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Nadie lo ha comprobado y si lo hacen denme una prueba (nada de milagros)

2007-09-03 11:52:05 · 33 respuestas · pregunta de Anonymous en Sociedad y cultura Religión y espiritualidad

33 respuestas

para algunos si, para otros no... y te van a poner las mismas excusas de siempre para justificarse. Yo no creo, odio la iglesia(como instituto o lo qe sea q es), pero me parece que es una buena forma de que la gente socialize y este con otras personas... todos los que van a misa y hacen actividades relacionadas con eso se sienten bien y no estan solos... pero no es por dios, es por la gente que hay en la iglesia(solo el edificio)

2007-09-03 12:02:32 · answer #1 · answered by Anonymous · 2 1

¿Cuál dios? porque nadamás los dioses que hay hoy en día dentro de las 34,000 religiones y sectas existentes suman más de 200... y todos diferentes.

No existe NI UNA sola pieza de evidencia que demuestre ó siquiera nos haga sospechar de la existencia de cualquiera de esos 200 dioses diferentes.

No hay más pruebas de la existencia del dios del trueno Thor, del dios de la lluvia Tlaloc, de la diosa etíope de la canela As-Sabinus que de la existencia del dios Judeocristiano.

No hay más evidencias de la existencia de dios que de la existencia de santaclós.

Muchos te dirán que su dios existe porque tienen "FÉ", así nomás, sin pruebas de ninguna clase. Pero la "fé", tampoco demustra absolutamente nada, si tenemos "fé" en la diosa etíope de la canela As-Sabinus, ¿quiere decir que esta diosa existe simplemente porque alguien tiene "fé" en ella? ¿acaso no es el mismo "razonamiento"?.

Otros te dirán que su dios existe porque "así lo dice la biblia", pero los libros supuestamente "inspirados por dios" y sus versículos como el corán, la biblia, el ramayana, el miqrait, el righ-veda, el avesta, el libro mormón, el popol-vuh, etc. tampoco demuestran absolutamente nada, pues antes de citar alguna de estas obras escritas por poetas de carne y hueso con mucha imaginación habría primero que demostrar su supuesta "divinidad". Sin embargo, no hay NI UNA sola pieza de evidencia que demuestre que alguna de estas obras haya sido "inspirada" por algún dios.

No hay más pruebas de la supuesta "divinidad" de la biblia que de la supuesta "divinidad" del corán, del ramayana ó del popol-vuh (y todas son contradictorias entre sí).

Y si lees las diferentes respuestas te encontrarás conque "dios existe porque lo dice la biblia", y que la biblia existe porque "es obra de dios", lo cual como podrás notar es un argumento circular sin sentido, un "argumento" que se muerde la cola y se anula a sí mismo.

Conclusión: Los dioses, las diosas, las hadas, los ángeles, los gnomos, los santacloses, los paraísos, los limbos y los infiernos solo existen en la imaginación de quienes creen en ellos sin evidencias irrefutables de ninguna clase.

2007-09-03 11:57:50 · answer #2 · answered by Anonymous · 6 0

Bueno, no existe compadre.. y no temas de ir al infierno por no creer porque el infierno tampoco existe xD

2007-09-03 11:59:31 · answer #3 · answered by Anonymous · 4 1

No, no hay suficientes evidencias...
Saludos

2007-09-03 12:02:25 · answer #4 · answered by Casiopea 4 · 3 1

no, no existe

2007-09-03 11:57:24 · answer #5 · answered by Anonymous · 4 2

yo creo que la pregunta seria ¿Que es dios?, ya que la gente necesita en alguien en que creer. en lo personal dios no existe.

2007-09-03 13:38:10 · answer #6 · answered by Hohenheim 2 · 1 0

Si, esta dentro tuyo, en tu Conciencia, no es un viejito con barba, no esta en un libro sagrado, no esta en un templo o iglesia, no esta en una imagen, no esta en una idea, no se encuentra en un sitio abstracto, como el cielo o el infierno, no esta el el aire o el eter del espacio, pero esta en cada lugar, que cada uno de nosotros nos encontramos, porque esta en nuestras conciencias, en la mia y en la Tuya, habla con Tu Conciencia, aprende a escucharla, aprende a obedecerla y comprobaras que DIOS vive contigo, pero por otra parte, veo que confundes a una religion con DIOS, a una de las miles de religiones con DIOS, craso error, pero otro error se desprende de tu sencillita pregunta, quieres que nosotros que somos tan humanos como tu, te demos una pruebita que DIOS existe, para que estes tranquilito en tu casita, pobrecito, nos pides nada mas que eso, facilito nomas, imaginate, si yo te preguntara el dia que fue tu amada madre fecundada por tu respetable padre para dar inicio a tu hermosa vida, cuantos espermatozoides fueron en busca del Ovulo para fecundarlo, y te dijera dame la cifra correcta del total que partieron de los vasos seminales de tu papito, para que uno solo fecundara el ovulo, quiero la cifra total, cuuuuantooos fueron; a y nada de cifras aproximadas, imaginate , la pregunta que tu haces comparada a la de los espermatozooides es por asi decirlo unas 100,000 millones de veces mas dificil y ademas te la tenemos que responder como tu quiere, rapido y para que para que no nos creas, caprichosa y sencillita tu preguntita.

2007-09-03 12:27:40 · answer #7 · answered by Anonymous · 2 1

Tal vez el dios que nos han querido meter por medio de miedo no exista.

Para mi dios es todo lo que existe, tu eres dios, yo soy dios, jesucristo fue dios.

Si esperas que dios te hable o se aparesca, sigue esperando... eso no va a pasar, simplemente porque nunca ha sucedido.

Tu eres dios, porque tu creaste tu propio mundo en el que vives ahora.

2007-09-03 12:03:15 · answer #8 · answered by ohsalmeron 1 · 2 1

La definición más común de Dios es como ser supremo, omnipotente, omnipresente, omnisciente y creador y protector del universo y la humanidad. No es posible definirlo como algo conocido y establecer una descripción exacta y certera, por lo que la aceptación de su existencia y presencia viene dada por cada individuo, basándose en alguna de las religiones del mundo o por experiencia propia. Sobre esta definición existen variaciones:

Dios como ser capaz de insuflar el aliento adecuado que permite a sus adoradores sostener el sistema de autogobierno que él mismo define en un compendio de leyes, normas y/o principios catalogados en una colección de libros definidos como sagrados por sus seguidores, y cuyos redactores humanos declaran haber sido guiados por la iluminación de ese dios. Al insuflar ese poder, no causa sufrimiento añadido al sistema de vida rutinario.
Dios como ser capaz de someter voluntades.
Dios como algo supremo, pero no necesariamente como un ser.
Algunas ideas sobre Dios pueden incluir atributos antropomórficos: sexo, nombres concretos e incluso exclusividad étnica, mientras que otras ideas son meramente conceptos filosóficos.
La idea de Dios suele ir entremezclada con la definición de verdad, en la que Dios es la suma de todas las verdades. Desde esta perspectiva, la ciencia es sólo un medio de encontrar a Dios.
Existen divergencias al definir a Dios, bien como una persona o, más bien, como una fuerza o impulso impersonal. También son diversas las formas en las que se entiende que Dios se relaciona con el hombre y la apariencia que Dios tiene.
Algunas concepciones de Dios se centran en una visión de éste como una realidad eterna, transcendente, inmutable y última, en contraste con el universo visible y continuamente cambiante.
En algunas religiones y corrientes filosóficas, Dios es el creador del omniverso.
Algunas tradiciones sostienen que, además de creador, Dios es conservador (teísmo), mientras que otros opinan que Dios es únicamente creador (deísmo).
Principalmente, a Dios se le atribuyen omnipotencia (todo lo puede), omnisciencia (todo lo sabe), omnipresencia (todo lo abarca) y omnibenevolencia (es absolutamente bueno). Sin embargo, no todos afirman que Dios es moralmente bueno. Mientras que algunos consideran que Dios representa lo moralmente bueno, admitiendo que existe una definición objetiva de lo bueno y lo malo, para otros Dios está por encima de la moralidad, o la determina, de manera que es bueno lo que Dios quiere que sea bueno. No todos sus atributos concuerdan, apareciendo contradicciones que hacen a los críticos negar que Dios pueda tener a la vez los cuatro atributos indicados. Por ejemplo, se afirma que si Dios es el creador omnipotente, omnisciente y el único juez, entonces al crear a la humanidad, incluidos ateos y paganos, sabe cómo será su comportamiento y tendrá que enviarlos al infierno. Este Dios no puede, por tanto, ser bueno desde el punto de vista de todos los humanos, del mismo modo que algunos afirmarán que no todos los humanos son buenos desde el punto de vista de Dios. Éste, el problema de la existencia del mal, es uno de los obstáculos planteados por los escépticos para aceptar ese concepto de Dios. Los creyentes suelen alegar el «libre albedrío» de los seres humanos para explicar el mal en el mundo, aunque ese argumento no sirve para explicar el mal en la Naturaleza (aunque no está del todo definido el concepto de mal en la Naturaleza, pues existe el problema de que, si el bien y el mal es cuestión de opción hecha (por libertad o razonamiento), la Naturaleza carece de este tipo de opciones, simplemente es como es); y por otra parte, los críticos no consideran compatibles la omnipotencia y la omnisciencia de Dios con el libre albedrío, alegando que si Dios todo lo puede, intervenir implicaría obstaculizar la libertad del ser humano; o el saberlo todo implicaría también que no hay nada dentro de la libertad del ser humano que no esté previamente fijado y dicho. Al respecto de la omnipotencia, se contrapone la característica omnibenevolente de Dios, que al poderlo todo no necesariamente lo hace, sino que deja al ser humano actuar de acuerdo con la característica libre con que lo creó en un inicio y no interfiere, ya sea por apatía o placer (lo que de nuevo contradiría la benevolencia de Dios), o por respeto (nacido de su benevolencia) a la naturaleza con que fue creado el hombre.
La teología negativa (o Vía Negativa) aduce que no se pueden determinar afirmaciones concluyentes sobre los atributos de Dios, mientras que los agnósticos consideran que el limitado conocimiento humano no permite obtener pruebas concluyentes de qué o cómo es Dios. Algunas costumbres relacionadas con el misticismo establecen unos límites al poder de Dios, al considerar que la naturaleza suprema de Dios no deja lugar a la casualidad.
La concepción de Dios como ente individual es una característica del monoteísmo, pese a que no existe una definición exacta y concreta del monoteísmo. Las diferencias entre monoteísmo y politeísmo dependen de la tradición de los pueblos (ver Trinidad, Dualismo y Henoteísmo).
Algunos sostienen que tan sólo existe una única definición válida de Dios, mientras que para otros cabe la posibilidad de que varias definiciones de Dios sean posibles a la vez.
Se puede construir una explicación sobre la existencia de Dios desde la Psicología, intentando establecer qué realidad externa se corresponde con su recreación mental. Así, a partir del estudio introspectivo de la consciencia, se llegaría a la conclusión de que ésta surge asociada a la experiencia de un cierto vacío. Por tanto, el vacío cósmico, mucho más puro y prácticamente continuo, llevaría aparejada una consciencia altamente desarrollada y unitaria. Es decir: Dios. El cual se expandiría en los confines de la existencia, ejerciendo una presión hacia el interior, sobre la materia, a la que mantendría reprimida; pese a ello, no se debería decir que Dios sea malo, ya que no podría dejar de expandirse, de perfeccionarse. Y puesto que nosotros sí somos capaces de contrastar las realidades más diversas, nuestro deber moral es suplir la falta de piedad de Dios y, a costa suya, aumentar el espacio disponible para la materia que nos rodea, elevar su nivel de consciencia.
Esta teoría encierra una aporía que es sostener un Dios en crecimiento, lo que sería contradictorio con la elemental concepción de que Dios o es infinito (por tanto no se expande) o no sería Dios. Además es una teoría que arroga funciones divinas al ser humano, el hombre sería el ser piadoso y Dios no. Ergo el ser humano estaría por encima de Dios, sería en efecto divino, ya que poseería el atributo de la piedad. Esto teológicamente constituye soberbia, que es la proposición del ser humano como ser por encima de Dios. Ver Teología
-En las grandes religiones monoteístas Judaísmo, Cristianismo, Islamismo, Bahaismo y Sikhismo, el término Dios se refiere a la idea de un ser Supremo, Infinito, Perfecto, creador del Universo, que sería pues, el comienzo y el final de todas las cosas. Dentro de las características principales de este Dios Supremo estarían principalmente:

Omnipotencia: poder absoluto sobre todas las cosas;
Omnipresencia: poder de estar presente en todo lugar;
Según la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Dios es un hombre en estado glorificado, que tiene cuerpo tangible y es semejante al hombre , pero en un estado elevado y perfeccionado.
Postula que Dios es un ser amoroso con su creación, pero que no acepta el pecado en su mínima expresión. Por medio del Espíritu Santo, Dios puede instrumentalizar a personas escogidas para realizar su obra. Dios es además inteligencia y además puede expresar emociones como ira, alegría o tristeza.
-El hombre natural no puede ver ni entrevistarse con Dios salvo que se transmute a un estado elevado, como fue el caso de los apostoles, Pedro, Santiago y Juan que tuvieron que transmutar a un estado distinto para no perecer en la carne.
-El hombre puede hablar y comunicarse directamente con Dios, sin intermediarios, mediante la oración, puede recibir revelaciones personales, sabiduría e inteligencia adicional para entender los misterios de Dios. Dios además hace revelaciones a profetas, cara a cara, como es el caso de Moises, Elías y otros profetas. La obra de Dios es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.
-A veces se afirma que las ciencias naturales no utilizan el concepto de finalidad, y que las explicaciones científicas harían innecesario recurrir a Dios para explicar el orden de la naturaleza.

Puede decirse, sin embargo, que el progreso científico amplía la base del argumento teleológico, porque pone de manifiesto muchos aspectos del orden natural que antes eran desconocidos y muestra el carácter altamente sofisticado de la naturaleza. Por ejemplo, si pudiésemos contemplar los procesos que se realizan continuamente en los vivientes a nivel molecular, quedaríamos asombrados ante su complejidad, cooperatividad y organización. La información genética, que se encuentra en los núcleos de todas las células, contiene instrucciones que guían el desarrollo y el funcionamiento de cualquier organismo: se trata de un plan que abarca una compleja coordinación de fines y medios, y ese plan se encuentra materializado en estructuras físicas.

Una de las principales objeciones que se plantean al argumento teleológico en nombre de la ciencia es la que proviene de la evolución. Se dice que el orden de la naturaleza ha aparecido como resultado de un largo proceso de evolución, en el que se han producido accidentalmente muchos resultados y sólo han sobrevivido los mejor adaptados: así se explicaría que la naturaleza parezca funcionar como si existiese finalidad, aunque en realidad no existiría finalidad alguna y todo habría sido producido por fuerzas ciegas. Se añade que, de hecho, la mayoría de los vivientes han desaparecido, y los que existen ahora no son el resultado de un plan sino de adaptaciones oportunistas. Y, además, se subraya que el origen de los cambios evolutivos se encuentra en variaciones que suceden al azar y son impredecibles: por tanto, se concluye, la evolución no tiene una dirección definida ni responde a un plan.

Sin embargo, aunque se admita la existencia de la evolución y de los mecanismos mencionados (variaciones al azar y selección natural), esos procesos sólo serían incompatibles con la existencia de un plan divino si se piensa que ese plan debería conducir a resultados perfectos, siempre progresivos, sin dejar lugar al azar ni a la imperfección. Pero nada obliga a pensar que el plan divino proceda de ese modo; por el contrario, es razonable pensar que, si Dios quiere que las criaturas colaboren en la realización de sus designios, existirán imperfecciones, oportunismos y extinciones.

Por otra parte, para Dios no existe el azar, porque todo está sometido a su poder y conoce perfectamente todos los procesos y sus efectos. Pero esto no significa que el plan divino imponga un mismo tipo de necesidad a todo lo creado. El mundo es contingente, porque Dios podía no haberlo creado o haber creado otro mundo diferente, y también porque muchos procesos no responden a una ley necesaria: pueden producirse o no producirse en función de circunstancias cambiantes.

Aunque se admita que la evolución no tiene una dirección necesaria, esto no pone límites al poder de Dios ni a la realización de sus planes, y tampoco significa que el argumento teleológico carezca de validez. En efecto, la evolución supone, en cualquier caso, la actualización de unas potencialidades que estaban presentes desde el principio, y de tal manera que, en cada estadio de la evolución, se producen nuevas potencialidades, se abren nuevos cauces que permiten la aparición de seres que poseen una organización cada vez más compleja. El proceso de la evolución en su conjunto aparece como el despliegue contingente de una información muy sofisticada que se va integrando en sucesivos escalones de organización hasta llegar al organismo humano. En definitiva, quien admita la evolución debe admitir también las condiciones que la hacen posible, y estas condiciones son plenamente coherentes con el argumento teleológico, porque suponen una actividad inconsciente que conduce a resultados enormemente sofisticados. La actividad de las criaturas no sustituye a la acción divina; por el contrario, remite a ella como a su necesario fundamento y explicación radical.

Nuevas perspectivas
Cuando la ciencia experimental moderna nació sistemáticamente en el siglo XVII, se criticó la finalidad natural, calificándola como un concepto inútil para la ciencia física; esa crítica tenía su parte de razón, porque la nueva física matemática no utilizaba la finalidad, al menos de modo expreso. En el siglo XIX, pareció que la crítica se extendía al ámbito de los vivientes, porque la evolución parecía explicar su origen por medio de procesos naturales.

En el siglo ** se ha producido una nueva situación. El gran progreso de las ciencias ha llevado hacia una nueva cosmovisión. Por vez primera en la historia disponemos de una cosmovisión científica que es unitaria, completa y rigurosa: se extiende a todos los ámbitos de la naturaleza y los relaciona entre sí, aunque, sin duda, nuestro conocimiento siga siendo muy parcial y tropiece continuamente con enigmas.

En la nueva cosmovisión ocupan un puesto central algunos conceptos muy relacionados con el orden y con la finalidad, tales como los conceptos de pauta, sistema, direccionalidad, cooperatividad, organización e información. Se subraya la capacidad de auto-organización, que puede conducir a la aparición, en diferentes niveles, de auténticas novedades. La auto-organización supone cooperatividad, y permite contemplar la naturaleza como el despliegue de unas virtualidades en niveles de progresiva complejidad, en cada uno de los cuales se abren nuevas virtualidades. Se comprende que el orden de la naturaleza sea contingente y que, al mismo tiempo, muestre la existencia de una racionalidad todavía más sutil de lo que aparece ante la experiencia ordinaria.

En esta perspectiva se puede comprender incluso que, si Dios ha querido que el organismo humano apareciera mediante causas naturales, es posible que haya debido existir para ello una evolución cósmica de miles de millones de años, a lo largo de la cual se ha producido una enorme cantidad de estrellas y, finalmente, nuestro Sistema Solar con las características tan especiales de la Tierra, que hacen posible la vida humana.

Por otra parte, no parece haber razones de principio para negar la posibilidad de que exista vida en otros lugares del universo.

En la naturaleza existe finalidad, e incluso quienes la niegan acaban introduciendo otros términos equivalentes y hablan, por ejemplo, de teleonomía. Nuestra existencia supone la existencia de muchas situaciones estables que implican cauces, direcciones privilegiadas y, por tanto, direccionalidad y finalidad.

La naturaleza está repleta de tendencias hacia metas específicas, y de virtualidades que pueden conducir hacia nuevos resultados. Sin embargo, los tipos básicos de resultados posibles no son muchos. Es como si existiera en la naturaleza un lenguaje que permite la construcción de un enorme número de palabras, frases, párrafos, etc.: existe un amplio margen de creatividad, pero siempre dentro de las posibilidades del alfabeto y de las reglas del lenguaje; y la existencia de un lenguaje de ese tipo remite a un plan inteligente.

La búsqueda del sentido
La perspectiva teleológica es un puente entre el conocimiento científico, por una parte, y la búsqueda del sentido, por otra. En efecto, se basa en los descubrimientos de las ciencias, y los integra dentro de las perspectivas más amplias de la filosofía y la teología.

A veces se critica la perspectiva teleológica como ilegítima; se dice que los seres naturales no son inteligentes y que, por lo tanto, no pueden actuar con una finalidad: la atribución de finalidad a la naturaleza sería un antropomorfismo. Sin embargo, este modo de argumentar no respeta los hechos: si existe finalidad en la naturaleza, como de hecho existe, se deberá buscar la explicación de esa finalidad en una inteligencia que gobierne la naturaleza.

En otras ocasiones se dice que la finalidad natural es algo imposible, porque significaría que un futuro que todavía no existe influye en las acciones presentes. Pero los nuevos conocimientos científicos permiten comprender cómo puede existir en la naturaleza una previsión de futuro: por medio de información almacenada en estructuras materiales. La información genética que poseen los vivientes es un caso patente.

La existencia de un plan divino es compatible con la creatividad de la naturaleza y con la aparición de auténticas novedades. El plan divino no significa un determinismo rígido. Como Causa Primera de todo lo que existe y de sus leyes, Dios puede gobernar el mundo contando con la contingencia y el azar.

Desde luego, el argumento teleológico no nos permite conocer el plan divino en todo su detalle: solamente concluye que ese plan existe. Muchos aspectos del plan divino son incognoscibles, incluso cuando se cuenta con la luz de la fe. La fuerza del argumento teleológico quedaría tergiversada si se pensara que afirmar la existencia del gobierno divino equivale a conocer cuál es el plan de Dios en cada caso concreto.

La teleología desempeña un papel importante para conseguir una perspectiva que armonice las ciencias y las humanidades, el método analítico que busca el conocimiento de los detalles y el método sintético que busca la visión de conjunto. Se trata de uno de los mayores problemas de nuestra época, marcada fuertemente por las ciencias.

El progreso científico permite advertir cada vez mejor la armonía y el orden de la naturaleza, y por tanto, su racionalidad. La naturaleza aparece como el despliegue de una especie de inteligencia inconsciente que remite al plan de una inteligencia consciente y personal: al gobierno divino. Otras metáforas ilustran diferentes aspectos de la misma situación. Se puede hablar, por ejemplo, del libro de la naturaleza, que admite varias lecturas que son diferentes pero complementarias, según la perspectiva que se adopte. Y la naturaleza aparece también como una sinfonía inacabada que, si bien posee un notable grado de perfección, ha sido encomendada por Dios al hombre para que, con su trabajo y su solicitud, colabore en una tarea de sucesivo perfeccionamiento que acabará, de un modo un tanto misterioso pero real, en el destino que a la naturaleza le espera en la vida futura.

2007-09-04 01:40:29 · answer #9 · answered by alex f 2 · 0 0

La existencia de Dios es tan controvertida como su inexistencia. Pero lo unico demostrable es su inexistencia.

2007-09-03 12:04:49 · answer #10 · answered by yoperez 2 · 2 2

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