Condiciones no cancerosas del seno
Las condiciones benignas (no cancerosas) del seno son muy comunes. De hecho, si el tejido del seno es examinado bajo un microscopio, tales cambios se pueden encontrar en la mayoría de las mujeres.
Contrario a los cánceres del seno, las condiciones benignas del seno no amenazan la vida. Sin embargo, algunas veces estas condiciones pueden causar síntomas molestos. Además, ciertas condiciones benignas están asociadas con un riesgo mayor a contraer cáncer del seno.
La función principal del seno es producir leche (de necesitarse) para la lactancia. El seno consta de dos tipos fundamentales de tejidos: glandular y de sostén (estromal). La parte glandular del seno comprende los lobulillos y los conductos. En las mujeres lactantes (que le dan el pecho al bebé), las células de los lobulillos producen leche, la cual es transportada por los conductos lácteos al pezón. Cada seno tiene varios conductos principales. El tejido de sostén del seno comprende el tejido adiposo y el tejido conectivo fibroso que proporciona el tamaño y la forma del seno, y lo sostiene.
Cualquiera de estas áreas del seno puede experimentar cambios que causan síntomas. Los dos grupos principales de cambios en el seno son las condiciones benignas (no cancerosas) del seno y los tumores cancerosos del seno. En este documento se discuten algunos signos y síntomas de las condiciones benignas del seno, y cómo son detectadas y diagnosticadas. Además, en este documento se discuten las condiciones benignas del seno más comunes (cambios fibroquísticos, los tumores benignos del seno y la inflamación de los senos). El cáncer del seno se discute en detalle en el documento "Cáncer del seno" de la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society).
Detección de las condiciones benignas del seno
Signos y síntomas de los cambios del seno
Los cambios en los senos pueden ser causados por condiciones benignas o por el cáncer. Aunque la mayoría de los síntomas que se presentan a continuación se deben probablemente a condiciones benignas, es importante informar a su médico sobre cualquier cambio que usted note. Muchos síntomas de condiciones benignas son los mismos que se presentan con el cáncer del seno. A menudo, no es posible diferenciar entre las condiciones benignas y las cancerosas basándose solamente en los síntomas. Su médico puede ordenar otras pruebas, si son necesarias, para diferenciar entre las dos condiciones.
Es posible que algunas condiciones benignas no causen ningún síntoma y que se detecten durante un mamograma o una biopsia del seno.
Protuberancias: una condición benigna del seno a menudo causa una protuberancia o un área de engrosamiento. La condición puede o no ser sensible al tacto, y usualmente la mujer la encuentra mientras se examina los senos o las áreas debajo del brazo, o por su médico o enfermera durante un examen de los senos.
Mientras más joven sea la mujer, mayor es la probabilidad de que una sola protuberancia del seno sea una condición benigna. En las mujeres menores de 30 años, la causa más común es un fibroadenoma (discutido a continuación). En las mujeres que están entre los 30 y 49 años, las condiciones benignas (fibroadenoma, cambios fibroquísticos e hiperplasia atípica) son las causas más probables. Los quistes (sacos no cancerosos que contienen líquido) y los cánceres no invasivos (carcinoma ductal in situ, o DCIS) son más comunes en las mujeres de mayor edad. La probabilidad de que una sola protuberancia sea cáncer del seno es una posibilidad importante en cualquiera de estos grupos, pero es más probable en mujeres de mayor edad que en las mujeres más jóvenes.
Es muy común que varias protuberancias en ambos senos se deban a una condición benigna, como los cambios fibroquísticos.
Las protuberancias en los senos, al igual que otros síntomas, tienen que ser analizadas junto con los otros síntomas que la mujer pudiera tener. Por ejemplo, una protuberancia nueva y sensible que esté acompañada de piel enrojecida y fiebre pudiera ser un signo de infección del seno. No obstante, cualquier protuberancia nueva u otro cambio debe ser examinada por un médico o enfermera.
Dolor: algunas mujeres sienten dolor o molestia en el seno que está asociado con el ciclo menstrual. Este tipo de dolor “cíclico” es más común durante la semana antes del período menstrual, y a menudo desaparece una vez comienza la menstruación. Muchas mujeres con cambios fibroquísticos (discutido más adelante) sienten dolor cíclico en el seno. Se cree que los cambios en los niveles hormonales son la causa.
Algunas condiciones benignas del seno, como la inflamación del seno (mastitis), pudiera causar el inicio de más dolor repentino en un lugar específico. En estos casos, el dolor no está asociado con el ciclo menstrual. En raras ocasiones, las protuberancias del cáncer del seno también pueden causar dolor.
Secreción del pezón: aunque la secreción (otra que no sea leche) del pezón pudiera ser alarmante, en la mayoría de los caos se debe a una condición benigna. Al igual que con las protuberancias del seno, mientras más joven sea la mujer, mayores probabilidades hay de que la causa sea benigna (vea la sección “Examen de la secreción del pezón” más adelante).
La secreción que no es leche y que proviene de las condiciones benignas es usualmente clara, amarilla, verde o color marrón. La secreción que contiene sangre (que es visible a simple vista o detectada en análisis de laboratorio), aunque por lo general no es cáncer, causa más preocupación y requiere de más evaluación.
Por otro lado, la secreción que proviene de varios conductos del seno o de ambos senos se debe más comúnmente a condiciones benignas, como los cambios fibroquísticos o ectasia ductal (descrita más adelante).
La secreción que proviene de un solo conducto (con o sin sangre) puede ser causada por condiciones benignas, como el papiloma intraductal y la ectasia ductal, pero también puede ser causada por condiciones precancerosas (como el DCIS) o por cáncer, y deben ser examinadas inmediatamente.
Una secreción lechosa que proviene de ambos senos (otra que no surja durante el embazado o durante la lactancia) algunas veces ocurre en respuesta al ciclo menstrual. Además puede deberse a un desequilibrio de hormonas segregadas por la pituitaria o la glándula tiroides, o a ciertos medicamentos.
De nuevo, mientras las condiciones benignas son más comunes que el cáncer del seno, es importante notificarle al equipo de atención médica sobre cualquier cambio en su seno para que puedan evaluarlo sin demora.
Guías de la Sociedad Americana del Cáncer para la detección temprana del cáncer del seno
Al mantenerse alerta ante cualquier cambio en los senos y hacerse los exámenes de acuerdo con las guías de detección temprana de la Sociedad Americana del Cáncer, se pueden detectar los tumores cancerosos del seno en su etapa más temprana posible, cuando tienen más probabilidades de curación. Además, estos exámenes pueden detectar ciertas condiciones benignas del seno.
Mamogramas anuales deben comenzar a los 40 años y continúan por tanto tiempo como una mujer se encuentre en buena salud
Los exámenes clínicos del seno realizados por un médico o enfermera deben formar parte de un examen físico periódico, aproximadamente cada tres años para las mujeres entre los 20 y los 39 años y cada año para las mujeres de 40 años y más.
La mujer debe familiarizarse con sus senos para saber cómo se sienten normalmente y reportar a su médico o enfermera cualquier cambio en sus senos lo antes posible.
El auto examen del seno es una opción para las mujeres después de cumplir 20 años de edad.
La mujer con mayor riesgo (por ejemplo, con antecedentes familiares, cambio genético encontrado en pruebas genéticas, historial de cáncer del seno) debe hablar con su médico sobre las ventajas y limitaciones de comenzar los mamogramas antes, someterse a pruebas adicionales (tales como ecografía o MRI del seno), o someterse a exámenes más frecuentemente.
Si ocurre un cambio, tal como el origen de una masa o inflamación, sensibilidad a la palpación, irritación o formación de hoyuelos en la piel, retracción del pezón (volteado hacia dentro) o dolor en los pezones, enrojecimiento, comezón o escamas en el pezón o en la piel del seno o una secreción que no sea leche materna, usted debe ver a un miembro de su equipo de atención médica lo antes posible para que le examine. Una masa no dolorosa, dura y con bordes irregulares tiene más probabilidades de ser cáncer, pero algunos tumores cancerosos poco frecuentes son sensibles a la palpación, blandos y de forma redondeada. Por este motivo, es importante que cualquier masa o protuberancia nueva en el seno sea examinada por un médico con experiencia de las enfermedades del seno. La mayoría de las veces, estos cambios que se producen en los senos no son un cáncer.
Diagnóstico de los cambios benignos del seno
Si los síntomas o un mamograma sugieren la posibilidad de un cáncer del seno o de una enfermedad benigna del seno, el médico empleará uno o más métodos para diagnosticar la condición, a fin de poder elegir el tratamiento más apropiado.
Historia clínica y examen físico
El primer paso consiste en una historia clínica y un examen físico. La historia clínica personal y familiar proporcionará información acerca de los síntomas y factores de riesgo del cáncer del seno y de las condiciones benignas del seno. Luego, se llevará a cabo un examen minucioso de los senos para localizar cualquier protuberancia y palpar su textura, tamaño y relación con la piel y los músculos del pecho. Se notará cualquier cambio en los pezones o en la piel del seno. Se podrán palpar los ganglios linfáticos situados debajo de la axila y encima de la clavícula, ya que la hinchazón o la consistencia de dichos ganglios pudiera ser un signo de propagación de un cáncer del seno.
Además de la historia clínica y del examen físico, se podrán llevar a cabo estudios por imágenes y una biopsia.
Estudios por imágenes para enfermedades del seno
Los dos tipos principales de estudios por imágenes para las enfermedades del seno son el mamograma y la ecografía. Para obtener más información sobre estos estudios por imágenes, remítase al documento disponible en inglés de la Sociedad Americana del Cáncer "Mammograms and other Breast Imaging Tests".
Mamograma diagnóstico. Un mamograma diagnóstico es una radiografía del seno más completa que el mamograma usado para detectar el cáncer del seno. Comúnmente, el radiólogo lee el mamograma diagnóstico inmediatamente, y también pide más vistas de mamograma del seno u otros estudios por imágenes. Se usa cuando una mujer tiene una dolencia del seno (por ejemplo, una masa en el seno o secreción del pezón), un cambio en el seno detectado por su médico, o si algo anormal se detecta en un mamograma de detección. Los dos tipos principales de anormalidades que los médicos buscan en los mamogramas son las calcificaciones y las masas.
Las calcificaciones son minúsculos depósitos de minerales dentro del tejido del seno que parecen pequeñas manchas blancas en las radiografías. Éstas pueden o no ser causadas por el cáncer. Las calcificaciones se dividen en dos tipos:
Las macrocalcificaciones son gruesos (grandes) depósitos de calcio que, la mayoría de las veces, representan cambios en los senos causados por el envejecimiento de las arterias del seno, viejas lesiones o inflamaciones. Estos depósitos están asociados con condiciones no cancerosas y no requieren una biopsia. Las macrocalcificaciones se encuentran en aproximadamente la mitad de las mujeres mayores de 50 años de edad, así como en una de diez mujeres menores de 50.
Las microcalcificaciones son minúsculas partículas de calcio localizadas en el seno. Éstas pueden aparecer solas o en grupos. Las microcalcificaciones que aparecen en un mamograma causan más preocupación, pero no siempre indican la presencia de cáncer. La forma y la distribución de las microcalcificaciones ayudan al médico a evaluar cuán probable es que el cáncer esté presente. Ocasionalmente, el radiólogo que hace el mamograma pudiera pedir que se hagan vistas adicionales de estas calcificaciones con una técnica llamada vistas de magnificación. Estas vistas permiten caracterizar el número, la forma y la distribución de los pequeños grupos de depósitos de calcio. En la mayoría de los casos, la presencia de microcalcificaciones no significa que se necesita una biopsia. En lugar de esto, el médico puede recomendarle un mamograma de seguimiento dentro de tres a seis meses. En otros casos, las microcalcificaciones causan más sospechas y es necesaria una biopsia.
Una masa, que puede ocurrir con o sin calcificaciones, es otro cambio importante en los mamogramas. Las masas pueden ser muchas cosas, incluyendo quistes y tumores sólidos no cancerosos (como lo son los fibroadenomas). Sin embargo, las masas pudieran ser cáncer y usualmente se deben hacer biopsias si no se trata de quistes.
Un quiste es un saco lleno de líquido que no puede ser diagnosticado solamente por un examen físico ni mediante un mamograma únicamente. Para confirmar que una masa es realmente un quiste, es necesario hacer una ecografía del seno o extraer el líquido con una aguja delgada y hueca (aspiración). Si se extrae el líquido del quiste, entonces el examen físico y la ecografía deben regresar a lo normal.
Si una masa no es un simple quiste (que al menos es parcialmente sólido), entonces es posible que usted necesite más estudios por imágenes. Algunas masas pueden se observadas con mamogramas periódicos, mientras que otras pudieran necesitar una biopsia. El tamaño, la forma y los márgenes (bordes) de la masa ayudan al radiólogo a determinar si hay cáncer.
Un mamograma no puede probar que un área anormal es cáncer, pero un mamograma diagnóstico puede indicar que es muy probable que un área de tejido anormal sea benigna. En estos casos, es común pedirle a la mujer que regrese antes de lo acostumbrado para hacerse un nuevo examen, por lo general en un plazo de 6 a 12 meses.
Por otra parte, si el mamograma diagnóstico y el examen del seno sugieren que hay cáncer, se necesita una biopsia. La biopsia indicará si el tejido anormal es o no cáncer.
Ecografía del seno. La ecografía, también conocida como sonograma, es un método por imágenes que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para observar dentro de una parte del cuerpo. Un instrumento manual que es colocado en la piel transmite las ondas sonoras a través del seno. Los ecos de las ondas sonoras son captados y convertidos por una computadora en una imagen que aparece en una pantalla. Durante esta prueba, la paciente no se expone a radiación alguna.
La ecografía del seno se utiliza a veces para evaluar los problemas en los senos que se detectan durante un mamograma o un examen físico. La ecografía resulta útil para evaluar algunas masas del seno y es la única forma de determinar si un área sospechosa es un quiste lleno de líquido sin tener que introducirle una aguja para extraer el líquido. Los quistes no pueden ser diagnosticados con precisión solamente por un examen físico. La ecografía del seno también puede ser usada para ayudar a los médicos a guiar la aguja de la biopsia dentro de algunas lesiones del seno.
Imágenes por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés). En esta prueba se usan ondas radiales e imanes potentes para crear una imagen computarizada de lo que se encuentra dentro del seno. El MRI muestra más detalles y se usa en casos especiales. Por ejemplo, un MRI se pudiera hacer si se detecta una masa durante el examen físico, pero ésta no se observa en el mamograma. Durante el MRI del seno, la mujer se acuesta boca abajo con sus senos colocados en un compartimiento especial. Se inyecta un tinte en una vena (usualmente en el brazo) para delinear los tejidos del seno.
Ductograma. Un ductograma, también conocido como galactografía, es otra prueba que a veces resulta útil para determinar la causa de una secreción por el pezón. Este es un tipo de prueba radiográfica en la cual se coloca un tubo fino de plástico en el orificio del conducto del pezón. Se inyecta una pequeña cantidad de colorante que define la forma del conducto en una imagen radiográfica y muestra si hay alguna masa dentro del mismo.
Examen de la secreción del pezón
En caso de que usted presente una secreción por el pezón, su médico pudiera tomar una muestra del líquido y colocarla en laminillas de cristal. Luego se observa por medio de un microscopio para ver si contiene células sanguíneas o células cancerosas. Aun cuando no se encuentran células cancerosas en la secreción del pezón, no es posible asegurar que no hay cáncer del seno. Si usted tiene una masa sospechosa, es necesario hacer una biopsia, aun cuando la secreción del pezón no contenga células cancerosas.
La mayoría de las secreciones del pezón no son indicativas de cáncer. En general, si la secreción es clara o lechosa, amarilla o verde, es muy poco probable que se trate de un cáncer. La secreción de color rojo o castaño-rojizo pudiera contener sangre fresca o vieja. Aun así, es más probable que sea una infección o una condición benigna, y no cáncer.
Si la secreción no contiene sangre, es posible que su médico no envíe el líquido al laboratorio para que lo examinen por medio del microscopio, en particular si sus síntomas y los hallazgos de su examen físico sugieren que se trata de una condición benigna del seno, y no de un cáncer. En un grupo de mujeres, cuyos síntomas consistían sólo en secreciones del pezón, la condición fue benigna en el 97% de las mujeres menores de 40 años, 90% de las mujeres entre las edades de 40 a 60 años, y 68% de las mujeres mayores de 60 años.
Biopsia
La biopsia, en la que se toma una muestra de las células o tejido y se observa con un microscopio, puede hacerse cuando en un mamograma, la ecografía o el examen físico se detecta algo extraño. Hacer una biopsia es la única forma de confirmar si un tumor es canceroso o benigno. Existen varios tipos de biopsia, y cada uno de éstos tiene ventajas y desventajas. La elección del tipo que se vaya a utilizar depende de su situación. Algunos de los factores que el médico considerará incluyen:
Qué tan sospechosa es la lesión.
El tamaño de la misma.
Su localización en el seno.
La cantidad de lesiones existentes.
Otros problemas de salud que usted pueda tener.
Sus preferencias personales.
Por favor, discuta las ventajas y desventajas de los diferentes procedimientos de biopsia con su médico. Por lo general, las biopsias no son muy dolorosas, y éste procedimiento no requiere hospitalización.
Biopsia por aspiración con aguja fina (FNAB, por sus siglas en inglés). La biopsia por aspiración con aguja fina utiliza una aguja fina y hueca que es más pequeña que la que se usa para las pruebas de sangre. Esta aguja puede dirigirse hasta el área de la anomalía del seno mientras el médico palpa la protuberancia. Si ésta no puede palparse con facilidad, el médico puede utilizar una ecografía o un método llamado biopsia con aguja estereotáctica para dirigir la aguja. Con la ecografía, el médico puede observar la aguja en una pantalla a medida que ésta se aproxima a la masa y penetra en la misma. En las biopsias con aguja estereotáctica, las computadoras trazan la ubicación exacta de la masa utilizando los mamogramas tomados desde dos ángulos.
Por lo general, esta prueba toma sólo unos pocos momentos y se realiza en el consultorio del médico. Es posible que se use anestesia local (medicamento para adormecer el área). Debido a que se usa una aguja fina para hacer la biopsia, el proceso de la anestesia pudiera ser más molesto que la biopsia en sí.
Una vez que la aguja se encuentra en el sitio correcto, a menudo puede extraerse líquido, de haberlo. Un líquido con sangre o turbio puede indicar la presencia de un quiste benigno o, en muy raras ocasiones, un cáncer. Si la protuberancia es sólida, se extraen pequeños fragmentos de tejido. Las protuberancias sólidas pueden deberse a un cáncer o a cualquiera de los varios tipos de condiciones benignas del seno.
Las células contenidas en el líquido del quiste o los pequeños fragmentos de tejido de la masa sólida se envían al laboratorio, donde se colocan en laminillas de cristal y se tratan con colorantes para que resulten más visibles bajo el microscopio. El examen microscópico de las muestras tomadas mediante la biopsia por aspiración con aguja fina puede determinar si la mayoría de las anomalías del seno son de carácter benigno o canceroso. En algunos casos, la biopsia por aspiración con aguja fina no ofrece una respuesta clara, por lo que se requiere otro tipo de biopsia.
Cuando hable con su médico, usted pudiera escuchar sobre la prueba triple o prueba de diagnóstico triple. En realidad, no se trata de un procedimiento, sino de una forma de conectar los resultados del examen de los senos, el mamograma y la biopsia por aspiración con aguja fina. Si estos tres resultados parecen ser benignos, el tejido anormal puede considerarse efectivamente benigna, con una precisión aproximada del 98%. Si alguno de éstos no concuerda, es probable que se recomienden más pruebas (una biopsia con aguja o una biopsia quirúrgica).
Biopsia de núcleo con aguja. La aguja utilizada en la biopsia es más grande que la que se usa en la biopsia por aspiración con aguja fina. Esta aguja extrae un pequeño cilindro de tejido (de aproximadamente 1/16 de pulgada de diámetro y 1/2 pulgada de largo) de la anomalía del seno. Esta biopsia se lleva a cabo con anestesia local en la clínica o el consultorio del médico. Al igual que en el caso de la biopsia por aspiración con aguja fina, la biopsia por aguja puede tomar muestras de las anomalías palpadas por su médico, así como de las más pequeñas localizadas mediante la ecografía o los métodos estereotácticos. Dependiendo de si la anormalidad se puede o no palpar, usualmente se extraen alrededor de tres a cinco biopsias.
Existen dos nuevos dispositivos que se pueden guiar mediante métodos estereotácticos y que pueden extraer más tejido que una biopsia por aguja. La biopsia asistida con vacío (como Mammotome, MIBB o ATEC) succiona el tejido hacia un cilindro que se inserta en el tejido del seno. Luego, un bisturí que rota corta las muestras de tejido del seno. Generalmente, con este método se extrae el doble de tejido que con una biopsia por aguja, pero sólo requiere de una inserción de aguja.
El método ABBI (siglas en inglés que significan: instrumento avanzado para la biopsia del seno) usa un bisturí circular que rota para extraer un cilindro grande de tejido. A este método también se le conoce como biopsia de segmento grande. Debido al tamaño de la muestra, usualmente requiere que se tomen puntos de sutura después de realizar el procedimiento.
La biopsia asistida con vacío y la biopsia de segmento grande han sido aprobadas por la FDA como instrumentos para el diagnóstico de condiciones del seno. Sin embargo, los especialistas siguen en desacuerdo sobre cuando cada uno de estos instrumentos debe ser usado, o en algunos casos, si se deben usar del todo.
Biopsia quirúrgica. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para extirpar la totalidad o parte de la protuberancia que se va a examinar por medio del microscopio. Se le llama biopsia por escisión cuando se extirpa la totalidad de la lesión (una protuberancia o área que contenga calcificaciones), junto a un margen circundante de tejido del seno de apariencia normal. Por lo general, la biopsia quirúrgica puede llevarse a cabo en el departamento de servicios ambulatorios del hospital o (rara vez) en la oficina del médico usando anestesia local. Algunas veces se le administrarán medicamentos a la mujer para que pueda relajarse durante el procedimiento.
El cirujano puede utilizar un procedimiento llamado localización mediante alambre durante la biopsia por escisión de una pequeña protuberancia del seno que resulte difícil de ubicar mediante palpación. Este procedimiento también puede usarse en aquellas áreas que tienen un aspecto sospechoso en la radiografía (por ejemplo, debido a calcificaciones), pero que no muestran una protuberancia definida. Una vez insensibilizada el área con anestesia local, se introduce una aguja fina hueca en el seno y se toman radiografías para orientarla hacia el área sospechosa. Luego, a través del centro de la aguja se coloca un alambre fino. Un pequeño gancho situado en el extremo del alambre lo mantiene en su lugar. Seguidamente se extrae la aguja hueca, y el cirujano utiliza el alambre como una guía para localizar el área anormal que hay que extirpar. Es posible que sea necesario colocar más de un alambre para delinear las áreas que presentan anormalidad en el mamograma.
Precisión de la biopsia. Las tasas de precisión de la biopsia por aspiración con aguja fina, la biopsia con aguja y la biopsia quirúrgica son similares. Los datos que existen para las técnicas de biopsia asistida con vacío y la biopsia de núcleo grande es mucho menor todavía. La precisión de cada método depende en gran medida de la experiencia que tenga el médico con el procedimiento. La experiencia del médico es particularmente importante al llevar a cabo métodos en los que se extirpan pequeñas cantidades de tejido (la biopsia por aspiración con aguja fina y la biopsia de núcleo con aguja), ya que éstos requieren una precisión mayor en la colocación de la aguja.
Tipos de condiciones no cancerosas
Las secciones siguientes proveen información sobre varios tipos de condiciones benignas del seno.
Cambios fibroquísticos
Los cambios fibroquísticos incluyen una gama de alteraciones en el seno que comprenden tanto los tejidos glandulares (lobulillos y conductos) como los estromales. En el pasado, se les solía llamar "enfermedad fibroquística". Debido a que este padecimiento afecta por lo menos al 50% de las mujeres en alguna etapa de su vida, éste se define con más precisión como un "cambio" que como una "enfermedad".
Los cambios fibroquísticos son más frecuentes en las mujeres que se encuentran en edad fértil, pero pueden afectar a las mujeres de cualquier edad.
Diagnóstico de los cambios fibroquísticos
En la mayoría de los casos, los síntomas típicos incluyen: quistes, protuberancias, y áreas engrosadas, sensibilidad a la palpación o dolor. Estos síntomas pueden cambiar con las diferentes etapas del ciclo menstrual. A veces, una de las protuberancias puede resultar más dura o presentar otras características que aumentan la preocupación sobre la presencia de un cáncer. Cuando esto ocurre, puede ser necesaria una biopsia con aguja o una biopsia quirúrgica para asegurarse de que no se trate de un cáncer.
Tipos de cambios fibroquísticos
Cuando el tejido fibroquístico del seno es observado por medio del microscopio, pueden encontrarse muchos cambios diferentes. La mayoría de éstos reflejan la forma en que el tejido del seno de la mujer ha respondido a los cambios hormonales mensuales, y tienen poca importancia. No obstante, algunos cambios pueden indicar un riesgo ligeramente mayor de contraer un cáncer del seno en el futuro. Al conocer algunos de los términos que los médicos usan para describir estos cambios, usted puede comprender mejor el grado de gravedad de los mismos y si deben hacer pruebas adicionales para determinar si existe o no cáncer.
Fibrosis. Como lo sugiere el término "fibroquístico", las dos características principales son la fibrosis y los quistes. La fibrosis se refiere a la abundancia de tejido fibroso, la misma materia de la que están compuestos los ligamentos y los tejidos cicatriciales. Las áreas de fibrosis tienen una consistencia "elástica", firme o dura al tacto. La fibrosis no aumenta su riesgo de contraer cáncer del seno y no necesita ningún tratamiento especial.
Quistes. Los quistes son sacos llenos de líquido dentro de los senos. Se originan con una acumulación de líquido dentro de las glándulas del seno. Los microquistes (quistes microscópicos) son demasiado pequeños para poder ser reconocidos al tacto y sólo se detectan al examinar el tejido por medio del microscopio. Si el líquido se sigue acumulando, se forman macroquistes (“quistes gruesos”) que pueden detectarse fácilmente al tacto y llegar a tener una o dos pulgadas de diámetro. A medida que crecen, el estiramiento del tejido circundante del seno puede causar dolor.
Una protuberancia redonda y móvil, en especial si resulta dolorosa al tacto, sugiere la presencia de un quiste. Los quistes a menudo se inflaman y se tornan dolorosos justo antes del período menstrual, debido al efecto de los cambios hormonales mensuales. Los quistes tienden a notarse más justo antes de que comience el período menstrual.
A menudo, se utiliza la ecografía del seno para confirmar que una protuberancia es un quiste. La aspiración con aguja fina también puede confirmar el diagnóstico de un quiste y, al mismo tiempo, drenar el líquido del mismo. La eliminación del líquido puede disminuir la presión y el dolor, aunque no es necesario remover el líquido a menos que la mujer sienta incomodidad a causa de los quistes. El líquido puede volver a acumularse, por lo que es posible que se requieran más aspiraciones. Tener uno o más quistes no afecta su riesgo de contraer cáncer del seno en el futuro.
Hiperplasia. La hiperplasia (también conocida como hiperplasia epitelial o enfermedad proliferativa del seno) es una superproducción de las células que revisten los conductos o los lobulillos. Cuando la hiperplasia afecta el conducto, se denomina hiperplasia ductal o hiperplasia epitelial ductal. Cuando ésta afecta el lobulillo, se le llama hiperplasia lobulillar.
La hiperplasia atípica (o hiperplasia con atipia) es un término usado para describir las células que son ligeramente distorsionadas en cuanto a cómo están configuradas.
Según el aspecto de las células bajo el microscopio, la hiperplasia puede agruparse como:
Hiperplasia leve.
Hiperplasia de tipo usual (sin atipia) – también conocida como hiperplasia usual.
Hiperplasia atípica – hiperplasia ductal atípica (ADH) o hiperplasia lobulillar atípica (ALH).
Una mujer con hiperplasia leve no está en mayor riesgo de cáncer del seno. Sin embargo, una mujer con hiperplasia de tipo usual tiene una probabilidad ligeramente mayor de contraer un cáncer del seno. En una mujer que no tenga anormalidades en el seno, el riesgo es de 1 ½ a 2 veces. Por otro lado, el riesgo para una mujer con hiperplasia atípica es de 4 a 5 veces mayor que para una mujer que no tenga anormalidades en el seno. (Consulte la sección, “Cómo las condiciones benignas del seno afectan el riesgo de cáncer del seno”, para más información).
Aproximadamente siete de diez biopsias llevadas a cabo debido a condiciones benignas del seno no muestran ninguna hiperplasia.
Aproximadamente un 26% de éstas muestran hiperplasia leve o usual, y sólo un 4% (4 mujeres de cada 100) muestra hiperplasia atípica.
Alrededor de dos de cada diez mujeres con hiperplasia atípica contraerán un cáncer invasivo en un plazo de quince años después de hacerse la biopsia.
Por lo general, la hiperplasia se diagnostica mediante una biopsia con aguja o una biopsia quirúrgica. Un diagnóstico de hiperplasia, en particular de hiperplasia atípica, suele significar un seguimiento más riguroso con su médico (exámenes del seno más frecuentes y un esfuerzo especial para someterse a mamogramas anuales). Esto se debe a que la hiperplasia aumenta las probabilidades de contraer un cáncer del seno en el futuro.
Adenosis. La adenosis se refiere al aumento de tamaño de los lobulillos del seno, los cuales contienen más glándulas que lo habitual. A menudo se encuentra en biopsias de mujeres con cambios fibroquísticos. Si se detecta un gran número de lobulillos aumentados de tamaño próximos entre sí, esta agrupación de lobulillos puede resultar lo suficientemente grande como para ser palpada. Existen diferentes nombres para este padecimiento, incluyendo los de adenosis general, adenosis tumoral o adenoma. Aunque algunos de estos términos contienen la palabra "tumor", la condición es benigna y no es un cáncer.
La adenosis esclerosante es un tipo especial de adenosis, en el cual los lobulillos aumentados de tamaño están distorsionados por el tejido fibroso de apariencia cicatricial.
Cuando las áreas de adenosis y de adenosis esclerosante son lo suficientemente grandes como para poder palparse, puede ser difícil para el médico hacer el examen de los senos con el fin de diferenciar estas protuberancias de un cáncer del seno. Las calcificaciones (depósitos minerales) pueden formarse en la adenosis, la adenosis esclerosante y los tumores cancerosos. Éstos pueden confundirse en los mamogramas.
Por lo general, la biopsia por aspiración con aguja fina de estas protuberancias puede mostrar si éstas son benignas. Una biopsia con aguja generalmente identificará la masa como una adenosis, pero, en algunos casos, se requiere una biopsia quirúrgica para asegurarse de que no se trata de un cáncer.
Algunos estudios han hallado que las mujeres con adenosis esclerosante tienen casi el mismo riesgo de contraer un cáncer del seno que las que tienen una hiperplasia usual (de 1 1/2 a 2 veces el riesgo de las mujeres sin cambios en los senos).
Tratamiento de los síntomas de los cambios fibroquísticos
Para la mayoría de las mujeres con cambios fibroquísticos sin síntomas, no hay necesidad de tratamiento (aunque se pudiera recomendar un seguimiento más riguroso). Las mujeres con molestia leve pudieran beneficiarse de los sostenes de apoyo o los medicamentos sin receta que alivian el dolor.
En un número muy pequeño de mujeres con quistes dolorosos, el drenaje del líquido mediante la aspiración con aguja fina puede ayudar a aliviar los síntomas. Muchas otras mujeres que no tienen ningún quiste grande experimentan dolor y sensibilidad al tacto en los senos.
Algunas mujeres informan que los síntomas de sus senos mejoran si dejan de ingerir cafeína y otros estimulantes (metilxantinas) que contienen el café, el té, el chocolate y muchos refrescos. Los estudios no han encontrado que estos estimulantes tengan ningún efecto significativo en los síntomas, pero muchas mujeres y sus médicos consideran que vale la pena prescindir de estos alimentos y bebidas durante un par de meses.
Debido a que la inflamación de los senos en los últimos días de la menstruación resulta dolorosa para ciertas mujeres, algunos médicos recomiendan que las pacientes reduzcan la ingestión de sal o tomen diuréticos (medicamentos para eliminar la sal y el líquido del cuerpo). Sin embargo, los estudios no han encontrado que los diuréticos sean mejores que las píldoras que no tienen ningún medicamento (placebos).
Se han sugerido varios suplementos vitamínicos, pero ninguno ha demostrado ser de utilidad, y algunos tienen efectos secundarios peligrosos, si se toman en grandes dosis.
Algunos médicos recomiendan las hormonas, tales como los anticonceptivos orales (pastillas anticonceptivas), tamoxifeno, o andrógenos, pero éstos son usualmente reservados para las mujeres con síntomas graves debido al potencial de efectos secundarios más graves.
Fibroadenomas
Los fibroadenomas son tumores benignos compuestos de tejido glandular del seno y de tejido estromal (conectivo). Son más frecuentes en mujeres jóvenes de más de veinte y menos de cuarenta años de edad, aunque pueden presentarse a cualquier edad.
Algunos fibroadenomas son demasiado pequeños para poder palparse y sólo pueden verse con el microscopio, pero otros tienen varias pulgadas de diámetro. Suelen ser redondos y tienen bordes que se distinguen del tejido circundante del seno, por lo que a menudo se sienten como si fuera una canica en el seno. Algunas mujeres sólo tienen un fibroadenoma, pero otras pueden tener varios.
Los fibroadenomas pueden diagnosticarse mediante una biopsia con aguja o por aspiración con aguja fina. La mayoría de los fibroadenomas son fibroadenomas simples, los cuales tienen una apariencia bastante uniforme cuando son observados mediante un microscopio, y no aumentan el riesgo de cáncer del seno. Algunos fibroadenomas, sin embargo, contienen otros componentes (macroquistes, adenosis esclerosante, calcificaciones, o cambios apocrinos). Las mujeres con estos fibroadenomas complejos tienen un riesgo ligeramente mayor de cáncer del seno (aproximadamente 1 ½ a 2 veces el riesgo de las mujeres que no tienen cambios del seno).
Muchos médicos recomiendan la extirpación de los fibroadenomas, especialmente si éstos siguen creciendo o si cambian la forma del seno. A veces (particularmente en mujeres de mediana edad o de edad avanzada), estos tumores dejan de crecer, o incluso disminuyen de tamaño, sin recibir tratamiento alguno. En este caso, siempre que los médicos estén seguros de que las masas sean realmente fibroadenomas, y no un cáncer del seno, es posible que no se requiera una cirugía para extirparlos. Este enfoque resulta útil para aquellas mujeres con muchos fibroadenomas que no estén creciendo. En tales casos, la extirpación de los mismos pudiera requerir la eliminación de una cantidad considerable de tejido circundante normal del seno, lo que causaría una cicatriz que cambiaría la forma y textura del seno. Esto puede hacer aún más difícil la interpretación de los exámenes físicos y los mamogramas en el futuro.
Sigue siendo importante que las mujeres con fibroadenomas no extirpados se sometan periódicamente a exámenes de los senos para asegurarse de que la masa no siga creciendo.
A veces, después de la extirpación quirúrgica de un fibroadenoma, crecen uno o varios nuevos. Esto significa simplemente que se ha formado otro fibroadenoma y no que el anterior haya reaparecido.
Tumores filoides
El tumor filoides es un tumor del seno poco frecuente que, al igual que un fibroadenoma, contiene dos tipos de tejido: estroma (tejido conectivo) del seno y tejido glandular del seno. La diferencia entre los tumores filoides y los fibroadenomas es que, en los primeros, existe un "sobrecrecimiento" del tejido conectivo en el tumor filoides.
Las células que componen la parte del tejido conectivo pueden tener un aspecto anormal cuando se observan por medio del microscopio. Según la apariencia de las células, los tumores filoides pueden clasificarse como benignos, malignos o de potencial maligno indeterminado (la probabilidad de que el tumor se transforme en cáncer es incierta).
Los tumores filoides suelen ser benignos, pero en pocos casos pueden ser malignos. Unos pocos (menos de 5%) de estos tumores hacen metástasis (propagación) a otras áreas, como a los pulmones, o recurren en áreas distantes después del tratamiento. En el pasado, tanto los tumores filoides benignos como los malignos se llamaban cistosarcomas filoides.
Por lo general, los tumores se sienten como protuberancias que no causan dolor (aunque algunos pueden causar dolor). Éstos pueden crecer rápidamente, causando que la piel se estire. A menudo estos tumores son difíciles de distinguir de los fibroadenomas en los estudios por imágenes, o incluso con biopsias por aspiración con aguja fina (FNA) o con aguja.
Algunas veces, los tumores filoides benignos pueden recurrir (regresar) si son extirpados sin que se haya tomado de ellos algo de tejido circundante. Por esta razón, estos tumores se tratan mediante la extirpación de la masa y de un área alrededor del tumor de 1 a 2 cm (aproximadamente una pulgada) de tejido normal del seno.
Los tumores filoides malignos se tratan mediante la extirpación de los mismos, junto con un amplio margen de tejido normal, o mediante una mastectomía (extirpación total del seno), de ser necesario. Los tumores filoides malignos no responden a la terapia hormonal y tienen menos probabilidades de responder a la quimioterapia o a la radioterapia que la mayoría de los tumores cancerosos del seno. Los tumores filoides con propagación a distancia son a menudo tratados como sarcomas (cánceres del tejido blando) que como cánceres del seno.
Por lo general se recomienda el seguimiento riguroso con exámenes del seno frecuentes y estudios por imágenes después del tratamiento.
Papiloma intraductal
Los papilomas intraductales son tumoraciones semejantes a verrugas del tejido glandular y del tejido fibrovascular (tejido fibroso y vasos sanguíneos). Estos tumores benignos crecen dentro de los conductos del seno.
Los papilomas solitarios (papilomas intraductales solitarios) son tumores aislados que a menudo afectan los conductos lácteos grandes cercanos al pezón. Éstos son una causa común de secreción clara o sanguinolenta (especialmente cuando proviene de un sólo seno). Pudieran sentirse como una protuberancia pequeña debajo o próxima al pezón. Los papilomas solitarios no aumentan el riesgo de cáncer del seno, a menos que contengan otros elementos, como hiperplasia atípica.
Los papilomas también pueden encontrarse en los pequeños conductos en áreas del seno distantes del pezón. En este caso, con frecuencia hay varios crecimientos (papilomas múltiples). Hay menos probabilidad de que estos tumores causen secreción del pezón. Contrario a los papilomas solos, éstos están asociados a un riesgo mayor de cáncer del seno.
La papilomatosis es un tipo de hiperplasia en la que hay áreas muy pequeñas de crecimiento celular dentro de los conductos, pero no están tan enfocadas como lo están con los papilomas. Esta condición también está asociada a un riesgo ligeramente mayor de cáncer del seno.
A menudo, los ductogramas son útiles en encontrar papilomas. Si el papiloma es lo suficientemente grande como para poder palparse, puede llevarse a cabo una biopsia con aguja.
El tratamiento habitual consiste en extirpar el papiloma y un segmento del conducto donde se encuentra, por lo general mediante una incisión en el borde de la areola (la zona más oscura que rodea el pezón).
Tumor de células granulares
Los tumores de células granulares comienzan en las células nerviosas primitivas (prematuras). Éstos no son frecuentes en el seno. La mayoría se encuentra en la piel de la boca, aunque son raros incluso en este lugar. Casi siempre son benignos.
La mayoría de los tumores de células granulares del seno pueden palparse como una protuberancia sólida y móvil, aunque algunas pudieran estar adheridas a la piel o a la pared torácica. Por lo general, tienen un diámetro de 1/2 a 1 pulgada. Algunas veces se cree que es cáncer en un examen físico, debido a su firmeza y fijación. Además, puede parecer cáncer en un mamograma. Una biopsia con aguja o por aspiración con aguja fina puede distinguirlo de los cánceres.
Este tumor por lo general se cura al extirparlo junto con un margen de tejido normal del seno circundante. Los tumores de células granulares no aumentan el riesgo de que una mujer contraiga un cáncer del seno más adelante en su vida.
Necrosis adiposa
La necrosis adiposa se presenta cuando se daña un área del tejido adiposo del seno. Por lo general, esto se debe a una lesión en el seno. También puede presentarse después de una cirugía o de la radioterapia. A medida que el cuerpo repara el tejido dañado, el área es reemplazada por un tejido cicatricial firme.
Como la mayoría de los tumores cancerosos del seno también son firmes, las áreas de necrosis adiposa con cicatrices pueden ser difíciles de distinguir de los tumores cancerosos mediante un examen de los senos. También pudiera ser difícil establecer la diferencia en un mamograma. Una biopsia con aguja, o en ocasiones una escisión quirúrgica, puede ser necesaria para determinar si es cáncer.
Ciertas células adiposas pueden tener una respuesta diferente a las lesiones. En vez de formar un tejido cicatricial, las células adiposas mueren y liberan su contenido, formando una acumulación de líquido grasoso semejante a una bolsa, que se llama quiste oleoso. Los quistes oleosos pueden diagnosticarse mediante el método de aspiración con aguja fina. Esto también puede servir como tratamiento, aunque usualmente no es necesario a menos que el quiste cause cierta molestia.
La necrosis adiposa es más común en las mujeres que tienen los senos muy grandes. No afecta el riesgo de una mujer de contraer cáncer del seno.
Mastitis
La mastitis es una infección del seno que a menudo afecta a las mujeres que están dando el pecho a su bebé, aunque puede presentarse en cualquier mujer. La piel abierta o una abertura en el pezón puede permitir que las bacterias entren en el conducto del seno, donde pueden crecer. Los glóbulos blancos del cuerpo liberan sustancias que combaten la infección, lo que causa inflamación y un mayor flujo sanguíneo. Estos cambios hacen que el área duela, se enrojezca y se sienta caliente al tacto. Otros síntomas pueden incluir fiebre y dolor de cabeza.
Este padecimiento se trata con antibióticos. Algunos casos de mastitis pueden causar un absceso en el seno (acumulación de pus). Los abscesos se tratan mediante el drenaje quirúrgico del pus, y luego se administran antibióticos.
La mastitis no aumenta el riesgo de una mujer de contraer cáncer del seno. Sin embargo, un tipo poco común de cáncer conocido como cáncer inflamatorio del seno tiene síntomas similares a la mastitis, y algunas veces puede confundirse con una infección. Si el tratamiento con antibióticos no ayuda, y no se ha descartado el cáncer inflamatorio del seno, entonces podría necesitarse una biopsia de la piel para asegurarse de que no se trata de un cáncer.
Ectasia ductal
La ectasia ductal (también conocida como ectasia ductal mamaria) es un padecimiento frecuente que tiende a afectar a las mujeres entre los 40 y 59 años de edad. Ocurre cuando un conducto del seno se dilata y sus paredes se hacen más densas, lo que puede causar que se tape y haya una acumulación de líquido.
La ectasia ductal puede causar secreción verde o negra, a menudo espesa y pegajosa. El pezón y el tejido adyacente del seno pueden estar dolorosos al tacto y enrojecidos. A veces, el tejido cicatricial alrededor del conducto anormal causa una protuberancia dura que puede confundirse con un cáncer.
En ocasiones, este padecimiento mejora sin tratamiento alguno, o con compresas tibias y antibióticos. Si los síntomas persisten, el conducto anormal se extirpa mediante una incisión en el borde de la areola.
La ectasia ductal no afecta el riesgo de cáncer del seno.
Otras condiciones benignas del seno
Otros tipos de tumores y condiciones benignas menos comunes también se pueden presentar en el seno.
Cicatrices radiales (lesiones esclerosantes complejas): a menudo son encontradas cuando se hace una biopsia del seno con otro propósito. Éstas son una distorsión de la disposición normal del tejido del seno. En realidad no son cicatrices, pero llevan este nombre ya que parecen cicatrices cuando son observadas con un microscopio. Las cicatrices radiales por lo general no causan síntomas, pero hay dos razones por las que son importantes. Si son bastante grandes, éstas pueden parecer cáncer en un mamograma, o incluso en una biopsia. Muchos médicos recomiendan su extirpación. Además, aumentan ligeramente el riesgo de contraer cáncer del seno, por lo que es posible que a las mujeres que tengan cicatrices radiales se les aconseje ver al médico con más frecuencia que lo usual.
Lipomas: tumores adiposos benignos que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo el seno. Otros tumores benignos que ocasionalmente aparecen en el seno incluyen los hamartomas, los hemangiomas y los neurofibromas. Ninguno de estos aumenta el riesgo de cáncer del seno.
Cómo las condiciones benignas del seno afectan el riesgo de cáncer del seno
Como se indicó anteriormente, algunos tipos de condiciones benignas del seno están más asociados al riesgo de cáncer del seno que otros. Los médicos a menudo dividen las condiciones benignas del seno en tres grupos generales, dependiendo de cómo ellas afectan este riesgo: lesiones no proliferativas, lesiones proliferativas sin atipia, y lesiones proliferativas con atipia.
Lesiones no proliferativas
Estos tipos de condiciones del seno parecen no afectar el riesgo de cáncer del seno (o si lo afectan, el efecto es mínimo). Estos tipos incluyen:
Fibrosis.
Quistes.
Hiperplasia leve.
Adenosis (no esclerosante).
Fibroadenoma simple.
Tumor filoide (benigno).
Un solo papiloma.
Necrosis adiposa.
Mastitis.
Ectasia ductal.
Tumores benignos (lipoma, hamartoma, hemangioma, neurofibroma).
Lesiones proliferativas sin atipia
Estas condiciones parecen aumentar ligeramente el riesgo de cáncer del seno en una mujer (1 ½ a 2 veces del normal):
Hiperplasia ductal usual (sin atipia).
Fibroadenoma complejo.
Adenosis esclerosante.
Varios papilomas o papilomatosis.
Cicatriz radial.
Lesiones proliferativas con atipia
Estas condiciones tienen un efecto mayor en el riesgo de cáncer del seno, aumentándolo 4 a 5 veces más que el normal:
Hiperplasia ductal atípica (ADH).
Hiperplasia lobulillar atípica (ALH).
Para las mujeres con mayor riesgo de cáncer del seno
Las mujeres con algunas de las condiciones del seno discutidas anteriormente pudieran tener un riesgo mayor de cáncer del seno. Sin embargo, es importante recordar lo que realmente significa este aumento en riesgo.
Por ejemplo, un estudio reciente analizó el riesgo de cáncer del seno entre las mujeres con condiciones benignas del seno. El estudio encontró que aproximadamente cinco de 100 mujeres sin ninguna de estas condiciones contrajo cáncer del seno dentro de los próximos años. Entre las mujeres con una condición que aumenta el riesgo de 1 ½ a 2 veces, se pudiese esperar que alrededor de siete a 10 de 100 mujeres contraigan cáncer del seno en los próximos 15 años (y alrededor de 90 a 93 no lo contraerían). Por otro lado, entre las mujeres con hiperplasia atípica (ADH o ALH), cuyo riesgo es de 4 a 5 veces lo normal, se pudiese esperar que alrededor de 20 a 25 de 100 mujeres contraigan cáncer del seno dentro de 15 años.
Además es muy importante recordar que hay muchos otros factores que pueden afectar el riesgo de una mujer, incluyendo sus antecedentes familiares de cáncer del seno y su historial personal de menstruación y embarazo. Estos y otros factores tienen que tomarse en consideración cuando se trata de determinar el riesgo actual de cáncer del seno en una mujer.
A la Sociedad Americana del Cáncer le complace proveer información sobre casi cualquier tema relacionado con el cáncer. Si tiene más preguntas, por favor, llámenos al 1-800-227-2345 a cualquier hora, las 24 horas del día.
2006-10-27 05:13:41
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answer #3
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answered by mi_dq 4
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