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¿Quieren reirse un ratico?, Lean esto!:

En una estación de radio Canadiense, dan un premio de 1000 a 5000 dólares a la persona que cuente una historia verdadera, que le hubiese sucedido y la hubiese puesto en una situación embarazosa, de aquellas que te dan ganas de tirarte de un décimo piso... bueno, o de un primero. Esta fue la historia que ganó los 5000 dólares.

"Tenía consulta con el ginecólogo para esa semana, pero quedaron en llamarme para confirmarme el día y la hora de la misma. Una mañana temprano recibo la llamada de la telefonista del consultorio, informándome que mi consulta estaba registrada para ese mismo día a las 9.30 hrs.

Acababa de terminar el desayuno con mi marido y mis hijos y estaba lista para comenzar con las tareas del día, eran precisamente las 8.45 hrs. Entré en pánico, no tenía ni un minuto que perder. Como todas las mujeres tenemos mucho cuidado y una particular atención en nuestra higiene íntima, principalmente cuando vamos al ginecólogo... (continúa)

2006-10-21 06:48:40 · 7 respuestas · pregunta de Inquisidor 5 en Salud Salud Femenina

... pretendí asearme, pero ésta
ni siquiera me daba tiempo para darme una ducha. Por lo que
entré al baño, me quité el camisón y agarré una toallita limpia y
doblada que estaba encima del borde de la bañera, la mojé y la pasé con
todo cuidado por mis partes "más íntimas" para así
tener la seguridad de que quedaría lo más limpia posible.
Al terminar lancé la toallita en el canasto de ropa sucia, me vestí y volé para el consultorio.

Estaba en la sala de espera y casi inmediatamente me llamaron
para hacerme el examen. Como ya conozco el procedimiento, me
senté sin ayuda en el borde de la camilla e intenté, como
siempre hago, imaginarme muy lejos de allí, en un lugar así como el
Caribe o en cualquier otro lugar lindo, por lomenos a 1,000 kms.
de aquella camilla. Me quedé muy sorprendida cuando el médico me
dijo: "Ah, caray, hoy hizo un esfuerzo extra para quedar más
bonita!" No entendí el cumplido pero no respondí y sólo me limité
a sonreír y decir "¡ah! ".

(continúa)

2006-10-21 06:49:29 · update #1

Me fui a casa tranquila y el resto del día se desenvolvió
normalmente: limpié la casa, cociné, tuve tiempo de leer
una revista, etc. Después de la escuela, ya terminados
los deberes, mi hija de 6 años estaba lista para ir a jugar cuando
me gritó desde el baño: "Mamá! ¿Dónde está mi toallita?
Le contesté:
¡No sé, pero toma una limpia del closet! Su respuesta me hizo desear desaparecer de la faz de la Tierra. El comentario del
médico, martillaba en mi cabeza sin descanso ya que lo que mi
hija me contestó fue:
"No Mamá, yo no quiero una toallita del closet, quiero
aquella estaba doblada en el borde de la bañera. Ahí tenía mi diamantina, mis brillitos y mis estrellitas doradas y plateadas para jugar!!"

2006-10-21 06:49:46 · update #2

7 respuestas

ahy!!! jajajajaja que tal , que equivocación no....jajajajjijiji , estuvo buena ....saludos inquisidor!!!

2006-10-22 16:08:24 · answer #1 · answered by Anonymous · 1 0

aaaaaaaaaaaaaaaaajajajjajajajajajjajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaajajajjajajajaajajaj orrrrfff oooorrrffff!!! aaaaaaaaaajajajaajjaaaj

cof cof cof....Muy Bueno!

2006-10-28 13:07:39 · answer #2 · answered by Preguntas_inquietantes 3 · 1 0

Una mirada por el cambio en el vínculo de las mujeres y los ginecólogos. ¿Se sienten contenidas? Por qué sí y por qué no.


Especial

Quién y cómo contiene la intimidad del cuerpo.


Existía un médico de familia. Existía, incluso, un ginecólogo familiar. Algunas mujeres iban al ginecólogo en su despertar sexual, en su primera menstruación o cuando comenzaban una relación estable. Llevadas o acompañadas de sus madres. O no. Y ante cualquier duda, pedían un turno con el médico. Las abuelas preferían a los ginecólogos hombres “porque los creían más capacitados, ya que la mujer tardó muchos años en poder ingresar a la universidad y, cuando entró, fue, por tiempo, minoría”, tal refiere Lucila Martin, Jefa de la Sección de Disfunciones Sexuales de Ginecología del Hospital de Clínicas.
Hoy, esos profesionales, de médicos de familia pasaron a ser denominados “prestadores”. Los hospitales, preparados para atender a una cantidad de gente y sólo a un tipo de población económica, tienen un exceso de demanda y los consultorios están repletos de mujeres de clase media. “Hacer los trámites para un estudio en un hospital es desgastante”, dice Marina, 26 años, estudiante de saxo, y frunce el seño. “Te lo bancás porque tenés que ser responsable de tu salud, de la parte más delicada como mujer, pero es muy feo”, agrega, ya está más relajada, o más resignada. Un tema que preocupa a un gran porcentaje de mujeres argentinas: El ginecólogo siglo XXI, ¿da tiempo y contiene?.

Detrás del consultorio
La mayoría de las obras sociales ofrecen pocas posibilidades para la elección de profesionales, tienen extensos tiempos para tramitar los estudios que el médico solicita y, además, demasiadas mujeres esperando tras la que está en el consultorio.

Mientras tanto, muchas prepagas ponen reglas varias a los médicos al contratarlos y demasiadas auditorías –“que no te pases de tantas ecografías, etcétera”, como explica Martin-, además, claro de los precios altos de sus planes. Sin embargo, ni las obras sociales ni las prepagas de la salud, desde 1992, aumentaron el pago por consulta a sus profesionales, que oscila entre los cinco y los quince pesos por paciente.

La calidad que falla
En paralelo, las mujeres van al ginecólogo y, mayormente, se sienten poco contenidas. “No es un problema de calidad del profesional, es un problema de tiempo. Estás en el consultorio, a veces, y sentís que molestás si hacés muchas preguntas”, cuenta Laura, comunicadora social, 42 años. “ Están atiborrados de pacientes y, para colmo, en mi caso, el de una obra social, no es fácil poder elegir o cambiar de ginecólogo”, cuenta luego de su segunda experiencia de embarazo.

Crisis del sistema y seres humanos esperando
Las consultas ginecológicas, hoy, 2006, mayormente tienden a temáticas sexuales, a la relación de la mujer con su cuerpo y con el de otros. “Y el motivo número uno de consulta es sobre píldoras anticonceptivas”, explica la doctora Carlota Kaufman, de acuerdo a su experiencia como jefa de la Sección Adolescencia del Hospital Rivadavia.

A pesar de esas dudas y de ese cambio en sexualidad, según una encuesta del CELSAM (Centro Latinoamericano Salud y Mujer), una de cada tres mujeres argentinas no cumple con su control ginecológico anual y el 15 por ciento de las consultadas nunca vio a un ginecólogo. Esto, en un país en el que existe un médico cada 300.000 habitantes.

Mientras tanto, crece el número de embarazos no deseados por falta de cuidado o información sobre métodos anticonceptivos –mayormente en las adolescentes-, las enfermedades transmitidas por vía sexual y hay mujeres que creen que es extraño necesitar un roce clitoriano para llegar al orgasmo.

“El sistema de salud está en crisis”, dicen los médicos consultados e informes varios de sociedades de medicina. “Cada vez cuesta más poder hacerte un chequeo completo en un hospital u obra social”, cuenta Celeste, estudiante de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires. Las posibilidades de sentirse contenida en cuestiones ginecológicas han disminuido. En cuatro horas, un médico puede atender, aproximadamente, a quince pacientes.

La sobre demanda de pacientes en hospitales y obras sociales –el cambio de la población hospitalaria y de las segundas-, y la presión de la relación del profesional con las empresas prepagas sumada la degradante remuneración que reciben los médicos, resulta un cóctel que dificulta una real vínculo entre paciente y ginecólogo.

Hipócrates
“Claro que hay médicos que atienden rápido para poder llegar a atender más gente. No lo veo bien, por supuesto, pero la responsabilidad está en cada profesional”, dice Lucila Martin, del Clínicas, quien recuerda que, hace tiempo, había llegado al consultorio malhumorada y la paciente le hizo notar que sentía que sus preguntas le molestaban, llegando a pedirle perdón por preguntar. Entonces, esta médica que habla todo el tiempo de la búsqueda del delgado equilibrio, sintió vergüenza y le pidió disculpas a la chica. “Me cayó la ficha y empecé de nuevo la consulta”, recuerda poniendo énfasis en que un médico nunca debe olvidar que, del otro lado, hay un ser humano.

Vínculo y reloj
La visión de si se produjo un cambio real del vínculo entre pacientes y ginecólogos, es, claro, diversa. “Yo no siento que exista un vínculo, y tengo una de las prepagas más caras. Cuando estás en el consultorio, por más que sea muy buen médico el que elegiste, te das cuenta de que hay cosas que pasan y ahí, y otras que no pasan, que van más allá del médico. Te das cuenta... no sé. Vos preguntás por qué te dan ese remedio y otro, y a veces se ríen y te dicen que no quieras ser el médico”, opina Julieta, cineasta de 31 años.

“ En especial la ginecóloga, sí es, aún hoy, el médico de confianza de la mujer. Cuando se establece el vínculo llegan consultas que exceden la especialidad”, dice Analía Tablado, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Ginecológica infanto-Juvenil. “Sí, es cierto, que en el ámbito hospitalario es más dificultoso ese vínculo, ya que el seguimiento del paciente no lo hace un profesional sino un equipo médico”, aclara. “Hay que aprender a encontrar prioridades. A detectar quién tiene necesidad de ese vínculo y quién no”, dice Lucila Martin.

Los profesionales consultados coinciden en que el tiempo de consulta requiere de cada caso. También, hacen énfasis en que las mujeres van, cada vez más, con muchas dudas en temáticas sexuales. Entonces, hay tres caminos: extender el tiempo, en ese caso, derivar al paciente a la sección de la especialidad o, como indica Analía Tablado, “los ginecólogos debemos estudiar sobre temas del ámbito sexual porque, de no ser así, las repuestas del médico serán basadas en su experiencia personal y el resultado puede ser deficiente”, explica.

En cuanto a los tiempos por reloj de la consulta, varían, más allá de la aclaración del “caso por caso”. Kaufman, refiere a un mínimo de 20 minutos. Tablado, explica que los turnos se dan cada 15 minutos. Martin, que cuenta que en el Servicio de Sexología el seguimiento del paciente sí lo hace un mismo profesional, refiere a 30 minutos pero, a la vez, cuenta que los ginecólogos del Clínicas se encuentran con 15 pacientes para cuatro horas de trabajo. Y, con la particularidad de que, allí, el 95 por ciento de los médicos trabaja sin cobrar.

“Los médicos hacemos mucho, porque nos gusta, porque la universidad pública nos pagó los estudios y hay que devolvérselo a la gente pero, antes que permitir que me paguen lo que pagan en las empresas de medicina, prefiero elegir para quién trabajo gratis”, estima Lucila Martin.

Carlota Kaufman, pide revancha: “Los profesionales argentinos son excelentes, y eso no siempre se tiene en cuenta. Muchos se cansan de trabajar gratis y otros se van del país”.

Para sintetizar, Martin propone a las pacientes que “es mejor esperar fuera del consultorio pero tener el tiempo suficiente dentro de él”.

Y la prevención
“Deberíamos tener hospitales en los cuales no debería faltar nada”, dice Kaufman. Vale la relación para un país que lleva “1776 muertes anules por cáncer de mama, una cifra que podría reducirse entre un 30 y un 50 por ciento con un diagnóstico precoz”, según el CELSAM. Pero, si escasean los mamógrafos y los turnos para hacerse los estudios son larguísimos, difícil es que esas cifras disminuyan.

Celeste, una de las pacientes consultadas por Terra, cuenta su experiencia en el LALCEC (Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer): “Ahí te atienden muy bien. Nunca me quedé con dudas y hablo de todo con el médico, porque lo elegís y es el mismo siempre. Además, la consulta es barata”, dice, mostrando opciones de atención. “Claro que la contención del ginecólogo es esencial para mi; sabiendo que está, yo ni siquiera elijo una marca de anticonceptivos sin preguntarle”, cuenta.

Los unos y los otros
“La contención no debe pasar por una contención académica sino por una contención más completa”, opina Martin.

Y si de dudas sobre deshumanización del trato del médico con los pacientes se trata, la doctora Tablado aclara que “existe una deshumanización de todas las relaciones humanas”. Así, valga la redundancia. “Es algo que nos compete, a todos, modificar”.

El huevo y la gallina. Sólo que esta vez se trata de personas. Y, también en manos de personas, está la posibilidad de modificar el problema de la atención médica en la Argentina dentro del cual, la diversidad de la buena atención ginecológica y de que las pacientes acudan al especialita, es sólo uno de los temas.

2006-10-27 12:21:47 · answer #3 · answered by mi_dq 4 · 1 0

Jajajajajaj...que risa.con la historia...jajajajajaja...me alegraste el dia...SALUDOS AMIGOCHO

2006-10-22 20:08:37 · answer #4 · answered by Anonymous · 1 0

gracias por el buen rato que me hiciste pasar leyendo esta historia ja ja ja ja, es buenisima y divertida muchas gracias

2006-10-22 00:13:39 · answer #5 · answered by Malcom 3 · 1 0

jajajajajajajajajaj

2006-10-21 14:23:20 · answer #6 · answered by DUELODECORAZON 1 · 1 0

uy jaja esto mas bien da risa pero que osotee de la mujer esta no.. lo mas penoso es que tu ginecologo haya resultaado ser tu novio de sexto grado en primaria con el cual solo te agarabas la mano y luego lo ves tan guapo y conociendote toda :( buaaaaaaaa

2006-10-21 13:57:27 · answer #7 · answered by Anonymous · 1 0

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