Ahogo, palpitaciones, sensación de desmayo, mareo o inestabilidad, sofocos, sudoración, sensación de hormigueo o entumecimiento en las extremidades, temblor, nauseas, miedo intenso, sensación de irrealidad, confusión mental, nerviosismo, incoordinación...Éstos son los síntomas clásicos de un ataque de pánico. Sin embargo, también son los mismos síntomas que experimentan las personas que sufren (en la mayoría de los casos sin saberlo) de hipoglucemia reactiva.
Los ataques de pánico son considerados un miedo irracional relacionado con traumas psicológicos o factores emocionales desconocidos. Todos los esfuerzos llevados a cabo para ayudar a las personas que los sufren se basan en terapias psicológicas y/o fármacos tranquilizantes para aliviar la ansiedad que indiscutiblemente los acompaña.
Al paciente se le repite una y otra vez que tiene que aprender a dominar sus pensamientos para no producir los síntomas. Sin embargo, los pensamientos se generan en el cerebro y éste es un órgano físico que responde a mensajes químicos. Al igual que cualquier otro órgano del cuerpo, el cerebro puede ser alimentado correctamente, malnutrido o dañado, y reaccionará en consecuencia.
Antes de entrar en detalles y analizar porqué los ataques de pánico pueden confundirse con la hipoglucemia reactiva, es importante entender en qué consiste este desequilibrio.
HIPOGLUCEMIA REACTIVA
La hipoglucemia, por sí misma, entre la profesión médica se acepta sólo en condiciones diabéticas cuando el diabético sufre una bajada de glucosa. Si, por el contrario, ésta ocurre en una persona no diabética entonces se le llama hipoglucemia reactiva. Sin embargo, la medicina alopática apenas reconoce este desequilibrio y por ello, cuando el paciente recurre al médico con esta sintomatología, lo más común es diagnosticarlo de ansiedad, recomendarle fármacos ansiolíticos y enviarlos a casa, al psicólogo o, en aquellos casos más graves, al psiquiatra.
Bioquímicamente hablando, la hipoglucemia reactiva es una concentración de glucosa en la sangre más baja de lo normal para los estándares de la persona que la sufre. El nivel de glucosa en sangre de una persona hipoglucémica sube después de las comidas y tiene una descenso significativamente más bajo de lo normal al cabo de entre 2 y 5 horas.
La glucosa es el alimento principal del cerebro y del sistema nervioso. Ninguno puede sintetizarla o guardarla. Así pues, si la concentración de glucosa en sangre baja a un nivel crítico, tanto el sistema nervioso como el cerebro se verán afectados causando un sinfín de síntomas. Sin embargo, el nivel de glucosa en sangre fluctúa en un margen más o menos pequeño durante el día, dependiendo de las comidas y del tiempo transcurrido entre éstas, sin que dicha fluctuación cause una disfunción cerebral. A esto NO se le llama hipoglucemia reactiva. También, en ciertos momentos algunas personas pueden experimentar una bajada transitoria de los niveles de glucosa, la cual es rápidamente rectificada por los propios mecanismos de regulación de la glucosa de los que dispone el organismo.
Es importante aclarar que el nivel de glucosa promedio está entre 70 y 115 mg/dl. Sin embargo, esta cifra es simplemente una aproximación. Algunas personas tienen un nivel por debajo y, en cambio, se sienten perfectamente; mientras otras mantienen los niveles dentro de estos parámetros, aún cuando sufren un bajón, y sin embargo, sienten un gran malestar.
Los síntomas de la hipoglucemia reactiva están divididos en dos grandes grupos. Los síntomas neuroglicopénicos, causados cuando el cerebro no recibe suficiente cantidad de glucosa; y los síntomas neurogénicos, que se manifiestan cuando las glándulas suprarrenales producen adrenalina y noradrenalina, con el fin de volver a subir los niveles de glucosa de la sangre.
Síntomas neuroglucopénicos:
Debilidad, llanto, angustia, visión borrosa, confusión, fatiga, irritabilidad, pánico, nerviosismo, falta de concentración, incoordinación, depresión.
Síntomas neurogénicos:
Sudor, sofoco, taquicardia, mareos, nausea, temblores, vértigo, sensación de pánico y miedo, ansiedad, dolores de cabeza, espasmos intestinales, ahogo, sensación de hormigueo.
Estos síntomas suelen ser episódicos, y se relacionan con el tiempo transcurrido y el contenido de la comida previa. Normalmente, mejoran al comer. Tienen su razón de ser: en circunstancias normales la glucosa de la sangre se mantiene dentro de un margen de variación bastante estrecho controlado por diferentes hormonas, las cuales responden rápidamente al menor cambio. Con la ingesta y metabolismo de carbohidratos (verduras, ensaladas, cereales...), los niveles de glucosa en la sangre aumentan de forma constante, activando la producción de una cantidad moderada de insulina. Ésta disminuye paulatinamente los niveles de glucosa escoltándola, por un lado, a las células, y, por otro, enviándola al hígado y los músculos para ser almacenada.
Sin embargo, cuando se consumen azúcares (azúcar de mesa, miel, fructosa etc.) o carbohidratos refinados (harinas refinadas como pan blanco, pasta, bollería etc.), los niveles de glucosa aumentan desproporcionadamente. Esto hace que el páncreas segregue una fuerte cantidad de insulina, lo cual provoca una retirada de glucosa demasiado brusca: en otras palabras, aparece la hipoglucemia reactiva con sus correspondientes síntomas neuroglucopénicos.
El hipotálamo cuando siente este bajón de glucosa, activa el Sistema Nervioso Autónomo, a través del cual se segregan catecolaminas (adrenalina y noradrenalina, principalmente). Estas hormonas estimulan la salida del glucógeno almacenado, lo cual produce un aumento de los niveles de glucosa. Esta producción de catecolaminas es la causante de los síntomas neurogénicos.
Con los años, y si la costumbre de comer azúcares y carbohidratos refinados continúa, el organismo es condicionado a producir más y más insulina, y a su vez, más y más catecolaminas. Esto produce un agotamiento tanto del páncreas como de las suprarrenales, llegando, también, a afectar la forma en que el cuerpo se enfrenta a cualquier otra situación de estrés. No es de extrañar que el paciente que sufre de hipoglucemia reactiva se sienta estresado y ansioso, e infinidad de veces sea víctima de un mal diagnóstico basado únicamente en su estado emocional.
No solamente el azúcar y los carbohidratos refinados son los responsables del desarrollo de la hipoglucemia reactiva, también los cigarrillos y el café pueden producir o empeorar este desequilibrio. Estas sustancias activan directamente las glándulas suprarrenales para producir catecolaminas, las cuales, como ya he mencionado anteriormente, activan la salida del glucógeno y, por lo tanto, el aumento de glucosa. Para contrarrestar, el páncreas libera insulina y como resultado aparece el "bajón" de glucosa en la sangre. De hecho, en un estudio de investigación sobre el tabaco y la hipoglucemia reactiva llevado a cabo por el Dr. Don C. Hemingway, publicado en el Journal of Orthomolecular Medicine en 1989, observó que si a fumadores con hipoglucemia se les hacía fumar un cigarrillo y se les sometía al Test de Tolerancia de la Glucosa, sus niveles de glucosa aumentaban, mostraban una mejoría física inmediata y disminuían sus síntomas de hipoglucemia. Así se dio cuenta de que el organismo aprende muy rápidamente a anhelar un cigarrillo cuando los niveles de glucosa disminuyen. Parece ser que lo mismo ocurre con la cafeína. Por otro lado, el alcohol inhibe la movilización de las reservas de glucosa del hígado causando una severa hipoglucemia.
Es importante tener en cuenta la hipoglucemia reactiva a la hora de tratar pacientes con ataques de pánico, sobre todo, en aquéllos que no encuentran ningún motivo emocional, trauma o shock vivido que pueda estar causándolos. Personalmente creo que existen diferentes razones para pensar que detrás de muchos ataques de pánico se esconde un desequilibrio de la glucosa, y más concretamente la hipoglucemia reactiva.
Estas razones son:
Dieta Occidental
En primer lugar, los hábitos dietarios adoptados por nuestra sociedad en los últimos 100 años han contribuido al aumento de una variedad de problemas de salud, entre ellos la hipoglucemia reactiva, la cual es, principalmente, causada por un dieta alta en carbohidratos refinados y estimulantes. Nunca antes había habido tal magnitud de problemas de ansiedad, pánico e incluso desequilibrios fóbicos, como hasta ahora. Estos procesos son prácticamente desconocidos entre las pocas poblaciones que sobreviven comiendo de forma natural, con una alimentación sin refinar.
Más mujeres que hombres
En la mayoría de los estudios, artículos y libros sobre ataques de pánico se habla de que existe un número mayor de mujeres que de hombres sufriendo de este desequilibrio. No olvidemos que el sistema endocrino de la mujer es mucho más complejo: sólo la menstruación, embarazo y menopausia producen una gran variedad de cambios hormonales, por lo cual, las mujeres son más dadas a sufrir desequilibrios del sistema hormonal.
Según un estudio llevado a cabo sobre las diferencias entre los sexos en la hipoglucemia reactiva, llevado a cabo por el Dr. Amiel y publicado en Diabetología en el año 1993, las mujeres sufren niveles más bajos de glucosa que los hombres y además presentan más síntomas neurogénicos y neuroglucopénicos. Otros médicos, como el Dr. Toft, opinan que la hipoglucemia reactiva es más común entre pacientes mujeres de 20 a 40 años.
Por otro lado, un alto porcentaje de síntomas del Síndrome Premenstrual están causados por una excesiva cantidad de estrógenos y, por el contrario, unos niveles bajos de progesterona. Ambas hormonas controlan los niveles de glucosa, por lo tanto, cualquier desequilibrio entre ellas puede fácilmente producir hipoglucemia reactiva. Por ejemplo, como ya hemos visto anteriormente, una bajada de glucosa estimula la producción de adrenalina, la cual favorece la segregación de glucógeno y, por lo tanto, el aumento de los niveles de glucosa. La adrenalina se forma a través de la progesterona, así un deficiencia de ésta puede fácilmente relentizar la subida de glucosa causando hipoglucemia reactiva.
La píldora anticonceptiva también parece afectar los niveles de glucosa. El Dr. Wayne Huey-Heng shey llevó a cabo un estudio de investigación publicado en Clinical Endocrinology en 1994, que demuestra que la píldora anticonceptiva tomada durante al menos 3 meses produce intolerancia a la glucosa.
Por otro lado, más mujeres que hombres tienden a seguir dietas estrictas para perder peso. Estas dietas pueden tener un efecto muy importante en el desarrollo de la hipoglucemia reactiva: por un lado, el no comer regularmente, o, por el contrario, no consumir suficiente proteína puede provocar este desequilibrio; por otro, una dieta insuficiente puede favorecer la falta de nutrientes esenciales para el control de la glucosa, como son el zinc, cromo, magnesio y las vitaminas B, por mencionar algunas.
Ataques de pánico por la noche
Cualquier persona que haya sufrido ataques de pánico sabe que los peores momentos son durante la noche y a primera hora de la mañana. Esto no es de extrañar, ya que la glucosa llega a su pico más bajo justamente en esos momentos, normalmente cuando la persona lleva sin comer alrededor de 8 ó 10 horas, desde la última comida. Estas personas normalmente necesitan un café o un cigarrillo (o ambos) recién despertados para poder enfrentarse al día.
DIAGNÓSTICO
El test que suele llevarse a cabo para verificar una posible hipoglucemia reactiva es el Test de Tolerancia de la Glucosa (que suele hacerse en un periodo de 2 a 6 horas). Sin embargo, pocos médicos lo recomiendan.
Personalmente opino que si se decide llevar a cabo este test de laboratorio, debe ser únicamente para confirmar el diagnóstico, y NUNCA para descartarlo.
Es importante respetar la individualidad bioquímica de cada paciente: hay personas que durante el test pueden mostrar síntomas y malestar con tan sólo un reducción de 2 mg de glucosa dentro de los parámetros aceptados y, sin embargo, el test no indicará ningún desequilibrio.
Por otro lado, se ha demostrado en diversos estudios, por ejemplo el de la Dra. Taylor publicado en el Journal of Behavioural Medicine, en 1988, que los síntomas que aparecen durante el test son más intensos no en el momento más bajo del nivel de glucosa, sino media hora más tarde. Esto puede despistar a la hora de hacer un diagnóstico.
Por otro lado, el punto más bajo del nivel de glucosa puede durar muy poco rato, y si las muestras de sangre no se toman muy regularmente la hipoglucemia reactiva puede pasar desapercibida.
Si se lleva a cabo el test, es importante también tener en cuenta la dieta del paciente; los horarios de comida; historia familiar de migrañas, alergias, diabetes, epilepsia, depresión... ; desequilibrios sufridos en el pasado como hepatitis, problemas de vesícula, nauseas durante el embarazo...; y posibles deficiencias nutricionales.
TRATAMIENTO
Dieta
La dieta es fundamental para prevenir, controlar y combatir la hipoglucemia reactiva (o los supuestos ataques de pánico). En primer lugar es importante eliminar:
* Azúcares (azúcar blanca o integral, miel, fructosa, sacarina, siropes, refrescos);
* carbohidratos refinados (pan blanco, harinas refinadas, pasta y arroz blanco, cereales de desayuno edulcorados);
* fruta excesivamente dulce (especialmente el plátano, uvas, higos, sandía y melón);
* fruta seca como pasas, ciruelas e higos secos;
* zumos de frutas, patatas, remolacha, guisantes, maíz, nabos, boniatos y zanahorias cocinadas;
* alcohol;
* estimulantes como el café, té, y refrescos con cafeína.
Es fundamental comer algo de proteína en cada comida (ya sea proteína vegetal o animal). Ésta incluye: carne, pescado, huevos, algas, frutos secos y semillas, productos de soja, legumbres mezcladas con cereales. La proteína provoca la producción de la hormona glucagón, la cual contrarresta la descarga de insulina, y previene los descensos bruscos de glucosa.
También es importante comer regularmente durante el día. Hay pacientes que hacen las tres comidas de rigor diarias, pero del desayuno a la comida pueden pasar entre 6 y 7 horas. Por esto, es importante preguntar los horarios de comidas. No deben pasar más de 3 horas sin ingerir algún tipo de alimento. Así pues, es importante respetar las 3 comidas principales, más un "snack" a media mañana y otro a media tarde.
Suplementos
Los nutrientes más importantes para el control de la glucosa son los siguientes:
* Zinc. Se encarga de la producción, almacenamiento y descarga de insulina. Su deficiencia puede causar bajadas de glucosa. Dosis: 15-60 mg diarios.
* Cromo. Forma parte, junto con la vitamina B3, y los amino ácidos glicina, glutamina y cisteína, del llamado "Factor de Tolerancia de la Glucosa". Este factor trabaja conjuntamente con la insulina para regular los niveles de glucosa. Literalmente, el cromo aumenta la tolerancia del organismo a la glucosa. Dosis: 200-600 mcg diarios.
* Magnesio. Cumple una importantísima labor en la descarga y acción de la insulina. También convierte la glucosa en energía. Casualmente, su deficiencia está asociada a la aparición de ataques de pánico. Dosis: 400 mg diarios.
* Potasio. La hipoglucemia causa una pérdida considerable de este mineral por la orina, debido principalmente al desgaste suprarrenal. La ingestión de cloruro de potasio corrige rápidamente esa deficiencia, y es mucho más seguro y efectivo que las tabletas de glucosa que normalmente recomiendan los médicos. Dosis: 200 mg diarios, y 1gr en reacciones agudas. (Cuidado si existen problemas de riñón.)
* Glutamina. Ayuda a aumentar los niveles de glucosa, además de reducir la ansiedad por alimentos dulces y alcohol. Dosis: 500-1500 mg diarios.
* Glicina. Estimula la descarga de glucagón. Dosis: 500-1000 mg diarios.
* Vitaminas B. Especialmente la B3, B5 y B6, son vitales para el metabolismo de los carbohidratos, además de equilibrar las glándulas suprarrenales, el páncreas e hígado. La vitamina B6, por ejemplo, ayuda también a metabolizar el magnesio y a absorber mejor el zinc. Dosis B3: 500-1000 mg (efecto no ruborizante) diarios. Dosis B5: 500 -1000 mg diarios. Dosis B6: 200 mg diarios.
* Vitamina E. Favorece la entrada de glucosa en los músculos, mejorando los síntomas de la hipoglucemia. Dosis: 400-1000 mg diarios. (Cuidado si se sufre hipertensión.)
* Vitamina C. Es fundamental para normalizar la producción de insulina. Se encuentra en grandes cantidad en las glándulas suprarrenales y es fundamental para la producción de adrenalina y cortisol. Dosis: 1000-4000 gr. diarios.
EJERCICIO
El ejercicio es fundamental para nuestra salud. Sin embargo, el exceso de ejercicio puede disminuir el nivel de glucosa. Así pues, se recomienda seguir una rutina de ejercicio suave. Se sabe que éste ayuda a mantener unos niveles óptimos hormonales, además de ayudar a que la glucosa entre mejor en las células aumentando la energía, sin requerir insulina. Buenas opciones de ejercicio son: caminar, nadar, ir en bicicleta, yoga, tai-chi, trampolín... Es importante practicarlo regularmente, un mínimo de 3 veces por semana, con sesiones de media hora cada una.
En conclusión, es importante tener en cuenta que no todos los casos de ansiedad y ataques de pánico son debidos a desequilibrios emocionales. En algunos casos el problema puede radicar en un desequilibrio de la glucosa. Muchos casos de ataques de pánico han sido exitosamente resueltos de forma muy sencilla: equilibrando los niveles de glucosa de la sangre con una buena alimentación, nutrientes y ejercicio.
2007-03-23 01:14:59
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answer #1
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answered by Anonymous
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