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Boletin Por Cuba
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Aviso importante
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Los relojes de sol son instrumentos de control de los movimientos de la Tierra y el Sol, en ellos convergen ciencia (matemáticas, física, geometría, astronomía), cultura y arte, y han sido durante mucho tiempo la única ayuda, el único punto de referencia para la evolución mecánica de todos los tipos posteriores de relojes.
Durante los cientos de miles de años que abarca la evolución de la especie humana, el hombre se comportó como un simple depredador, comía lo que encontraba en su entorno: frutos, semillas, raices o lo que cazaba o pescaba, y socialmente estaba organizado en hordas poco numerosas que se trasladaban de un lugar a otro cuando los alimentos comenzaban a escasear. Estos hombres fueron buenos observadores de la naturaleza, y los fenómenos que sucedían en el cielo debieron llamar su atención. Tal vez, al principio sólo fue una distracción, contemplaban las estrellas y su disposición les hacia imaginar figuras e historias. Pero pronto encontraron una utilidad, algunos de esos fenómenos que se sucedían de forma periódica en el cielo: el lugar del horizonte por donde se ponía el Sol, las fases de la luna o las constelaciones visibles durante la noche, coincidían con otros de los que dependía su subsistencia: la recogida de los frutos, las migraciones de los animales o el tiempo de lluvias o de sequía. De este modo, el movimiento aparente de los cuerpos celestes: el Sol, las estrellas, la Luna o los planetas, ofrecieron a estos primeros hombres una referencia para ubicarse en el tiempo. Se conocen pocos detalles de cómo lo hicieron, no obstante se conservan algunos restos arqueológicos, como unos bastones y huesos, que datan de la glaciación que hace 20000 años se produjo en Europa, en los que algún hombre marcó líneas y horadó agujeros contando los días entre las fases de la Luna.
Más tarde, hace unos doce mil años, se produjo la que los arqueólogos han llamado "revolución neolítica" o "revolución agrícola". La forma de vivir de algunos hombres cambio de modo radical, de recolectores errantes pasaron a asentarse en un territorio donde cultivaban sus alimentos. Y también necesitaron medir el paso del tiempo; la observacióná del Sol y de sus diversas posiciones en el cielo a lo largo del año permitió establecer el momento más adecuado para las diversas prácticas agrícolas.
Stonehenge
Las alineaciones de las construcciones megalíticas de hace unos 4700 años en Stonehenge (Inglaterra) muestran que su propósito aparentemente incluía la predicción de las estaciones y determinadas efemérides astronómicas: eclipses lunares, solsticios...
La piedra "heel" señalaba el lugar de salida del Sol en el solsticio de verano.
La mente primitiva de aquellos seres humanos asoció el ciclo agrícola, del que dependía su supervivencia, con el de los cuerpos celestes y atribuyeron a los astros un poder extraordinario. Así, el Sol, regulador de la naturaleza y símbolo de vida, fue objeto de culto. Se pueden encontrar vestigios de ello en las más antiguas tradiciones populares:
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La Navidad, en el solsticio de invierno (día que la semilla comienza a germinar en el surco) que fue celebrado por los campesinos con fuegos y sacrificios para alimentar al Sol recién nacido.
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Las hogueras de San Juan, que coinciden con el solsticio de verano, festejaban el triunfo y la madurez del Sol.
Mas que la aplicación práctica para la agricultura, que debido a las fluctuaciones meteorológicas es más bien irregular en sus actividades, fueron esas festividades y ceremonias religiosas, que acompañaban a las actividades agrícolas, las que impulsaron la invención de calendarios y el estudio de la astronomía (había que ser muy estricto con el servicio a los dioses). Ese conocimiento estuvo restringido a los sacerdotes que, como sus rituales señalaban en el tiempo los instantes favorables para las labores, gozaron de gran poder social.
Para organizar sus tareas religiosas y burocráticas, cada vez más complejas, en algunas civilizaciones del Oriente Medio y Norte de África, hace 4000 ó 5000 años, se tuvo que dividir el día en partes. Primero lo hicieron los Sumerios y más tarde los Egipcios.
Los Egipcios, alrededor de año 3500 a.d.C., alzaron obeliscos cuyas sombras indicaban el mediodía, y el día más largo y el más corto del año. Posteriormente añadieron más marcas en la base del obelisco para dividir el día en más partes. Fue hacia el siglo VIII a.d.C., cuando idearon el primer reloj de sol capaz de medir el paso de las horas. Este instrumento dividía el periodo del día con sol en 10 partes, a las que añadieron otras dos correspondientes al amanecer y al anochecer. Consistía en una varilla que hacia de base y otra perpendicular y horizontal sobre uno de los extremos, que proyectaba su sombra sobre las marcas horarias de la base. Por la mañanas se orientaba hacia el Este, girándose al mediodía hacia el Oeste para que indicase las horas de la tarde.
Obelisco Reloj de sol egipcio
El astrónomo Babilonio Berosus, hacia el siglo III a.d.C., construyó un reloj de sol hemisférico. Hecho de madera o piedra consistía en una pieza cúbica con una cavidad hemisférica en la que se colocaba una varilla o estilete. La sombra de este describía un arco cuya posición variaba con las estaciones, en la cara interna de la hemiesfera se trazaban una serie de arcos, correspondientes a las estaciones, divididos en doce partes iguales, correspondientes a las doce horas de sol. Inspirado en este reloj se ideó el hemiciclo, que ha sido utilizado hasta el siglo XIV.
Hemispherium Hemicyclium
Fueron los griegos (250 años a.d.C.) con sus conocimientos de geometría los que construyeron los primeros relojes de sol con un plano donde se proyectaba la sombra de una varilla o estilete. Sobre este plano, que podía ser vertical, horizontal o inclinado, se trazaban las líneas que indicaban la hora y las que indicaban la estación.
Los antiguos romanos, desde el punto de vista científico, no añadieron nada nuevo con respecto a la medición del tiempo, siguieron utilizando los relojes de sol desarrollados por los griegos. Según el ingeniero y arquitecto romano Vitruvio, se utilizaron al menos trece tipos distintos de relojes de sol.
La decadencia del Imperio romano y su caída a causa de las invasiones de los bárbaros, provocaron en Occidente un largo periodo de oscuridad intelectual. Es necesario esperar hasta el feudalismo para asistir a la difusión de los relojes de sol por el continente Europeo. Fue la orden religiosa de los benedictinos (529 d. de C.) y su esmero en cumplir con el horario que su fundador san Benito dictó, lo que estimuló a estos monjes en el estudio de la construcción de relojes de sol. Los primeros relojes de sol grabados en las fachadas de piedra de las iglesias y catedrales empiezan a aparecer a comienzos del siglo VIII. En el año 1000 se construyeron relojes solares horizontales para los que se utilizaron orificios en las bóvedas de las catedrales.
Hasta aquí, la duración de las horas que marcaban los relojes de sol dependía de la época del año, en invierno eran más cortas que en verano, no fue hasta el siglo XIV cuando se construyeron relojes con horas "iguales". En esta nueva clase de relojes se utilizó un estilete orientado, paralelo al eje de rotación de la Tierra. En las paredes de los edificios, realizados con la técnica del fresco, los relojes de sol ocupaban un lugar preferente y fue en el siglo XV cuando estos tuvieron su máximo esplendor.
Reloj de sol del siglo XX
Cuadrante solar trazado en el siglo XX que indica la hora legal. El estilete es polar y la lemniscata (la curva en forma de ocho con los nombres de las estaciones a su alrededor) nos da la correcci�n de la hora solar verdadera para poder determinar el valor de la hora solar media. La línea recta del centro corresponde a la trayectoria de la sombra en los equinoccios, la curva superior al solsticio de invierno y la inferior al de verano.
Historia de los Relojes de Sol
Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha sabido que la cambiante longitud de la sombra de un objeto indica la hora del día y que la sombra se acorta hacia el mediodía y se alarga hacia el atardecer. Sin duda el primer rudimentario reloj de sol consisitía en una simple estaca clavada en el suelo. Luego el Hombre debe haberse percatado de que el cambio de longitud de la sombra podía ser usado, probablemente, con marcadores de piedra, de la misma forma en que actualmente usamos las manecillas de un reloj. Este notable paso adelante en los intentos del Hombre por medir el tiempo ocurrió hace al menos 3.500 años, puesto que el más antiguo reloj de sol conocido, encontrado en Egipto, data de esa fecha. El día fue entonces subdividido en 12 partes, a las que nos referimos como 'horas del tiempo". Por supuesto las horas del tiempo variarían en longitud, siendo más largas en verano y más cortas en el invierno, aún cuando en las zonas Mediterráneas la diferencia no es tan notoria como lo sería en las Islas Británicas. En este caso una "hora" de verano sería dos veces más larga que una 'hora" de invierno. No fue hasta el siglo XIII que un Árabe, llamado Abul-Hassan, introdujo la idea de hacer todas las horas del mismo largo, y hasta el siglo XV no se adoptaron como de uso general. Durante el período del Renacimiento el desarrollo de los relojes de sol procedió rápidamente, realizándose muchos, ingeniosos y variados (ver foto de encabezado). Además de tener marcas para las horas y minutos, se añadieron otras características. Así que el "equipamiento" (fornitura) de un cuadrante podía incluir marcas para indicar las estaciones, la fecha del calendario, las horas del ocaso y la salida del Sol, los signos delZodíaco y las fechas de la entrada del Sol en cada signo, la posición del Sol relativa al horizonte (acimut y altura), y los puntos del compás. Se realizaron algunos cuadrantes que llevaban incluso una rudimentaria tabla de mareas, indicando la hora de la alta-marea en ciertos puertos cuando se observaba la Luna en una dirección particular. Sin embargo, los relojes de sol fueron gradualmente reemplazados por relojes mecánicos, si bien es sabido que los ferrocarriles Franceses regulaban sus relojes usando relojes de sol hasta el final del siglo XIX. Los relojes de Sol, en un principio, eran sólo de altitud, es decir, únicamente se tenía en cuenta la longitud de la sombra proyectada por el indicador, y daban tan sólo una estimación de la altura del Sol. Sin embargo, pronto se observó que si se consideraba también la dirección de la sombra, se podía conocer la fecha además de la hora. Esta operación era más delicada debido a la necesidad de orientar convenientemente el reloj de Sol. En efecto, el aparato debía estar dispuesto de tal manera que la línea de sombra del mediodía coincidiese con el meridiano, ya que esta sombra no variaba de posición a lo largo del año, tal y como habían observado los egipcios. Por tanto, la medición correcta precisaba que el reloj estuviese adecuadamente orientado de Norte a Sur. En este sentido, la invención de la brújula posibilitó la introducción de mejoras importantes en la construcción de estos dispositivos, de forma que durante el Renacimiento fueron numerosos los relojes de Sol portátiles que incorporaron una pequeña brújula. En esta época también se desarrollaron los llamados relojes de Sol equinociales, dotados de una articulación que aseguraba que la base del reloj se situase paralela al plano del Ecuador, dependiendo de la latitud del lugar. En aquel entonces, los relojes de Sol no eran los únicos instrumentos que permitían conocer la hora. También los astrolabios venían utilizándose para este fin desde la EdadMedia, si bien su complejo uso y sus múltiples aplicaciones (cálculo del movimiento de las estrellas en ausencia del Sol, altitud de los astros, etc.) limitaron su utilización a personas especialmente instruidas en su manejo. Aunque su uso era inviable si no se conocía el momento en que se realizaba la medición, estaban perfectamente equipados para poder determinar la hora tanto de día, utilizando el Sol, como de noche, sirviéndose de la situación conocida de una estrella como referencia. Hasta la invención del reloj mecánico no fue posible resolver algunos de los problemas que planteaban los relojes de Sol. En particular, el hecho de que estos últimos no fueran capaces de proporcionar medidas exactas de intervalos de tiempo pequeños, puesto que la variación de la posición de la sombra a intervalos de tiempo iguales, medidos a lo largo del día, era diferente. Este problema se subsanó construyendo relojes en los que la variación de la sombra se corregía gracias a la llamada ecuación del tiempo. Estos aparatos, denominados heliocronómetros, permitían una medición bastante precisa de intervalos de tiempo cada vez más pequeños. A pesar de estos inconvenientes, la historia de los relojes de Sol duró unas diez veces más que la de los mecánicos, y llegaron a poseer tal precisión que fueron necesarios cerca de cuatro siglos para que estos los desplazasen.
Aparato que fundado en la variable posición del sol respecto de la tierra, y por tanto, la variación de lugar de la sombra de un cuerpo iluminado por dicho astro, nos indica las horas del día. Los primeros relojes utilizados por el hombre se llamaban cuadrantes ó piedras horarias. El primer reloj de sol fue conocido en Egipto. Este reloj estaba compuesto de una varilla llamada estilo y una superficie plana sobre la que aquélla arroja su sombra, pero colocándose de tal manera que en todas las épocas del año la sombra del estilo sobre la superficie pase á la misma hora exactamente por los mismos puntos. La construcción de estos relojes se hace por medio de la descriptiva. Como en estos relojes no se necesita una precisión astronómica, se admite: 1º. El movimiento del sol es uniforme sobre un mismo paralelo. 2º. El sol describe cada día un círculo normal al eje de los polos y el centro está siempre sobre dicho eje. 3º. Dada la pequeñez de nuestro planeta, se admite que cualquier recta que pase por el polo celeste y un punto de la tierra, se confunde con el eje polar. 4º. Se consideran paralelos los rayos del sol que llegan asta nosotros. El paso de la sombra del estilo por cada una de las intersecciones de este último con aquéllos, nos da la hora, siendo la de mediodía la intersección con el plano meridiano.Estos relojes en la práctica no se usan por la dificultad de construir el plano con la orientación necesaria, empleándose los llamados cuadrante horizontal.
RELOJ DE AGUA:
La necesidad de saber la hora aún en los días nublados y por la noche, preocupó ya desde muy antiguo. Los relojes de agua fueron fundados en la regularidad del descenso de la superficie de un líquido contenido en un recipiente con un orificio pequeño de salida del cual la velocidad de salida depende de la presión. Amoutons fue el primero que construyó uno de estos relojes. Los egipcios emplearon estos relojes pero ya perfeccionados, pues tenían una polea y una cadena en la que sus extremos estaban unidos uno al flotador y el otro a un contrapeso. También utilizaron dos recipientes. Platón introdujo el reloj de agua en Grecia, en el año 157 a. C. Otro tipo de relojes son los llamados hidráulicos ó clepsidras a rodaje, en los cuales la acción del agua movía un mecanismo de relojería.
RELOJ DE ACEITE:
Este reloj, llamado también silencioso, se componía, de un depósito cilíndrico de cristal ó porcelana translúcida que tenía en la parte inferior una lamparita de aceite sin mecha con tubo de aspiración alimentada por el aceite que llenaba el recipiente y cuya altura descendía al arder en la lamparita. Se graduaba por comparación y tanteos, variando el orificio de salida del líquido.
RELOJ DE ARENA:
Este reloj se compone de dos recipientes de cristal unidos por estrangulación que hace de regulador para que la arena (perfectamente seca, que llena el recipiente superior) caiga en el inferior. El tiempo se mide por el que tarda la arena en pasar de una división a otra de las marcadas de los recipiente, con amplitud de tiempo máxima de 30 minutos. Estos relojes tienen una disposición que permite invertir, con lo que funciona nuevamente.
RELOJES NEUMÁTICOS:
Estos no son propiamente relojes sino cuadrantes movidos por un reloj central. Se llaman así porque es el aire el encargado de transmitir el movimiento del central a los cuadrantes. En 1886 se instaló uno de estos relojes en París, cuyo uso resultó muy cómodo y práctico. El reloj central es un cronómetro compensado corriente al que se ha añadido un mecanismo sencillo que hace una excéntrica produciendo cada minuto ó segundo un escape que pone en juego el aparato de distribución.
RELOJES DE RUEDAS NO ELECTRICOS:
La primera fuerza que le ocurrió emplear al hombre fue la acción de la gravedad, ya que siendo el reloj un aparato que ha de moverse, necesita un motor. Se fueron usando la elasticidad de un muelle, aire comprimido, y electricidad. Consiste en arrollar un cordón ó cadena, sobre el eje de la rueda motora, y colgar del extremo libre un cierto peso, que depende de la resistencia del reloj. En un reloj de torre ó un reloj casero se puede emplear este tipo de motores, lo cual no se puede hacer en un reloj de pulsera ó bolsillo. Para este tipo de relojes se usan los llamados muelles reales, cintas de acero arrollada en espiral, dentro de una caja cilíndrica a la cual va unido el extremo exterior del muelle, estando sujeto el interior al eje de dicho cilindro. La marcha irregular de los relojes por la variación de longitud del péndulo llamados compensados de los cuales diremos solamente los más usados. Péndulo compensador de rejilla: en estos la varilla única está sustituida por varias de diferente coeficiente de dilatación. La lenteja cuelga de dos varillas de acero, sujetas en sus extremos por unas barras de latón. La barra superior lleva sujetas dos varillas de zinc, cuyos extremos inferiores están sujetos a otra barra de latón, que no está fija a las de acero, pero sí a la varilla central. Péndulo compensador de mercurio: en este tipo se sustituyó la lenteja por un tubo lleno de mercurio asta 15 centímetros de altura. Péndulo de torsión y cónico: en los péndulos de torsión la masa ó el peso suele ser un cilindro suspendido en su eje por un hilo metálico. El cilindro gira alrededor de su eje dando una cierta torsión al hilo. El péndulo cónico casi exclusivamente se emplea en los mecanismos de relojería de los telescopios, en estos el péndulo describe un círculo completo. Balancín: en los relojes transportables se sustituyó el regulador de péndulo por el balancín, que es un volante sujeto a un eje que termina en dos puntas, cada una de las cuales se apoyan en conos de ágata ó rubíes, llamados centros. A este eje va unido el extremo interior de una espiral de acero.
RELOJES DE PÉNDULO:
Fueron empleados en el siglo XIII en las torres de iglesias y castillos, dentro de los cuales merece citarse el que fue colocado en 1370 por Enrique Von Wick en la torre del castillo de París. Hasta finales del siglo XV no se emplearon para uso doméstico. En estos relojes la fuerza motriz es la acción de la gravedad que actúa sobre el peso que cuelga de una cuerda arrollada sobre un cilindro, el cual transmite el movimiento mediante una rueda al piñón, el cual mueve la rueda. Este engrana a su vez con el piñón que transmite mediante esta el movimiento. En los primeros relojes de torre se empleó mucho el escape llamado de báscula, que es un péndulo de torsión, compuesto de una varilla suspendida de un bifilar en cuya parte inferior tiene dos aletas, y en la parte superior lleva otra varilla perpendicular a ella, con peso en cada extremo que se pueden acercar ó alejar al eje. Las aletas al girar en un sentido ú otro dejan escapar un diente, regulando así su movimiento. El periodo del péndulo se regula variando la posición de los pesos. El escape más corriente en estos relojes es el llamado de áncora de Graham. El áncora va montada sobre un eje de giro central que comunica mediante una varilla con el péndulo. En los relojes astronómicos modernos se emplea mucho el trinquete de péndulo de Riefler, que tiene la ventaja de oscilar el péndulo con absoluta libertad e independencia del escape. El escape de Deninson se compone de un péndulo en cuya parte inferior tiene una caja de forma especial. El escape de Macdowall se compone de un péndulo que tiene en su parte inferior un ensanchamiento ó lenteja plana con un orificio.
RELOJES DESPERTADORES:
Se llaman así a los relojes que a una hora determinada, hacen sonar un timbre de un modo fuerte y continuo, durante un cierto tiempo con objeto de despertar al que duerme. El mecanismo es sencillamente un aparato de relojería compuesto de la acción de una rueda de escape.
RELOJES DE SALTO:
Las agujas horaria y minutero, no existen, pero en la esfera, sobre la que gira la secundera, hay dos pares de ventanillas circulares unas en el centro y las otras en la parte superior. En las del centro van apareciendo dos números que indican el número de minutos que han pasado desde la última hora, y en las superiores aparecen las horas transcurridas.
RELOJES PARA CIEGOS Y SORDOS:
Se han construido relojes de bolsillo con sonería corriente, es decir, para las horas, cuartos y los minutos transcurridos desde el último cuarto. Para hacerles funcionar, no hay más que levantar y soltar una palanca exterior al reloj dando enseguida por campanadas la hora exacta. Para los ciegos y sordos a la vez, el botón que suelta el escape de la sonería y produce el golpeo del martillo, hace que aquel sea recibido y trasmitido por una palanca al mismo botón y se averigua la hora por el tacto.
RELOJES MISTERIOSOS:
Estos son relojes en los cuales no hay mecanismo alguno, moviéndose las agujas por una fuerza misteriosa difícil de comprender, son capaces de darnos la hora.
RELOJES DE CAPRICHO:
Son aquellos en que el reloj sirve no solamente para marcar y dar la hora, sino, además, como aparato recreativo. Los mas corrientes en España fueron los llamados de cuco. Además, su parte exterior representa una casa, a cuya ventana se asoma al dar la hora un pequeño pájaro. En otros el péndulo oscila en el plano normal a la esfera y esta formado por dos varillas verticales unidas a la parte inferior por otra que sostiene un pequeño muñeco, semejando al oscilar un columpio. La parte exterior en alguno una fuente cuyo chorro esta formado por una varilla de cristal con estrías en espiral. Otros son unos cuadros, algunos de los cuales representan una marina y un reloj de torre cuya maquinaria mueve una serie de barcos que recorre el paisaje.
2007-02-28 22:37:51
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answer #5
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answered by Anonymous
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