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Libros y autores

[Selected]: Todas las categorías Arte y humanidades Libros y autores

Es una bonita historia de amor entre un vampiro y una chica humana,, la primera parte se llama Crepúsculo y Luna Nueva (New Moon) es la continuación. No importa si la descarga es en inglés o español,,, por favor, si alguien puede ayudarme lo agradecería porque ya he buscado en muchísimas bibliotecas virtuales y no lo encuentro :-( gracias,,,,,,,,,,,,,,

2007-01-19 02:10:21 · 7 respuestas · pregunta de *KeLlY* 5

¿Se puede diferenciar al artista de su obra? Conocer las miserias humanas de un artista a veces decepciona; aunque sepamos que este criterio es dudosa inteligencia suele ocurrir y quizá tome un tiempo reconciliarse con la obra que nos gusta.

2007-01-19 01:38:43 · 23 respuestas · pregunta de el perro 1

A mí me gusta mucho; es mi escritor favorito y he leído todos sus libros. Más o menos todos me han gustado, pero mi favorito es Los Pilares de la Tierra, supongo que es también de casi todo el mundo. He oído que Follet trabaha en una Segunda Parte, ¿sabes algo? Gracias por tu respuesta!!

2007-01-19 00:16:40 · 18 respuestas · pregunta de Anonymous

"Uno no llega aser lo que es por lo que escribe, sino por lo que lee", dijo Borges. La audacia de algunos pseudo escritores jamas supo de esto.

2007-01-19 00:12:54 · 20 respuestas · pregunta de el perro 1

2007-01-18 21:47:03 · 30 respuestas · pregunta de Tony 2

2007-01-18 21:45:45 · 15 respuestas · pregunta de Tony 2

1

Que les parece mi cuento?

El Gran Zulemo



Dicen que murió de una sobredosis de balas por culpa de un malentendido con Dios. A ciencia cierta no lo sé, lo que si sé, es que lo recuerdo furioso con el cielo por estar tan alto.

Zulemo repetía: "Padre nuestro que te crees superior, chingas a tu madre". Considerado un hereje, un hijo de satanás, y un pinche chamaco culero, Zulemo cabalgaba a bordo de una bicicleta, que la verdad estaba poca madre: roja, con llantas grandototas, una chulada la condenada.

Un sábado, caluroso calles sudadas despidiendo olor a podrido, Zulemo apareció a gran velocidad, pedaleando en chinga, en plena fuga después de haberse robado unas conchas y unos cuernitos de la panadería de Don Prepucio, un yucateco considerado un maestro en las artes de las trenzas y demás variantes del pan dulce.

Don Prepucio, chaparro, cabezón y medio cojo el pobre, venía corriendo detrás de Zulemo, quien hábilmente entró a un terreno baldío y desapareció entre los árboles y matorrales, desapareció como un chorro de catsup en las camisas de los lunes después del maltrato con cloro de mamá. Así desapareció.

"Hijo de su pinche madre, ya lo voy a agarrar…", murmuraba el panadero, mientras regresaba cansado, derrotado, humillado.

Esa fue la primera vez que vi a Zulemo. Yo me encontraba participando en un torneo de canicas con mis amigos del barrio, cuando Tomás – el gordo botana de la pandilla - , como viendo a un héroe, señaló al horizonte y dijo: "Miren, ahí viene Zulemo, caray, que chingón se ve en su bicicleta". Y para que negarlo, Zulemo se veía con porte, controlando como un as su vehículo.

Era todo un Robin Hood. Robaba chingadera y media para dárselo a los pobres. Bueno, no le daba nada a los pobres, pero neta que si se parecía a Robin Hood. Todos admiraban a Zulemo por diversas cosas. Macario comentaba que tenía el valor de los antiguos guerreros aztecas, y aseguraba que Zulemo se había tatuado el solo, con aguja y tinta, un águila mero arriba del ombligo.

Mercedes –la ****** del barrio- juraba que Zulemo tenía una pipisota casi tan grande como una boa. "Chamacos, ese Zulemo tiene un vergón, se los juro", repetía la Meche día tras día.









Procopio decía que unos chinos dueños de la tintorería de la calle Malpica, le habían enseñado los grandes secretos del ninjitsu, y que sabía mañas y trucos de pelea. Se rumoraba que con un dedo, Zulemo podía dejarte paralizado, bien muerto, muerto, muerto.

Ese Zulemo era un chingón. Lo admiraba, lo imitaba, y desafortunadamente no era prieto como el, yo era "El güero" de la colonia, y les juro que quería ser negro. Me compraba mis pantaloncillos de mezclilla y los recortaba por encima de la rodilla para usarlos como Zulemo. Al tercer pantalón que recorté, mi madre me metió una madrina con un cinturón, que me dejó las nalgas rojas por tres días.

Con todo y eso yo me empeñaba en ser como el. Tenía la muñeca derecha cubierta con pulseras de goma multicolor igual que Zulemo. Le lloré a mi papá para que me comprara unos Converse rojos igual a los de Zulemo. Le quitaba las mangas a mis camisetas igual que Zulemo. Ahí estaba yo, con mis pinchurrientos brazos escuálidos al descubierto y pelos parados con goma del mercado. Era según yo, todo un gandalla. Me sentía gandalla, caminaba como gandalla, hablaba como gandalla, pero tenía mis limitaciones: mi bicicleta no tenía frenos de pedal.

La noche donde partí, fue la que le sigue a los regalos navideños. Recuerdo que mis padres ahorraron durante todo el año para cumplirme un sueño que había tenido desde los 8 años: una avioneta a control remoto. En nochebuena mi jefe me sacó al balcón y me señaló al cielo, me dijo: "En esa estrellita va el panzón de Chancho Clos". Mi padre, genial mi padre. Mientras estaba en el balcón con un frió de la jodida, mi mamá había colocado mi avioneta en la mesa. "Ya te trajo tu regalo", me dijo mi hermanita Jimena con emoción. Mi avioneta.

Pasé toda la noche armando mi regalo con la ayuda de Macario, Meche y Procopio. Terminamos empachados de tanto pavo, romeritos y arroz con leche que había preparado la abuela del marrano de Tomás, quien no quiso ayudarnos porque se quedó jugando con su Atari recién llegado.

A la mañana siguiente, a las 7:30 a.m. para ser exactos, me levanté, desayuné unos corn pops mientras veía a Chabelo, y me fui con mi avioneta a despertar a mis amigos. Nos fuimos a un lote de basura que había detrás de la casa de Zulemo, y encendimos mi avioneta. Tardamos 3 horas en hacerla emprender el vuelo, pero lo logramos.

Sin poder controlar el avioncito, directo y sin escala, se fue a estrellar al balcón del departamento de la madre de Zulemo, quien se encontraba leyendo una revista y tomando un vaso de jugo de toronja – siempre estaba a dieta la señora -. La avioneta tenía una pequeña fuga de gasolina, a la que no le dimos importancia por la emoción de hacer volar el aparato.







El choque causó una explosión que le quemó la cabellera a doña Feliciana, y también le causó una quemadura en el ojo izquierdo. Con lágrimas en los ojos le supliqué perdón a Zulemo y a sus padres, pero Zulemo, fuera de si, sólo me dijo: "Cuídate".

La ambulancia llegó. Se fueron todos al hospital, todos menos Zulemo. Yo me fui a mi casa, en donde mis padres me dieron una gran regañada y me encerraron en mi cuarto. Ahí, de pronto, comenzó el calor. Un calor enorme, sofocante, y ahí fue donde vi el humo entrar por debajo de la puerta.

Cuando por fin pude abrir la puerta, traté de cargar a mi hermana quien estaba atrapada por las llamas. Logre ponerla a salvo, pero la puerta de la entrada estaba atrancada con candado. Mis padres habían ido a comprar el pan dulce y nos dejaron encerrados para que yo no me fuera con mis amigos. Sabía que era lo último.

Tapé a mi hermanita con una toalla mojada, corriendo salí al balcón y le amarré la punta del cordón del tendedero a su piecito izquierdo. Logré bajarla hasta el techo de la camioneta del vecino. Ella estaba a salvo. Cuando estaba por bajarme, el boiler explotó.

El gran Zulemo cumplió lo prometido sin hablar. Sin pestañear le prendió fuego a mi hogar. Lo destruyó. No todo quedó ahí. Mi padre, quien era guardia del Banco Mexicano del Sureste, entró en una gran depresión, pues no tuvo cuerpo a quien llorarle, ni que enterrar, pues de la explosión sólo quedo un pedazo de la suela mis Converse.

Tres meses después, cuando Zulemo orgulloso de su acción, se la comentó a todo el barrio, mi papá tomó su .380 especial, se bebió dos botellas de tequila, y tocó la puerta de la casa de Zulemo. Abrió el padre, en pijama. Ya era noche.

Un balazo en la frente le destruyó la cabeza. Salió Zulemo corriendo a ver que sucedía, y mi padre le descargó todo el cilindro al pinche chamaco. Se acabó el gran Zulemo. Cargó de nuevo la pistola, y entro al baño donde la **** vieja tuerta, se encontraba escuchando a Thalia a todo volumen, mientras se lavaba el cabello en la regadera. El primer balazo le destrozó el ojo que le quedaba. Los dos siguientes fueron directo al corazón.

Nunca se supo quien mató a Zulemo y a su familia. Mis padres se mudaron al sur, a Chiapas. Siguieron una vida normal. Compran pan dulce en las noches, pero jamás volvieron a cerrar con candado.

2007-01-18 18:22:20 · 8 respuestas · pregunta de Lucas 1

2007-01-18 18:20:24 · 7 respuestas · pregunta de Anonymous

2007-01-18 17:02:12 · 1 respuestas · pregunta de ana p 2

Con esto no digo que no me gusto, esta padre, pero siento que nada mas fue producto de publicidad y mercadotecnia... ¿que opinan?

2007-01-18 16:11:47 · 14 respuestas · pregunta de Anonymous

2007-01-18 15:45:29 · 18 respuestas · pregunta de Anonymous

Ciencia ficción. Premios Hugo del siglo pasado.

2007-01-18 15:26:34 · 2 respuestas · pregunta de Elmer H24 3

PROMESAS

Con la que está cayendo
y voy yo y te dejo aquí puesto
mi corazón al descubierto
y mi alma sin paraguas.
Me salen de dentro, una por una,
todas las promesas que te hice
y las que no te he hecho, las que hoy
salen una por una de mis ojos.
Te prometo estar sin estar contigo,
callar cuando me lo pidas, hablar
cuando me lo digas, besarte si me dejas.
Te prometo andar lo que tú no andes,
si aguantas un día yo aguantaré dos,
si me pides que te ande una milla
te andaré ciento, si me pides un adiós
yo sonriendo te prometeré un hasta luego.
Y te prometo que, cuando muera,
quisiera por último (dulce utopía)
ver tus ojos, tu ceja levantada
y esa hermosa sonrisa tan añorada.
Sería hermoso dejar así el mundo,
mirando lo más bonito que lo habita.

Copyrigth: Jaume Porta i Estivill. 2007.

2007-01-18 14:17:02 · 10 respuestas · pregunta de Jaume P 3

Me pueden recomendar algun libro que les haya gustado mucho, que tenga algo de filosofico, reflexion, historia........He leido 1945 de Orwell, y de este mismo autor Rebelion en la granja, algo de Italo Calvino............hagamos un intercambio que libro me recomendarian????

2007-01-18 14:08:40 · 10 respuestas · pregunta de Anonymous

Es para subastar trabajos de investigación periodística y diseño editorial.
Gracias

2007-01-18 13:35:46 · 1 respuestas · pregunta de daniel 1

Es un poderoso día de verano en Misiones, con todo el sol, el calor y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.
Como el sol, el calor y la calma ambiente, el padre abre también su corazón a la naturaleza.

-Ten cuidado, chiquito -dice a su hijo, abreviando en esa frase todas las observaciones del caso y que su hijo comprende perfectamente.

-Si, papá -responde la criatura mientras coge la escopeta y carga de cartuchos los bolsillos de su camisa, que cierra con cuidado.

-Vuelve a la hora de almorzar -observa aún el padre.

-Sí, papá -repite el chico.

Equilibra la escopeta en la mano, sonríe a su padre, lo besa en la cabeza y parte. Su padre lo sigue un rato con los ojos y vuelve a su quehacer de ese día, feliz con la alegría de su pequeño.

Sabe que su hijo es educado desde su más tierna infancia en el hábito y la precaución del peligro, puede manejar un fusil y cazar no importa qué. Aunque es muy alto para su edad, no tiene sino trece años. Y parecía tener menos, a juzgar por la pureza de sus ojos azules, frescos aún de sorpresa infantil. No necesita el padre levantar los ojos de su quehacer para seguir con la mente la marcha de su hijo.

Ha cruzado la picada roja y se encamina rectamente al monte a través del abra de espartillo.

Para cazar en el monte -caza de pelo- se requiere más paciencia de la que su cachorro puede rendir. Después de atravesar esa isla de monte, su hijo costeará la linde de cactus hasta el bañado, en procura de palomas, tucanes o tal cual casal de garzas, como las que su amigo Juan ha descubierto días anteriores. Sólo ahora, el padre esboza una sonrisa al recuerdo de la pasión cinegética de las dos criaturas. Cazan sólo a veces un yacútoro, un surucuá -menos aún- y regresan triunfales, Juan a su rancho con el fusil de nueve milímetros que él le ha regalado, y su hijo a la meseta con la gran escopeta Saint-Étienne, calibre 16, cuádruple cierre y pólvora blanca.

Él fue lo mismo. A los trece años hubiera dado la vida por poseer una escopeta. Su hijo, de aquella edad, la posee ahora y el padre sonríe...

No es fácil, sin embargo, para un padre viudo, sin otra fe ni esperanza que la vida de su hijo, educarlo como lo ha hecho él, libre en su corto radio de acción, seguro de sus pequeños pies y manos desde que tenía cuatro años, consciente de la inmensidad de ciertos peligros y de la escasez de sus propias fuerzas.

Ese padre ha debido luchar fuertemente contra lo que él considera su egoísmo. ¡Tan fácilmente una criatura calcula mal, sienta un pie en el vacío y se pierde un hijo!

El peligro subsiste siempre para el hombre en cualquier edad; pero su amenaza amengua si desde pequeño se acostumbra a no contar sino con sus propias fuerzas.

De este modo ha educado el padre a su hijo. Y para conseguirlo ha debido resistir no sólo a su corazón, sino a sus tormentos morales; porque ese padre, de estómago y vista débiles, sufre desde hace un tiempo de alucinaciones.

Ha visto, concretados en dolorosísima ilusión, recuerdos de una felicidad que no debía surgir más de la nada en que se recluyó. La imagen de su propio hijo no ha escapado a este tormento. Lo ha visto una vez rodar envuelto en sangre cuando el chico percutía en la morsa del taller una bala de parabellum, siendo así que lo que hacía era limar la hebilla de su cinturón de caza.

Horrible caso... Pero hoy, con el ardiente y vital día de verano, cuyo amor a su hijo parece haber heredado, el padre se siente feliz, tranquilo y seguro del porvenir.

En ese instante, no muy lejos, suena un estampido.

-La Saint-Étienne... -piensa el padre al reconocer la detonación. Dos palomas de menos en el monte...

Sin prestar más atención al nimio acontecimiento, el hombre se abstrae de nuevo en su tarea.

El sol, ya muy alto, continúa ascendiendo. Adónde quiera que se mire -piedras, tierra, árboles-, el aire enrarecido como en un horno, vibra con el calor. Un profundo zumbido que llena el ser entero e impregna el ámbito hasta donde la vista alcanza, concentra a esa hora toda la vida tropical.

El padre echa una ojeada a su muñeca: las doce. Y levanta los ojos al monte. Su hijo debía estar ya de vuelta. En la mutua confianza que depositan el uno en el otro -el padre de sienes plateadas y la criatura de trece años-, no se engañan jamás. Cuando su hijo responde: "Sí, papá", hará lo que dice. Dijo que volvería antes de las doce, y el padre ha sonreído al verlo partir. Y no ha vuelto.

El hombre torna a su quehacer, esforzándose en concentrar la atención en su tarea. ¿Es tan fácil, tan fácil perder la noción de la hora dentro del monte, y sentarse un rato en el suelo mientras se descansa inmóvil?

El tiempo ha pasado; son las doce y media. El padre sale de su taller, y al apoyar la mano en el banco de mecánica sube del fondo de su memoria el estallido de una bala de parabellum, e instantáneamente, por primera vez en las tres transcurridas, piensa que tras el estampido de la Saint-Étienne no ha oído nada más. No ha oído rodar el pedregullo bajo un paso conocido. Su hijo no ha vuelto y la naturaleza se halla detenida a la vera del bosque, esperándolo.

¡Oh! no son suficientes un carácter templado y una ciega confianza en la educación de un hijo para ahuyentar el espectro de la fatalidad que un padre de vista enferma ve alzarse desde la línea del monte. Distracción, olvido, demora fortuita: ninguno de estos nimios motivos que pueden retardar la llegada de su hijo halla cabida en aquel corazón.

Un tiro, un solo tiro ha sonado, y hace mucho. Tras él, el padre no ha oído un ruido, no ha visto un pájaro, no ha cruzado el abra una sola persona a anunciarle que al cruzar un alambrado, una gran desgracia...

La cabeza al aire y sin machete, el padre va. Corta el abra de espartillo, entra en el monte, costea la línea de cactus sin hallar el menor rastro de su hijo.

Pero la naturaleza prosigue detenida. Y cuando el padre ha recorrido las sendas de caza conocidas y ha explorado el bañado en vano, adquiere la seguridad de que cada paso que da en adelante lo lleva, fatal e inexorablemente, al cadáver de su hijo.

Ni un reproche que hacerse, es lamentable. Sólo la realidad fría, terrible y consumada: ha muerto su hijo al cruzar un... ¡Pero dónde, en qué parte! ¡Hay tantos alambrados allí, y es tan, tan sucio el monte! ¡Oh, muy sucio ! Por poco que no se tenga cuidado al cruzar los hilos con la escopeta en la mano...

El padre sofoca un grito. Ha visto levantarse en el aire... ¡Oh, no es su hijo, no! Y vuelve a otro lado, y a otro y a otro...

Nada se ganaría con ver el color de su tez y la angustia de sus ojos. Ese hombre aún no ha llamado a su hijo. Aunque su corazón clama par él a gritos, su boca continúa muda. Sabe bien que el solo acto de pronunciar su nombre, de llamarlo en voz alta, será la confesión de su muerte.

-¡Chiquito! -se le escapa de pronto. Y si la voz de un hombre de carácter es capaz de llorar, tapémonos de misericordia los oídos ante la angustia que clama en aquella voz.

Nadie ni nada ha respondido. Por las picadas rojas de sol, envejecido en diez años, va el padre buscando a su hijo que acaba de morir.

-¡Hijito mío..! ¡Chiquito mío..! -clama en un diminutivo que se alza del fondo de sus entrañas.

Ya antes, en plena dicha y paz, ese padre ha sufrido la alucinación de su hijo rodando con la frente abierta por una bala al cromo níquel. Ahora, en cada rincón sombrío del bosque, ve centellos de alambre; y al pie de un poste, con la escopeta descargada al lado, ve a su...

-¡Chiquito...! ¡Mi hijo!

Las fuerzas que permiten entregar un pobre padre alucinado a la más atroz pesadilla tienen también un límite. Y el nuestro siente que las suyas se le escapan, cuando ve bruscamente desembocar de un pique lateral a su hijo.

A un chico de trece años bástale ver desde cincuenta metros la expresión de su padre sin machete dentro del monte para apresurar el paso con los ojos húmedos.

-Chiquito... -murmura el hombre. Y, exhausto, se deja caer sentado en la arena albeante, rodeando con los brazos las piernas de su hijo.

La criatura, así ceñida, queda de pie; y como comprende el dolor de su padre, le acaricia despacio la cabeza:

-Pobre papá...

En fin, el tiempo ha pasado. Ya van a ser las tres...

Juntos ahora, padre e hijo emprenden el regreso a la casa.

-¿Cómo no te fijaste en el sol para saber la hora...? -murmura aún el primero.

-Me fijé, papá... Pero cuando iba a volver vi las garzas de Juan y las seguí...

-¡Lo que me has hecho pasar, chiquito!

-Piapiá... -murmura también el chico.

Después de un largo silencio:

-Y las garzas, ¿las mataste? -pregunta el padre.

-No.

Nimio detalle, después de todo. Bajo el cielo y el aire candentes, a la descubierta por el abra de espartillo, el hombre vuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros, casi del alto de los suyos, lleva pasado su feliz brazo de padre. Regresa empapado de sudor, y aunque quebrantado de cuerpo y alma, sonríe de felicidad.

Sonríe de alucinada felicidad... Pues ese padre va solo.

A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con las piernas en alto, enredadas en el alambre de púa, su hijo bienamado yace al sol, muerto desde las diez de la mañana.

2007-01-18 13:07:30 · 8 respuestas · pregunta de Anonymous

¿Cuál es la mejor de sus "Narraciones Extraordinarias"?

2007-01-18 11:23:35 · 17 respuestas · pregunta de Arika Sawamura 2

¿y de qué trata en general?

2007-01-18 11:03:54 · 22 respuestas · pregunta de Arika Sawamura 2

2007-01-18 10:37:54 · 6 respuestas · pregunta de Anonymous

En "El Señor de los anillos" donde es un recurso que solo algunos, siendo realmente estrictos son capaces de manejarla y no como si fuera algo trivial por decirlo de alguna manera, como en "Harry Potter" que se enseña en las escuelas ya que "cualquiera" por decirlo así tiene derecho a ella. Sé que son temas distintos por la historias, pero ¿cuál les gusta más y por qué? Soy fan de las dos historias, de hecho me inclino más por Harry Potter, pero quiero saber qué piensan al respecto.

2007-01-18 10:33:18 · 8 respuestas · pregunta de Laosiram 2

ya se que es del año del caldo pero nesecito verla ya lei los libros y lo que pasa es que me han dicho que no tiene nada que ver con el libro pero me gustaria comprobarlo porfavor ahi les va mi correo:
superalexa2001@hotmail.com
o bien a mi correo en yahoo
si pueden pasarmela se los agradeceria

2007-01-18 09:01:32 · 6 respuestas · pregunta de Olly 3

2007-01-18 08:11:36 · 24 respuestas · pregunta de amaranta 2

2007-01-18 07:19:25 · 5 respuestas · pregunta de joaquin c 1

Escrito por una mujer y cuanta su vida en los campos nacis de concentración. editado en 2006

2007-01-18 07:17:10 · 20 respuestas · pregunta de Luis O 1

2007-01-18 06:30:19 · 8 respuestas · pregunta de ♦♦♦♥Utopía♥♦♦♦ 5

ayuda... quiero escrbir unabuena novela... que tena buen impacto.. necesito ayuda.. algunos consejos!? 10 puntos al mejor consejo..

2007-01-18 05:40:16 · 5 respuestas · pregunta de nano_yo 2

en cuanto a su materia, espacio, tiempo y personas

2007-01-18 05:07:11 · 2 respuestas · pregunta de ignorante 1

Quiero conocer las caracteristicas de un articulo de revista y si es posible un ejemplo

2007-01-18 04:36:08 · 1 respuestas · pregunta de jeskaiba 1

El actor que encarna a House, no se si los an editado aqui en españa, pero los quiero porque me an dicho que estan muy bien, y no los encuentro porque no utiliza su verdadero nombre, utiliza un seunonimo que no se cual es.
Gracias.

2007-01-18 04:09:49 · 3 respuestas · pregunta de panaki 3

fedest.com, questions and answers