Una quemadura altera las funciones normales de la piel, siendo suficiente con que el estrato córneo se altere, para que pierda su capacidad de barrera.
El tratamiento de cualquier quemadura tiene como objetivo la epitelización definitiva precoz de la misma. Idealmente, este tratamiento local (quirúrgico y no quirúrgico) debe: disminuir la pérdida de calor, electrolitos, agua, etc; actuar como barrera frente a microorganismos impidiendo la contaminación bacteriana exógena; evitar o minimizar las secuelas funcionales y estéticas, etc. Conseguir estos objetivos tiene especial relevancia en caso de quemaduras masivas, incluso aunque estas sean dérmicas superficiales.
Manejo local inicial de la quemadura
Traslado a la Unidad de Quemados: El lugar del accidente no es el escenario adecuado para realizar la primera cura de la quemadura. La actuación local inicial depende de las caracterÃsticas de la lesión. En general, en pacientes con quemaduras masivas las únicas maniobras deberán estar encaminadas a evitar la hipotermia, cubriendo al sujeto con materiales limpios y secos. En caso de quemaduras poco extensas, se procederá a cubrir las lesiones con apósitos húmedos.
Primera cura: En caso de grandes quemados, o pacientes que vayan a requerir hospitalización, la primera cura se realizará en el centro hospitalario al que se traslade el enfermo desde el lugar del accidente, y siempre que su traslado definitivo a una unidad de grandes quemados vaya a demorarse. Si el traslado es inmediato la primera cura se realizará al ingreso en estas unidades.
Si la quemadura no requiere ingreso, la cura se realizará en el centro hospitalario al que acuda el paciente.
Esta primera cura consiste en el lavado de arrastre con agua tibia (en quemaduras superficiales de extensión inferior al 10% SCQ puede utilizarse frÃa), lavando posteriormente las superficies afectadas con un antiséptico jabonoso suave. Posteriormente se aclaran las superficies con suero fisiológico o agua estéril, se desbridan las flictenas y restos epiteliales y se completa la cura, que podrá ser oclusiva o expositiva dependiendo del tipo de lesión.
Curas sucesivas
Lavado y desbridamiento: La práctica de cada cura debe realizarse en condiciones de esterilidad. Igual que en la primera, hay que empezar con el lavado de la lesión para eliminar restos de crema, detritus y tejido no viable. A continuación puede realizarse un cepillado de la herida con suero fisiológico y solución jabonosa (clorhexidina o preparados de yodo), aclarándose posteriormente las superficies.
Oclusión/Exposición: Las quemaduras superficiales e intermedias pueden ser ocluidas con un tul graso y un almohadillado generoso para evitar la desecación de las superficies lesionadas. Constituyen una excepción las quemaduras en cara y periné, donde se realizan curas en exposición (Fig. 1 y 2).
En caso de quemaduras superficiales no es necesaria la utilización de antisépticos tópicos, que incluso, podrÃan considerarse contraproducentes, ya que prácticamente todos estos productos retrasan la epitelización de estas lesiones térmicas. Sin embargo, en caso de quemaduras dérmicas superficiales muy extensas o en caso de afectación de áreas como cara, periné, etc, que van a ser curadas en exposición, es práctica habitual el empleo de antisépticos. La justificación de esta práctica está, en tratar de evitar infecciones que causarÃan un mayor retraso en la epitelización que la utilización de los antisépticos, con las consecuencias que este hecho acarrearÃa.
Asimismo, en las quemaduras superficiales e intermedias está indicado la cobertura con apósitos biosintéticos que resultan especialmente útiles en casos de quemaduras extensas de esta profundidad.
En quemaduras profundas, sin embargo, la aplicación de quimioterápicos tópicos es necesaria para controlar la infección local. Estos agentes pueden utilizarse extendiéndolos sobre tul graso o sobre compresas en las curas oclusivas, o bien aplicarse directamente sobre la piel quemada en las expositivas. El tratamiento expositivo en ambiente caliente y aséptico facilita la desecación de la lesión, formándose una escara que puede facilitar el desbridamiento, pero que puede en algunos casos profundizar la quemadura.
Prevención de secuelas: Desde el inicio del tratamiento de un paciente quemado se deben realizar maniobras destinadas a reducir las secuelas funcionales y estéticas que presentarán en muchas ocasiones estos pacientes. El tratamiento postural con vendajes y férulas, y la colaboración con un servicio de rehabilitadores, resulta fundamental para reducir contracturas articulares en posición inadecuada, reducir cicatrices retráctiles, sinequias, etc. Por otro lado, un adecuado tratamiento quirúrgico minimizará la cicatrización por segunda intención y la posibilidad de cicatrización patológica causante de alteraciones. Por último, contamos con tratamientos coadyuventes utilizados cuando se ha producido la epitelización de las quemaduras (presoterapia, láminas de silicona, etc.).
Infección local de la quemadura
La infección es la principal causa de muerte en quemados, siendo las superficies cruentas su origen más frecuente, por sobrecrecimiento de flora endógena o por contaminación externa. Otras infecciones en estos pacientes tienen como puertas de entradas las vÃas centrales u otros catéteres endovenosos, la soda vesical, el tubo endotraqueal, etc. En cualquier caso, una de las acciones más eficaces para evitar las infecciones en los pacientes quemados es el manejo correcto de las quemaduras: utilizando de forma adecuada los antisépticos tópicos, planteando correctamente la eliminación de las lesiones térmicas quirúrgicas y cubriendo precozmente las superficies cruentas.
ClÃnica: La inspección de la quemadura y otros lechos cruentos es una práctica básica para detectar una infección local. Los signos inflamatorios y los exudados malolientes son datos que han de hacer sospechar la presencia de microorganismos. El dolor y los cambios de color del tejido sano circundante también sugieren infección local.
Cultivo microbiológico y biopsia de piel: La sospecha clÃnica de infección de una zona cruenta (quemaduras, superficies desbridadas, zonas donantes, etc.) debe acompañarse de la toma de muestras para cultivo (exudados y biopsias). A continuación se iniciará un tratamiento antiséptico empÃrico tópico más agresivo: utilización de antisépticos de amplio espectro, aumento de la frecuencia de las curas, etc.
Si la infección local se acompaña de signos de sepsis, se iniciará antibioticoterapia sistémica intravenosa empÃrica de amplio espectro hasta tener disponibles los resultados de las pruebas microbiológicas en la que se especificarán, además del antibiograma, la sensibilidad de los diferentes antisépticos tópicos. Estos resultados permiten pautar tratamientos intravenosos y locales más especÃficos para el control de las infecciones en estos pacientes.
Microorganismos: El detritus tisular que forma la quemadura, junto al exudado producido por la misma, favorece la formación de un microclima idóneo para el sobrecrecimiento de saprofitos de la piel, asà como para la proliferación de patógenos exógenos.
Los gérmenes que se aÃslan con mayor frecuencia en los tejidos con quemaduras son Staphylococcus aureus, S. epidermidis y Pseudomonas aeruginosa. Más rara es la presencia de Serratia, Acinetobacter, Echerichia coli, u otros bacilos. En cualquier caso, la frecuencia de aparición de cada especie varÃa dependiendo de factores como, el lugar geográfico, la época del año, la aparición de resistencias, etc.
Quimioterápicos tópicos
La elección de un determinado preparado de acción local se realiza dependiendo del estado de la quemadura y de otros lechos cruentos y de los microorganismos detectados. La rotación de estos antisépticos tópicos es imprescindible para evitar resistencias.
La frecuencia de la cura varÃa en función del tipo de preparado y las condiciones locales de la quemadura. En general, las presentaciones en forma de solución tienen una actividad muy limitada en el tiempo que desaparece si el preparado se seca, por lo que es mejor utilizarlas en cura oclusiva. Las cremas y geles permanecen activos más tiempo.
Clorhexidina: Amplio espectro antimicrobiano. Es muy eficaz frente a grampositivos y gramnegativos (aunque P. aeruginosa suele ser resistente en ambiente hospitalario). No es funguicida, pero inhibe la germinación de las esporas y no tiene actividad frente a virus.
La acción es rápida y la actividad duradera.
Los efectos adversos son escasos debido a la prácticamente nula absorción cutánea.
Existen presentaciones en forma de solución y de crema (aunque en España aún no existen evidencias de que la eventual absorción de los excipientes de la crema al aplicarla en superficies extensas no provoque alteraciones), y solución jabonosa para lavados.
Sulfadiazina argéntica: Combina la acción de las sulfamidas y de la plata. Es efectiva frente a grampositivos, gramnegativos, siendo fungicida frente a Candida. Su acción cubre a Pseudomonas y enterobacterias, aunque en quemaduras extensas y profundas pueden observarse resistencias. La adición de nitrato de cerio a la sulfadiazina argéntica ha venido a solucionar este inconveniente, presentando esta asociación un gran poder bactericida.
La actividad es corta en expositivo. En cura oclusiva, una capa generosa del preparado en crema de sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio puede ser efectiva hasta 24h, si bien se recomienda cambio cada 12 horas en quemaduras profundas extensas. También tiene capacidad para penetrar en la escara y para exfoliar.
La aplicación tópica produce escasos efectos adversos, siendo los más frecuentes los cuadros hematológicos (granulocitopenia, metahemoglobinemia).
Se presenta en crema sola o combinada con nitrato de cerio.
Povidona yodada: La acción germicida del yodo es importante e incluye grampositivos y negativos, esporas, hongos, virus, quistes y protozoos. Presenta una pobre penetración en la escara. Puede retrasar la cicatrización por inhibición fibroblástica, producir hipersensibilidad cutánea e hipertiroidismo. Se emplea en diversos preparados: gel, solución y solución jabonosa.
Otros:
Gentamicina: Se presenta en crema. Tiene moderado efecto ante grampositivos y negativos. Induce resistencias precozmente y puede producir oto y nefrotoxicidad.
Nitrofurazona: Muy activa frente a grampositivos (sobre todo S. Aureus) y escasamente activa frente a gramnegativos. Aparecen resistencias con frecuencia y puede provocar cuadros de sensibilización y nefrotoxicidad.
Neomicina y Bacitracina: Estos quimioterápicos complementa sus espectros para producir efecto bactericida frente a grampositivos y negativos. Las resistencias son escasas y entre los efectos secundarios puede citarse la nefrotoxicidad.
Corticoides: Las cremas de corticoides son uno de los escasos preparados tópicos no antisépticos empleados en quemaduras. Su uso se halla restringido a quemaduras superficiales para controlar los fenómenos inflamatorios y el dolor, o en áreas cruentas con crecimiento exuberante de tejido de granulación, en las que se utiliza para reducir esta hipergranulación aprovechando su efecto vasoconstrictor local.
COBERTURA EN GRANDES QUEMADOS. SUSTITUTOS CUTÃNEOS
La cirugÃa en el paciente quemado, indicada como tratamiento de las quemaduras profundas, tiene como objetivos la eliminación del tejido dañado irreversiblemente y la realización de una cobertura definitiva de las heridas. Este tratamiento debe ser completado precozmente para minimizar el riesgo de infección, sepsis y muerte del paciente, además de reducir tratamientos dolorosos y largos en el tiempo, disminuir secuelas, etc.
Consideraciones generales preoperatorias
Situación clÃnica del paciente:
En la actualidad se defiende la precocidad y la agresividad en el tratamiento quirúrgico del gran quemado. El desbridamiento quirúrgico de la quemadura debe iniciarse cuando el paciente esté estable hemodinámicamente, situación que suele alcanzarse entre el segundo y quinto dÃa postquemadura.
Estrategia operatoria:
En quemaduras masivas no es posible realizar una escisión completa de toda el área cruenta, entre otros factores, por la excesiva pérdida hemática que se producirÃa: se necesitan aproximadamente 2 o 3 concentrado de hematÃes por cada 10% de superficie corporal a escindir. Actualmente las superficies que se desbridan tienden a ser mayor que en el pasado, alcanzándose 25-35% de superficie corporal total, e incluso más cuando se trata de extremidades en las que se puede utilizar isquemia para reducir el sangrado. En tórax, abdomen y espalda, no se debe superar el 15% para evitar pérdidas de sangre excesivas.
En quemaduras profundas masivas (>60%), la priorización de las áreas a intervenir es una cuestión objeto de debate. Algunos autores preconizan tratar primero áreas funcionales, dando prioridad a las manos y articulaciones, sobre todo del miembro superior. A continuación cara y cuello (por su importancia estética) siempre que la profundidad de la lesión esté confirmada. Las extremidades inferiores serÃan las siguientes, posteriormente el tórax y abdomen, y por último espalda, palmas y plantas. Otros autores sostienen que la prioridad es la escisión de los mayores porcentajes de quemadura posibles, comenzando incluso por tórax y abdomen. En este punto hay que hacer la consideración de que en quemaduras quirúrgicas muy extensas que afectan, entre otros, a miembros superiores e inferiores, estas áreas se pueden desbridar con isquemia, lo que favorece que en estas condiciones las superficies desbridadas en la primera intervención puedan acercarse al 35%. En cualquier caso, cada paciente requiere una evaluación y priorización de las áreas a operar de forma individualizada.
En cuanto a la cobertura cutánea, esta se realizará en el mismo tiempo quirúrgico que la escisión para obtener el cierre de la herida de forma inmediata. Las limitaciones de esta cobertura se especifican en apartados posteriores.
Comentar por último que la escisión quirúrgica de las quemaduras y la cobertura de las zonas cruentas se plantea en un gran quemado de forma seriada, si su estado general lo permite, con intervalos de 2-4 dÃas. Con este planteamiento se puede conseguir la eliminación completa de las lesiones térmicas profundas durante la primera o las dos primeras semanas postquemadura.
Tipos de escisión
Escisión tangencial o secuencial:
Esta técnica consiste en extirpar de modo secuencial con un dermatomo, láminas de tejido quemado, hasta llegar a tejido subyacente sano, apto para ser injertado. El problema principal de este método es la hemorragia en sábana que se produce, especialmente si el plano viable es dérmico. En estas condiciones la mejor hemostasia es la que se obtiene por presión y vendaje compresivo, coagulación con electrocauterio o ligadura de los vasos mayores y aplicación de la cobertura (autoinjerto, homoinjerto, etc). En este punto comentar que, el colágeno expuesto del plano dérmico viable resultante de la escisión de quemaduras, estimula la coagulación, siendo un agente hemostático muy eficaz.
Escisión intermedia:
La escisión del tejido se practica mediante la exéresis de todo el espesor de la piel preservando el tejido celular subcutáneo. Esta técnica está indicada especialmente en áreas donde sea importante conservar el contorno corporal, como por ejemplo, la mama femenina. En la actualidad el tejido celular subcutáneo viable no es considerado un mal lecho receptor de injertos, si bien su vascularización es peor que la de la dermis o la fascia.
Otros:
Existen otras técnicas quirúrgicas de uso más limitado y con indicaciones menos extendidas.
La escisión a fascia se realiza en el plano suprafascial. Entre sus ventajas destacan: la sencillez técnica, el menor sangrado y la viabilidad de plano que se consigue. Entre sus inconvenientes: la lesión de nervios sensitivos, la interrupción de vÃas de drenaje venoso y linfático, la conveniencia de realizar colgajos para reconstruir la exposición de fascias en zonas periarticulares (por la escasa vascularización de estas fascias), y las importantes secuelas estéticas. La indicación de esta técnica se reserva a casos especiales debido a sus importantes efectos adversos. No debe practicarse una escisión a fascia mayor del 20% de SCT, y no debe aplicarse a cara ni a periné, salvo en casos en los que la profundidad de la quemadura haga inviable otro tipo de desbridamiento. Una vez finalizada, es imprescindible la cobertura inmediata para evitar la desecación de la fascia.
El desbridamiento abrasivo es aquel que se realiza con sistemas mecánicos exfoliantes. PodrÃa encontrar su indicación en quemaduras profundas en cara y cuello. En la realización de esta técnica es imprescindible contar con protección del equipo quirúrgico ante la nebulización de sangre y restos cutáneos.
Otros métodos conservadores o farmacológicos han sido abandonados por presentar muchos más efectos adversos que beneficiosos.
Cobertura cutánea. Sustitutos cutáneos
Actualmente el tratamiento quirúrgico de los pacientes grandes quemados con áreas masivas de quemaduras profundas representan un reto, que no reside en la eliminación de los tejidos no viables, sino en la cobertura de las áreas cruentas. Hoy en dÃa se dispone de una serie de métodos que ofrecen una cobertura definitiva o temporal, si bien ninguno de ellos llega a cumplir las condiciones necesarias para definirlo como ideal.
A continuación se hace referencia a diversas coberturas que van desde los apósitos sintéticos más simples a las coberturas biológicas más sofisticadas empleadas fundamentalmente en la cobertura de grandes quemados.
Coberturas sintéticas:
Los apósitos hidrocoloides ejercen un efecto de absorción y mantenimiento del exudado, creando un microclima de humedad que favorece la cicatrización.. No aportan ningún producto antibacteriano por lo que no están indicados en la cobertura de quemaduras profundas y no actúan, en la mayorÃa de los casos, como barrera que evite pérdida de agua, electrolitos, etc. Además su utilización implica la aparición de un exudado que dificulta, si no se posee mucha experiencia, diferenciar entre infección local y la degradación normal del hidrocoloide.
Están indicados en quemaduras menores (dérmicas superficiales no muy exudativas o en zonas donantes).
Coberturas biosintéticas:
El más universalmente utilizado es el Biobrane, compuesto por una malla de nailon en la que se entrecruza colágeno purificado de origen porcino y una lámina externa de silicona. Su uso consigue aliviar el dolor, aminorar la pérdida de agua, electrolitos, calor, etc, además de actuar como barrera mecánica frente a infecciones y favorecer la reepitelización. Actualmente se considera como cobertura de primera elección en quemaduras dérmicas superficiales extensas y en zonas donantes (Fig. 3-5).
Otra cobertura que podrÃa clasificarse en este grupo por su composición es el Integra, que consta de una capa profunda constituida por una matriz de colágeno y condroitin 6 sulfato y una capa externa de silicona. Sin embargo, su filosofÃa es la de favorecer la migración de células del paciente a la capa interna del sustituto, posibilitando la formación de una neodermis. Tras unas tres semanas en el lecho receptor, se sustituye la capa de silicona por un autoinjerto fino o por cultivos de queratinocitos autólogos. En este sentido, la capa dérmica del Integraï¢se comportarÃa como definitiva facilitando que la capa epidérmica que se utilizase (autoinjertos o cultivos) prendiera, con la ventaja de no transmitir enfermedades. Esta cobertura estarÃa indicada en pérdidas cutáneas de espesor total. Sus principales desventajas son: su escasa resistencia a infecciones, la necesidad de utilizar otra cobertura para sustituir la epidermis y su elevado precio.
Autoinjertos:
Sigue siendo la mejor cobertura definitiva cuando el paciente dispone de suficientes zonas donantes. Se aplican tan pronto como se obtenga un lecho viable, que deberá ser en la mayorÃa de los casos en la misma intervención en la que se realiza el desbridamiento de la quemadura.
En las primeras horas tras la aplicación del injerto se produce una adhesión por fibrina y colágeno. A las 24-48 horas, el plasma del lecho receptor va a nutrir al sistema capilar del injerto, y entre el tercer y quinto dÃa se produce una neovascularización capilar definitiva desde el lecho.
Cualquier área de piel no quemada (excepto cara y manos) puede ser utilizada como zona donante. Hay que establecer prioridad en su uso en función de la disponibilidad de una superficie amplia y un acceso sencillo, siendo muslos y nalgas la primera elección por tratarse de una región extensa, de curación rápida y de defecto estético pequeño.
El injerto es obtenido mediante dermatomo. Los mecánicos son los más eficaces, al permitir obtener autoinjertos de espesor homogéneo. El grosor ideal es 0.20-0.25 mm., excepto para cobertura de cara, cuello, manos y articulaciones donde son preferibles de mayor espesor, utilizándose más finos en quemaduras masivas en ancianos y niños. A mayor grosor del autoinjerto, menor retracción del mismo, pero mayor dificultad para que prenda.
Los injertos pueden aplicarse de forma laminar o mallados. El resultado cosmético de los laminares es más aceptable, pero tienen el inconveniente de presentar hematomas con mayor frecuencia. La ventaja de las mallas es su capacidad para cubrir mayor extensión, además de un menor número de hematomas al facilitar el drenaje entre los orificios de la malla. Sin embargo, presentan los inconvenientes de una peor apariencia estética, mayor retracción y el hecho de no actuar como barrera hasta que no se produce la epitelización de la malla (Fig. 6-11).
Cuando la quemadura es muy extensa y la zona donante escasa se recurre al patrón en sándwich, en el que se aplican injertos ampliamente mallados sobre los cuales se colocan homoinjertos de cadáver. El objetivo de esta última cobertura es proteger los autoinjertos y actuar como barrera hasta que prenden y epitelizan las mallas (Fig. 12).
Sustitutos biológicos:
Este tipo de sustitutos se han desarrollado fundamentalmente en los Bancos de piel que surgieron para solventar los problemas de cobertura cutánea que plantean los grandes quemados.
Los diferentes bancos de piel existentes a nivel mundial difieren en su modo de actuar (local, regional, nacional e internacional), en las técnicas empleadas en la conservación y almacenamiento de la piel humana, en el tipo de sustituto que desarrollan (cultivos de queratinocitos, piel artificial celular autóloga, etc), etc.
Actualmente los bancos de piel pueden procesar, almacenar y elaborar (según el caso), entre otras y como más destacadas, las siguientes coberturas cutáneas: xenoinjertos; homoinjertos (aloinjertos) criopreservados y/o preservados en glicerol; cultivos de queratinocitos (autólogos y alogénicos) y piel artificial celular (autóloga y alogénica).
Existen más sustitutos biológicos, algunos de los cuales serán objeto de algún comentario.
Xenoinjertos: Los xenoinjertos de cerdo se han utilizado frescos, congelados o liofilizados como cobertura temporal. El principal efecto no deseado es su capacidad antigénica (especialmente si es fresco o congelado) que provoca su rechazo en aproximadamente 72 horas. Su uso es muy limitado.
Homoinjertos: Es actualmente una de las mejores coberturas disponibles. Si se criopreserva el homoinjerto será viable (presencia de células vivas), mientras que si se realiza la preservación con glicerol, el homoinjerto no es viable (carece de células vivas).
Utilizado como cobertura de superficies cruentas desbridadas actúa como barrera, disminuyendo la pérdida de agua, electrolitos y proteÃnas, reduciendo la frecuencia de las infecciones y aliviando el dolor.
La capa epidérmica de esta cobertura es la que contiene células de Langerhans de gran poder antigénico que provocan la pérdida en pocos dÃas de esta epidermis. Esta reacción depende de la respuesta inmunológica del huésped, que está condicionada por el grado de competencia del receptor y por la incompatibilidad antigénica entre donante y receptor. Sin embargo, la dermis de los aloinjertos tiene capacidad para prender al tener escasa o nula antigenicidad, incorporándose al lecho cruento de forma definitiva. Este hecho es el que favorece que esta dermis del homoinjerto sea en ocasiones la base sobre la que se aplican, tras una escisión tangencial fina del homoinjerto, autoinjertos muy finos, cultivos de queratinocitos autólogos o piel artificial celular autóloga. Finalmente, otra de sus ventajas frente otras coberturas es su precio, especialmente si se compara con coberturas como el Integra, los cultivos de queratinocitos, la piel artificial autóloga, etc.
También se utilizan, como ya se ha comentado, como cobertura de mallas muy amplias de autoinjertos (técnica sándwich).
Uno de los principales inconvenientes de esta cobertura es la posible transmisión de enfermedades virales, especialmente si se trata de homoinjertos criopreservados. Por este motivo los donantes de piel deben cumplir una serie de requisitos generales establecidos para todos los tejidos y también criterios especÃficos de exclusión.
El análisis inicial de un posible donante de tejidos deberá incluir una historia clÃnica y examen fÃsico, serologÃa, microbiologÃa, causa de muerte, etc.
Los tejidos no deberán ser extraÃdos en ninguna de las condiciones siguientes:
Causa desconocida de muerte. Es necesaria autopsia previa.
Historia de hemodiálisis crónica o enfermedad autoinmune sistémica
Ingestión o exposición a tóxico que pueda ser transmitido en dosis tóxica al receptor (cianuro, plomo, mercurio, oro, etc.).
Presencia o evidencia de infección o irradiación previa de la zona del tejido a extraer.
Presencia o historia previa de enfermedad maligna. En este punto mencionar no todos los tumores invalidan un donante. No invalidan la donación la presencia de tumor de células basales de la piel, algunos tumores primarios del SNC, etc.
Riesgo de transmisión de enfermedades causadas por priones: enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, historia de demencia o enfermedad neurológica degenerativa de etiologÃa viral o desconocida y receptores de hormonas derivadas de pituitaria humana (hormona del crecimiento), receptores de duramadre, cornea, esclera u otro tejido ocular.
Infecciones actias significativas incontroladas: septicemia, enfermedad vÃrica sistémica, sÃfilis, tuberculosis activa, enfermedad micótica sistémica, malaria, lepra y enfermedad de Chagas.
Historia, evidencia clÃnica, sospecha o positividad de los tests de laboratorio de infección por HIV, Hepatitis B y C.
Enfermedad de etiologÃa desconocida: Parkinson, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Chron, etc.
Personas con factores de riesgo para HIV y/o hepatitis B y C: personas con múltiples relaciones sexuales, signos de drogadicción, hemofilia o desordenes relacionados con la coagulación, sÃfilis o gonorrea diagnosticada o tratada en los últimos 12 meses, etc.
También se realiza un cribado serológico del donante, que deberá ser negativo para: HIV-1 y 2; Hepatitis B (se determinará el HbsAg); Hepatitis C (anticuerpos especÃficos frente al VHC); treponema pallidum (VDRL o RPR); anticuerpos esfecÃficos frente a Citomegalovirus, Toxoplasma gondii, Brucela y frente al virus de la leucemia de células T del adulto tipos I y II (HTLV-I y II).
Entre los criterios especÃficos de exclusión destacan entre otros: piel que contenga tóxicos conocidos, piel estructuralmente dañada (enfermedades del colágeno o enfermedad autoinmune) y dificultad para la extracción de piel (obesidad, malnutrición, etc).
En cuanto a la edad, la del donante de piel deberá estar comprendida entre 14 y 75 años. La idoneidad de un donante potencial con edad mayor o menor de las mencionadas, deberá ser evaluada individualmente en base a su tamaño, condiciones de la piel y condiciones médicas. También existen condicionantes en cuanto al momento de la extracción, que deberá ser realizada dentro de las 24 primeras horas postmortem, debiendo el cadáver conservarse refrigerado si la extracción se va a demorar más de 4 horas tras el fallecimiento.
Entre los controles de calidad necesarios para asegurar una utilización sin riesgos de los homoinjertos, destacan los controles microbiológicos. Se realizarán cultivos de muestras de piel de al menos 1 cm2 por cada área corporal obtenida. La presencia de determinados microorganismos (S. coagulasa positivos, S. beta hemolÃticos, pseudomona, serratia, klebsiella, proteus, enterobácter, candida, etc.) invalida el tejido.
Como resumen comentar que la utilización de células, piel, plasma, etc. procedente de donantes vivos o cadáveres está actualmente regulada por leyes y sometida a controles muy rigurosos de todos los procesos, que garantizan la calidad de todos los productos procedentes de los bancos de piel.
También se han desarrollado otras modalidades de sustitutos cutáneos utilizando homoinjertos. Ejemplo de esta cobertura es el Allodermï¢, que no es más que un homoinjerto deshidratado, no viable, que mantiene solamente la estructura de la matriz extracelular.
Cultivo de queratinocitos y otros cultivos dérmicos: Green y Rheinwald son los que en 1975 publican la técnica que permite obtener amplias láminas de queratinocitos cultivados a partir de una biopsia de piel sana de un paciente.
Es la primera cobertura definitiva que se describió para el tratamiento de pacientes que no disponen de suficientes zonas donantes. Sin embargo, presentan inconvenientes importantes que los alejan de ser la cobertura ideal: son necesarias de 3-4 semanas para obtener un tamaño de la lámina de queratinocitos útil clÃnicamente; son frágiles, siendo el porcentaje de prendimiento limitado (40-60%); son muy poco resistentes a contaminaciones bacterianas e imposibilitan la utilización de la mayorÃa de los antisépticos que resultan tóxicos para estas células, además de resultar una cobertura de costo elevado.
Gran parte de estos inconvenientes (elevado porcentaje de pérdida que presentan, fragilidad, asà como la debilidad de la cobertura que proporciona que hace que a largo plazo sean frecuentes la aparición de flictenas, ulceraciones, etc) son achacables a la falta de un soporte dérmico adecuado. Por este motivo, se utilizan coberturas que combinan el cultivo con otros sustitutos que aporten dicho soporte: homoinjertos, Integra, Alloderm, Dermagraft, etc.
También se puede disponer de cultivos de queratinocitos alogénicos como cobertura temporal. La razón de su uso es que estos queratinocitos segregan sustancias que estimulan los lechos receptores, mejorando las condiciones locales de las superficies cruentas mientras se realiza la cobertura definitiva, además de favorecer la epitelización desde los bordes sanos. Todas las posibles fuentes de obtención de estos queratinocitos deben cumplir los mismos requisitos establecidos para la donación de Tejidos.
Actualmente estos queratinocitos (autólogos y alogénicos) también pueden conservarse criopreservados, y además de su utilización en la cobertura de grandes quemados, se han empleado en el tratamiento de úlceras crónicas (decúbito, venosas, diabéticas...), epidermolisis ampollosas, escisión de nevus congénitos gigantes, etc.
En cualquier caso, la aportación innegable de los cultivos de queratinocitos ha sido el hecho de abrir un amplio abanico de posibilidades en el mundo de la cobertura cutánea al desarrollarse una tecnologÃa, que posiblemente, será la base de la cobertura definitiva ideal futura.
También existen productos en el mercado que están basado en cultivos celulares alogénicos como formadores de dermis. Ejemplo de este tipo de sustituto es el Dermagraftï¢, que es una cobertura formada por una malla de poliglactÃn 910 y ácido poliglucólico en la que se cultivan fibroblastos humanos neonatales. El Dermagraftï¢, por tanto, actuarÃa como una neodermis sobre la que posteriormente habrÃa que implantar un cultivo de queratinocitos o un autoinjerto fino.
Piel artificial celular autóloga y alogénica (Injertos compuestos cultivados): Estas son las últimas coberturas sobre las que se está investigando. Se trata de una piel completa que se crea a partir de fibroblastos y queratinocitos procedentes de una biopsia del propio paciente. Utilizando diferentes tipos de soporte (fibrina, plasma y otros geles) se cultivan los fibroblastos, sembrando los queratinocitos posteriormente sobre estos cultivos.
Son, sin duda, estos injertos compuestos cultivados los que más expectativas están creando actualmente, siendo su ventaja fundamental el ser el único sustituto que ofrece los dos componentes de la piel de forma definitiva (Fig. 13-18). En esta piel la unión dermoépidermica se inicia in vitro, disminuyendo la inestabilidad de la cobertura. También se puede diferenciar in vitro el estrato córneo, necesario para que el sustituto cutáneo sea eficaz como barrera. Sus inconvenientes radican en su escasa resistencia frente a infecciones, sus “exigencias” en lo que al lecho receptor se refiere (al igual que los cultivos de queratinocitos, el Integra, etc., que requieren una superficie cruenta sin contaminaciones), su incompatibilidad con el uso de la mayorÃa de los antisépticos, el retraso en su disponibilidad (tardan, al igual que los cultivos de queratinocitos, 3-4 semanas) y su elevado precio.
Existen productos alogénicos que pueden clasificarse en este apartado de piel artificial como el Graftskin. En esta cobertura, que está compuesta por células alogénicas de prepucio neonatal, la capa dérmica son fibroblastos humanos y colágeno bovino, estando formada la epidermis por queratinocitos alogénicos estratificados y cornificados.
Mencionar por último, que en piel artificial, el futuro podrÃa estar en conseguir una cobertura temporal alogénica modificada genéticamente que produjese factores de crecimiento tisular que favoreciesen la curación de los lechos cruentos, y en el desarrollo de un sustituto cutáneo permanente compuesto por las dos capas de la piel, que fuese resistente a infecciones, presentase tasas de prendimiento elevadas, y de disponibilidad inmediata
2007-01-26 11:54:22
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answer #3
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