricos a las diversas zonas y tipos de uso.
Hoy día 31 países, habitados por menos del 8% de la población mundial, se ven frente a déficit crónicos de agua dulce. Pero para el año 2025 se prevé que 48 países enfrentarán estos déficit, que afectarán a más de 2.800 millones de habitantes —35% de la población mundial proyectada. Entre los países que probablemente se verán afectados por la escasez de agua en los próximos 25 años están Etiopía, India, Kenya, Nigeria y Perú. Partes de otros países grandes, como China, ya encaran problemas hídricos crónicos.
En gran parte del mundo, el agua contaminada, la evacuación inadecuada de desechos y la deficiente ordenación de las aguas causan serios problemas de salud pública. Enfermedades relacionadas con el agua, como el paludismo, cólera, fiebre tifoidea y esquistosomiasis dañan o matan a millones de personas todos los años. El uso excesivo y la contaminación de los suministros de agua también están infligiendo serios daños al medio ambiente natural y presentan crecientes riesgos a numerosas especies biológicas.
¿Qué puede hacerse?
Para algunos países con escasez de agua y rápido crecimiento de la población quizá ya sea demasiado tarde para evitar una crisis. Muchos otros países pueden evitar la crisis que se aproxima si formulan y aplican a la brevedad políticas y estrategias apropiadas. Sea que el agua se use para la agricultura, la industria o los servicios municipales, existen amplias posibilidades de conservación y de un mejor aprovechamiento. En las estrategias debe considerarse no sólo la forma de regular mejor el abastecimiento de agua sino también cómo regular mejor la demanda.
Para evitar que a la larga se produzca una catástrofe, también es importante actuar ahora mismo y desacelerar el crecimiento de la población a fin de contener el aumento de la demanda de agua dulce. Actualmente, en numerosos países en desarrollo millones de personas quieren planificar sus familias y practicar la anticoncepción. Los programas de planificación familiar han sido muy importantes para asegurar la salud reproductiva individual y reducir los niveles de fecundidad nacionales. La continuación y ampliación de estos programas también puede ayudar a que el crecimiento de la población se vaya frenando y llegue a niveles sostenibles en relación con el suministro de agua dulce.
Hacia la revolución azul
El mundo necesita una "revolución azul" para conservar y ordenar los suministros de agua dulce en vista de la creciente demanda del crecimiento demográfico, la agricultura de regadío, las industrias y las ciudades —así como la revolución verde transformó la agricultura en los años sesenta. Para la revolución azul se requerirá que se den respuestas coordinadas a los problemas en los niveles local, nacional e internacional.
Las iniciativas de origen local muestran que el agua puede aprovecharse mucho más eficientemente. Cuando las comunidades aprovechan eficientemente los recursos de agua dulce, también aprovechan mejor otros recursos naturales, mejoran el saneamiento y reducen las enfermedades. En el plano nacional, especialmente en las regiones con escasez de agua y alta densidad de población, la adopción de una perspectiva de ordenación de una vertiente o cuenca hidrográfica es una alternativa necesaria frente a políticas no coordinadas de ordenación de las aguas por jurisdicciones distintas. En el plano internacional, los países que comparten cuencas hidrográficas pueden adaptar políticas factibles para ordenar más equitativamente los recursos hídricos. Las organizaciones de desarrollo deberán ocuparse más de asegurar el suministro y gestión de los recursos de agua dulce y de proporcionar saneamiento como parte de los programas de desarrollo y salud pública.
Un mundo con escasez de agua es un mundo intrínsecamente inestable. En los albores del nuevo siglo, la crisis del agua obstaculizará el mejoramiento de los niveles de vida y la salud en un número cada vez mayor de países e incluso planteará el riesgo de francos conflictos por el acceso a suministros escasos de agua dulce. Deberá ser de máxima urgencia buscar ahora las soluciones.
La cantidad de agua en nuestro planeta es finita. El número de habitantes está creciendo rápidamente y la utilización del agua crece aún en mayor medida.
Un tercio de la población mundial vive en países que sufren la falta de agua.
Para 2025, se espera que esta cifra aumente a dos tercios.
Pero la cantidad de agua existente en el mundo es suficiente para todos, para cubrir las necesidades básicas de todos.
La Organización de las Naciones Unidas señala que cada persona necesita un mínimo de 50 litros diarios para beber, bañarse, cocinar y otros menesteres.
En 1990, más de mil millones de personas no contaban con ese mínimo.
Proveer acceso universal a ese mínimo de 50 litros para 2015, implicaría menos del 1% de la cantidad de agua que se usa hoy en el mundo. Sin embargo, parece un objetivo lejano de alcanzar.
Contaminación y enfermedades
El consumo de agua en el mundo aumentó seis veces entre 1900 y 1995 -más del doble de la tasa de crecimiento de la población- y continúa aumentando a medida que incrementa tanto la demanda doméstica como industrial.
La calidad es tan importante como la cantidad: el aumento de la contaminación en ciertas áreas, hace que disminuya la cantidad de agua utilizable.
Más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua, lo que equivale a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo.
Y los efectos colaterales de la falta de agua son preocupantes como la perspectiva de que no haya suficiente agua para beber.
La cantidad de agua en nuestro planeta es finita, y cada vez la población es mayor.
El 70% del agua que se utiliza en la actualidad en el mundo está destinada a la agricultura.
Si la población sigue aumentando (se estima que pasaremos de ser 6.000 millones a 8.900 millones para 2050), se necesitará más agua para alimentarla.
También se cree que incrementará el consumo a medida que incremente la cantidad de gente que adopta un estilo de vida y una dieta occidental (un kilo de carne -de una vaca que se alimenta con granos- necesita al menos 15 metros cúbicos de agua mientras que un kilo de cereales necesita sólo tres metros cúbicos).
Agua y pobreza
Los pobres son los que más sufren. La escasez de agua significa que en algunos casos habrá que caminar distancias mayores para conseguirla, pagar precios más altos para comprarla, generará además incertidumbre en cuanto a la disponibilidad de alimentos y el surgimiento de enfermedades relacionadas por el consumo de aguas contaminadas.
Pero lo que se necesita para recolectar fondos para resolver el problema del agua en los países pobres es precisamente más agua para desarrollar la agricultura y la industria.
La Comisión sobre el Agua respaldada por la ONU estimó en el año 2000 que se necesitarían unos US$100 mil millones adicionales por año para resolver la escasez de agua en el mundo.
Esto vuelve irrelevante los US$20 mil millones que se necesitarán anualmente para 2007 para intentar resolver los problemas del VIH/SIDA y, según la comisión, es un cifra tan alta que sólo podrá ser recolectada con la ayuda del sector privado.
Pero incluso si el dinero se puede conseguir, gastarlo de una manera inteligente representa un desafío.
Represas u otros proyectos a gran escala afectan a un 60% de los ríos más grandes del mundo.
En muchos casos, los costos en términos del traslado de poblaciones y de los cambios irreversibles en los ecosistemas vecinos son considerables.
La utilización de aguas subterráneas es otra solución que se está poniendo en práctica, pero significa vivir utilizando capital acumulado durante miles y miles de años, reduciéndolo mucho más rápido de lo que se puede volver a llenar.
A medida que se explotan las aguas subterráneas, los ojos de agua en partes de China, India, Asia occidental, la ex Unión Soviética y el oeste de Estados Unidos, se han ido reduciendo.
Soluciones técnicas
Las nuevas tecnologías pueden brindar ayuda, sobre todo limpiando contaminación y haciendo que el agua sea más utilizable, y en el terreno de la agricultura, las plantas más resistentes a las sequías contribuyen a un uso más eficiente del agua.
Un kilo de carne -de una vaca alimentada con granos- requiere 15 metros cúbicos de agua.
La irrigación por goteo disminuye drásticamente la cantidad de agua necesaria para los cultivos, los rociadores de baja presión representan una mejora e incluso las construcciones de barro para atrapar el agua de lluvia son de gran utilidad.
Algunos países están ahora tratando el agua desechada para que pueda reutilizarse -y hasta beberse- varias veces.
La desalinización hace que sea posible usar el agua de mar, pero el proceso requiere una gran cantidad de energía y deja grandes cantidades de salmuera.
Los optimistas dicen que el "agua virtual" puede ser la solución (el agua contenida en los cultivos, que pueden exportarse de los países ricos en agua a los más áridos).
Pero las cantidades necesarias serían inmensas y la energía requerida para transportarlos gigantesca.
Y la energía utilizable y económica será probablemente en breve un problema mayor que el del agua.
Cambio climático
En cualquier caso, no somos solamente nosotros los que necesitamos agua, sino las demás especies con las que compartimos el planeta así como el ecosistema del cual ellas y nosotros dependemos.
El cambio climático también tendrá su impacto. Algunas áreas probablemente se beneficiarán con el aumento de las lluvias, pero otras zonas se verán negativamente afectadas.
Es importante repensar cuánta agua realmente necesitamos si queremos aprender a compartir los recursos de nuestro planeta.
Mientras que las represas y otros proyectos a gran escala desempeñan un papel importante en el mundo, también hay un creciente reconocimiento del valor de utilizar el agua que ya tenemos de manera más eficiente en vez de seguir extrayendo de ríos u otras fuentes de agua.
Para millones de personas en todo el mundo, encontrar el balance es una cuestión de vida o muerte.
2007-03-23 11:58:21
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answer #1
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answered by Anonymous
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