López Obrador dejó en claro, en la ceremonia de asunción, que su “presidencia” no compite con Calderón ni pretende desplazarlo. Su “ministro de gobierno” fue explícito: “Será una oposición firme, pero sin intención de derribar al gobierno...” (El País, 21/11).
López Obrador manda “al diablo con las instituciones”..., pero las defiende
López Obrador se negó sistemáticamente a llevar adelante acciones decisivas para impedir el ascenso al poder de Calderón, como el llamado a la huelga general o la salida de sus parlamentarios del Congreso. Por las mismas razones, entre julio y octubre, López Obrador no dijo una sola palabra de respaldo a la rebelión de Oaxaca.
La política de López Obrador estuvo dictada por la necesidad de impedir que la rebelión contra el fraude se encauzara por fuera del PRD y de la institución parlamentaria. En estas condiciones, López Obrador fue (y sigue siendo) el recurso último de la “gobernabilidad” del régimen.
El seguidismo a López Obrador ¿lleva a la derrota?
2006-12-07
11:03:31
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pregunta de
Abogado Obrero (volví)
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Política