Llega al aeropuerto de Moscú un espía huyendo del Servicio Secreto Ruso (KGB). Sintiéndose acorralado y próximo a ser atrapado, ve a una monja que estaba parada en el medio del salón y desesperado le dice:
Hermanita, ¿me permite que me esconda bajo su hábito, ya que soy espía y me están por atrapar los de la KGB?
La monja accede y 30 minutos más tarde, cuando hubo pasado el peligro, el espía sale de abajo de los hábitos y le dice:
- Muchas gracias, hermana... me ha salvado la vida! Y además de agradecérselo, tengo que pedirle disculpas, porque no pude resistir la tentación y en un momento le besé la pantorrilla... ¿Lo notó usted?
- Si, hijo, lo noté... - responde la monja.
- Y además, hermana, tampoco pude resistir la tentación de besarle sus muslos... ¿se dio cuenta?
- Si, hijo, me di cuenta...
- Una pregunta, hermanita... ¿Qué hubiera sucedido si la besaba más arriba?
Y la monja contesta:
- Me hubieras besado un huevo, porque yo también soy un espía
2007-03-09
12:23:54
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pregunta de
Floresita Rockera
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Psicología