Tu razonamiento es excelente, amigo.
Ellos pensaban y sentían (al igual que Hitler y los militares genocidas de mi país) que era un MANDATO DIVINO, un MANDATO DE DIOS; por ende era una TAREA SANTA.
Te paso este artículo interesantísimo al respecto:
Como se ve en la trama policial de El nombre de la rosa, de Umberto Eco, la Biblioteca del Vaticano esconde los mayores secretos del mundo. Cada tanto, sus puertas cerradas bajo siete llaves se abren y una elite de teólogos y expertos analizan los documentos archivados desde que San Pedro puso en Roma la piedra fundamental de la Iglesia Católica; única institución que sobrevivió a casi veinte siglos de historia de Occidente.
La tarea es tan gigantesca y tantos los bienes celestiales y terrenales a cuidar, que los dictámenes vienen demorados algunos siglos. Hace unas semanas el Vaticano presentó un libro, La Inquisición, con las ponencias de un simposio celebrado en 1998, advirtiendo que, como todavía no habían terminado de ver todo, proseguirían las investigaciones sobre los libros prohibidos que en 1559 el Santo Oficio retiró de la Biblioteca Vaticana. Con las conclusiones del simposio en sus manos, el papa Juan Pablo II tuvo oportunidad de volver a pedir perdón por "los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos", aunque afirmó que su acto de contricción no se extendía a "ciertas imágenes difundidas en la opinión pública, con más mito que realidad". Y para desvirtuar lo que consideró "exageraciones" y "lugares comunes" que alteraron la supuesta verdad histórica, la Santa Sede, a través de su experto Agostino Borromeo, dio cifras espeluznantes: los procesados por herejía o brujería quemados vivos en los autos de fe fueron 50.000, "la mayor parte condenados por tribunales civiles". Señaló que en España, donde funcionaban los tribunales de fama más siniestra, entre 1540 y 1700, la época más intensa, se realizaron 44.674 juicios inquisitoriales, de los que 800 (sólo el 1,8%), terminaron con la ejecución del reo. ¿Qué fue entonces el Santo Oficio o Tribunal de la Santa Inquisición, que surgió en el siglo XIII para combatir herejías, se extendió por toda Europa llegando a América a través del imperio español y fue abolido formalmente el 10 de junio de 1820?
El Santo Oficio comenzó en el siglo XIII, en plena Edad Media, un mundo con hambrunas enormes, sacudido por profesías apocalípticas y convulsionado por las luchas políticas, religiosas y de fronteras que defendían los enormes bienes terrenales de la Iglesia Católica, de las monarquías y de una incipiente burguesía de señores feudales enriquecidos justamente por su condición de soldados. En ese mundo donde siempre se podía ser tentado para un pacto con el Diablo, tanto el poder secular como el religioso consideraban diabólicos a todos los disidentes en ideas políticas y concepciones religiosas que el Cristianismo no había logrado sofocar, ni siquiera con las armas de los Cruzados.
Herejes y brujas
Poco a poco, toda la disidencia de la época fue englobándose bajo el nombre de herejía que, literalmente, significa selección. Porque el mayor pecado en el siglo XII era seleccionar y descartar algunos de los principios que integraban el conjunto de la fe católica, considerada una verdad indiscutida y la única garantía de la supervivencia no sólo de la misma Iglesia, sino también del Estado, del orden público y de las autoridades constituidas. Aunque la Iglesia prefería referirse a la necesidad de custodiar la moral y las buenas costumbres, y defender las almas de los creyentes del peligro que significaban los herejes para su salvación.
¿Qué decir de la caza de brujas?
Las hogueras ardían calcinando los cuerpos femeninos, mientras el público medieval miraba con alivio y terror el incendio que garantizaba el triunfo del Bien sobre el Mal. Eran mujeres a las que se acusaba de pactar con el Diablo y de mantener relaciones carnales con él, de comerse a los niños, de protagonizar orgías (aquelarres) y de proceder como sanadoras, es decir, curar a la gente con yerbas que sólo ellas conocían. ¿Cuántas viejas matronas fueron quemadas por brujas?
Los expertos del Vaticano acaban de difundir algunas cifras para demostrar que la quema de brujas fue mucho más frecuente en los países protestantes: si en Italia, sobre 13 millones de habitantes, terminaron en la pira 1.000 mujeres; y en Francia, con 20 millones, sólo hubo 4.000 mujeres quemadas; en la Alemania de los protestantes, con 16 millones de habitantes, murieron en la hoguera 25.000 brujas. Es que los protestantes -que junto con la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa son una de las tres confesiones del Cristianismo- también tuvieron su propia Inquisición, con los mismos métodos que el Santo Oficio. Es un error concebir la persecución de los herejes como algo impuesto por la Iglesia al estado laico, que la miraría con repugnancia e indiferencia. No fue así. La Inquisición fue un tribunal mixto, del Estado y de la Iglesia, que se ocupaba de juzgar los delitos relacionados con la Fe y la moral y las buenas costumbres, englobados bajo el nombre de herejía. Y, como buena sociedad mixta, repartieron las tareas: los religiosos se ocupaban de inquirir, investigar y dictaminar la magnitud del pecado y los tribunales civiles aplicaban los códigos para las penas merecidas. No podía haber sido de otra forma, porque la participación de la Iglesia era crucial a la hora de determinar si la herejía se debía a un error, producto de la ignorancia o si escondía aviesos motivos, porque aportaba el conocimiento técnico necesario. Por eso la búsqueda y el enjuiciamiento de los herejes fue, en un principio, competencia de los obispos.
Pronto se vio que el obispo no podría con su tarea. Porque sólo alcanzaba a su diócesis y por tanto, era muy limitado como para hacer frente a un problema internacional. Y porque no tendría tiempo para realizarla. En una bula de abril de 1233, el papa Gregorio IX fundamenta la necesidad de crear un cuerpo especial en el hecho de que los obispos están "oprimidos por un torbellino de vigilancias" y por unas "inquietudes abrumadoras" y afirma que, por tanto, ha decidido enviar a los frailes dominicos y a los franciscanos para que libren la batalla contra los herejes de Francia. Esta carta, que se considera el origen fundacional de la Santa Inquisición, introduce en la escena a los dominicos, una orden idónea para la tarea porque estaban libres de lazos monásticos o parroquiales, porque tenían elevados y aún inmaculados ideales de veneración hacia el espíritu de sus fundadores, celo misionero y grandes dotes intelectuales, especialmente entre sus predicadores.
De acuerdo con lo dispuesto por el Papa, los frailes, como expertos, colaborarían con los obispos en la investigación y enjuiciamiento de casos de perversión herética. Y en principio, su autoridad se consideró como coordinada con la de los obispos, pero antes de que pasara mucho tiempo, los obispos fueron relegados a un segundo plano, a pesar de las protestas contra la usurpación de poderes. De hecho, en los nuevos tribunales de la Inquisición, la figura central no era la del obispo sino la del fraile inquisidor. Si algo faltaba para terminar de delinear la cara siniestra de la Inquisición fue la bula Ad extirpanda, del papa Inocencio IV que en 1252 justificó la tortura para "aportar a la luz la verdad".
Así el Santo Oficio fue conocido como la Santa Inquisición porque el inquisidor era el personaje más importante en la caza de herejes. Además de actuar como juez, fuera de las paredes del tribunal actuaba como investigador, de modo tal que él y sus auxiliares también tenían a su cargo la función policial de llevar a los tribunales al delincuente que luego iba a ser juzgado. Los rasgos del método inquisitorial -que recuerdan los procedimientos de los grupos de tarea de la dictadura militar de Argentina entre 1976 y 1984- chocan con las más elementales concepciones modernas de justicia y equidad.
Todo el peso de la prueba recaía sobre el acusado quien, al mismo tiempo, estaba privado de medios para defenderse con eficacia. La atmósfera llena de secreto, la prohibición de todo contacto entre el procesado y sus familiares y amigos; la supresión de los nombres de los testigos; la ausencia de un defensor probo y de oportunidad para las repreguntas; la tortura y la lentitud agotadora del proceso, se combinaban para que el acusado no pudiera demostrar su inocencia. La detención podía caer como un rayo. Podía tener lugar a medianoche, despertando al acusado y conduciéndolo a la prisión secreta de la Inquisición en un estado de confusión y aturdimiento. En ningún caso el detenido sabía el delito preciso que se le imputaba ni quiénes eran sus delatores. Se apropiaban de todos sus documentos y, si el delito imputado era grave, se le confiscaban inmediatamente sus bienes en vista de que, en caso de condena -cosa que podía ocurrir después de meses y aún años, si es que ocurría-, le serían confiscados.
Después de pasar la noche solo en un calabozo, se lo conducía a la Cámara de torturas, donde aparecía la horrible figura enmascarada del ejecutor, se le rogaba que se salvase confesando voluntariamente. Si se rehusaba o manifestaba no saber nada, se lo desnudaba dejándole sólo unos calzones y se le volvía a pedir que confesara. Si el acusado se rehusaba, comenzaba la tortura. Además del ejecutor y los frailes especializados en herejía, un notario tomaba nota meticulosa, no sólo de lo que la víctima confesaba sino de sus gritos, llantos, lamentaciones, interjecciones entrecortadas y voces pidiendo misericordia. De ahí que los especialistas aseguran que lo más impresionante de la literatura de la Inquisición no son los relatos de las víctimas acerca de sus sufrimientos, sino los sobrios informes de los funcionarios de los tribunales que angustian y horrorizan precisamente porque no pretenden conmover.
A la ferocidad de sus métodos de tortura se debe la fama de la Inquisición Española, que surgió mucho más tardíamente, en 1478, cuando fue creada por el papa Sixto IV, a pedido de los reyes católicos, Isabel y Fernando que pretendían unificar la península bajo la Fe religiosa, disgregada en comunidades dispersas que, a fuerza de una convivencia de siglos, se había integrado con judíos y musulmanes.
Los inquisidores podían ser nombrados directamente por los reyes católicos, y fue Tomás de Torquemada quien pasó a la historia porque se lo asoció con las matanzas y consiguió la expulsión de los moros de España. De hecho, la Inquisición Española fue el resultado de tres factores: 1) la determinación de lograr la uniformidad religiosa, a pesar de su gran población judía y musulmana; 2) el fracaso de políticas de conversión forzada que impedía saber a ciencia cierta los sentimientos de los marranos; y 3) el miedo a que las medidas incompletas hicieran que los falsos pervirtieran a los auténticos cristianos.
Se expandió, bajo la forma del terror, por toda España y de allí a sus colonias donde tuvo modalidades particulares. La más importante fue la exclusión de los indígenas de la revisión porque, como recién estaban siendo instruidos en la Fe, no podían comprender dogmas y herejías.
Por América
En el Virreinato del Perú -los actuales Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay y Paraguay-, la Inquisición, creada por el rey Felipe II, entró en funcionamiento en 1570 y fue abolida recién en 1820, con la independencia de España. En sus dos siglos y medio de vida sentenció a alrededor de 1.474 personas, aunque sólo 32 recibieron la pena de muerte: la mitad de ellos quemados vivos y el resto condenados al garrote. De los condenados a muerte, 23 lo fueron por judaizantes, 6 por luteranos y 2 por sustentar y difundir públicamente herejías. En México la Inquisición se estableció en 1571 para pesquisar bigamia, blasfemia, seducción y superstición y terminó fusilando, por ejemplo, a dos líderes de la Guerra de la Independencia, de 1808, como fueron los párrocos Hidalgo y Morelos. En el Virreinato de Nueva Granada (Venezuela y Colombia), la sede del Tribunal se radicó definitivamente en Cartagena en 1610.
La gran mayoría de los delitos denunciados en los tribunales de Lima y Cartagena procedían, en su mayoría, de la exigua población europea y hasta que tuvo lugar la inmigración de judíos portugueses, los herejes no fueron numerosos. Si algo define la brutalidad de la Inquisición Española en la metrópoli y en sus colonias es la palabra marrano.
Así la define Marcos Aguinis en su novela La gesta del marrano: "Es una calificación injuriosa aplicada por el populacho a judíos y musulmanes convertidos al cristianismo y que mantenían lazos con su antigua fe. Marrano es el puerco joven que recién deja de mamar. Evoca la inmundicia y la sordidez (...) Limpio era el que no tenía sangre judía ni mora, aunque fuese delincuente vil y lleno de pecados. Sucio, perro y -sobre todo marrano- quien tenía en sus venas sangre abyecta..."
El padre Guillermo Marcó, director de prensa del Arzobispado de Buenos Aires ilustra la dimensión del problema en una sola frase: el enorme peligro de que la fe se convierta en razón de Estado.
"Un juicio objetivo no puede negar que fue un capítulo oscuro de la Iglesia Católica, pero es importante analizarlo en el contexto histórico en que sucedió: una Europa amenazada con los lugares santos en manos de los infieles. Pero pensemos que hoy, cuando hablamos de derechos humanos y hay otros valores, también se puede caer en eso. Como ciertas personas en el Islam, que matan en nombre de Alá, o como el primer ministro israelí, Ariel Sharon quien, al colocar la fe como razón de Estado, justifica la muerte selectiva."
Un saludo desde Argentina
2006-10-18 14:10:23
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answer #1
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answered by Darío B 6
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yo diria la diabolica inquisicion.
2006-10-18 21:12:51
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answer #2
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answered by rickart24 7
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inquisicion significa investigacion, especulacion.. tratando de señalar a los herejes (segun ellos) era como una especie de comite que se encargaba de investigar, sacar conclusiones, señalar, atrapar y juzgar.
lo de santa se le dio la iglesia catolica por cuestiones religiosas
2006-10-18 21:30:39
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answer #3
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answered by Karlita B Colognesa 6
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por que la historia la escribe el que gana
2006-10-18 21:27:12
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answer #4
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answered by perdidas27 1
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Por el mismo motivo que se llama Santa Sede al Vaticano que de santo no tiene nada tampoco.
2006-10-18 21:26:37
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answer #5
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answered by titina 3
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Aparte de lo que exponen Darío y Garnacho, yo pienso muy personalmente y a resumidas cuentas, que eso no fué una situación de fanatismo religioso, mas bien fué una situación de lucha por el poder.
El membrete de SANTA se lo adjudicaron ellos mismos, por pertenecer a los estratos religiosos de mas importacia de la época y por la presencia y el poder que implicaba pertenecer a ella.
Se antoja imposible pensar siquiera que alguien con la sangre fría como para "asesinar" en el nombre de Dios, tuviera "algo" de religioso o de buena voluntad... mucho menos amor hacia los demás.
Saludos
2006-10-18 21:19:28
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answer #6
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answered by originalxsiempre 4
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Recordemos un poco de historia: las invasiones de los bárbaros al viejo imperio Romano habÃan finalizado con la conversión a la cristiandad, de los prÃncipes y reyes de éstas tribus que provenÃan del norte.
El papado se fortalece en Roma y comienza a influir marcadamente sobre los diferentes reinos cristianos. Se consolida el canon del cristianismo definiendo la Ortodoxia tal como la conocemos hoy. Los dogmas de fe tales como la virginidad de MarÃa, la Trinidad, y el más importante para nosotros y el que acentuó el poder de la Iglesia Romana fue el concepto de Salvación.
Definición de conceptos y terminologÃa:
Entonces quiero definir cuatro conceptos de importancia: ortodoxia, salvación, herejÃa e indulgencia.
Ortodoxo según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), significa: "conformidad con el dogma de una religión."
Salvación: según el DRAE es: "consecución de la gloria y bienaventuranza eterna." Según el Espasa Calpe, de acuerdo a la concepción teológica es: "la obtención del último fin del hombre, entrando el alma en el cielo, en contraposición a la frustración de dicho fin por la eterna condenación en el infierno."
Dijimos entonces que se define la ortodoxia católica y se impone el criterio de salvación. Surge el término hereje y herejÃa. Veamos la definición de éstos vocablos:
Según el citado DRAE, hereje significa: "Cristiano que en materia de fe se opone con pertinacia (obstinación)a lo que cree y propone la Iglesia Católica."
HerejÃa según el DRAE es: "error en materia de fe sostenido con pertinacia."
Vemos en ésta definición de hereje un punto muy importante a tener en cuenta: hereje es un cristiano, o sea que no puede serlo un judÃo o un musulmán. Un judÃo podÃa ser entonces sospechoso de herejÃa desde el momento en que se convertÃa al cristianismo, no antes. La Inquisición no persiguió a los judÃos, persiguió a los judÃos conversos.
Por último la palabra indulgencia que significa según el DRAE: "remisión que hace la Iglesia de las penas debidas por los pecados."
Inquisición Episcopal
El edificio de la Inquisición comenzó a construirse varios siglos antes de la gran conversión de judÃos españoles al final del siglo XIV.
Una vez establecida la ortodoxia, las desviaciones de ella son inquiridas, estudiadas por el obispo de cada diócesis y de comprobarse el delito, son castigadas. Ãsta es la primera forma de Inquisición conocida como Inquisición Episcopal. Los castigos en éstos casos eran castigos y penitencias canónicas, como ser asistir en ocasiones determinadas a la iglesia, rezar determinadas oraciones, hacer ayunos, etc.
Mientras tanto, la autoridad del papado sobre los reyes y prÃncipes cristianos se afianza, los reyes reinaban por mandato divino y para su coronación era necesaria la bendición romana. Además, el papado comienza a administrar las indulgencias.
Inquisición Pontificia
En el año 1095, el papa Urbano II difunde la necesidad de una cruzada para reconquistar Tierra Santa que estaba en poder del Islam. Para reclutar voluntarios, afirmó que una cruzada a Tierra Santa era el sustituto de una penitencia cualquiera e implicaba una remisión total del pecado. Esto dio lugar al comienzo de las Indulgencias.
Al principio, una cruzada suponÃa penas y sacrificios muy arduos para un cristiano y era la única forma de obtener indulgencias, pero con el tiempo y con las necesidades crecientes de fondos, éstas indulgencias se fueron extendiendo a todos los que ayudaban con bienes o dinero a los cruzados, y luego se comenzaron a vender por ejemplo a los peregrinos a Roma para la construcción de la catedral de San Pedro, hasta que finalmente se vendieron por cualquier motivo y por sumas Ãnfimas.
Otro hecho importante fue que a mediados del siglo XIII se fundan las órdenes mendicantes: los franciscanos y los dominicos. Ãstas órdenes tienen un crecimiento rápido. En pocos años construyen monasterios en casi todas las ciudades de Europa. Ãstos monjes mendicantes hacen un marcado contraste con el opulento clero episcopal establecido. Dependen directamente de Roma. Su ortodoxia es extrema. La Orden Dominica es encargada por el papa para predicar el evangelio y actuar en alguna región infectada de herejÃa. También se ocuparon de la educación e influyeron y obtuvieron las principales cátedras de las universidades.
Las ideas no ortodoxas, paradójicamente, comienzan a llegar a Occidente de la mano de los cruzados que regresaban de Tierra Santa. Ellas consistÃan en considerar que Cristo no habÃa creado una iglesia organizada, entonces –decÃan– la enseñanza católica acerca de las imágenes, los santos, el bautismo de los infantes, la inmaculada concepción, eran falsos. Estas ideas se difundieron rápidamente por Occidente. Los herejes sostenÃan que las únicas garantÃas de salvación eran la castidad, la pureza, el ascetismo (Doctrina moral que impone al hombre una vida rigurosamente austera, con la renuncia de todas las cosas terrenas, la mortificación de las tendencias naturales de la sensibilidad y la lucha constante contra los instintos carnales), la humildad, virtudes que ellos (los herejes) practicaban y el clero establecido no. Esta herejÃa se inició en el sur de Europa y se expandió rápidamente tomando diversos nombres: cataros, arrianos, albigenses, valdenses, dependiendo del lÃder o de la región donde predominaba. La Iglesia se sintió aterrorizada por la posibilidad de una división y desintegración de la cristiandad.
El Papa Inocencio III reaccionó y envió varias inquisiciones de los monjes cistercienses (orden religiosa de San Benito)y también a Domingo de Guzmán (que luego fuera canonizado Santo Domingo). Si bien consiguieron algunas retractaciones, la herejÃa continuaba. Finalmente el papa terminó llamando a una cruzada interna contra los albigenses, en la región del sur de Francia cerca de los Pirineos, a partir de 1208. Los cruzados recibÃan una indulgencia plenaria luego de los 45 dÃas de servicio, la condenación de sus deudas e intereses, y la posibilidad de recibir las tierras confiscadas a los herejes derrotados. Estos beneficios congregaron un ejercito de 500.000 hombres quienes, capitaneados por el duque de Borgoña y el conde de Monfort, marcharon hacia la región de Albi. Encabezaban el bando de los herejes Rogerio, vizconde de Albi, y Raimundo, conde de Touluose. Los papistas tomaron la ciudad de Beziers, pasaron a cuchillo a 60.000 habitantes, sin respetar a mujeres, ancianos y niños; la saquearon y luego incendiaron en julio de 1209. La anécdota que quedo de estos hechos es que los soldados, cuando preguntaron a los prelados (Superior eclesiástico constituido en una de las dignidades de la Iglesia, como abad, obispo, etc.) como distinguÃan entre católicos y herejes, la respuesta fue: "Matad a todos que luego Dios los distinguirá en el cielo".
Luego se dirigieron a Carcasona donde se rindió el vizconde Roger y fueron quemados algunos centenares de habitantes. Pero la fuerza de la cruzada se debilito cuando transcurrieron los 45 dÃas necesarios para alcanzar la indulgencia. El foco hereje continuo vivo en Touluose, apoyada por su aliado, al rey de Aragón. La lucha continuo por muchos años hasta que los herejes fueron derrotados finalmente en 1253.
El Concilio IV de Letrán de 1215, convocado por el papa Inocencio III, dictó un reglamento que dio forma a la Inquisición pontificia, reagrupando disposiciones de los papas que lo precedieron en concilios anteriores.
Los puntos principales eran:
Toda herejÃa debÃa ser perseguida concertadamente por las autoridades civiles y eclesiásticas.
Los procesos deberán ser iniciados de oficio —sin instancia de parte—.
Los obispos deberán disponer la realización de inquisición en cada parroquia de su diócesis.
Las propiedades de los herejes deberán ser confiscadas.
Los recalcitrantes deberán ser relajados al brazo secular para ser sancionados.
La palabra relajar significa según el DRAE: "entregar el juez eclesiástico al secular un reo digno de pena capital." En buen romance, los mandaban al verdugo.
Si bien los papas habÃan encomendado a los monjes cistercienses algunas inquisiciones aisladas contra grupos de herejes, aún no habÃa una Inquisición organizada.
Como consecuencia de tantos desmanes cometidos a inocentes en la represión de la herejÃa albigense, se levantaron voces de protesta en toda la cristiandad, las que dieron lugar al concilio de Touluose (1229) que creó el Tribunal de la Inquisición. La Inquisición se encomendó a la orden Dominicana en donde se conformo un tribunal permanente que actuaba en concordancia con el obispo de la región infectada por la herejÃa, por ello se la denomina Inquisición Pontificia. Es ésta la segunda forma de Inquisición. Esta institución creada en principio para mitigar los excesos de las actuaciones no controladas contra los herejes, finalmente incorporo los abusos de la practica anterior y agrego otros.
Además, los papas impulsaban a los reyes y prÃncipes a la adopción de leyes civiles que penaran a los recalcitrantes (terco, obstinado en la resistencia) de herejÃa con la pena capital. Para la coronación del emperador Federico II, el papa Inocencio III insistió para que organice en su imperio la persecución de la herejÃa. Federico II sancionó, a instancias del Papa, leyes que condenaban a los herejes dentro de su imperio, a la pena de muerte en la hoguera. Con el tiempo, la Santa Sede recomienda a todos los reyes y prÃncipes cristianos incorporar a sus legislaciones locales leyes similares a las del emperador Federico II.
Ya en 1231 queda constituido en Roma el tribunal de la Inquisición, o del "Santo Oficio"; su constitución fue encomendada la orden dominica. El primer inquisidor habÃa sido Domingo de Guzmán quien predicó ante los albigenses ya en 1208.
La Inquisición podÃa actuar por acusación, por denuncia o de oficio.
HabÃa tres opciones posibles:
Que los procesados se presentasen libre y voluntariamente a confesar sus faltas; en este caso serÃan sancionados con medidas espirituales, generalmente leves.
Que se arrepintiesen solamente por miedo a la muerte; sufrirÃan entonces penas de prisión.
Que se mantuvieran obstinados en sus errores; serÃan relajados al brazo secular para que se les aplique la pena de muerte en la hoguera.
Los inquisidores se dirigÃan al sitio donde se sospechaba que habÃa un foco de herejÃa. PedÃan el apoyo de las autoridades locales que estaban obligadas a otorgarla so pena de excomunión y ser a su vez acusados de herejes. Se leÃa un edicto de gracia en la iglesia mayor donde se detallaba cuales eran los errores contra la fe y se daba un plazo para el arrepentimiento. Además se instaba a quien conociera herejes los delatara. El plazo era generalmente de un mes.
Los que confesaban voluntariamente eran sentenciados inmediatamente con penas religiosas que consistÃan en oraciones diarias, peregrinaciones, ayunos y multas. En el caso de existir pruebas suficientes contra el reo y éste no confesaba la verdad, se aplicaba el tormento. Los elementos de tortura eran: el potro, la garrucha y el castigo de agua. Si el acusado confesaba, entonces era condenado a varios años de prisión o de galeras, confiscación de bienes, prohibición de ejercer ciertos oficios pare él y sus herederos, llevar vestimentas que denotaran su condición de arrepentido.
En caso de persistir en su error, era relajado al brazo secular que aplicaba la pena de muerte. Encontramos entonces un eufemismo (Modo de expresar con suavidad o decoro ideas cuya franca expresión serÃa malsonante). Se pedÃa clemencia para el reo por un lado y se impulsaba a las autoridades civiles (los reyes y prÃncipes) a promulgar la pena de muerte para los herejes.
Cuando habÃa suficientes sentencias y se consideraba que la herejÃa estaba conjurada, se hacÃa lo que finalmente se conoció como auto de fe. Era una ceremonia que duraba un dÃa entero. Comenzaba a primeras horas de la mañana, cuando los reos eran llevados a la casa del inquisidor, en la que se los vestÃa con una túnica amarilla y un bonete en pico. Se hacÃa un desfile hasta el lugar donde se llevarÃa a cabo el acto; en general una plaza importante. Se celebraba misa con un sermón que se referÃa a lo horrendo de la herejÃa. Luego se leÃan las sentencias, comenzando por las más leves. A los que se relajaban al brazo secular para ser quemados se los conducÃa hacia otro lugar que se llamaba quemadero, donde habÃa preparado una pira y allà eran quemados vivos.
Esta Inquisición cumplió con los objetivos fijados de eliminar la herejÃa de los reinos y principados cristianos. Luego de algunos siglos de funcionar fue quedando en desuso y en el olvido. En la Inquisición Pontificia, las sentencias de los juicios eran apelables ante la Santa Sede y generalmente los acusados eran absueltos allà por dinero, posición social o mediante un favor importante a los ojos de la Iglesia.
2006-10-18 21:11:42
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answer #7
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answered by garnacho 2
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Santa por el hecho que se hechaban a gente inocente y me imagino que por consecuensia se hacian santos.... en fin.. es algo fatal.. conocen un lugar en gto.mex. que se llama la hacienda del cochero? ahi hay muchas cosas que usaron en la inquisicion fatales guac¡¡¡ se me pone la piel de gallina al recordar cuanto habra sufrido esa pobre gente...
2006-10-18 21:11:16
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answer #8
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answered by winy pu 4
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POR QUE SI
2006-10-18 21:09:27
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answer #9
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answered by Anonymous
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Crimenes cometidos en el nombre de Dios♣
2006-10-18 21:09:13
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answer #10
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answered by Linnflores ..♣ 6
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porque se equivocaron en el movimiento de la letra N: Santa:corregido seria: Satan...
2006-10-18 21:09:12
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answer #11
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answered by SAGA DE PUMAS 6
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