Llegó al pueblo un hombre guapísimo llamado Adonicio. De inmediato todas las mujeres se prendaron de él: jamás habían visto a un hombre tan apuesto. Comenzó a hacer estragos Adonicio entre la población femenina. Doncellas lo mismo que casadas se le entregaban sin vacilación. El padre Arsilio, cura del pueblo, se alarmó, pues no había mujer que no le dijera en el confesionario lo mismo que le decían las otras: "-Me acuso, padre, de que hice el amor con Adonicio". De nada valían las amonestaciones del bondadoso sacerdote: seguían cayendo las mujeres en las redes del galán. Harto de aquella situación, el padre Arsilio reunió a todas sus feligresas y les dijo que la que estuviera con Adonicio debería pagar una multa de mil pesos, cantidad que se destinaría a las obras del templo. Inútil, la cosa siguió igual: las mujeres pagaban con gusto aquella multa. Desesperado, el sacerdote llamó a Adonicio. "-¡Esto no puede continuar así!" -le dijo con indignación.
2007-10-24
10:34:26
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15 respuestas
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pregunta de
Anonymous
en
Música y ocio
➔ Chistes y humor
"-Es cierto, padre -reconoce el tipo-. Esto no puede continuar así. O me da la mitad de las multas o me voy a trabajar a otra parroquia!"..
2007-10-24
10:36:44 ·
update #1