El tango es un estilo musical y una danza rioplatense, propio de las ciudades de Buenos Aires, Montevideo y Rosario,[1] de naturaleza netamente urbana y renombre internacional. Musicalmente tiene forma binaria (tema y estribillo) y compás de cuatro cuartos (a pesar de que se le llama «el ritmo del dos por cuatro»). Clásicamente se interpreta mediante orquesta típica o sexteto y reconoce al bandoneón como su instrumento esencial.
El bandoneón es un instrumento musical aerófono a fuelle, pariente del acordeón de forma rectangular y sección cuadrada y timbre particular. Es muy popular en el Río de la Plata particularmente Buenos Aires y Montevideo, por su vinculación con el tango.
El nombre proviene del alemán bandonion y, éste es un acrónimo de Heinrich Band (1821-1860) a quien se le adjudica su invención.
El bandoneón fue creado en Alemania como un organo de iglesia portatil para la tarea de evangelización. Por esa razón tiene los botones ordenados de tal forma de facilitar la ejecución de las canciones evangelistas, por lo que resultan muy "desordenados" a la hora de tocar una escala, por ejemplo.
Entre las más reconocidas fábricas de bandoneón se encuentran las de la dinastía Arnold. En 1864 Ernst Louis Arnold (de Carlsfeld) adquiere la fábrica de C. Zimmermann y comienza la producción de bandoneones E. L. A. (Ernst Louis Arnold). Cuando éste se retiró en 1880, uno de sus hijos varones (Ernst Hermann Arnold) se hizo cargo de la empresa.
Ernst Louis Arnold murió en 1910. Al año siguiente Paul y Alfred (otros dos hermanos de Ernst Hermann Arnold) abren su propia fábrica en el mismo pueblo de Carlsfeld.
La nueva fábrica comienza a producir los emblemáticos AA (llamados «doble A»), A, Premier y Alfa. Paralelamente Ernst Hermann Arnold sigue fabricando la antigua línea ELA. Al morir dejó a cargo a su hijo Otto Arnold. La fábrica ELA cerró en 1959.
Alfred Arnold muere en 1933 y Paul Arnold en 1952. De los descendientes de la dinastía Arnold siguen Arno Arnold (hijo de Paul) y Horst Arnold (hijo de Alfred), quienes toman posesión de la fábrica AA. En 1949 deciden cerrar la fábrica para comenzar a fabricar bombas para la industria automotriz. En 1950 Arno Arnold abre su propia fábrica en Alemania Occidental y produce la línea de bandoneones Arno Arnold.
Actualmente el bandoneón se sigue fabricando tanto en Alemania como en el resto del mundo de manera industrial y artesanal. Entre los nuevos fabricantes de bandoneones alrededor del mundo, se cuentan: Harry Geuns, Klaus Gutjahr, Uwe Hartenhauer y La Bandonion & ConcertinaFabrik Klingenthal, entre otros.
Bandoneón alemán marca «Doble A» (AA, por Alfred Arnold)En Argentina se considera al bandoneón como un instrumento inseparable de las orquestas de tango. Llegó al país hacia 1900, importado desde Alemania por los inmigrantes. No cabe duda que el bandoneón encontró un lugar insustituible en el tango. En lunfardo (la jerga usada por los tangueros argentinos), el bandoneón es conocido como fueye, remplazando la «y» en lugar de la «ll» y pronunciándola como una sh porteña. El fueye es el alma de las orquestas de tango.
Si bien el tango reconoce lejanos antecedentes africanos, latinoamericanos y europeos, sus orígenes culturales se han fusionado de tal modo que resulta casi imposible reconocerlos. En esencia el tango es una expresión artística de fusión, de naturaleza netamente urbana y raíz suburbana («arrabalero»), que responde al proceso histórico concreto de la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las sociedades rioplatenses, especialmente las de Buenos Aires y Montevideo, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Argentina, que en 1850 contaba con 1,1 millón de habitantes, recibió 6,6 millones de inmigrantes entre 1857 y 1940. Uruguay sufrió un proceso similar. Se trata de una experiencia humana «aluvial»,[4] casi sin parangón en la historia contemporánea.
A diferencia de otras zonas del mundo, los inmigrantes que llegaron al Río de la Plata a partir de la segunda mitad del siglo XIX, superaban en cantidad a las poblaciones nativas y fueron parte de un intensivo proceso de mestizaje multicultural y multiétnico, en gran medida inducido por el Estado a través de una formidable promoción de la escuela pública laica.
El tango es hijo directo de ese intenso mestizaje. Se sabe que los primeros tangueros eran afroargentinos y afrouruguayos;[5] que el bandoneón proviene de Alemania; que su sensualidad deriva de su origen prostibulario, donde los inmigrantes europeos que llegaban solos a buscar empleo mantenían relaciones sexuales con las nativas, mayoritariamente afroargentinas e indoamericanas denominadas «chinas». Se sabe también que el argot del tango, el lunfardo, está plagado de expresiones italianas y africanas; que su ritmo y clima nostálgico está emparentado con la habanera cubana; con el fado, con la tuna, con la jota.... y que «tango, milonga, malambo y candombe», son parte de una misma familia musical de raíces africanas y también de las costumbres provenientes de los gauchos ( cow boys de origen hispano-americano) que migraron a la ciudad.
Sin embargo el tango no se confunde ni deriva de ningún estilo musical en particular. Ernesto Sábato dice que por sobre todas las cosas el tango es un híbrido, una expresión original y nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional.
El deseo sexual, sublimado en sensualidad, y la tristeza o melancolía, derivada de un estado permanente de insatisfacción, son los componentes centrales del tango. En sus orígenes esos sentimientos afloraron de la dura situación de millones de trabajadores inmigrantes mayoritariamente varones, solitarios en una tierra extraña, acudiendo masivamente a los prostíbulos, donde el sexo pago acentuaba «la nostalgia de la comunión y del amor, la añoranza de la mujer» y la evidencia de la soledad.[7] El tango emergió así de un «resentimiento erótico»[8] masivo y popular, que condujo a una dura reflexión introspectiva, también masiva y popular, sobre el amor, el sexo, la frustración y finalmente el sentido de la vida y la muerte para el hombre común.
En el curso del siglo XX y con la importancia que adquirió la sexualidad y la introspección, así como una visión existencial y menos optimista de la vida, el tango desarrolló sus componentes básicos como una expresión artística notablemente relacionada con la problemática del hombre contemporáneo. Sábato reflexiona que la reunión en el tango de componentes marcadamente "existenciales" con el temple metafísico, es lo que hace de esta danza o estas canciones una expresión artística singular en todo el mundo.
El tango es un arte de raíz suburbana, «arrabalero», derivado de su naturaleza popular. Surge y se desarrolla en los barrios de trabajadores que rodean a las ciudades rioplatenses: el «arrabal». Para el tango el arrabal es la musa inspiradora, el lugar de pertenencia que no se debe abandonar, ni traicionar, ni olvidar. Por sobre todas las cosas, el tanguero es un hombre (y una mujer) «de barrio». En el lenguaje del tango, el arrabal y el centro componen dos polos opuestos: el arrabal, muchas veces unido indisolublemente a los amigos y a «la vieja», expresa lo verdadero y lo auténtico, en tanto que el centro suele expresar lo pasajero, «las luces» que encandilan, el fracaso.
El sentimiento de pertenencia al arrabal ha llevado al tango a construir culturas de barrio, a darles personalidad. Sobre todo en Buenos Aires, el tango está indisolublemente ligado a la identidad de «los 100 barrios porteños». La ciudad del tango es una ciudad vivida desde el arrabal.
Jorge Luis Borges destacaba que la música de tango está tan conectada con el mundo rioplatense que cuando un compositor, de cualquier otra parte del mundo, pretende componer un tango «descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza» .[10]
Esa característica fuertemente local del tango, imbricada con el ritmo y la musicalidad del lenguaje rioplatense, ha sido reiteradamente señalada.
Una de las primera características de la música tanguera fue la exclusión de los instrumentos de viento-metal y percusión, quitándole estridencias con el fin de construir una sonoridad intimista y cálida, capaz de transmitir la sensualidad que lo definió desde un principio.
Lastima, bandoneón, mi corazón
tu ronca maldición maleva
tu lágrima de ron me lleva
hacia el hondo bajofondo
donde el barro se subleva.
La última curda[11]
Música: Aníbal Troilo. Letra: Cátulo Castillo
El bandoneón es el corazón de la música de tango. Se ha dicho que «bandoneón y tango son la misma cosa». De origen alemán,(concretamente se utilizaba para sustituir al órgano en las iglesias luteranas de oficios cantados por la feligresía en las iglesias más humildes, incapaces de costearse un órgano de dimensiones adecuadas a su rijosidad de tísicos) fue adoptado por los tangueros al iniciarse el siglo XX para reemplazar la presencia inicial de la flauta y completar el sonido inconfundible del tango. Cátulo Castillo le atribuye «...al bandoneón la definitiva sonoridad de lamento que tiene el tango, su inclinación al quejido, al rezongo».[12] El bandoneón le impuso al tango su definitiva forma compleja, integrando la melodía en una base simultáneamente rítmica y armónica.[13]
Esta complejidad melódica-rítmica-armónica, será fortalecida más adelante con la incorporación del piano, en sustitución de la guitarra, y el desarrollo de una técnica de ejecución especialmente tanguera, fundada en la percusión rítmica. De este modo la base instrumental del tango queda definida como trío de bandoneón, piano y violín.
Sobre la base de sus instrumentos básicos se conforma la orquesta típica de tango, inventada originalmente por Julio de Caro en los años veinte y consolidada principalmente en forma de sexteto con la siguiente integración: piano, dos bandoneones, dos violines y contrabajo. La orquesta de tango, propiamente dicha, sigue el mismo esquema, ampliando el grupo de bandoneones, y agregando violas y violoncellos al grupo de las cuerdas.
El tango nació como música instrumental exclusivamente para ser bailado,como es natural en una especie, la humana, tan poco propensa a acompañar con sonidos vocales ninguna expresion de sentimientos, pensamientos y tal, de su psique musical (ej: canciones paleolíticas a-capella de Lascaux, Sainte-Chapelle, etc.. EMI . Con el tiempo incorporó el canto, casi siempre solista, eventualmente a dúo, sin coro, pero manteniendo de manera bastante marcada la separación entre tangos instrumentales y tangos cantados.
Musicalmente el tango tiene forma binaria. Originalmente escrito en compás de 4/8 terminó escribiéndose en compás de 2/4.
Las letras están compuestas en base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[14] que sienten el hombre y la mujer de pueblo, circunstancia que lo emparenta con el blues.
La poesía tanguera tiene la inhabitual característica de ser considerablemente compleja, con el uso de metáforas y reflexiones filosóficas y al mismo tiempo muy popular, sobre todo en los estratos más humildes de la población.
Imágenes como «el misterio de adiós que siembra el tren» que utiliza Homero Manzi en Barrio de tango (1942), o «las nieves del tiempo platearon mi sien» de Carlos Gardel en Volver (1935), o «tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas» creada por Enrique Santos Discépolo en Cafetín de Buenos Aires (1948), o «tinta roja en el gris del ayer» que Cátulo Castillo puso en Tinta roja (1941), reúnen una alta complejidad poética y al mismo tiempo una alta popularidad, que ha persistido con los años.
Los temas principales y más conocidos de las letras de tango son el desengaño amoroso y el paso del tiempo, pero también la ciudad y sus personajes, la problemática social y política, el amor, la muerte, el fútbol y el mismo tango.
Llora, llora corazón,
llora si tienes por qué,
que no es delito en el hombre,
llorar por una mujer,
Angustia; letra y música: Horacio Pettorossi
El desengaño amoroso como tema central del tango es un lugar común, aunque sólo parcialmente cierto. Probablemente lo que llama la atención en la forma en la que el tango aborda el desengaño amoroso, sea el contraste del hombre «duro» y orientado al machismo, emocionalmente restringido, que se abre en las letras del tango, mostrando su interioridad y la profundidad de su sufrimiento. En el tango los hombres lloran y hablan de sus emociones, en un mundo en el que los hombres no deben llorar ni exponer sus sentimientos.
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. La complejidad de los pasos no hace a la expresión o a lo que se quiere trasmitir durante el baile. Se trata de expresar un sentimiento pleno de sensualidad y no de sexualidad, donde lo primordial no son sólo los pasos o las figuras que hacen los bailarines con los pies. De nada vale una técnica perfecta, o una sincronización perfecta, cuando la expresión facial de los bailarines no trasmiten sentimientos. Todo en la danza del tango está unido, las miradas, los brazos, las manos, cada movimiento del cuerpo acompañando la cadencia del tango y acompañando lo que ellos están viviendo: un romance de tres minutos, entre dos personas que a lo mejor recién se conocen y que probablemente no tengan una relación amorosa en la vida real.
El tango trasciende y llega al corazón de los que contemplan a los bailarines, gracias a los sentimientos que ellos ponen en el baile y obviamente a la calidad de sus coreografias. Cada estrofa musical, cada pasaje, cada tango tiene distintos momentos, no se puede bailar un tango completo siguiendo un patron de conducta idéntico para toda la melodía. Hay cadencias tristes, alegres, sensuales o eufóricas, finales silenciosos o grandiosos, musica in-crescendo o musica in-diminuendo, solo expresa sentimientos y estos son los que los bailarines transportan a sus pies y a su cuerpo todo.
El tango apareció en el Río de la Plata y sus zona de influencia, en la segunda mitad del siglo XIX en el marco socio-cultural de las grandes oleadas migratorias de los más variados orígenes internos y externos, que recibió entonces esa región. Buenos Aires, Montevideo y Rosario se disputan ser el lugar en el que nació.[18] Otros puertos fluviales como Campana y Zárate también registran antiguos antecedentes tangueros. Se trató de una música eminentemente popular, rechazada y prohibida por las clases altas y la Iglesia Católica, por lo que se desarrolló en los barrios pobres de los suburbios (los arrabales), los puertos, los prostíbulos, los bodegones y las cárceles, donde confluían los inmigrantes. Allí se fueron fusionando libremente las formas musicales más diversas (candombe, payada, milonga, habanera, tango andaluz, polca, vals, etc.), provenientes de los orígenes más diversos (africanos, gauchos, hispanos coloniales, indígenas, italianos, judíos, alemanes, andaluces, cubanos, etc.), hasta formar el tango. Se estima que la transición duró alrededor de cuarenta años para afianzarse como un género plenamente constituido en la última década del siglo XIX.[19]
En 1857, el músico español Santiago Ramos compuso uno de los primeros temas de aire tanguero que se conozca, Tomá mate, che, un tango con letra rioplatense pero con arreglos musicales de estilo andaluz. El tema formaba parte de la obra El gaucho de Buenos Aires, estrenada en el Teatro de la Victoria.[20]
En 1874 se ha documentado el primer tango que alcanzó difusión popular masiva. Se trata de El Queco, también de estilo musical andaluz, con una letra sobre las «chinas» (las mujeres argentinas de origen indígena o africano) que trabajaban de prostitutas en los burdeles.[21]
En 1876 se hizo muy popular un tango-candombe llamado El merenguengué, que se convirtió en éxito en los carnavales afroargentinos que se celebraron en febrero de ese año.[22]
En las décadas del ochenta y del noventa se multiplicaron los tangos, la mayoría de origen prostibulario: La clavada, La franela, El serrucho, Con qué tropieza que no dentra, Qué polvo con tanto viento, Colgate del aeroplano, Dejala morir adentro, Va Celina en la punta, Concha sucia, La concha de la lora («lora» era el término utilizado para referirse a las prostitutas europeas), entre otros.
Se interpretaba con violín, flauta y guitarra. El bandoneón, que le dio forma definitiva al tango, recién llegaría al Río de la Plata allá por el 900, en las valijas de inmigrantes alemanes. No existen partituras de esta etapa originaria, porque los músicos de tango de entonces no sabían escribir la música y probablemente interpretaban sobre la base de melodías existentes, tanto de habaneras como de polkas. La primera de la que existe registro es La Canguela (1889) y se encuentra en el Museo de la Partitura de la Ciudad de Rosario.
Los títulos procaces pueden ser consultados en un anexo especial. Varios años después, a partir de los años treinta, los gobiernos militares y autoritarios, prohibieron las letras y títulos procaces, por lo que la mayoría de ellos desaparecieron, mientras que otros fueron reescritos, como el famoso Concha sucia, que fue reescrito por Francisco Canaro como Cara sucia
Poco antes de que comenzara de Primera Guerra Mundial en 1914 el Emperador de Alemania, Guillermo II prohibió que los oficiales prusianos bailaran el tango si vestían uniforme. El órgano oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, apoyó abiertamente la decisión en los siguientes términos:
El Kaiser ha hecho lo que ha podido para impedir que los gentilhombres se identifiquen con la baja sensualidad de los negros y de los mestizos (...) ¡Y algunos van por ahí diciendo que el Tango es como cualquier otro baile cuando no se lo baila licenciosamente!. La danza Tango es, cuanto menos, una de aquellas de las cuales no se puede de ninguna manera conservar ni siquiera con alguna probabilidad la decencia. Porque, si en todos los otros bailes está en peligro próximo la moral de los bailarines, en el tango la decencia se encuentra en pleno naufragio, y por este motivo el emperador Guillermo lo ha prohibido a los oficiales cuando éstos vistan uniforme.
Los más antiguos compositores e intérpretes de tango que se conocen aparecieron en las dos primeras décadas del siglo XX. En el Museo de la Partitura Histórica (de Rosario) se encuentra el primer tango registrado como tal, La canguela, de 1889. El primer tango con autor conocido es El entrerriano, de Rosendo Mendizábal, publicado en 1898. Ángel Villoldo, Roberto Firpo y Francisco Canaro fueron famosos y populares autores e intérpretes de tango.
En aquellos años, en los que los hijos de familias ricas llevan a París el tango que habían aprendido en su frecuentación de los lupanares, comienza una nueva era para el género, con el aporte de músicos mejor preparados y la incorporación de letras evocativas del paisaje del suburbio, de la infancia y de amores contrariados.
Carlos Gardel es el mejor y el más recordado cantante de tango de los años veinte y treinta. Muchos de los temas que interpretaba los compuso él mismo y encargó sus letras a su inseparable compañero Alfredo Le Pera. Gardel, que comenzó su carrera en comités políticos de los suburbios fabriles de Buenos Aires, cantó en París y en Nueva York, filmó varias películas en EE. UU. y murió en un accidente de aviación en Medellín (Colombia). Entonces se convirtió en un mito para los rioplatenses.
Músicos como Pascual Contursi, Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, cantantes como Ignacio Corsini, Sofía Bozán, Rosa Quiroga, Agustín Magaldi, integraron lo que se conoció como la «nueva guardia» del tango en aquella época.
La del cuarenta fue una década dorada para el género, que se interpretaba ya en locales nocturnos de lujo, cuyos ambientes alimentaron a su vez a los letristas, que en sus versos contraponían el lujurioso cabaret y los desbordes de la vida nocturna a la infancia en el arrabal, paisaje éste que adquirió entonces ribetes míticos de paraíso perdido.
Grandes orquestas, como las de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo (1914-1975), Carlos Di Sarli, Horacio Salgán (1916-), actuaban a la vez en los cabarés del centro y en salones barriales, y, con ellos, creció enormemente la industria discográfica en la Argentina. Letristas de gran vuelo —Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo— dieron al tango composiciones inolvidables, signadas por la amarga crítica de costumbres (Discépolo), el matiz elegíaco y las metáforas inspiradas en grandes poetas (Manzi, Castillo), la recurrente pintura de ambientes sofisticados con resonancias del poeta modernista Rubén Darío (Cadícamo). Notables cantantes de la época fueron el Polaco Goyeneche, Ángel Vargas y Edmundo Rivero.
Desde fines de la década del 50 comenzarían a surgir corrientes tangueras renovadoras. Los primeros fueron músicos como Mariano Mores y Aníbal Troilo que empezaron a experimentar con nuevas sonoridades y temáticas. Pero el renovador indiscutido fue el marplatense Ástor Piazzolla.
Ástor Piazzolla alternaba entre las tardes de música clásica en el Teatro Colón y su pasión por Ígor Stravinski y Bela Bártok, con las noches de tango, y su desempeño como bandoneonista y arreglador musical de la orquesta de Aníbal Troilo (1914-1975). Fusionando creativamente las influencias más diversas, Piazzolla introdujo en el tango armonías disonantes y bases rítmicas intensas y nerviosas que produjeron una transformación radical del género.
La música de Piazzolla produjo una apasionada controversia entre tradicionalistas y renovadores, sobre si «eso» era o no tango. El punto culminante de esa controversia fue el Festival de la Canción de Buenos Aires realizada en el Luna Park en 1969, en el que Ástor Piazzolla y el uruguayo Horacio Ferrer presentaron un valsecito tanguero, Balada para un loco, interpretado por Amelita Baltar en la sección correspondiente al tango. La canción produjo un escándalo descomunal que llevó a los organizadores a cambiar las reglas para evitar que Balada para un loco ganara el festival. Pese a ello, el nuevo tango-canción, ganó la adhesión popular, especialmente entre los jóvenes y se volvió un éxito de ventas como hacía años que el tango no tenía.
El dúo Piazzola y Ferrer realizaron otras obras de amplia difusión popular como el tango Chiquilín de Bachín (1968) o la «ópera-tango» María de Buenos Aires (1967), que incluye la bella Fuga y misterio. Piazzolla aportaría composiciones fundamentales como sus Cuatro estaciones porteñas (Verano porteño, Otoño porteño, Invierno porteño y Primevera porteña), la serie del ángel (entre ellas Milonga del ángel y La Muerte del ángel), Libertango, Decarísimo y por sobre todas Adiós Nonino, a la muerte de su padre. Piazzolla también aportó decisivamente a la renovación instrumental del tango con su octeto, que incluía intrumentos hasta entonces absolutamente ajenos al tango, como los eléctricos (guitarra, bajo, teclados, sintetizador), la batería y el saxo. También con él ingresaron al tango instrumentistas de excepción como el violinista Antonio Agri y el guitarrista Cacho Tirao, y un cantante como Miguel Angel Trelles. Piazzolla también realizó una audaz fusión tango-jazz con el saxofonista estadounidense Gerry Mulligan en 1974 (registrado en el álbum Reunión cumbre) e influyó considerablemente en el subgénero conocido como rock nacional argentino, desarrollado a partir de la segunda mitad de la década del sesenta.[24]
En esas dos décadas de renovación surgieron también otros autores e intérpretes de gran importancia como Eladia Blázquez (Con el corazón al sur, Sueño de barrilete, Si Buenos Aires no fuera así), Chico Novarro (Cordón, El balance, Cantata a Buenos Aires), Cacho Castaña (Café La Humedad), el Sexteto Tango, la modernidad clásica del bandoneón de Daniel Binelli, el octeto coral Buenos Aires 8 (con un álbum excepcional en 1970, Buenos Aires Hora 0), las nuevas sonoridades introducidas por Osvaldo Berlingieri (1928-) desde el piano[25] y su asociación con Ernesto Baffa (Baffa-Berlingeri), la voz juvenil y romántica de Susana Rinaldi, la madurez compositiva de Leopoldo Federico (El último café, Qué falta que me hacés), el revolucionario álbum Concepto (1972) de Atilio Stampone, Rodolfo Mederos —a quien se consideraba como «la cabeza visible de una nueva música porteña en los años setenta»,[26] etc. También debe mencionarse aquí al último Goyeneche de la «garganta de arena» —según el cantautor Cacho Castaña— que desarrolló el arte de «decir» el tango, cuando paradójicamente alcanzó el pico más alto de la devoción popular. [27]
En estas dos décadas el tango sufrió también la confrontación generacional y contracultural que llevaron adelante los movimientos juveniles en todo el mundo, con expresiones como el Verano del amor de 1967 y el movimiento hippie en EE. UU., el Mayo francés de 1968, que tuvieron en la música rock y en la revolución sexual, dos de sus códigos de referencia común. En la Argentina, esto se manifestó como una confrontación de contenido generacional entre tango y rock: el tango era la música de “los viejos”; el rock era la música de los jóvenesEl lunfardo es inseparable del tango. Si bien el tango puede cantarse con una mayor o menor presencia del lunfardo en sus letras, es la pose y la sonoridad del lunfardo rioplatense la que lo caracteriza. El lunfardo no es solo un argot integrado por cientos de palabras propias, sino que también es y quizás más esencialmente, una pose linguística, una forma de hablar algo exagerada (en la que se incluye comerse las eses), por la que suelen ser reconocidos en todo el mundo los porteños (aunque del lunfardo abarca toda la zona rioplatense, incluido el Uruguay). El tango es «reo»[30] porque el lunfardo «es reo», es decir se trata de un estilo musical construido sobre el habla popular; el lunfardo es el habla del suburbio, la voz del arrabal.
Como en ningún otro lugar el lunfardo expresa la fusión migratoria que originó las sociedades rioplatenses, expresada por el tango. Palabras africanas, italianas, aimaras, mapuches, judías, gitano-españolas, gallegas, quechuas, guaraníes, polacas, portuguesas, inglesas, se mezclan en el uso cotidiano sin conciencia de su origen.
El lunfardo fue en sus orígenes y sigue siendo hoy un lenguaje oculto-metafórico construido a partir de una notable dinámica entre la sociedad carcelaria, los jóvenes y el mundo del trabajo. De algún modo, al decir de José Gobello, el lunfardo es «una travesura léxica, algo así como un guiño travieso que el habla le hace al idioma».[31]
El lunfardo fue perseguido en Argentina (al igual que el carnaval). Durante la dictadura instalada en 1943 se sancionó una circular censurando los tangos que contuvieran letras en lunfardo. Por esa razón muchos fueron reescritos. Durante la dictadura de Onganía (1966-1970) el lunfardo desapareció virtualmente del tango y la música popular. En 1969 Alejandro Dolina incluyó el término «bulín» en su tema Fantasmas de Belgrano y Horacio Ferrer iniciaba su famosa Balada para un loco con una exclamación esencialmente lunfarda: «Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...». Desde entonces, y a pesar de algunos intentos durante la dictadura establecida en 1976 por «adecentar» la cultura popular, el lunfardo registró un notable resurgimiento.[32]
En la primera década del siglo XXI, el lunfardo goza de una gran vitalidad habíendo sido adoptado y reformulado por las nuevas generaciones. En gran parte por esa razón, el tango se ha insertado en los ritmos modernos (rock, hip hop, ska, etc.) a través de las letras y el habla lunfarda.[33]
Términos como afano, ******, bardo, bondi, cana, chabón, che, chorro, escabiar, junar, mina, morfi, pibe, rajar, yuta y muchos otros del habla lunfarda, constituyen el corazón del habla rioplatense actual.
En las dos primeras décadas del siglo XX, el tango triunfó en clubes nocturnos de París (Francia), otros países latinoamericanos (especialmente Colombia y Centroamérica) y luego en Nueva York, a donde lo introdujeron bailarines de las clases altas que por esnobismo solían frecuentar los sitios en donde se practicaba en Buenos Aires. El tango comenzó a bailarse entonces en locales nocturnos de sus ciudades de nacimiento y rápidamente pasó a salones populares.
Hasta mediados del siglo XX, se bailaba indistintamente en cabarés de lujo y en las llamadas «milongas», pistas habilitadas en clubes barriales y suburbanos de Buenos Aires, Rosario (Argentina) y Montevideo (Uruguay).
En Medellín, Colombia, la ciudad en donde murió el máximo representante del género en 1935, Carlos Gardel, el tango se convirtió en eje cultural del barrio Guayaquil. Los buenos bailarines eran ampliamente conocidos y celebrados en las milongas que frecuentaban y sus nombres solían trascender incluso en otras, más alejadas, y en todo el llamado «ambiente de tango».
La fama internacional de esta danza y la posibilidad de ser presentada en shows mundiales dieron lugar a que se desarrollaran coreografías más audaces, con exigencias mayores y figuras gimnásticas y de la danza clásica que los bailarines de las milongas solían desdeñar. El tango dejó casi de bailarse a partir de los años sesenta en Buenos Aires. Pervivieron algunas milongas. Sin embargo, en los años ochenta recibió un nuevo impulso gracias al éxito del espectáculo Tango Argentino de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, primero en París y luego en Broadway, generando una tangomanía en todo el globo. Florecieron academias de por doquier y gente de todo el mundo comenzó a peregrinar en busca de lugares para bailarlo, especialmente Buenos Aires, promovida turísticamente como la Capital del Tango.
Se distingue actualmente entre el «tango de escenario» y el «tango de salón», o de pista. Este último es el que bailan los tangueros no profesionales. En Buenos Aires se realiza anualmente un torneo internacional de tango, que se divide entre esas dos categorías y al que asisten participantes de los países europeos centrales, los nórdicos, Corea, EE. UU. y Japón, entre otros. Una de las parejas de tango más elogiadas, que practicaba el tango de salón aunque profesionalmente, fue la que integraron Juan Carlos Copes y María Nieves, que actuó en muchos escenarios internacionales. Otros célebres bailarines de tango que trascendieron las pistas de las milongas fueron Benito Bianquet (llamado El Cachafaz) y Jorge Orcaizaguirre, conocido como Virulazo.
En 1990 los bailarines Miguel Angel Zotto y Milena Plebs fundan la Compañía Tango X 2, generando novedosos espectáculos y que una gran corriente de gente joven se incline por el baile del tango, cosa inédita en ese momento. Crean un estilo que recupera el tango tradicional de la milonga, lo renueva y lo coloca como elemento central en sus creaciones, haciendo una búsqueda arquelógica de los diversos estilos del tango. A fines de 1998, Milena Plebs se desvincula de dicha compañía para iniciar un camino de investigación personal de diversas facetas del baile del tango.
Hacia finales de los años noventa y entrado el nuevo siglo bailarines como Gustavo Naveira y luego Chicho Frumbolli se afianzan y reinvindican el baile de la improvisación, olvidado un poco durante los años ochenta y los parte de los noventa. Surge toda una ola de investigadores del tango como Leeliana Tomaszewska que se mantiene al margen de los escenarios.
Desde 2005 comienzan a aflorar trabajos de investigación que muestran locaciones referentes fuertes, como la Práctica X o Villa Malcolm como puntos de encuentro y exposición. Surgen coreógrafos y directores de un tango que nunca ocupó un lugar fuerte en el tango, como Moira Castellano, Gonzalo Orihuela y Solange Chapperon, Raúl y Karina, Cisa, Silvana Grill, entre otros. El tango hoy por hoy está recibiendo muchas nuevas influencias.
El baile tanguero está construido sobre tres componentes básicos: el abrazo, un estilo lento de caminar y la improvisación (Borges decía que el tango es un modo de caminar[47] ). Pero por sobre todas las cosas el tango debe ser bailado como un lenguaje corporal a través del cual se transmiten emociones personales a la pareja. No hay ninguna otra danza que conecte más íntimamente a dos personas, tanto emocional como físicamente.[48] Se dice que el tango se baila «escuchando el cuerpo del otro».
Para eso es muy importante tanto el abrazo apretado de la pareja mirando hacia el mismo lado (la mujer hacia la derecha y el hombre hacia la izquierda), como caminar apoyado sobre la planta delantera de los pies.
En el tango la pareja debe realizar figuras, pausas y movimientos improvisados, llamados «cortes, quebradas y firuletes», diferentes para cada uno de ellos, sin soltarse. Es el abrazo lo que hace complicado combinar en una sola coreografía las improvisaciones de ambos.
El tango argentino realiza el milagro de insertar la figura en el enlace... Este es el secreto de su éxito; ésta es la principal innovación que ofrece al mundo.[49]
La escritora argentina Alicia Dujovne Ortiz la ha descrito así:
Un monstruo de dos cabezas, una bestia de cuatro patas, lánguida o vivaz, que vive lo que dura una canción y muere asesinada por el último compás.
Históricamente se daba gran importancia a los «pasos» del tango, una extensa lista de movimientos de baile que calificaban al buen bailarín. En la actualidad, los llamados «pasos» del tango, están perdiendo importancia a favor de la improvisación y sólo cuatro se consideran tales: pivot, cruce atrás, cruce adelante y apertura (cualquiera de estas hacia derecha o izquierda). Algunos de estos clásicos «pasos» tangueros son:
cadena invertida
cambios de dirección
caminata sincopada
contratiempos básicos con ochos
cunita y sacada
gancho y caminata sincopada
ganchos con respuesta
giro con barrida y boleo
giro con quebrada o gancho
giro con sacada y parada
giro con sacada, aguja y ocho cortado
giro con traspié y boleo
giro de izquierda con barrida y boleo
giro de izquierda y derecha
giro en ochos
giro simple
giro y salida a la izquierda
«la cajita»
«la cunita»
«la mordida»
media cadena con boleo
molinete quebrado
ochos adornados
ochos cortados
paso básico sincopado
pasos básicos con sacada y boleo
puente y calesita
sacada con giro
sacada con traspié
sacada cruzada, giro y ocho cortado
sacada del cruce con variantes
sacada y puente en un giro
sacadas con boleos
salida con adornos
salida con barrida
salida con traspié
toque y enrosque
traspié cruzado con giros
vaivén.
El término parece provenir del idioma ibibio (de Níger y Congo) tamgú: ‘tambor’ y ‘bailar (al son del tambor)’. Se desconoce a ciencia cierta si la palabra española tambor proviene de este ibibio tamgú o del árabe hispánico tabal. En Buenos Aires se creía incorrectamente que los negros llamaban a su instrumento «tangor» porque tenían dificultad para pronunciar «tambor».
En el siglo XIX, en la isla El Hierro (de las islas Canarias) y en otros lugares de América, la palabra «tango» significaba ‘reunión de negros para bailar al son del tambor’.
El historiador Ricardo Rodríguez Molas[50] investigó los lenguajes de los esclavos traídos a la Argentina. La mayoría provenía de etnias de Congo, el golfo de Guinea y el sur de Sudán. Para ellos, tangó significaba ‘espacio cerrado’, ‘círculo’ y cualquier espacio privado al que para entrar hay que pedir permiso. Los traficantes de esclavos españoles llamaban «tangó» a los lugares donde encerraban a los esclavos, tanto en África como en América. El sitio donde los vendían también recibía ese nombre.
Antes de 1900 a este género se lo llamaba «tango canyengue». La palabra es de origen africano. Los negros porteños la pronunciaban caniengue y desde 1900 los blancos lo escribieron y pronunciaron canyengue (con la ye porteña)
El «caminar canyengue» es una manera de caminar del compadrito, de cadenciosos movimientos de cadera. También se lo llama «caminar arrabalero» (siendo «arrabal», los suburbios o barrios bajos de las antiguas ciudades de Buenos Aires y Montevideo). Como lo representa Tita Merello en la película Arrabalera (1945).
El término gotán significa ‘tango’ en vesre (hablar al revés).
El Diccionario de la Lengua Española de la RAE, en su edición de 1899, definía al tango como una ‘fiesta y danza de negros o de gente del pueblo, en América’ y también, como segunda acepción, ‘la música de esa danza’. Es interesante notar que el diccionario le da al término un falso origen latino: dice que proviene del latín, que es tangir [más bien sería tángere, de donde proviene ‘tañir’] y de ahí ego tango: ‘yo taño’.
La edición de 1914 traía la etimología tangir y tángere: ‘tañir o tocar (un instrumento)’. Las siguientes ediciones eliminaron el error.
La edición de 1925 definía al tango como antes (aunque ya sin la etimología latina errónea), y agregaba: ‘Danza de alta sociedad importada de América al principio de este siglo’. Esto evidencia que el tango había pasado de ser de clase baja a la clase alta. También se agregaron más acepciones: ‘música de esta danza’ y ‘tambor de Honduras’. El creole que se habla en los «morenales» de la costa caribeña de Honduras (de población mayoritariamente negra) se conservan muchas palabras originales africanas.
La edición de 2001 (la vigésima segunda) definió el tango como un ‘baile rioplatense, difundido internacionalmente, de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro’.
La importancia de este género puede verse en la mención que algunos escritores latinoamericanos han hecho del mismo como Jorge Luis Borges o Manuel Mejía Vallejo que incluso le dedica un libro (Aires de tango
Buenos Aires y Montevideo son centros naturales de desarrollo del tango. En Buenos Aires, ciertos barrios tienen una especial impronta tanguera, como El Abasto, San Telmo o La Boca. También son importantes las academias de tango, donde se aprende y baila tango. Buenos Aires organiza también diversos festivales de tango y el Campeonato Mundial de baile tanguero.
Otras ciudades de Argentina y Uruguay tienen importantes centros o actividades tangueras.
En Santa Fe se organiza la Semana del Tango, un evento organizado y producido por el grupo Tangofex4, patrocinado por la municipalidad de Santa Fe y del Sindicato de Luz y Fuerza, en el que confluyen, entre músicos, bailarines, cantores, artistas plásticos, diseñadores y fotógrafos, más de 100 artistas de todo el país, con muchos espectáculos libres y gratuitos.
2007-12-14 11:09:03
·
answer #5
·
answered by wuntz 2
·
0⤊
2⤋