Reforma.
Diego Luna.
¿Qué trinchera me corresponde?
Después de tres meses de trabajar fuera de México ayer
llegué a mi casa, finalmente dormí donde mejor se
duerme, desperté donde más me gusta: mi cama.Llegué
muy ansioso, con ganas de estar aquí y ver lo que está
pasando con mis propios ojos. Con muchísima curiosidad
de ver y vivir lo que a la distancia y por internet
parecía un sueño hecho realidad, un país vivo, una
sociedad participativa, un lugar donde la discusión y
el debate son una constante, un pueblo que no acepta
más mentiras y lo más emocionante y esperanzador de
todo, una juventud politizada que se cuestiona las
cosas.
A la distancia empecé a leer cuanto artículo pude al
respecto y noté, con sorpresa, que pertenezco a un
comité ciudadano de resistencia pacífica. Aclaré ya
con los miembros de éste que esto no es cierto, pero
también leí ciertas notas periodísticas sobre mi
postura que me inspiraron a aclarar mi sentir con
respecto a lo que en mi país está sucediendo y me
pareció un buen ejercicio escribir esta carta.
Al llegar encontré que sí está pasando mucho, sí, mis
amigos tenían razón, me perdí algo que debí haber
vivido, ¿por qué se toma uno el trabajo tan en serio?,
¿cómo pude en mi lista de prioridades poner primero el
rodaje de una película que estar en la elección más
importante que ha vivido México desde que yo existo?,
la más cerrada, ésa donde el partido que nos gobernó
70 años fue sólo un espectador, ésa donde mis amigos
se dividieron y hasta el último día mucha gente no
había tomado una decisión, ésa donde 41 millones 700
mil mexicanos salieron a votar... No me lo voy a
perdonar.
Con muchas ganas de tomar partido y unirme a alguien
empecé a hablar con la gente que quiero y respeto,
encontré justo lo que no quería y lo que más miedo me
daba. Los amigos estaban divididos y la tolerancia se
estaba perdiendo.Yo esperaba volver a un país
distinto, soy un ******, me imaginé un país donde las
descalificaciones y los golpes bajos serían cosa del
pasado, donde habría una sensación de que las cosas
pueden cambiar y no esta sensación de hartazgo, esta
sociedad polarizada en donde cada vez hay menos
espacios para los matices, para cuestionarse, hoy hay
dos trincheras y metidas en ellas está mucha gente,
mucha gente que quiero y admiro, mucha gente que
necesito cerca.
Hoy o estás con Calderón y no sólo estás en contra de
un recuento voto por voto, si no te ofende la simple
idea de que alguien pueda dudar de una instancia como
el IFE, o estás con Obrador y la plena seguridad de
que hubo un fraude, que todos están en tu contra si no
vienen de amarillo.
Cada vez da más miedo decir lo que uno piensa,
dependiendo del círculo de personas con las que estés,
en cuestión de minutos eres un reaccionario o un
simple revoltoso y caprichoso. ¿De verdad las cosas
son tan blanco y negro? ¿Qué pasa con los que creemos
que en esta elección no había un solo candidato que
representara una solución?, ¿qué pasa con los que
después de los últimos 6 años quedamos asqueados con
la idea de un voto útil? ¿Con los que soñamos con algo
mejor para México?¿Hay lugar en alguna de las
trincheras para decir esto? ¿Cuál me corresponde?.
Yo quiero un recuento, sí, creo que el país se lo
merece, hay millones de mexicanos que lo están
exigiendo y eso debería ser suficiente.Existe una
desconfianza enorme en nuestras instituciones y la
culpa la tiene quien a su cargo ha estado, cómo vamos
a confiar en el IFE, la misma institución que no paró
a Fox ni logró callar su campaña mediática contra
López, no hubo sanciones ni pasó nada cuando todos nos
enteramos de la compra de publicidad que compañías
privadas hicieron para apoyar de manera directa o
indirecta la campaña de Calderón, una institución que
permitió todo tipo de irregularidades a todos los
partidos, el comportamiento de los consejeros que
sembró tantas dudas, una institución que hoy nos dice
que nos olvidemos del 88, una institución que
cuestiona a quien tiene que servir, a la gente, a esa
gente que hoy se está manifestando.
Por favor, señores, si hay un error en las boletas que
están por abrirse, uno solo, recontemos todos los
votos, inviertan ese tiempo y esfuerzo por el bien del
IFE, por el bien de todos, para que podamos creer que
en México hay democracia, para dejarle al futuro
presidente de la República un país gobernable y mañana
pensemos ya en lo que tenemos que pensar, cómo hacer
para poco a poco construir un país más justo en todos
sentidos, con menos contrastes, donde la crítica sea
aceptada y los políticos escuchen a la gente, donde
los mexicanos no salgan corriendo por falta de
oportunidades, donde la cultura sea prioridad, un país
que lea los periódicos, que exija medios de
comunicación objetivos e imparciales, una sociedad que
participe; en fin, un mejor país.
Pero primero y antes que nada, un país sin dudas, para
que podamos de una vez por todas darle carpetazo a los
frustrantes recuerdos que dejó en nosotros la elección
del 88.Ésta debería ser hoy prioridad de todos, los
que simpatizan con algún partido, los que no, los que
tienen trinchera, los que van solos, los que ya vienen
de regreso, los huérfanos, los que están afuera,
todos.Paremos esto que nos desgasta y aleja... Por ahí
leí que en momentos de crisis no hay matices... Espero
que eso no sea cierto, suena muy peligroso. El autor
es actor mexicano.
Pues una voz bastante coherente, me parece bastante válido, por el contexto en que se da, algo de cordura y conciliación entre tanto rencor; no nos merecemos un país dividido, no caigamos en ese juego PAN-PRD.
Suena muy bien, está escrito de forma muy respetable y lo curioso es que está publicado en el Reforma.
Me uno a lo escrito.
2006-08-15
09:07:13
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13 respuestas
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pregunta de
Klingsor Godel
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