NINGUNO DE LOS DOS.
MIRA:
La Bolsa es el punto de encuentro entre la oferta y la
demanda de capitales. La oferta es ejercida por los
inversionistas cuyo objetivo es obtener rentabilidad de sus
dineros. Por otra parte, la demanda de capitales proviene
de las sociedades emisoras de títulos de propiedad y de
títulos de crédito, creadas con el objeto de captar
financiamiento para proyectos rentables de inversión.
El financiamiento de inversiones que tienen un período
de maduración relativamente prolongado, requiere obtener
capitales a largo plazo mediante la emisión de valores de
largo plazo, como bonos o debentures. Asimismo, la
creación o ampliación de una empresa requiere el aporte
de capitales a plazo definido, no exigibles, a través de la
emisión de acciones. Ambas formas de captación de
recursos necesitan la existencia de ahorrantes dispuestos a
comprometer su capital por un plazo relativamente largo.
Sin embargo, pocos son los dispuestos a adquirir tales
instrumentos, si no se les asegura previamente su liquidez a
precios convenientes, ante la eventual necesidad de
recuperar los dineros aportados. Esta liquidez sólo la
puede asegurar un mercado eficiente, donde concurran
libremente vendedores y compradores, y en el cual los
precios establecidos correspondan a un justo equilibrio
entre la oferta y la demanda.
La regulación del mercado es una de las funciones más
importantes que debe desarrollar la Superintendencia de
Valores, y tiene como objetivo fundamental el mantener un
mercado ordenado, evitando manipulaciones de precios, y
asegurar la plena confiabilidad del sistema, impidiendo
irregularidades y otorgando total igualdad de oportunidades
a todos los que deseen participar en él.
Desde el punto de vista práctico, la Bolsa cumple un
papel sumamente útil, al proveer a compradores y
vendedores de acciones un lugar físico de reunión para que
puedan efectuar sus transacciones, a través de los servicios
que prestan los corredores de la Bolsa.
La Bolsa es complementaria del sistema bancario, el
cual otorga créditos de corto, mediano y largo plazo.
De ser un simple mecanismo de financiamiento, la
Bolsa se ha convertido hoy en un instrumento de estrategia
fundamental al servicio del poder económico del país.
La Bolsa es considerada también como una institución
que ayuda a gestionar la liquidez del ahorro. La
confrontación entre las órdenes de compra y las órdenes
de venta de acciones, como en un remate, expresa la
diversidad de las opiniones que se materializan finalmente
en las transacciones.
La Bolsa, por otra parte, tiene un papel social al
asegurar la difusión de los títulos de propiedad entre los
múltiples inversionistas. La Bolsa favorece la movilidad del
capital permitiendo que el dinero colocado en títulos
accionarios sea fácilmente transferible. Los productos son
móviles y líquidos, pudiendo ser utilizados incluso como
medio de pago en transacciones, como por ejemplo, la
participación en la propiedad de una empresa. El mercado
participa así en la reestructuración del capital de las
sociedades y en los cambios que se producen en las
estructuras industriales y comerciales.
Todas las acciones de una empresa forman lo que se
denomina, la sociedad anónima (S.A.).
Con su adquisición, los inversionistas colocan su dinero
a disposición de las grandes empresas para la realización
de nuevos proyectos rentables. Pero también entre ellos se
encuentran quienes desean dinamizar su capital, cambiando
sus acciones de acuerdo a la coyuntura y fluctuaciones que
presentan las cotizaciones, es decir, los llamados
“especuladores”.
La Bolsa es el remate de expectativas futuras del
comportamiento de las empresas. Para muchos, la Bolsa es
un Montecarlo sin música, un casino de juego en el cual
uno se puede jugar, en una tarde, una importante suma de
dinero, en medio del ajetreo de las ruedas. Pero para los
“especuladores” concienzudos, no es un juego de azar.
Entretanto, con el avance de las comunicaciones y la
globalización de los mercados, todas las Bolsas del mundo
funcionan cada vez más intercomunicadas. Los
acontecimientos en cualquier parte del mundo pueden
conmover los mercados bursátiles y hacer tambalear por un
momento el mundo financiero.
Detrás de todo ese movimiento frenético de la Bolsa,
ahora y siempre, ha estado la ambición de poder y el deseo
de ganar dinero. Esto se realiza con inteligencia, pero
también con ideas, inventos, informaciones secretas, y
también aprovechándose de la ingenuidad de los demás.
Ese mundo nunca descansa, girando noche y día sin
parar. Tras el cierre de la Bolsa de New York, la gente se
agolpa en la Bolsa de Tokio, para luego seguir en Milán,
Frankfort y Londres. Y cuando llega el final de la jornada
en París, ya hay miles de agentes norteamericanos
preparándose para un nuevo día de confrontación bursátil
en Wall Street.
Capítulo XII
BREVE HISTORIA DE LA BOLSA
La Bolsa de valores es una institución muy antigua la cual
parece tener sus orígenes en Roma, en el muy célebre
Collegium Mercatorium, evocado por el historiador Tito
Livio, como lugar de especulación financiera. Esta práctica
no sobrevivió al caos político que caracterizó al ocaso del
Imperio Romano y se debió esperar a las ferias
comerciales de la Edad Media y el Renacimiento, para que
la Bolsa reviviera definitivamente.
Entre las diversas explicaciones del origen de la
palabra Bolsa, la más probable se remonta al siglo XIV, en
Bélgica, en la ciudad de Brujas donde se reunían los
negociantes en el hotel del caballero Van der Buerse y sus
parientes venecianos Della Bursa. Esta familia usaba un
escudo de armas donde figuraban tres bolsas de oro.
El nombre sería luego extendido, así, a la asamblea y
más adelante sería adoptado por otros mercaderes de las
grandes ciudades belgas y extranjeras, como Amberes,
Amsterdam y Lyon, a partir del siglo XV.
En 1694 fue creado en Inglaterra el centro bursátil de
la City, el cual jugó un papel fundamental en el desarrollo
de los mercados financieros.
En 1724, Francia se dota de una moderna Bolsa, por
decreto real, la cual se ubicaba en calle Vivienne, en París.
En 1808 se puso la primera piedra del palacio Brongniart,
ordenado por Napoleón I, donde funciona la Bolsa de
París hasta los días de hoy.
Las demás Bolsas aparecen a partir del siglo XVIII.
La Bolsa de fondos públicos de Bruselas fue creada en
1801.
La Bolsa de Norteamérica, el New York Stock
Exchange Board, ubicado en la célebre calle llamada Wall
Street, de New York, nace en 1817.
Wall Street es una calle que va desde Roosevelt Drive,
cerca del East River, hasta la vieja iglesia de La Trinidad.
Esta calle adquirió ese nombre debido a un muro
construido a lo largo de ella con el objeto de mantener
encerrado el ganado e impedir el ingreso de los indios,
poco tiempo después de que New York fuera fundada
como un centro de comercio holandés, en el año 1609.
Esta calle se convirtió rápidamente en un centro de
actividad comercial, debido a que conectaba los muelles
que prestaban servicio al comercio por el río Hudson en un
extremo, y al negocio de importación del río East, en el
otro.
Los primeros comerciantes tuvieron muchos negocios,
compraban y vendían productos del sector agropecuario,
tales como pieles de osos, melaza y tabaco,
comercializaban monedas extranjeras, aseguraban
mercancías y especulaban con la tierra.
En 1789, el primer congreso de Estados Unidos se
reunió en el Federal Hall localizado en Wall Street y
autorizó la primera orden de una emisión de U$ 80 millones
en bonos del gobierno, para absorber el costo de la guerra.
Dos años más tarde, se adicionaron a los bonos del
gobierno las acciones de bancos cuando Alexander
Hamilton, secretario del Tesoro, fundó el primer Banco de
la nación, llamado Banco de los Estados Unidos, y ofreció
las acciones al público. Los empresarios de Wall Street
pronto empezaron a programar remates de acciones y
bonos, tal como lo realizaban para los productos agrícolas
y, finalmente, formalizaron esta organización fundando La
Bolsa de Valores de New York (NYSE).
La edad de oro de la Bolsa comienza a finales del
siglo XIX y llega hasta la primera guerra mundial.
En 1914, la City situada al este de Londres, se
convierte en el centro financiero del mundo, seguido de
cerca por la plaza de París.
La fuerte inflación de los períodos entre la primera
guerra, la crisis de 1929 y luego la segunda guerra mundial,
propinan duros golpes a los mercados europeos, lo que
permite a New York ocupar el primer puesto, lugar que
mantiene hasta hoy.
La Bolsa en Chile
Los primeros intentos de crear una Bolsa en Chile se
realizaron en 1840, con muy poco éxito, debido al bajo
desarrollo económico del país, en aquellos años.
Hacia 1884 se empieza a consolidar el desarrollo de
las sociedades anónimas, por lo que ya se justifica la
creación de un mercado de valores que permitiera transar
las acciones de las sociedades anónimas que habían sido
reglamentadas por ley en 1854. Finalmente, el 27 de
noviembre de 1893, se fundó la Bolsa de Comercio de
Santiago, cuyo edificio centenario se ubica en la esquina de
las calles Moneda y Bandera, en la ciudad de Santiago.
Este fue un paso trascendental para inyectar vitalidad y
dinamismo a la economía nacional. En esos años, ya
existían 329 sociedades anónimas, la mayoría dedicadas a
la minería, además de 44 sociedades extranjeras que, si
bien eran pocas en número, representaban el 81% del
capital nominal de las sociedades nacionales.
Hoy en día, Chile cuenta con una Bolsa muy moderna
y á*** en donde se transan títulos de más de 360 empresas.
Además, en los últimos años se ha dotado de una Bolsa
Electrónica a la altura de los centros bursátiles más
desarrollados, en cuanto a sus sistemas informáticos.
Las principales plazas financieras
mundiales
El espectacular desarrollo de los mercados financieros
durante los años ochenta, respecto a volúmenes de
actividad e incremento de las cotizaciones, así como la
desaparición de las barreras reglamentarias, han favorecido
la globalización de las redes financieras entre los grandes
mercados.
Actualmente existen tres Bolsas realmente
internacionales: New York, Tokio y Londres. Los demás
mercados actúan en función de estas plazas.
Nueva York
Esta es la plaza financiera más importante del mundo,
por el gran volumen transado y su influencia en las demás
Bolsas. Este importante centro financiero está ubicado en la
famosa calle Wall Street, y en él se manejan varios
mercados.
El más importante es el New York Stock Exchange
(NYSE), en el cual son admitidas aproximadamente 1500
sociedades de primer orden. Agrupa al 70% de las
transacciones realizadas en ese país.
El segundo mercado es el American Stock
Exchange (AMEX), donde se transan títulos de más de
2.000 sociedades.
Finalmente, la National Association of Securities
Dealers Automated Quotations System (NASDAQ), que
es una Bolsa electrónica en la que son cotizadas de forma
continua más de 3.000 sociedades no admitidas en los
grandes mercados, aunque esto último está cambiando y se
pueden encontrar hoy en día acciones de empresas de
prestigio tales como Microsoft y otras.
Tokio
La Bolsa de Tokio, denominada Kabuto-cho, es el
segundo centro mundial de capitalización. A pesar de que
cada vez ingresan más inversionistas extranjeros, de las
1.600 sociedades transadas, muy pocas no son japonesas.
Londres
El London Stock Exchange, situado en la City, es la
primera plaza financiera de Europa. En ella se transan
alrededor de 2.000 sociedades. De todas las Bolsas del
mundo, Londres es la plaza que cuenta con más
sociedades internacionales inscritas en su cotización.
Alemania
Las Bolsas de Franckfort y Dusseldorf, al igual que el
sistema financiero, se encuentran en manos de los bancos,
los cuales poseen los títulos de las sociedades y están
facultados para recibir órdenes de compra y venta por
parte de los inversionistas. En 1991 se inauguró un sistema
informático muy moderno para operar las transacciones
denominado IBIS. Frankfort pretende llegar al nivel de la
Bolsa de Londres, y debe para ello dotarse de los
instrumentos necesarios. A pesar de todo, la clientela
financiera europea sigue prefiriendo la plaza de Londres.
Suiza
A pesar de contar este pequeño país con siete Bolsas,
las transacciones principales se efectúan en tres mercados:
Zurich, Ginebra y Basilea.
Desde Mayo de 1988, existe un gran mercado
electrónico de opciones y futuros denominado SOFFEX, de
gran eficiencia.
Bélgica
La Bolsa de Bruselas está en una etapa de
modernización total, al igual que la Bolsa de París. En 1991
lanzó un nuevo indicador de tendencia a tiempo real,
denominado BEL 40. La Bolsa de Bruselas comparte con la
de Londres el privilegio de tener un alto número de
sociedades internacionales en sus transacciones.
Luxemburgo
Este mercado es famoso por las ventajas fiscales que
proporciona. Los organismos de inversiones colectivas
establecidos en Luxemburgo no pagan impuestos sobre
ganancias y capital. Además, no se aplica ninguna retención
sobre los dividendos distribuidos.
Holanda
Amsterdam es una de las plazas financieras más
antiguas. Hasta 1945 se encontraba situada en el tercer
lugar mundial, detrás de New York y Londres.
Las Bolsas de Extremo Oriente
y América Latina
Durante la década de los años noventa han surgido en la
esfera financiera internacional plazas muy interesantes,
desde el punto de vista de sus altas rentabilidades, pero
con mercados más inestables y de mayor volatilidad, las
cuales son afectadas directamente por los acontecimientos
políticos de esos países. Pero a pesar de ello, muchos
inversionistas arriesgan su fortuna especulando en éstos,
tras las prometedoras ganancias.
Entre los países de estos continentes se destacan las
Bolsas de Hong Kong, Seúl, y Bangkok, en Extremo
Oriente; y Chile, Brasil, Perú, Argentina y México, en
América Latina.
Capítulo XIII
COMO FUNCIONA LA BOLSA
“Los precios de las acciones de la Bolsa
se asemejan a las olas del mar:
adquieren fuerza, se levantan en la espuma
para luego desvanecerse en la orilla de la playa...”
J. MELI
La primera impresión que obtiene un observador
principiante de la Bolsa es que se trata de un “juego” del
más puro azar y buena suerte.
Afortunadamente, este “juego” social está gobernado
por la naturaleza del comportamiento humano, por
decisiones tomadas en base a las emociones que se
producen frente a la ambición por ganar mucho
rápidamente, o frente al pánico de sufrir grandes pérdidas
en forma inesperada. Lo anterior hace que definitivamente
no sea un juego de azar, y esté gobernado por el equilibrio
de la oferta y la demanda, a lo largo de las evoluciones del
precio durante los ciclos.
La rentabilidad histórica de la Bolsa, como puede
demostrarse, es mucho mayor que la rentabilidad del
sistema financiero, pero tiene el inconveniente de estar
caracterizada por ciclos formados por momentos de gran
auge, seguidos luego de grandes catástrofes. Boom y
crash, bullish y bearish son términos inseparables. El
uno no puede existir sin el otro. Amparado bajo el
ambiente del auge va creciendo cómodamente el boom. Ya
al final del período, la situación parece un globo a punto de
reventar, y bastará cualquier acontecimiento para desatar,
de modo fatal, el crash, la catástrofe esperada por todos.
Una de las leyes de la historia de la Bolsa es que no se
produce nunca una catástrofe bursátil de gran nivel que no
haya sido precedida de un período de un auge excepcional,
y que no existe boom que no termine en un crash.
Para comprender la Bolsa en su conjunto hay que
conocer el mecanismo de los movimientos al alza y a la
baja, los bulls and bears, cómo se producen los ciclos,
cómo se desarrollan y cómo llegan a su maduración. De
acuerdo a la lógica de la Bolsa, no puede considerarse
como un axioma que las acciones buenas suben y las que
no lo son bajan. Tampoco puede considerarse como
axioma el que todas las acciones bajan de precio cuando la
situación económica es mala, y que, cuando es buena,
tienden a subir.
El “juego” de la Bolsa es un remate de expectativas
futuras del comportamiento de las empresas, y el precio de
la acción no es más que el reflejo, entre otros factores, del
valor esperado de las empresas que ellas representan.
Por lo tanto, el valor de las acciones estará afectado
por la apreciación y el sentimiento que tenga el público, el
cual muchas veces no es estrictamente racional y se deja
llevar por euforias y depresiones típicas del
comportamiento humano.
La Bolsa es un fenómeno social en el cual participan
fuertemente las emociones al momento del remate de las
acciones. Los individuos se sumarán a la euforia del alza,
impulsándolas más arriba aún de su verdadero valor, o se
sumarán al pánico de venta, para ponerse a salvo frente a
una caída del precio, acelerando aún más su caída.
Siempre tras la euforia llega el desencanto.
Los sociólogos han realizado intentos ingeniosos de
reproducir las condiciones del comportamiento de una
multitud en un laboratorio, con fines de investigación, pero
difícilmente ha podido ser logrado. A pesar de ello, la
Bolsa es quizás el mejor laboratorio que se pueda
encontrar en forma natural, para observar el
comportamiento colectivo humano.
Los sociólogos Milgram y Toch definen el
comportamiento colectivo como aquel que se origina
espontáneamente, es relativamente poco organizado,
bastante impredecible, sin plan en su curso de desarrollo y
depende de la estimulación mutua de los participantes.
Una de las formulaciones teóricas acerca del
comportamiento colectivo es la Teoría de la
Convergencia, la cual se centra en las características
culturales y de personalidad de los miembros de una
colectividad, señalando cómo estas similitudes alientan una
respuesta colectiva a una situación dada. Esta teoría
considera el comportamiento colectivo como algo más que
un impulso insensato, y admite que el comportamiento
colectivo puede ser racional y dirigido hacia una meta.
Por otra parte, la Teoría del Contagio, acerca del
comportamiento colectivo, define el contagio como “una
diseminación relativamente rápida, involuntaria y no
racional de un estado de ánimo, impulso o forma de
conducta...” Esta teoría hace hincapié en forma exagerada
en los aspectos no racionales del comportamiento
colectivo. En esto se basa lo que se conoce como “efecto
manada”.
La forma de reaccionar de los individuos ha sido
siempre predecible frente a la ambición y al miedo a la
bancarrota. El mercado asume que el público o la masa
seguirá comportándose de la misma forma, como lo ha
hecho siempre, de acuerdo a su naturaleza intrínseca.
La Bolsa debe analizarse, a pesar de su nombre, no
como una bolsa o conjunto de acciones sino a partir de
cada acción en particular. Por esta razón, los indicadores
generales de evolución de rentabilidad bursátil, tales como
el IPSA para la Bolsa chilena o el Dow Jones para Wall
Street, no tienen significado práctico para los pequeños
inversionistas que desean especular.
El indicador general es un índice que mide solamente el
valor del conjunto de acciones que se transan en la Bolsa
de Comercio, y permite observar sus variaciones como un
todo.
Sin perjuicio de lo dicho anteriormente, sucede con
frecuencia que, cuando el indicador general refleja un
incremento se produce una especie de euforia colectiva que
arrastra como en una marea al alza a “todas” aquellas
acciones que aún no se encuentran sobrecompradas o
caras. Las acciones que estén ya en la condición de
sobrecompradas, a pesar del incremento del indicador,
pueden incluso descender, para ajustar su precio a valores
razonables de mercado.
Al contrario, cuando el indicador refleja una baja, se
producirá una estampida, acelerando la caída de precio de
todas las acciones que se encuentran sobrecompradas. Las
acciones que no estén en esa condición, pueden incluso
subir, a pesar del descenso del indicador general.
2006-07-20 04:48:21
·
answer #7
·
answered by Nino Ferrari 2
·
0⤊
0⤋