Dos borrachitos en un momento de lucides fueron contratados para arreglar los jardines de la
central de cohetes de la NASA en Houston. A la hora del lunch, éstos
acostumbraban tomar un trago o dos de tequila para completar la faena
animados. Un día, uno de ellos se encontró un garrafón con el
combustible utilizado en las cosmonaves, y se le ocurrió agregarle al
tequila unas gotas para ver que se sentía. Después del almuerzo, los
amigos regresaron al trabajo cada uno por su lado. De pronto, el
teléfono celular (móvil) de uno de ellos suena:
"Compadre, después de que nos tomamos el tequila, ¿se ha echado alguna
flatulencia?", le pregunta el otro, que era el que llamaba.
"No, compadre", responde el del teléfono.
"¡Ni la suelte, compadre, le estoy hablando desde la patagonia,
!", le advierte asustado el otro.
2007-12-18
01:20:43
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quique22
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Música y ocio
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