DEPRESION, SINTOMAS INTELECTUALES
Deformaciones del pensamiento en la depresión
Por: José Luis Catalán Bitrián
De los síntomas que presenta la depresión, tristeza, apatía, inhibición, frustración, los pensamientos negativos parecen a primera vista tener un papel secundario o que simplemente adornen un estado de ánimo con lamentaciones y negras consideraciones.
Pero esta visión no es acertada. El papel de los pensamientos deformados en la depresión resulta sumamente importante:
=> En la aparición de la depresión.
=> En el agravamiento del desánimo.
=> En la evolución que tendrá la depresión.
La visión que se tiene de nuestra propia identidad y los juicios que hacemos sobre nuestras posibilidades en la vida, determinan en buena medida la aparición del desánimo.
Cuando comenzamos a creer que no tenemos m ritos y capacidades como para poder llevar una vida digna e interesante, o cuando creemos que no podemos reconducir el curso de nuestros deseos despu s de una rustración o una desgracia, estamos alimentando la tristeza: creamos razones para sentirnos deprimidos.
Estando ya tristes es posible estar aún peor o mejorar, y ello depende en buena medida de qu es lo que pensamos de la situación actual y del futuro, y de cómo reaccionamos para salir de la tristeza inicial.
En ocasiones nos olvidamos de que somos seres biológicos, de carne y hueso, y no unos seres espirituales que podrían tolerar cualquier dosis de angustia y desánimo sin alterarse.
Si pensásemos que una persona que nos sigue los pasos es un criminal, notaríamos inmediatamente tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, y un conjunto de reacciones físicas virulentas.
Vemos, por consiguiente, que existe una relación evidente entre pensamiento (pensar que corremos peligro) y el cuerpo (que reacciona con mecanismos de alarma).
De igual modo existen pensamientos que producen desgana, acentúan la rabia o frustración y provocan más tristeza. De ahí que podamos añadir que el control del pensamiento es fundamental en la depresión.
Corregir el pensamiento distorsionado, por medio del asesoramiento y ayuda de un profesional, es uno recursos que existen para cambiar la depresión.
Beck, investigador de la psicoterapia de la depresión, sostiene en su libro "Terapia cognitiva de la depresión" (ed. Declee, Bilbao 1984) que existen siete principales supuestos depresógenos:
Generalización abusiva
Selección tendenciosa
Responsabilidad excesiva
Falsas predicciones
Auto-referencia
Catastrofismo
Pensamiento de "blanco o negro"
Estos mecanismos mentales son altamente contraproducentes en la depresión, empeorándola e impidiendo salir de ella.
La forma de pensar del deprimido está llena de ideas negativas que se repite a sí mismo una y otra vez, creando así mayores dosis de malestar.
GENERALIZACION ABUSIVA
Este mecanismo mental consiste en pensar que si algo es cierto en un caso, se puede aplicar a cualquier otro caso, aunque no sea demasiado parecido.
El deprimido es muy sensible al fracaso. Si algo le ha salido mal, por ejemplo se ha olvidado de algo, piensa que su memoria volverá a fallar cada vez que tenga que recordar otra cosa.
-Porqué no vas a visitar a tus amigos?
-Porque el otro día fui y no estaban en casa.
-Pero si un día no están seguramente los otros sí que los encontrarás.
-Es que cada vez que pienso en ir se me ocurre que no estarán, como la otra vez, y en mis condiciones no quiero hacer esfuerzos inútiles.
En este ejemplo la persona deprimida realiza una falsa "generalización": porque un día no encuentra a sus amistades en casa, ningún otro día puede estar segura de hallarlos. Este pensamiento le desanima de emprender una actividad que le resultaría positiva para mejorar. En cambio, el pensamiento negativo influye en aislarla más del mundo exterior, desanimándola más a consecuencia de ello. Este es el esquema en el que se basa la generalización abusiva: Con frecuencia la facilidad con la que el deprimido realiza operaciones de falsa generalización le llevan a justificar el abandono de toda suerte de actividades positivas que emprende. Su antipatía por el esfuerzo le hace decirse a sí mismo esta clase de ideas a fin de encontrar un alivio inmediato al sufrimiento que le suscita el trabajo, aunque con ello sólo hace que empeorar las cosas. Es por consiguiente una conducta contraproducente que hay que evitar.
-No puedo distraerme, porque cuando leo una revista me entra dolor de cabeza.
-¿Intenta leer usted a menudo?
-No, porque un día lo hice, y como le digo me dolía la cabeza.
-¿Y ha probado alguna otra vez?
-Cuando voy a leer una revista de las que me compran en casa pienso que si leo me dolerá la cabeza, y lo dejo estar.
En este ejemplo vemos que la persona generaliza demasiado: lo que le sucedió una vez cree que le volverá a suceder siempre. Pero no le dolerá la cabeza por leer una línea, ni dos.. o hasta donde sus condiciones físicas le permitan.
Esto es, entre realizar una sana actividad recuperativa de un modo limitado, y no hacerla en absoluto hay una diferencia.
Si el deprimido no hace cosas a su alcance no se recupera, lo cual no significa precisamente "hacer nada¯ sino "hacer algo¯, aunque sea muy modesto.
SELECCION TENDENCIOSA
Los acontecimientos que prefiere retener el deprimido son los fracasos, las carencias, errores y debilidades. No todo va mal, ni mirando con relatividad se verían las cosas tan graves como el deprimido las ve, pero hay como una cierta tendencia del deprimido a verlo todo negro.
El esquema de este mecanismo del pensamiento es: Es uno de los rasgos que delatan la presencia de tristeza a las personas que rodean al deprimido. Como sólo muestra el lado negativo de las cosas los demás acaban por darse cuenta de que no es que tenga peor suerte que los demás mortales, sino que se trata de que está deprimido.
-¿Qué tal te ha ido en el trabajo?
-Me ha salido horriblemente mal.
-¿Qué ha pasado?
-El jefe me riñó, me equivoqué en un envío, y perdí una lista, en fin, espantoso
-¿Pero algo habrás hecho bien durante las ocho horas de trabajo, aparte de lo
que dices?
-Lo demás, normal.
Aquí vemos un diálogo típico con un depresivo. Nos cuenta exclusivamente lo que ha ido mal, dando la impresión de que lo sucedido ha sido catastrófico. En cambio, mirado racionalmente, la proporcionan de cosas que el deprimido hace bien es mayor que las que hace mal. La manera irracionalmente negativa de ver las cosas que tiene el juicio del deprimido le sume en la sensación de ruina y degradación.
-¿Cómo te encuentras hoy?
-Mal
-¿Pero mejor o peor que ayer?
-A medida que pasa el tiempo me encuentro peor, pensado que no mejoro.
-Pero, ¿qué entenderías tú por encontrarse mejor?
-No sufrir, encontrarme alegre como antes.
-Y si en el camino de estar bien, progresas, ¿no es eso una mejora?
-Bueno, el que no se consuela...
-Por lo menos admitirás que hacer progresos, aunque no estés del
todo bien, no es precisamente empeorar.
-Sí, eso es verdad. -Entonces, que pienses que empeoras porque aún te
encuentras mal, ¿no es una idea negativa que contribuye a deprimirte
innecesariamente?
-No puedo evitar tener esas ideas
-Pero al menos les puedes dar una r plica, como ahora hacemos.
Como vemos en este ejemplo, el deprimido sólo tiene ojos para su malestar. Si realiza pequeños progresos es como si no existiesen para él, los desprecia porque sólo observa lo malo y negativo, lo que le falta aún para sentirse completamente bien. Este mecanismo es peligroso porque borra en el deprimido la idea de un esfuerzo continuo, necesario para mejorar. Le invita a abandonarse en el "es inútil todo lo que haga". Los esfuerzos
positivos siempre dan resultados, pero es imprescindible que, a pesar de que sean pequeños y graduales, el deprimido los detecte y aprecie. Por el contrario, la selección tendenciosa de lo malo amenaza con eliminar todo
intento de salir poco a poco de la depresión.
RESPONSABILIDAD ABUSIVA
El deprimido se ve responsable de todas las cosas negativas, de los fracasos propios y de los de las personas que se relacionan con él. El mal concepto que tiene de sí mismo le lleva a pensar que si algo ha salido mal es porque
directa o indirectamente l tiene la culpa. Porque no ha actuado bien, porque debía haber tenido en cuenta cosas que en su aturdimiento no había reparado, por sus pensamientos hostiles e irritados, por una razón desconocida, incluso, el caso es que se cree autor de todos los desastres. Significativamente, las cosas buenas que suceden, a él mismo y a los demás, y aunque tenga una participación directa, nunca le parecen dignas de merito.
-Soy horrible
-¿Porqué dices que eres horrible?
-Por qué le hago la vida imposible a todo el mundo
-¿Podrías explicarte más para que lo comprenda?
-Mi marido no es feliz
-¿Y a quienes más te referías con "todo el mundo¯?
-Mi vecina se cayó por la escalera. Si yo la hubiera acompañado como antes que íbamos juntas a comprar no habría sucedido. Y todo así. Si yo contribuyera más en la sociedad tal vez habría menos desgracias, y por mi culpa más de uno estará pasando hambre.
La persona del ejemplo no sólo se niega el derecho a estar enferma y ser cuidada por su marido, cosa que por cierto ella ha tenido ocasión de hacer por él, sino que también siente mala conciencia por un accidente que ha tenido su vecina, lo cual ya es una responsabilidad excesiva, irracional. También exagera su falta de contribución hacia la humanidad: ni aun encontrándose bien le sería posible por sí sola resolver los males del
mundo. El deprimido no acepta la idea de estar limitado por sus circunstancias actuales, ni espera poder reparar el tiempo perdido cuando haya mejorado. Le parece tan intolerable encontrarse postrado que se castiga por ello, por las cosas que podría hacer de encontrarse bien (en el ejemplo, hacer feliz al marido, acompañar a su vecina, ayudar a los demás). Claro está, estas ideas excesivas de cuales son sus responsabilidades tienen efectos
contraproducentes:
= Crean mayor malestar cuando el deprimido cree portarse peor de lo que en realidad lo hace.
= Le roba la alegría de hacer bien las cosas que hace y que sin embargo cree que no son por mérito propio.
Es difícil saber exactamente qué se le puede exigir a la voluntad de un deprimido, porque hay que atenerse a la
realidad de su estado. Ni estando deprimido puede hacer las mismas cosas que estando alegre, y por lo tanto tiene que rebajar sus exigencias temporalmente; ni por otro lado deja de haber algo, por modesto que fuese, que dadas sus posibilidades reales está a su alcance realizar.
La solución a este delicado problema de responsabilidades consiste en una fórmula prudente: comenzar por lo que se está seguro que el deprimido puede hacer dado su estado, y a partir de ahí aumentar gradualmente, lentamente, con la paciencia que fuera necesaria, los niveles de complicación, hasta que se consiga una mejoría aceptable. Una meta modesta siempre es más fácil de cumplir que una ambiciosa, y existe mayor seguridad que el deprimido pueda reconfortarse con xitos que le irán animando.
Conforme más se anime, más puede seguir abarcando, siempre sin pretender dar saltos bruscos que le pudieran hacer fracasar. Y si fracasa en algún momento, en lugar de castigarse por ello, es preferible, más placentero y práctico, volver a intentarlo con mayor ahínco.
FALSAS PREDICCIONES
En esta deformación del pensamiento el deprimido realiza pronósticos adversos de una forma tendenciosa, basándose en una consideración parcial de su experiencia anterior o en una supuesta maldición o destino que le llevaría ineludiblemente al desastre. Piensa que si algo le ha salido mal en el pasado, supongamos un matrimonio, es inútil que busque una nueva pareja porque igualmente le iría mal en la nueva relación.
-Dr. es inútil que me diga que vuelva a salir porque si conociese a alguien le haría la vida desgraciada.
-¿Porqué crees que forzosamente te iría mal?
-Porque yo no me entiendo con los hombres, o los hombres me acaban odiando.
-¿Has conocido muchos hombres?
-Sólo a mi ex-marido, pero con uno tengo bastante.
-¿Tú crees que todos los hombres son como tu marido?
-Supongo que habrá de todo
-Si hay de todo, aceptarás que existen también hombres que te parecerían bien.
-Con la mala suerte que tengo, seguro que no doy con uno así.
-¿Y cómo es que basas tu mala suerte con los hombres en la experiencia con uno solo?
-¿No te parece más lógico pensar que si conoces el número suficiente, y te aseguras, puedes conocer a alguien adecuado?
-Tal vez tenga una de esas falsas predicciones, Dr.
En ste ejemplo podemos contemplar como funciona la falsa predicción: la mujer divorciada anticipa, basándose en su experiencia negativa matrimonial, que todas las relaciones nuevas que emprendiese serían catastróficas para ella.
No es muy difícil adivinar el efecto que tal profecía produce en ella: desanimarla de intentar rehacer su vida. Cada vez que le surja la idea de salir de casa a fin de hacer nuevos conocidos, le inviten a una fiesta, le sugieran acudir a una asociación de separados, etc. , ella renunciará basándose en la creencia de que es inútil.
Por otra parte, el hecho de tener una idea de su futuro "sin salida" vuelve su situación actual muchísimo más trágica, y por lo tanto estamos ante un factor de desánimo que mantiene su depresión. Con frecuencia la falsa profecía se hace realidad no porque el sujeto tuviera razón, sino porque va tan mal predispuesta que él mismo provoca la reacción adversa.
Un ejecutivo deprimido pensaba que perdería un contrato importante para la empresa. Fue tan predispuesto al fracaso a la entrevista con su cliente que se mostró desinteresado, hostil y grosero, convencido de que era una pérdida de tiempo. Su comportamiento, provocado por este mecanismo de la profecía que se autocumple, fue tan negativo que el cliente rechazó la oferta. Despues de que el psicólogo le mostró la distorsión del pensamiento y la forma de repararlo, el ejecutivo volvió a intentarlo de nuevo, dando explicaciones y pidiendo disculpas por su comportamiento anterior. Pudo salvar en el último momento el contrato para la empresa.
AUTOREFERENCIA
Esta deformación del pensamiento alude a la facilidad con la que algunos deprimidos se sienten culpables de las desgracias que suceden a su alrededor.
Acostumbrado a considerar las consecuencias negativas de todos sus actos, el afán crítico puede llegar tan lejos que encuentre responsabilidades culposas donde no las hay. Por ejemplo que los compañeros de trabajo se
peleen entre sí debido a que él está deprimido.
La autorreferencia se puede manifestar tambi n por la sensación de ser el centro de atención de todo el mundo. Cree que sus deficiencias y limitaciones llaman la atención, y que todos, fijándose en él, descubren lo horrible que es.
CATASTROFISMO
Esta es una de las primeras distorsiones que aparecen en la depresión, y por la que las demás personas se dan cuenta de que alguien está deprimido: por su afición a ver todo desde el lado malo, pesimista y negativo.
Consiste en creer que lo peor es lo que tiene mayores probabilidades de ocurrir.
Con frecuencia el deprimido expresa sus ideas catastrofistas con expresiones verbales como: "todo acaba mal", "nadie se interesa por nadie", "si lo intentase no lo conseguiría", "no podr hacerlo", "me saldrá mal".
Los juicios catastrofistas tambi n se dan en la valoración adversa de los acontecimientos.
Cuando al deprimido le ha ocurrido algo que no es absolutamente perfecto, o ha conseguido un logro parcial, su valoración es muy tendenciosa, diciendo cosas como: "me salió fatal", "no he conseguido nada", "todo fue inútil", "soy un desastre".
-Soy incapaz de tener la casa limpia, no hago nada. Antes era capaz de tenerlo todo ordenado y limpio, y en cambio, ahora, soy un desastre.
-¿Podrías decirme los trabajos que realizaste hoy?
-Me limité a fregar los platos tarde, casi a la hora de comer; escobé un poco y fregué por encima; luego me limité a quitar los trastos que estaban a la vista.
-Pues parece que eso de que no has hecho nada no es del todo exacto..
-Pero antes era muy hacendosa. Limpiaba los cristales, y lavaba los platos después del desayuno, en cambio ahora me agoto enseguida y no tengo ganas de hacer nada.
-Sin embargo tienes una visión catastrofista de tu actuación. Como te comparas con tu rendimiento de cuando estabas animada, desprecias totalmente lo que sí haces, que es menos, pero que existe: escobas, friegas, lavas platos y otras tareas que no has mencionado. Dado tu estado actual no esta tan mal. Por ejemplo, si tuvieras que ponerte una nota, como en la escuela , de uno a diez, ¿qué te pondrías?
-Un cinco pelado.
-Pues un aprobado no es precisamente un desastre! Simplemente es un rendimiento menor dado que estas deprimida.
-Bueno, quizá he exagerado algo..
Esta ama de casa tiene una visión catastrofista de su rendimiento, de los resultados de su esfuerzo por mantenerse lo más cerca de la normalidad posible en su estado de desánimo.
Por un lado exagera lo que "debería hacer", pues parte de las tareas que dice no hacer (como limpiar los cristales) en realidad solamente las realizaba cuando hacía limpieza general de la casa, pero no cada
día. Por otro lado minimiza lo que hace bien, o incluso no lo nombra (por ejemplo también salía a comprar, cocinaba, iba a buscar a los niños a la escuela, etc.). De esta forma crea artificialmente un "desastre", que en
realidad no es sino una deformación del juicio valorativo
PENSAMIENTO DE BLANCO O NEGRO
Como hemos visto en el ejemplo anterior el deprimido acostumbra a ser demasiado extremista , a ver las cosas en sólo dos polos, blanco o negro, bueno o malo, fantástico o horrible, perfecto o imperfecto. Al no contemplar las situaciones intermedias (medianamente bueno, razonablemente perfecto, etc.) y ser la perfección algo, más bien imposible de alcanzar, aunque estuviéramos muy animados, el caso es que esta deformación del pensamiento conduce a ver las cosas más negras de lo que son. El pensamiento de "blanco o negro" conduce casi siempre a que el deprimido tenga una imagen de sí mismo más disminuida de lo que en verdad la depresión le
limita. Este es un fragmento de la conversación entre un terapeuta y su paciente:
-No puedo levantarme de la cama.
-Si estás aquí es que sí has podido.
-Lo que quería decir es que me cuesta mucho levantarme.
-Fíjate que de no poder levantarte a que se te haga cuesta arriba hay un trecho muy grande. No poderse levantar de la cama es algo que le podría ocurrir por ejemplo a un paralítico, pero tú no tienes una total incapacidad física, sino desgana y apatía. En cambio con frecuencia utilizas la frase "no puedo" hacer esto o lo otro.
-Ya procuraré no decir "no puedo" si eso le parece que es bueno para mí..
-Si evitas una visión extremista y exagerada de tus deficiencias notarás que tus limitaciones son intermedias y que existen mejorías graduales a medida que realizas esfuerzos. También tendrás una imagen menos mala de tí misma, que es una de las cosas que te deprimen.
El pensamiento de blanco o negro es también una invitación al abandono cuando se plantean las metas y objetivos que el deprimido se propone. El deprimido puede considerar que el proceso de su curación consiste en todo o nada , o esta del todo bien o no mejora en absoluto. Como es imposible en una depresión dan un salto
cualitativo tan grande de golpe, siempre tendrá motivos para considerar que está igual de mal siempre, que su tratamiento no avanza. Este apostar a todo o nada manifiesta una falta de comprensión de la naturaleza de la depresión.
El desánimo intenso ha provocado un desequilibrio en el sistema nervioso tal que ya no es cuestión de buenos propósitos o del simple deseo de animarse: para reequilibrar el organismo, recuperar el animo, y evitar recaídas en el futuro, es necesario un aprendizaje lento y seguro de cómo controlar la depresión, un esfuerzo continuado y gradual, un entrenamiento para controlar el pensamiento distorsionador y superar los problemas que
condujeron a la persona a la depresión..
Otras distorsiones cognitivas
EXAGERAR
Muchas veces se exageran sistemáticamente las dificultades tal vez con la secreta intención de provocar mayor apoyo en los demás o hacer que se den cuenta del sufrimiento, estar "preparados para lo peor", o para persuadirse a sí mismo de la conveniencia de huir de la posibilidad angustiante de fracaso ante tareas difíciles y
retadoras.
MAZIMIZAR LO MALO Y MINIMIZAR LO BUENO
Se trata de una tendencia a sobrestimar la importancia de los acontecimientos negativos y a subestimar la magnitud o importancia de los acontecimientos deseables. Por ejemplo, al analizar los errores propios o lo que uno considera destrezas o talentos ajenos, existe una tendencia a ver las cosas mayores de lo que son. Por el contrario, al observar los atributos y destrezas propias o los problemas ajenos, el individuo minimiza y mirará desde el otro lado del telescopio, lo cual hace ver las cosas mucho más pequeñas y distantes. Cuando los individuos magnifican sus imperfecciones y minimizan sus atributos de esta forma, el resultado neto es que reciben sentimientos de inadecuación e inferioridad.
RAZONAMIENTO EMOCIONAL
Esta distorsión implica adoptar las emociones propias como prueba del estado de las cosas. La lógica es "Yo siento; por lo tanto yo soy". Por ejemplo: "Me siento culpable, por lo tanto debo ser una mala persona y morir". Del mismo modo la persona depresiva puede afirmar "Me siento arrollado y desesperado, por lo tanto mis problemas deben ser imposibles de resolver" Afirmaciones de debería, debo, tengo que Estas afirmaciones se encuentran en las creencias más comúnmente omnipresentes y disfuncionales entre los individuos depresivos. Estas afirmaciones tienen la naturaleza de un dedo que hurga en la herida. Se supone que su valor adaptado sería el de motivar y estimular al individuo para que actúe adecuadamente. Diciendo "Yo debería o me
convendría hacer esto" o "Debo hacer eso", el mandado parece evidente. Como consecuencia de su naturaleza impositiva, sin embargo, estas afirmaciones engendran sentimientos de culpabilidad, ansiedad, resentimiento y agresividad.
Curiosamente, el resultado de este tipo de distorsión puede no ser motivar sino desmotivar a los individuos y hacerles sentirse indefensos y apáticos. Esto sucede porque el depresivo no se siente capaz de lograr los límites que se ha establecido para sí mismo. En resumen, no es capaz de lograr lo que "debería". Cuando uno dirige estas afirmaciones hacia otras personas, la reacción más probable es la frustración, el enfado o la indignación.
DESCALIFICACION
Crea una propaganda negativa, una imagen propia desfavorecida. La filosofía que subyace a esta tendencia es "la medida de una persona está en los errores que comete". Cuando un individuo depresivo se describe a sí mismo lo hace con frecuencia con descalificativos que empiezan por "Yo soy..." y siguen por inútil, torpe, etc.
FALACIAS SOBRE EL CONTROL
Esta distorsión implica la idea de que si pierdo el control durante el más mínimo intervalo, perder totalmente el control. Esto hace que el individuo se se encuente siempre en guardia ante el más pequeño traspiés en el control de sí mismo o de su experiencia vital. Se puede utilizar incluso los efectos del estado de ánimo sobre el rendimiento, presentándolos como pruebas de anomalías de la personalidad.
COMPARACIONES TENDENCIOSAS
La comparación es utilizada como un modo de sentirse inferior al verse comparativamente mucho menos atractivos, brillantes, competentes, con menor éxito, etc. Esta comparación parte de la idea de que la persona estuviera en un estado normal -no aceptando o reconociendo los trastornos depresivos- y se midiera "objetivamente" con otros. Pero ni los puntos de partida son similares ni el metro de medir demasiado fiable.
DESCALIFICAR LO POSITIVO
La maniobra clásica que produce esta distorsión es "sí, pero..." Se ven las méritos o sucesos favorables como pura casualidad, "pero" que en realidad encubre una experiencia negativa constante, que incluso por contraste se hace más insoportable si cabe
FALACIA DE LA JUSTICIA
La idea de que la vida debería ser justa o de que las buenas cosas llegan a quien espera (o sufre) llega a ser para muchas personas, la base de sus dificultades. Dado que han experimentado una situación injusta o esperan que el "el mundo" sea injusto, pueden concluir que el suicidio es la alternativa más razonable. El doble juego es que si reciben o logran lo que desean concluyen que su idea era correcta y que siempre debería ser así. Cuando oyen o experimentan cualquier injusticia, se sienten abatidos porque solicitan que el mundo sea justo.
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TRIADA COGNITIVA
Las personas depresivas están atrapadas en una visión subjetiva de su estado que está caracterizada por tres ejes principales
=> Opinión negativa de sí: considerándose incapaces, inmerecedores de amor e inadecuados. Estos defectos los atribuyen a defectos irreparables de la personalidad, y por ello mismo no se ven con las habilidades necesarias para ser felices en la vida. Muestran una carencia de autoestima.
=> Opinión negativa del mundo y las relaciones: consideran sus vidas como una lucha continua contra incesantes obstáculos y tienden a ver a los otros como críticos, ineptos y sus dificultades como insuperables, no se sienten merecedores del apoyo de los demás y anticipan el rechazo. Su mundo no es muy prometedor y carece de recompensas. Como la conducta depresiva puede durar mucho tiempo puede suceder, efectivamente, que la compañía del depresiva sea desgastadora y precipite el rechazo de los demás y pierda su apoyo. Desde luego no es porque necesariamente las cosas deban ser así por merecimiento propio sino que depende del cambio de las actitudes depresivas.
=> Pesimismo sobre el futuro: el depresivo es reacio a esperar mejoras. Anticipa dificultades continuas y, como se considera a sí mismo carente de las capacidades necesarias para sobrellevar estas dificultades, prevén pocos cambios para resolverlas. Este aspecto se entronca directamente con el concepto de Indefensión aprendida de Seligman (Ed. Debate, Madrid 1981)
2006-08-31 03:14:51
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answer #8
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