Cantar segundo (Cantar de las bodas)
Verso 1275: El Cid piensa en su mujer y en sus hijas: otra vez se subrayan las calidades humanas del Campeador.
Verso 1372: Se habla de las hijas del Cid y de las bodas con los infantes de Carrión, sin que ellas tengan poder de elección sobre el asunto.
Verso 1604: La mujer es nombrada con adjetivos como “querida” y “honrada” para exaltar el nivel social del Cid.
Verso 1746: El Cid se refiere a las mujeres que lo están esperando: el Campeador quiere que se casen con sus vasallos (y ellas tienen que obedecer porque como criadas le pertenecen).
Verso 2131: Se puede observar muy bien lo que realmente representa la mujer en el poema: la figura femenina es considerada como objeto, sin voluntad propia. Aquí, en efecto, es el rey el que decide el casamiento de las hijas del Cid. Las bodas no tienen nada que ver con el amor; sólo hay interés económico y social.
El Cid logra apoderarse de Valencia, donde da un obispado al clérigo Don Jerónimo, venido de Francia. Pero en medio de tanta prosperidad, el dolor del destierro le seguía dañando, incluso físicamente (por tristeza se dejó crecer la barba).
Luego el Cid envía a Minaya con un segundo regalo para el Rey Alfonso, cien caballos de las recientes victorias, reconociéndose por vasallo y rogándole que permitiera a Doña Jimena ir a vivir a Valencia. El Rey, da ese permiso alabando las conquistas del Cid. Los trofeos de las victorias del desterrado despiertan en los infantes de Carrión, pertenecientes a la gran familia de los Vani-Gómez, el deseo de casar con las dos hijas del Cid para disfrutar de las riquezas del Campeador; es un deseo vergonzante, porque ellos, hijos de Condes, desprecian la humilde casa de Vivar. Álvar Fáñez lleva a Valencia a Doña Jimena y a sus hijas; el Cid las recibe con alegría y las muestra la gran ciudad con su rica huerta desde lo alto de un alcázar.
Yúcey, Rey de Marruecos, quiere apoderarse de Valencia, pero es derrotado y huye malherido por el Cid. Del inmenso botín de esta batalla, el vencedor envía al Rey Alfonso, doscientos caballos con sillas, con frenos y con sendas espadas colgadas de los arzones. El nuevo regalo es de nuevo llevado por Álvar Fáñez a Valladolid, que es donde se encontraba el Rey; la grandeza del donativo despierta gran admiración en el Rey, a la vez que mortifica la envidia de García Ordóñez y aviva la codicia de los dos infantes de Carrión.
Los dos infantes piden al Rey que les intente casar con las hijas del Campeador, el Rey accede. Para ello propone perdonar el destierro al Cid para tratar el matrimonio. El Cid al oír la propuesta del Rey muestra un gran disgusto y le repugna el orgullo de los infantes; pero al fin consiente el casamiento y acudirá a las bodas.
En Toledo, el Rey perdona al desterrado públicamente y le ruega el matrimonio de sus hijas, Doña Sol y Doña Elvira, con los infantes de Carrión. El Cid le manifiesta que sus hijas no están en edad para casarse pero acepta la voluntad del Rey públicamente. El Campeador se vuelve con los infantes a Valencia sonde se celebran las bodas.
2006-12-12 13:57:42
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answer #1
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answered by Margot 6
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Más bien creo que buscas el "Cantar del los Cantares" de la Biblia.
2006-12-13 05:00:20
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answer #2
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answered by Maria Bonita 4
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