La muerte de Jesús es el hecho central del evangelio cristiano. Es descrita en forma mas detallada que el resto de su ministerio y los apóstoles le dan prioridad
1 Corintios 2:2 me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
La Biblia nos ofrece vida eterna y es porque normalmente la vida humana no es eterna, sino que tiene un término, un punto final: la muerte es muy real,
¿Por qué existe la muerte? Por causa del pecado. El pecado es el problema esencial, tendemos por naturaleza a concebir y realizar acciones que no concuerdan con la voluntad de Dios.
2.
Génesis 2:16-17,
2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás
Génesis 3:17-19: 3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado
Palabras fatídicas, sentencia inapelable, sin recurso.
El resultado general de la trasgresión de Adán para la humanidad se describe en
Génesis 6:5. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal
Dios no dejó al hombre en un estado de total desesperanza, porque desde los primeros libros de la Biblia se vislumbra una solución, el perdón de pecados. Éxodo 34:6-9 (la palabra clave es perdonar).
El Dios de la Biblia es un Dios apartado del mal; no puede tolerar la desobediencia. El no puede perdonar a todo el mundo indiscriminadamente porque sería violar sus propias normas y su santidad, dejando sin efecto la sentencia de muerte que pronunció sobre Adán y sus descendientes, la cual no ha sido dejada sin efecto, puesto que la mayoría de hombres se encaminan hacia una muerte eterna por ignorancia, descuido o rebeldía.
Dios puede perdonar a los que tienen fe en el pero aun no es suficiente; la fe bíblica no es una fe ciega, una fe ignorante. La idea fundamental es la de volver la espalda al pecado y a la rebelión y volver la cara a Dios para buscarlo y obedecerlo.
Marcos 1:4: Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.
El profeta Juan el Bautista se presentó a Israel predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Aquí dos palabras: arrepentimiento y perdón,
Marcos 1:14-15: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio
El Señor Jesucristo también predicaba el arrepentimiento como requisito del perdón.
En ambos testamentos, la salvación de la muerte es por medio del perdón de pecados, concedido solamente a las personas que se arrepienten de sus pecados. Esto incluye también la salvación que viene por medio de la muerte del Señor Jesucristo, porque es la única forma de salvación conocida en la Biblia.
La confirmación.
Efesios 1:7. 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, Esta es la confirmación de lo que se ha dicho:
la redención que se consigue por medio de la sangre (es decir, la muerte) de Jesucristo es el perdón de pecados. Colosenses 1:13,14 dice lo mismo. ¿Cómo puede la muerte de Jesucristo hace más de 1,900 años ayudarnos a obtener el perdón de pecados?
Gálatas 2:20.. Pablo dice "Con Cristo estoy juntamente crucificado
El llamado que Jesús hizo a sus discípulos en Lucas 9:23: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame." Jesús repite este mismo llamado en Lucas 14:27. La única razón para tomar una cruz es para ser crucificado en ella.
Colosenses 2:11-13.
"sepultados con él en el bautismo." Pablo está escribiendo a creyentes bautizados, y si les dice que han sido sepultados con Cristo al bautizarse, obviamente es porque también han sido crucificados con él, no literalmente, por supuesto, pero sí en forma simbólica. Esto es confirmado por Colosenses 2:20.
En el v. 13: "os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados."
Pablo desarrolla este concepto en
Romanos 6:3-6: ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Entonces, es obvio que el creyente es una persona que considera que ha sido crucificada y sepultada con su Señor, y por eso ha recibido la salvación, es decir, el perdón de pecados. Pero, ¿qué significa o implica el que uno considere que ha sido crucificado con Cristo, y por qué le será otorgado el perdón de pecados por eso?
La respuesta es que el crucificarse con Cristo es una manera de expresar nuestro arrepentimiento, y eso nos califica o habilita para recibir el perdón divino. Jesús era un ser humano como nosotros, tentado de la misma manera en que nosotros lo somos, altamente consciente de que el pecado moraba en su corazón y que tenía que estar alerta las 24 horas del día para no caer en el pecado. Es esencial que reconozcamos esta verdad acerca del Señor Jesucristo. El no cometió pecado, pero el pecado moraba en su carne en el sentido de la tendencia innata del corazón humano de desobedecer a Dios. Si no fuera por eso, no habría sido realmente tentado al igual que nosotros, como Hebreos dice que lo fue (Hebreos 4:15, 2:18); y no le habría costado trabajo obedecer a su Padre; pero los evangelistas nos dicen que en el huerto de Getsemaní el deseo de no entregarse a ser crucificado, es decir, de rebelarse contra la voluntad de su Padre, era tan fuerte que el sudor caía de su rostro como grandes gotas de sangre.
Entonces la tendencia a la desobediencia, es decir, al pecado, moraba en el Señor Jesucristo, pero cuando él se entregó a ser crucificado, poniendo a muerte su carne, esa tendencia fue definitivamente eliminada. Destruyó al pecado en sí mismo, y su cuerpo quedó colgado en la cruz a la vista pública como una forma de decir "Esto es lo que vale la pecaminosa carne humana; sólo merece ser destruida–sólo merece la muerte"; leamos y meditemos en Romanos 7:14-24; 8:3-4. Jesús destruyó literalmente la pecaminosidad en su carne cuando se entregó a ser crucificado. Cuando nosotros nos crucificamos en sentido figurado con Cristo, esto quiere decir que reconocemos que somos pecaminosos por naturaleza y que por eso merecemos la muerte, y nos comprometemos a poner a muerte esa pecaminosidad que está dentro de nosotros, así como Cristo literalmente lo hizo en la cruz. En términos literales y no figurados, eso significa rechazar el dominio que nuestra mente pecaminosa quiere ejercer sobre nuestros pensamientos y acciones, resistiendo su coacción y dedicándonos a conocer y hacer la voluntad de Dios; leamos pensativamente
Romanos 6:11-14: Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Gálatas 5:24: Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Colosenses 3:5-8: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
De manera que el creyente hace un papel muy activo en su propia salvación; no es algo mágico o misterioso sino algo coherente y comprensible. Requiere nuestro entendimiento, anuencia y participación activa; es el "sacrificio vivo" que Pablo nos manda que ofrezcamos en Romanos 12:1: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Obviamente esto es difícil de realizar en la práctica, pero a la persona que se entrega de lleno a esta tarea Dios se lo reconoce como la más profunda expresión de arrepentimiento y le da el perdón de pecados basado en su crucifixión personal con Cristo. Esta es la forma en que la muerte de Cristo nos beneficia; este es la esencia del evangelio. Su muerte es un modelo a seguir, un patrón a imitar. No es que Cristo haya muerto en nuestro lugar, como algunas veces se afirma; no es que haya "pagado el precio" de nuestros pecados ni que haya apaciguado la ira de Dios por medio de su muerte. Cristo no nos salva muriendo en nuestro lugar, sino solamente si nosotros morimos con él, tomándolo como modelo, lo que es una cosa bien diferente. Dios promete perdonar nuestros pecado en respuesta a esta expresión de nuestro arrepentimiento. El momento en que morimos simbólicamente con Cristo es el momento de nuestro bautismo en él.
Otros pasajes relevantes son Salmos 32:1-2: Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.
el cual Pablo cita en Romanos 4:1-8 para explicar que "justificación" es el término que él utiliza para designar el perdón de pecados. Leamos también
Salmos 51:1-2: Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
Salmos 51:7-10: Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
que contienen algunas de las muchas metáforas que utilizan los escritores de Antiguo Testamento para expresar la idea del perdón, el cual es un tema extenso en sí.
Otros pasajes relevantes son:
2 Corintios 5:14-15: Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Colosenses 3:5-6: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. . .
y 1 Pedro 4:1-2: Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
2007-10-29 15:06:19
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answer #6
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answered by Miguel S 6
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