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Decidi un día limpiar y arreglar el jardín de mi vida. Para ello decidi sacar las flores de los malos recuerdos, pero me di cuenta que eran iguales a las de los recuerdos hermosos, entonces decidi empezar por desmalezar las triztezas, para mi asombro vi que su aroma su forma y su altura eran las mismas que las de mis sonrisas. Tuve que optar por cortar mis lagrimas, esas serian faciles de diferenciar, pero no supe cuales eran las de dolor y las de alegria, apesadumbrado por la situacion comense por arreglar una flor que crecia muy despacio, pero que a la vez era sumamente hermosa y su fragancia era deliciosa, pero estaba rodeada de mucha maleza, y sin embargo ella seguia creciendo, y me di cuenta que era la flor del amor, por lo que decidi con sumo cuidado limpiarla de malezas y me di cuenta que no debia cortar ninguna flor, sino solo de vez en cuando limpiar todas las malezas que crecen alrededor de cada una de las flores, porque es mi jardin, y todo crece y vivira por siempre en mi

2007-03-28 08:00:18 · 9 respuestas · pregunta de DANI 6 en Familia, Amor y relaciones Otros - Familia, Amor y Relaciones

9 respuestas

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Del libro "Fijos los ojos en Jesús. La parábola del agua"
Narcea S.A. de ediciones. Madrid 2002, 2ª edición. Págs. 166-169


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Había un precioso jardín que, nada más verlo, hacía soñar. Estaba allí, junto a la casa del Señor. La puerta, siempre abierta, era invitación silenciosa para todo aquel que deseara encontrar un momento de paz y de sosiego. El mismo Señor acudía todas las tardes a pasear por su jardín.

Siempre se fijaba, era inevitable, en un cañaveral en el que destacaba una preciosa caña de bambú plantada, con sus hermanas, en el centro de un rico conjunto de flores y plantas. Ella y sus compañeras ofrecían, en grupo, un espectáculo peculiar: daban sombra, eran la imagen de la fortaleza y de la grandiosidad de la creación. Ciertamente, entre todas las cañas hermanas, ella la hermosa caña, llamaba la atención por su esbeltez, altura y elegancia. Toda la gente pensaba que era la preferida del Señor. Le encantaba verla así: más alta, robusta y bella que las demás plantas. Era la más fuerte y recia ante los vientos invernales, e imperturbable ante los calores del verano. Pronto se dio cuenta de que, ella, la más destacada caña de bambú, era "especial" para el Señor.

Un día se acercó el Señor al jardín y, como siempre, fue a contemplar el hermoso conjunto que formaban las cañas hermanas. Con mucho amor, serenidad y firmeza le dijo a la más esbelta:

- Mi querida caña de bambú, te necesito
Ella no entendía que el Señor se hubiera dignado a dirigirse personalmente a ella. Tampoco comprendía por qué el Señor le había concedido el privilegio de decirle: "Te necesito". Veía claramente que el Señor le hablaba con un amor especial. Por ello no le costó nada responder:

- Estoy en tu jardín, Señor, soy toda tuya..., cuenta conmigo para lo que quieras.
El Señor escuchaba atentamente la respuesta disponible de la vigorosa caña de bambú. No esperaba otra cosa de su planta predilecta. Pero no quería precipitarse en su propuesta, no quería herirla, ni lastimarla. Deseaba proponerle su proyecto de amor, de tal manera, que ella lo pudiera aceptar con la misma ternura que él ponía en sus palabras. Lentamente, como si comunicara un misterio prosiguió:

- Es que, mi querida caña de bambú, para contar contigo tengo que arrancarte.
- ¿Arrancarme? ¿Hablas en serio? ¿Por qué me hiciste entonces la planta más bella de tu jardín? ¿Por qué me hiciste crecer junto a unas cañas hermanas?. Por favor, Señor, cualquier cosa menos esto .

El Señor, poniendo más ternura aún en sus palabras, con la serenidad que sólo viene del amor, no retiró la propuesta:

- Mi querida caña de bambú, si no te arranco no me servirás.
Quedaron un largo rato los dos en silencio. Parecía que no sabían qué decir. Hasta el viento detuvo su ímpetu respetando el misterio. Los pajarillos del jardín olvidaron su vuelo y su canto. Lentamente..., muy lentamente..., la caña de bambú inclinó sus preciosas ramas y hojas, y dijo con voz muy queda:

- Señor, si no puedes servirte de mí sin arrancarme, arráncame.
- Mi querida caña de bambú -añadió el Señor-, aún no te lo he dicho todo. Es necesario que te corte las hojas y las ramas.

- Señor, no me hagas eso. ¿Qué haré yo entonces en el jardín? Seré un ser ridículo.

Y otra vez le dijo el Señor:

- Si no te corto las hojas y las ramas no me servirás.
Entonces el sol, estremecido, se ocultó. Los pájaros huyeron del jardín pues temían el desenlace. Temblando..., temblando..., la caña de bambú decidida y abandonada sólo pudo decir estas palabras:

- Pues..., córtamelas.
Continuó el Señor:

- Mi querida caña de bambú, todavía me queda algo que me cuesta mucho pedirte: tendré que partirte en dos y extraerte toda la savia. Sin eso no me servirás.
La caña de bambú ya no pudo articular palabra. Silenciosa y amorosamente abandonada, se echó en tierra, ofreciéndose totalmente a su Señor.

Así el Señor del jardín arrancó la caña de bambú, le cortó las hojas y las ramas, la partió en dos y le extrajo la savia.

Después la llevó junto a una fuente de agua fresca y cristalina, muy cercana a sus campos. Las plantas de aquellas tierras del Señor hacía tiempo se morían de sed, estando tan cerca del agua. Un pequeño roquedal impedía que el agua llegara a los campos. Con mucho cariño el Señor ató una punta de la caña de bambú a la fuente, y la otra la colocó en el campo. El agua que manaba de la fuente comenzó, poco a poco, a desplazarse hacia las tierras cercanas, también propiedad del Señor, a través de la caña de bambú.

El campo comenzó a humedecerse y reverdecer. Cuando llegó la primavera el Señor sembró arroz. Fueron pasando los días hasta que la semilla creció, y llegó el tiempo de la cosecha.

Y fue tan abundante que, con ella el Señor pudo alimentar a su pueblo.

Cuando la caña de bambú era alta y esbelta, la más bella de sus hermanas, vivía y crecía sólo para sí misma..., hasta se autocomplacía en su elegancia y esbeltez.

Ahora, humilde y echada en el duro suelo del roquedal, se había convertido en prolongación de la fuente de vida que el Señor utilizaba para alimentar su casa y hacer fecundo su Reino.

¿Qué quieres que haga por ti?...
Y tú, ¿qué estás dispuesto a hacer por mí?

2007-03-28 08:32:33 · answer #1 · answered by donna 3 · 1 0

es muy hermoso, y ami tambien me gustaria limpiar mi jardin pero si lo ago estoy segura de que no sacaria ninguna flor, solo las limpiaria sobre todo la del amor

2007-03-28 08:17:06 · answer #2 · answered by chiquitita 2 · 2 0

Hola amiguito, sabes es verdad, creo que hoy debí de limpiar mi jardín, me han sucedido muchas cosas esta semana, una de ellas y la que no esperaba es que mi hermano me llamo por teléfono, pero me gustaría mas comentártelo después, gracias por estas palabras.
CROA CROA. besossssssssssssssssssssss.

2007-03-28 09:29:22 · answer #3 · answered by huguet68 4 · 1 0

Te felicito, por esos pensamientos tan hermosos....

Tienes razón, lo unico que debemos hacer es limpiar el jardin, por que todo en esta vida es complemento, asi como el blanco complementa al negro, el sol a la luna, asi se complementan las alegrias a las tristezas....

Cuidate....


Besitossss....

2007-03-28 08:15:50 · answer #4 · answered by LOLA 5 · 1 0

que hermoso poema.... quisera tener la fortaleza de poder sacar la bello de mi corazon ante tanta malda que lo rodeo de tantos pizotones que lastimaron esos bellos petalos..... quizas algun dia pueda mejorar.... una vez un petalo se cae no vuelve a su lugar.... solo en recuerdo.

2007-03-28 08:05:44 · answer #5 · answered by yo.... 2 · 1 0

DIVINOOOOOOOOOOOOOOOOO

2007-03-28 08:04:05 · answer #6 · answered by Anonymous · 2 1

que bellisimo escrito
felicidades

2007-03-28 09:21:56 · answer #7 · answered by Nika 7 · 1 1

Es hermoso lo que escribes, saludos.

2007-03-28 08:11:53 · answer #8 · answered by Anonymous · 0 0

Hola Daniel eres muy poetico y romantico. Tu novia debe ser muy afortunada por tener una persona que sepa darle ese sason tan hermoso a la vida y a los pensamientos. Felicidades!!!

2007-03-28 08:09:14 · answer #9 · answered by Chuis 3 · 0 0

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