EL CALDÉN
Estoy cerca de una pista de nieve, aún se conserva debido al frío que pese al estío soportamos en la ciudad más austral del mundo.
Veo los perros siberianos sometidos a la tarea de llevar a los turistas a pasear en trineo.
Sin saber cómo, uno se desata de la jauría para recostarse cerca de un caldén, cava en la tierra para conseguir saciar su sed.
Fotografío la escena, guardo en mi retina la imágen del perro cansado y la belleza del árbol, ese que en invierno deja que la nieve se deslice como pájaros en sus ramas.
Me gusta soñar, aún cuando estoy despierta.
Los rayos del sol intentan sin éxito derretir la nieve, observo la naturaleza extasiada, Dios ha sido pródigo con éste lugar.
Los picos de los cerros intentan acariciar el cielo.
Busco en mi mochila un block de hojas, intento dibujar la escena con mis limitaciones como dibujante.
En el papel plasmo todo lo que veo, flores silvestres de mil colores que crecen a los pies de la montaña.
La brisa despejó el cielo de nubes, ahora tiene los colores del océano.
La imaginación me lleva a transportar el caldén a otro sitio.
Encuentro un hogar de niños abandonados a su propia suerte.
Lo adorno con esferas de mil colores, busco cintas doradas para ornamentarlo.
Por primera vez esos pequeños conocerán el sentido de la navidad.
El bosque me brinda frutas, las acomodo en una canasta de mimbre, de mi casa saqué dulces para agasajarlos.
Tiendo un mantel blanco que bordara mi abuela.
Mi alma se regocija con la sonrisa de los niños, veo sus bocas manchadas de chocolate, los abrazo a todos, por primera vez no están solos.
Formamos una ronda, para cantar canciones navideñas, repartimos abrazos y besos manchados de caramelo.
Ahora mi sueño se diluye, estoy sola.
El caldén imaginario quiso vestirse de fiesta para arrancar una sonrisa a esos pequeños.
Un ruiseñor solitario le canta al viento, el mismo que me hiso despertar de mi sueño.
Lloro lágrimas de hielo, los niños siguen estando solos buscando el calor de una caricia, ellos acompañan mi llanto solitario, extiendo mis brazos, como alas imaginarias para cubrirlos con mi abrazo.
No permitas que en esta fecha un niño, un hombre o un anciano lloren de tristeza.
Olvida los sinsabores que nos depara la vida al despertar cada día, por una vez en el año te pido que te animes a compartir tus sentimientos, con aquellos que están solos por designios del destino.
Deja de lado tus enojos, la vida es corta, da las gracias todos los días, por despertar a un nuevo día.
2007-12-18
03:20:24
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pregunta de
Sonia
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Poesía