Hoy, antes de irme a un lugar de donde no podré volver
Confieso el castigo que Dios, impasiblemente, me quiso imponer.
Que ya se ocupó él de que desde que te vi cumpliese condena,
De que te quisiese en silencio y en lágrimas ahogase mi pena.
Mi sanción fue no poder competir
Con los perfectos prototipos que tu querías para ti;
A las que siguieron el esquema las quisiste,
Y por romperlo, mi existencia desconociste
Y llegó el triste momento en que decidí que prefería no sentir
Que pasar un segundo más sin ti
Desde entonces sigo a lo lejos observándote,
Deseándote e imaginándote, tal y como lo hacía antes.
¿Qué siempre te quise para mi?
No voy a negarlo
¿Pero que ante todo quise tu felicidad?
Eso puedo jurarlo
Y si mis palabras brillaron por su ausencia, no fue por no quererte
Fue por no herirte ni crear cargos de conciencia
Porque si tu hubieras sabido que pudiendo darme la vida
Sin saberlo me la estabas quitando,
Por pura compasión habrías fingido a mi lado
2006-11-27
08:09:35
·
13 respuestas
·
pregunta de
Anonymous