¿Por qué no eres tú palpable?
¿Por qué me dices que no
cuando te pido que vengas?
Dios mío, no te detengas,
o ¿quieres que vaya yo?
No, no es después de la muerte,
cuando eres, Dios, necesario;
es en el infierno diario
cuando es milagro tenerte.
Tú sabes de mis pavores
y de mis noches eternas;
de las batallas internas
en que luchan mis ardores
contra los bruscos rigores
de mi helado pensamiento;
conoces mi sufrimiento,
y no me quieres salvar.
¿Qué intentas conmigo hallar?
¿Te sirvo de experimento?
¿Tú inventaste el pensamiento?
o, ¿él es el que te inventó?
¿Quién a quién martirizó,
fabricando este tormento:
y la angustia que va en aumento?
No tengo nada de ti,
ni tu sombra, ni tu eco;
sólo un invisible hueco
de angustia dentro de mí.
A veces siento que allí
es donde está tu presencia,
porque la extraña insistencia
de no quererte mostrar,
es lo que me hace pensar
que sólo existe tu ausencia.
2006-07-21
10:51:34
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pregunta de
Anonymous