Celebro mis raices y la tierra que me dio patria y me vio nacer. Celebro el orgullode una nación tan rica en historia como cultura. Celebro las tradiciones y a mi gente, mi raza y su espíritu. Me hago de la vista gorda y hago solo por hoy como que han muerto todos los que pululan en ciertos edificios de San Lázaro, Bucareli y Donceles. Dejan de existir esos antimexicanos y el resto de la nación vive para morir en un día más por lo justo, la igualdad y la equidad. Los reclamos de todo ciudadano se hacen uno en un grito al unísono a la sentida voz de ¡¡¡¡VIVAAA MÉÉÉÉÉÉXXXIIIICCCOOOOOO!!!!
Por otro lado, si me permite, compa, aquí le va una reflexión algo dura en contra de ciertos entes arteros, en lo que muchos estarán de acuerdo no en el contenido mismo, si no en el fin que persigue: enderezar el camino y mostrarlo pulcro, límpido a las futuras generaciones que contribuyan a engrandecer cada vez más nuestro bello país, con la grave advertencia de no torcer el camino so pena de padecer y sufrir el destino de los altos traidores a los que el texto hace alusión directa y sin tapujos, no agachonamente como más de uno que todos conocemos:
"Uno no vive con lo que cree en su mente, si no con la realidad contextual. "Cuando la ignorancia florece, el espíritu y el alma mueren. Si el espíritu revive, es el renacimiento de una estrella que brillará para siempre y significará que esa luz es la viva evidencia del conocimiento". Si uno no sabe de historia y de sus raíces, tendrá perdida la memoria de su pasado en la incertidumbre y ello no le dará un futuro cierto y prometedor. Los errores del pasado amenazarán con su sombra constantemente para volverse a repetir. Por ello conocerlo es un motivo de tener coraje para ser ciudadano de su nación.
Ser mexicano es conocer el suelo que le da vigor para seguir, amarlo, cuidarlo y respetarlo hasta sangrar por él. La virtud de un mexicano es el hacerse uno con el mismo, como si fuese una extensión de él. Duele dejar esta tierra, duele hasta el alma.
Los que no tienen raices no sangran, sangran a los demás, por eso la abandonan a su suerte, y sin ningún recato ni pudor cínicamente la mancillan constante e hipócritamente; lo utilizan para beneficiarse de ella y de los que la pueblan. Se autoerigen en próceres de la nada y escupen la tierra que pisan con cada paso que dan. Estos gentiles no son mexicanos, son traidores. En el más alto grado. Al no hacerse mexicanos, son extranjeros en su propia tierra. Son, paradójicamente, lamentablemente por conocidos, extraños enemigos, como advierte un símbolo patrio cantado que enciende siemp;re lo mas profundo de nuestro mexicanísimo corazón.
Dice, entre algunos extractos del mismo, el himno nacional mexicano: "Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su plata tu suelo: piensa OH! patria querida, que el cielo un soldado en cada Hijo te dió..... Guerra, guerra sin tregua al que intente, de la patria manchar los blasones...... y los ecos sonoros resuenen, con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!..........Antes patria, aun inermes tus hijos bajo el yugo sus cuellos dobleguen ....¡Patria, patria!, tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento, si el clarín con su bélico acento, los convoca a lidiar con valor....".
Estos enconizados y belicistas exhortos del compatriota Francisco González Bocanegra, al ritmo acompasado escrito por el español Jaime Nunó, no son solo para los enemigos invasores, si no también para los enemigos intestinos, los que ya osaron profanar con la planta de su lodosa y pestilente pezuña nuestro suelo nacional. La mexicanidad se lleva en el corazón, no en la cartera, engordada, por otro lado, por lo que se ha depredado al país. El saqueo debe de ser parado en seco con la espada de la justicia divina de los hijos de esta nación, no de aquellos aborto, parias sin tierra, encumbrados ilegítimamente por la fuerza en tristísimos remedos de políticos. Más no es literal para el justo, el derramamiento de sangre proclamado en el himno patrio. Es metafóricamente con el uso de la razón y de la sensibilidad,, tomar aquellas intensas acciones que deben sacudirnos del letargo para emprender una profunda limpieza de aquello que enlode nuestros símbolos patrios, como los pies del traidor, que se ostenta primero como mexicano y da puñaladas luego por la espalda, en una artera demostración de alta traición a la confianza en esta subclase depositada.
A los cobardes hay que juzgarlos sumariamente sin miramiento alguno y ejecutar inmediatas e impostergables ejemplares acciones punitivas, para que con su escarnio a futuro sirva para sentar precedentes que se muestren siempre a todo aquel que pretenda repetir tales traiciones.
Bienvenidos sean, a este suelo, aquellos seres cabales y bragados, que a diario, como coloquialmente se dice, se soban el lomo, y esgrimen con el sudor de su frente ( no con el de enfrente) las virtudes de un trabajo intenso que lejos de sucumbir ante tenaciones de poder y edonismo personal, construyen los cimientos de esta gran nación, a la que le falta mucho siquiera para ver terminada la construccción del mismo. Aquellos que den por sentado que ya el país esta hecho, son a los que el camino hará el país a un lado y terminarán mendigando las migajas, si quedan algunas, que desheche el país.
Saludos, compa, y que tenga unas fiestas patrias más que enjundiosamente patrioteras, extremadamente reflexivas para retomar el camino el lunes que viene y trabajar duro por este maravilloso país. Saludos cordiales a todos.
2007-09-15 17:37:37
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answer #1
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answered by Chalesito 4
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