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2007-03-27 10:52:49 · 3 respuestas · pregunta de cambayan 2 en Electrónica TVs

3 respuestas

Vida útil

Quizá la mayor leyenda urbana sobre los plasmas. La gente les teme porque piensan que van a dejar de verse correctamente después de unos años de uso. Realmente sí que es así, pero ahora mismo todos los fabricantes garantizan la vida de sus pantallas más allá de las 20.000 horas de uso, siendo más habitual ver ya las 60.000 horas. Y a partir de estas horas no es que “se apaguen” sino que el desgaste del fósforo que ilumina la pantalla habrá reducido aproximadamente a la mitad el brillo de la misma. Sin embargo el LCD es una tecnología “fría”, que apenas provoca desgaste y ni siquiera tiene ese problema. De todas formas, si hablamos de 20.000 de uso lo hacemos de 11 años a una media de 5 horas diarias y, sentimos decirlo, cualquier pantalla se habrá estropeado mucho antes de que la diferencia de brillo nos invite a cambiarla. Además, no sabemos qué tipo de pantallas habrá disponibles dentro de tantos años, pero nos gustaría pensar que habrá “algo” que nos permita olvidarnos rápidamente de cualquier plasma. En todo caso, por lo que estamos viendo lo más habitual es que los plasmas “mueran” por la fuente de alimentación mucho antes de tener cualquier otro problema.



¿LCD o Plasma?

La pregunta del millón. Hasta hace poco menos de un año la respuesta era muy evidente; todo dependía del tamaño que buscásemos. Si somos de los afortunados que disponemos de espacio para cualquier pantalla sea del tamaño que sea, es el precio el que nos marcará la más grande que nos podemos permitir. Si bajo esas premisas el tamaño elegido eran las 42 pulgadas o mayor, la respuesta era el plasma. Si no podíamos permitirnos algo tan grande, deberíamos optar por el LCD.
Pero no podía ser tan fácil y en el último año han aparecido pantallas LCD de 43”, 46”, 50”… así que el tamaño ya no nos condiciona. La segunda gran diferencia eran las conexiones. Los LCD desde mucho antes que los plasma contaban con conexiones digitales DVI, lo que las hacían más apropiadas para usuarios de PC. La llegada de la conexión HDMI propicia que ambas tecnologías cuenten con las mismas posibilidades de conexión, así que tampoco nos sirve.
Sin condicionantes objetivos que nos dirijan a una u otra opción, tenemos que empezar a buscar otros más subjetivos, del tipo de que “se vea mejor o peor”. Decimos que son subjetivos porque dos personas ante una misma proyección en un plasma y un LCD pueden disentir sobre cuál se ve mejor. Y es que aunque las diferencias en la imagen sean evidentes, a cada cual le puede gustar una u otra.
En teoría una escena sobre un LCD resulta mucho más definida, más “viva”, mientras que el plasma ofrece más contraste y una paleta de colores más natural.

Resolución

En nuestra opinión esta es la gran baza del LCD ahora que tanto se va a hablar de alta definición. Mientras que sólo algunos plasmas de 42” alcanzan los 1024x1024, los LCD de ese tamaño se mueven ya por los 1920x1080. A comienzos de este 2006 lo más extendido son los plasmas de 1024x720 y LCD de 1366x768 pero es mucho más fácil para el cristal líquido que para el plasma seguir mejorando en este aspecto. Según nuestra opinión, es la diferencia más determinante entre ambas tecnologías.

Brillo

Al igual que con el contraste, no es una valor que podamos considerar del todo determinante, pero no por el hecho de que carezca de importancia, sino porque se valora de forma muy diferente de un producto a otro. Partamos de que el brillo es fundamental si queremos tener una buena visión de la pantalla con luz ambiental. Una pantalla con un bajo nivel de brillo nos obligará a apagar las luces o cerrar las persianas para verla con claridad. Cuanto más brillante sea la escena, menos influirá sobre ella la luz ambiental. El problema llega en las especificaciones de cada fabricante. Hay fabricantes que hacen las mediciones del brillo de sus pantallas con una imagen totalmente en blanco mientras que otros optan por una imagen en un gris neutro. Evidentemente, en una misma pantalla el brillo será mayor con la pantalla totalmente en blanco que en gris, pero es esta última situación la que más se acerca a las condiciones reales de uso de la pantalla.
Bajo estas premisas las pantallas de plasma publicitan mayores niveles de brillo, situándolo alrededor de las 1000, 1500 candelas por metro cuadrado, mientras que un LCD medio ronda las 400 ó 500 candelas. Sin embargo si atendemos a pruebas realizadas por terceras empresas como los laboratorios VNU comprobaremos como el brillo en ambas tecnologías es muy similar, si bien sí que existe una pequeña ventaja hacia el plasma.

Contraste

En esta ocasión sí que hay una ventaja clara para el plasma y se debe a cómo funciona cada tecnología a la hora de oscurecer una parte de la escena. Mientras que en las pantallas de LCD son los cristales líquidos los que adquieren opacidad para impedir pasar la luz que “sobra” en una pantalla negra, en el plasma cada célula es “excitada” eléctricamente sólo hasta alcanzar el brillo adecuado o el negro “verdadero”. Así, el plasma reproduce cada color exacto mientras que el LCD no llega a conseguir evitar del todo el paso de la luz a través de sus cristales. Las diferencias se hacen evidentes en una secuencia oscura, con muchas tonalidades de negros y marrones. Sencillamente el negro se ve gris. Lo mismo ocurre en menor medida en el resto de colores, más naturales y exactos en el plasma.

Ángulo de visión

Otra de las bazas del plasma frente al LCD. La tecnología LCD se basa en la luz que se proyecta sobre los millones de unidades de cristal líquido, mientras que el plasma es cada “célula de fósforo” la que brilla con luz propia. Esto permite que sea posible mirar un plasma desde cualquier posición y ver la imagen con todo su brillo y definición, mientras en los LCD la mejor calidad de visión se obtiene mirando de frente a la pantalla, perdiendo mínimamente definición a medida que aumentamos el ángulo de visión hasta llegar casi a la perpendicular, en un ángulo de unos 160 ó 170 grados, en los que ya no vemos nada. Este problema es realmente importante en los retroproyectores (aunque no en los nuevos DLP) pero en el LCD pierde casi toda su importancia para cualquiera que ponga su pantalla en una ubicación “normal”.
Esta forma de generar la imagen también crea otra pequeña ventaja a favor del plasma. En estas pantallas la luminosidad de toda la pantalla es prácticamente la misma, mientras que en las LCD hay una mayor luminosidad en el centro de la pantalla que se va perdiendo a medida que nos vamos alejando hacia los bordes de la misma.

Tiempo de respuesta

El tiempo de respuesta se refiere al tiempo que tarda un píxel en pasar del color negro al blanco y seguidamente otra vez al negro. Este tiempo, demasiado alto al principio, fue el causante de que los monitores TFT y LCD de PC no fuesen recomendables para su uso con juegos o películas. Al tardar los píxeles “demasiado” tiempo en cambiar de color se producían efectos de estelas y emborronamientos o “ghosting”. En las pantallas LCD ocurría lo mismo y de ahí que se desaconsejasen para ver películas de acción o todas aquellas donde se produjesen imágenes con movimiento muy rápido. A medida que ha pasado el tiempo los LCD prácticamente en su totalidad han alcanzado los 16 ms, con lo que el problema anterior es inapreciable. Sin embargo el plasma no llega a tener ese problema por lo que es un punto más a su favor.
Como comentábamos en el apartado del brillo, a la hora de medir el tiempo de respuesta cada fabricante tiene un protocolo. Hay algunos que miden el tiempo que se tarda en pasar entre blanco y negro y otros que lo hacen entre blanco y gris. Evidentemente es más sencillo llegar al gris y volver al blanco por lo que los tiempos de respuesta son mejores.

Consumo eléctrico

La tecnología usada en el plasma requiere una gran cantidad de corriente eléctrica. El gas que contiene el panel requiere ser constantemente excitado eléctricamente para mantenerse en estado de plasma y requiere aún más carga eléctrica para hacer reaccionar el fósforo que se tornará azul, rojo o verde… Si bien los consumos se han reducido con las sucesivas generaciones de plasmas, aún es un electrodoméstico con un consumo más que apreciable. El LCD se basa en una lámpara situada detrás de las celdas de cristal líquido que se mantiene encendida constantemente, pudiendo ser de bajo consumo. Un detalle muy significativo y que nos ayudará a comprobar este parámetro es el calor que desprende una pantalla de plasma encendida, inexistente en un LCD.


Concluyendo…

Hemos de partir de unos mínimos que son las conexiones digitales y la certificación HDCP. Después el tamaño que nos interesa y luego podemos prestar atención a la resolución, el brillo, el contraste y demás parámetros que hemos detallado. Una vez con la idea más aproximada posible de lo que queremos, nos plantamos en una tienda y si es posible vemos las mismas imágenes en un plasma y en un LCD. Es recomendable no dejar de ver escenas oscuras y también todo lo contrario, escenas de colores vivos y con mucho movimiento como las de los dibujos animados.

2007-03-28 11:35:52 · answer #1 · answered by Anonymous · 2 0

con suerte llegaran a 10 años, ya hay gente desesperada porque invirtió todos sus ahorros en uno y ya tienen fallas, mi marido es ing. electrónico y me lo dijo de entrada, esos y los dvd son descartables.
lamentable que la gente no se informe antes de comprar, pero en cualquier vidriera de electrodomésticos si te pones a mirar uno prendido y lo comparas con los de pantalla de cristal liquido veras la diferencia. saludos

2007-03-27 11:01:06 · answer #2 · answered by patricia r 3 · 0 0

como mucho

2007-03-27 10:55:53 · answer #3 · answered by SANTIAGO 5 · 0 0

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