La filosofía del I Ching supone un universo regido por el principio del cambio y la relación dialéctica entre los opuestos. Nunca presenta una situación en la que no esté incluido el principio contrario al rector del signo, que conducirá a un nuevo estado. Los cambios se suceden de manera cíclica, como las estaciones del año.
En su aspecto cosmogónico, el I Ching describe un universo en el que la energía creadora proviene del cielo, en tanto la tierra es receptora y fecundadora de esa energía primaria.
En cierto modo el I Ching considera el cambio como la única realidad existente, el Ser. En Occidente identificamos el Ser con la materia. En cambio, para el I Ching, la materia es sólo una manifestación pasajera de un principio más profundo.
Los comentarios de Chou y principalmente los de la escuela confuciana añaden un principio moral que debe presidir la conducta del sujeto que aspire a ser "noble". Esta filosofía moral se inspira en la naturaleza y las formas en que ésta procede, de manera que las figuras del I Ching encuentran su correlato en la vida política y se comportan como metáforas de la conducta correcta.
En el I Ching se advierte un sistema de numeración binario, a la vez geométrico y aritmético, en el que una línea continua es a la vez todos los números impares, y una quebrada, los pares. Los trazos de los hexagramas se construyen de abajo arriba, al contrario de la escritura china posterior, que se construye de arriba abajo.
Historia
Antes de que se escribieran los primeros comentarios del I Ching durante la dinastía Chou, hace más de 3.000 años, era una práctica frecuente en la corte y en la clase ilustrada consultar el futuro mediante tallos de milenrama, también llamada aquilea. Existían desde los tiempos del emperador Fu-Hi imágenes asignadas al resultado de la consulta.
Cuatro son las fuentes reconocidas de las versiones actuales del libro: el texto del mítico Fu-Hi, cuya ubicación en el tiempo se remonta a por lo menos 2400 años antes de nuestra era; los del rey Wen y su hijo el duque de Chou, hacia el 1100 adC., y, por último, los de Confucio y sus discípulos, 500 a 400 años adC. A esos textos se adicionaron comentarios de hechiceros y de la escuela del yin-yang que fueron descartados por los estudiosos en épocas recientes.
Aunque, en rigor, la lectura mediante el sistema del yin y el yang (principio femenino y principio masculino) es posible, los estudiosos prefirieron no tenerla en cuenta, para conservar la pureza arcaica del libro. Con el mismo criterio se pueden descartar los comentarios confucianos, pero la autoridad de Confucio es muy fuerte en la cultura china como para pasarlos por alto.
Uno de los mayores especialistas occidentales en el I Ching fue el misionero y sinólogo alemán Richard Wilhelm, quien publicó una versión del libro en 1923. Una nueva versión, publicada en 1948, llevaba un prólogo del psiquiatra suizo Carl Jung, autor de la teoría del inconsciente colectivo. La versión de Wilhelm presenta el libro en tres grandes secciones, con los textos más antiguos en la primera y reservando la segunda y la tercera para las "diez alas" o comentarios de la escuela confuciana.
Al margen de las numerosas leyendas que existen en torno al origen del I Ching, los únicos datos fiables, lo sitúan hacia el siglo XI a.C., cuando el rey Wen, desarrolló un sistema de ideas basado en 64 hexagramas, al que llamó I, que se traduce por lagarto y también por fácil, y que simboliza la rapidez y la facilidad en el cambio.
Tras la muerte del rey Wen, su hijo el duque de Chou continuó el desarrollo del sistema de ideas elaborado por su padre, e introdujo el concepto de relación entre los opuestos y de “acción – reacción”, definiendo las 6 líneas de cada uno de los hexagramas.
Por tanto, no es hasta el siglo VIII a.C. cuando definitivamente surge el Chou I o Los cambios de Chou, libro compuesto por los 64 hexagramas y sus correspondientes líneas.
A partir de este momento, el Chou I comienza a ser cada vez más conocido y su uso se extiende tanto con fines adivinatorios, como éticos y filosóficos.
Posteriormente, en torno al siglo VI a.C. surgen dos de las principales corrientes de pensamiento de la cultura china, representadas por:
Lao Tse, autor del Tao Te King, principal texto de la filosofía taoísta, y
Confucio, que proponía la ética y la moral como las vías más eficaces para alcanzar el bienestar humano y social.
Entre los siglos V y III a.C., el confucianismo comienza a extenderse a todos los niveles sociales y se establecen numerosas escuelas de seguidores de sus ideas.
Durante los siglos III y II a.C., algunos miembros de las escuelas de Confucio, escribieron una serie de textos, tratados o apéndices que se conocen como Las 10 Alas, y que contienen aportaciones sobre la interpretación de los hexagramas del rey Wen, de las líneas del duque de Chou, de la simbología y las imágenes, del concepto del cambio, de los trigramas, de la secuencia de los hexagramas y de su asociación por pares.
Finalmente, al unir el Chou I o Los cambios de Chou junto con los textos o tratados que forman Las 10 Alas, es cuando surge el I Ching o Libro del Cambio o de las Mutaciones tal y como lo conocemos en la actualidad.
Usos
Experimentar el I Ching es intentar comprender cómo se generan y se producen los cambios en nuestras circunstancias y en nosotros mismos. Este milenario tratado de leyes universales, cuyo origen se remonta a más de 3.000 años de antigüedad, nos indica la dirección natural o de menor resistencia al Cambio que presenta la situación en la que nos encontramos.
La posibilidad de descubrir y desenmascarar las contradicciones que se esconden tras las apariencias y llegar a comprender los cambios que se producen en nuestra vida, es principalmente lo que nos ofrece el I Ching a través de la estructura de ideas representadas en los diferentes símbolos y hexagramas y de las relaciones que se establecen entre las mismas.
Si consiguiésemos comprender de antemano las posibles consecuencias de una determinada idea, palabra, hecho o actitud, algunos podrían creer que están adivinando el futuro, aunque realmente, se trataría de una simple previsión, resultado de la comprensión de la relación que existe entre los acontecimientos Medios de consulta
Tallos de milenrama.
Jing Fang (77-37 A.C.)luego de años de investigación del I Ching y sus teorías, estableció una correspondencia entre las líneas de los 64 hexagramas con los ciclos del sistema sexagesimal, es decir que a cada línea de cada hexagrama le asignó un valor expresado en un tronco celeste y una rama terrestre. Posteriormente surgió una nueva forma de adivinación en la que la interpretación del hexagrama se realizaba en función de los troncos celestes y ramas terrestres de sus líneas, proceso al que se denominó "ensamblaje" del hexagrama. Debido a que este proceso prolongaba el tiempo de la consulta, para la práctica de este sistema, los tallos de milenrama fueron remplazados por tres monedas, a cuyas caras se les otorga un número par y otro impar. La suma de los números de cada tirada da una cifra, que si es par representa una línea quebrada, y si es impar una línea entera, con las que finalmente se dibujan los trigramas y los hexagramas. Posteriormente hubo también practicantes del I Ching que adaptaron esta forma de consulta para utilizarla con la interpretación original de hexagramas y líneas propia del oráculo de Zhou.
2007-03-27 11:09:45
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answer #1
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answered by Anonymous
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No hay nada mágico en el I-Ching.
Es una colección de "píldoras" de sabiduría agrícola china, muy ligada a los ciclos de la naturaleza.
Hay tiempo de sembrar, de cosechar, de esperar, etc.
Ya sea que escojas cualquier pasaje al azar, o tirando las moneditas, encontrarás algo útil que podrías utilizar en una situación actual.
Su lecrura es interesante, pero no te salvará de responsabilizarte de tus decisiones.
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2007-03-27 19:19:16
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answer #2
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answered by Anonymous
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Lamento informarte que bajo la idea que muchos expresan de las brujerías, el I Ching como método oracular da sustento a la llamada brijeríoa china, por cierto muy fuerte. Ya te escribieron mucho de el I Ching, pero efectivamente sostiene el sistema de cambios constantes de nuestro interior y nuestro entorno e base a la manipulación de energías circundantes. También contampla el uso de hierbas diferentes y de animales con finalidades terapéutocas.
Por cierto, si eres MUY católica, igual te van a condenar, porque el catolicismo no acepta ningún oraculo, base fundamental de I ching, osea, que debes confesarte de que puedas practicarlo, además de comprender que da sustento a otra religión: TAO.
Mucha Suerte
2007-03-28 10:20:38
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answer #5
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answered by oluo 4
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