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los mitos es que son la base de creencias y ritos que todavía son parte de las religiones de hoy. Por ejemplo, la creencia en un alma inmortal puede rastrearse desde los mitos antiguos asiriobabilónicos y por la mitología egipcia, la griega y la romana hasta la cristiandad, de cuya teología ha llegado a ser parte fundamental. Los mitos evidencian que el hombre de la antigüedad andaba en busca de dioses, así como de significado en la vida. En este capítulo consideraremos brevemente algunos de los temas comunes que se presentan en los mitos de las principales culturas del mundo. Mientras repasamos estas mitologías notaremos que la creación, el Diluvio, dioses y semidioses falsos, el alma inmortal y la adoración del Sol se presentan con regularidad como hilos comunes en la urdimbre multicolor de la mitología. Pero ¿por qué debería ser así?
3 Muy frecuentemente hay un núcleo de hecho histórico, una persona o un suceso que posteriormente ha sido exagerado o torcido para formar el mito. Uno de estos hechos históricos es el relato bíblico de la creación.
La creación: el hecho y lo imaginado
4 Abundan los mitos sobre la creación, pero ninguno tiene la lógica sencilla del relato bíblico. (Génesis, capítulos 1, 2.) Por ejemplo, el relato de la mitología griega parece bárbaro. El primer griego que sistemáticamente puso por escrito mitos fue Hesíodo, quien escribió su Teogonía en el siglo VIII a.E.C. Él explica cómo empezaron los dioses y el mundo. Empieza con Gea (Tierra), quien da a luz a Urano (Cielo). A esto sigue lo que explica el erudito Jasper Griffin en The Oxford History of the Classical World (Historia Oxford del mundo clásico):
5 "Hesíodo da el relato, conocido por Homero, de la sucesión de los dioses del cielo. Primero era supremo Urano, pero reprimía a sus hijos, y Cronos su hijo, a instancias de Gea, lo castró. Cronos, a su vez, devoró a sus propios hijos hasta que su esposa Rea le dio de comer una piedra que sustituyó a Zeus; este fue criado en Creta, obligó a su padre a regurgitar a sus hermanos, y con ellos y ayuda adicional derrotó a Cronos y a sus titanes y los echó en Tártaro".
6 ¿De dónde vino a los griegos esta extraña mitología? El mismo autor responde: "Visto todo, parece que su origen es sumerio. En estos relatos orientales hallamos una sucesión de dioses, y los temas de castrar, de tragar y de una piedra reaparecen en formas que, aunque variadas, demuestran que su parecido con [lo que dice] Hesíodo no es coincidencia". Tenemos que ver a las antiguas Mesopotamia y Babilonia como la fuente de muchos mitos que se extendieron por otras culturas.
7 La mitología antigua de la religión popular china no siempre se puede determinar con claridad, pues en el período de 213-191 a.E.C. se destruyeron muchos registros escritos. Sin embargo, han quedado algunos mitos, como el que describe la creación de la Tierra. Anthony Christie, profesor de arte oriental, escribe: "Aprendemos que Caos era como el huevo de una gallina. No existían ni Cielo ni Tierra. Del huevo nació P'an-ku, mientras que de sus elementos pesados se dio forma a Tierra, y de los elementos livianos a Cielo. P'an-ku está representado por un enano vestido con una piel de oso o con un manto de hojas. Durante 18.000 años, cada día la distancia entre Tierra y Cielo se hizo mayor por tres metros (10 pies), y P'an-ku se desarrolló a la misma proporción para llenar con su cuerpo la brecha. Cuando murió, diferentes partes de su cuerpo se convirtieron en diversos elementos naturales. [...] Las pulgas de su cuerpo se convirtieron en la raza humana".
8 Una leyenda inca de la América del Sur explica cómo un creador mítico dotó de habla a cada nación. "A cada nación dio la lengua que había de hablar [...] Dio ser y ánima a cada uno por sí, así a los hombres como a las mujeres; y les mandó sumiesen debajo de tierra, cada nación por sí; y que de allí cada nación fuese a salir a las partes y lugares que él les mandase" (Ritos y fábulas de los Incas, por Cristóbal de Molina, de Cuzco). En este caso parece que el relato bíblico de la confusión de los idiomas en Babel es el núcleo de realidad de este mito inca. (Génesis 11:1-9.) Pero dirijamos la atención ahora al Diluvio que se describe en la Biblia, en Génesis 7:17-24.
El Diluvio... ¿hecho, o mito?
9 La Biblia nos lleva a unos 4.500 años atrás, hasta alrededor del año 2.500 a.E.C., con su relato de que hijos celestiales de Dios que se habían rebelado tomaron forma humana y "se pusieron a tomar esposas para sí". De esta unión contranatural se produjeron los violentos nefilim, "los poderosos que eran de la antigüedad, los hombres de fama". Su desafuero afectó de tal forma al mundo antediluviano que Jehová dijo: "'Voy a borrar de sobre la superficie del suelo a hombres que he creado, [...] porque de veras me pesa haberlos hecho'. Pero Noé halló favor a los ojos de Jehová". Entonces se relatan los pasos específicos y prácticos que Noé tuvo que dar para salvarse del Diluvio, y salvar a su familia y una variedad de géneros animales. (Génesis 6:1-8, 13-8:22; 1 Pedro 3:19, 20; 2 Pedro 2:4; Judas 6.)
10 Críticos modernos dicen que el relato de los sucesos antediluvianos que se da en Génesis es mito. Sin embargo, la historia de Noé fue aceptada y creída por hombres fieles, como Isaías, Ezequiel, Jesucristo y los apóstoles Pedro y Pablo. Tiene también el apoyo de estar reflejada en muchas mitologías de todo el mundo, entre ellas la antigua Epopeya de Gilgamés (Guilgamesh), así como los mitos de China y de los aztecas, incas y mayas. Teniendo presente lo que la Biblia dice, consideremos ahora la mitología asiriobabilónica y sus referencias a un diluvio. (Isaías 54:9; Ezequiel 14:20; Mateo 24:37; Hebreos 11:7.)
El Diluvio y Gilgamés el dios-hombre
11 Al retroceder posiblemente unos 4.000 años en la historia, nos encontramos con el famoso mito acadio llamado la Epopeya de Gilgamés. Principalmente conocemos este mito por un texto cuneiforme que vino de la biblioteca de Asurbanipal, quien reinó de 668 a 627 a.E.C., en la antigua Nínive.
12 Es la narración de las hazañas de Gilgamés, de quien se dice que era dos terceras partes dios y una tercera parte hombre, o un semidiós. Una versión de esa epopeya dice: "En Uruk construyó muros, una gran muralla, y el templo del bendito Eanna para el dios del firmamento, Anu, y para Istar la diosa del amor [...], nuestra señora del amor y la guerra". (Véase el recuadro de la página 45, donde aparece una lista de dioses y diosas asiriobabilónicos.) Sin embargo, Gilgamés no era muy agradable. Los habitantes de Uruk presentaron esta queja a los dioses: "Su lujuria no deja ninguna virgen a su amado, ni perdona a la hija del guerrero ni a la esposa del noble".
13 ¿Qué hicieron los dioses como respuesta a las protestas de la gente? La diosa Aruru creó a Enkidu para que fuera el rival humano de Gilgamés. Sin embargo, estos dos, en vez de hacerse enemigos, se hicieron amigos íntimos. Según la epopeya, después Enkidu murió. En su quebranto, Gilgamés clamó: "Cuando yo muera, ¿no seré como Enkidu? El dolor ha entrado en mi vientre. Temo la muerte y vago sobre la estepa". Quería el secreto de la inmortalidad, y salió en busca de Utnapistim, el sobreviviente del diluvio que había recibido inmortalidad con los dioses.
14 Con el tiempo Gilgamés encuentra a Utnapistim, quien le habla acerca del diluvio. Según la tablilla XI de la Epopeya, conocida como la Tablilla del Diluvio, Utnapistim relata las instrucciones que se le dieron acerca del diluvio: "Derriba (esta) casa, ¡construye un barco! Abandona las posesiones, busca la vida. [...] Sube al barco la simiente de toda cosa viva". ¿No se parece esto a lo que dice la Biblia sobre Noé y el Diluvio? Pero Utnapistim no puede otorgar inmortalidad a Gilgamés. Desilusionado, Gilgamés regresa a Uruk. El relato concluye con su muerte. El mensaje general de la epopeya es la tristeza y la frustración de la muerte y el más allá. Aquella gente de la antigüedad no halló al Dios de la verdad y la esperanza. Sin embargo, queda bastante manifiesto el enlace de la epopeya con el relato sencillo de la Biblia acerca de la época antediluviana. Ahora consideremos el relato del Diluvio como aparece en otras leyendas.
La leyenda diluviana en otras culturas
15 De fecha más temprana aún que el relato de la Epopeya de Gilgamés es el mito sumerio que presenta a "Ziusudra, el paralelo del Noé de la Biblia, descrito como un rey pío y temeroso de su dios, constantemente en busca de revelaciones divinas en sueños o conjuros" (Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament [Textos antiguos del Cercano Oriente relacionados con el Antiguo Testamento]). Según la misma fuente, este mito "presenta, con relación a lo bíblico, el paralelo más estrecho y notable que hasta ahora se ha descubierto en la literatura sumeria". Las civilizaciones babilónica y asiria, posteriores a la sumeria, evidenciaron la influencia de esta.
16 El libro China-A History in Art (Historia de China expresada en su arte) nos dice que uno de los gobernantes antiguos de China fue Yu, "el conquistador del Gran Diluvio. Yu canalizó las aguas diluvianas a los ríos y los mares para que su gente repoblara el suelo". Joseph Campbell, perito en mitología, escribió lo siguiente sobre el "Período [chino] de los Diez Grandes": "A esta importante época, que termina en un Diluvio, diez emperadores fueron asignados en la mitología primitiva del tiempo de Chou. Por eso, parece que lo que vemos aquí quizás sea una transformación local de la serie que se halla en la vieja lista sumeria de los reyes". Campbell entonces cita otros puntos de leyendas chinas que parecen "reforzar el argumento de que hubo una fuente mesopotámica". Con eso volvemos a la misma fuente básica de muchos mitos. Sin embargo, la historia del Diluvio también aparece en las Américas; por ejemplo, en México durante el período de los aztecas en los siglos XV y XVI E.C.
17 La mitología azteca mencionaba cuatro edades anteriores, durante la primera de las cuales la Tierra fue habitada por gigantes. (Eso también nos recuerda a los nefilim, los gigantes que la Biblia menciona en Génesis 6:4.) Incluía una leyenda primitiva de un diluvio en que "las aguas de arriba se mezclan con las de abajo y borran los horizontes y hacen de todo un océano cósmico sin tiempo". El dios que controlaba la lluvia y el agua era Tláloc. Sin embargo, había que pagar caro por su lluvia, pues se daba "a cambio de la sangre de víctimas sacrificadas cuyas lágrimas derramadas simularían la lluvia y por lo tanto estimularían su fluir" (Mythology-An Illustrated Encyclopedia). Otra leyenda dice que la cuarta época fue gobernada por Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, cuyo universo pereció mediante un diluvio. ¡Los hombres se salvaron al convertirse en peces!
18 Los incas también tenían sus leyendas del Diluvio. El escritor inglés Harold Osborne dice: "Quizás los rasgos más generales en la mitología de la América del Sur son los relatos de un diluvio [...] Los mitos de un diluvio están bien esparcidos tanto entre los pueblos de las tierras altas como entre las tribus de las tierras bajas tropicales. Por lo general se conecta el diluvio con la creación y con una epifanía [manifestación] del creador-dios. [...] A veces se le considera un castigo divino que acaba con la humanidad existente en preparación para el surgimiento de una nueva raza".
19 Los mayas de México y la América Central también tenían su leyenda diluviana que implicaba un diluvio universal, o haiyococab, que significa "agua sobre la tierra". El obispo católico Las Casas escribió que los indios guatemaltecos "llámanle Butic, que es nombre que significa diluvio de muchas aguas y quiere decir juicio, y así creen que está por venir otro Butic, que es otro Diluvio y juicio, no de agua, sino de fuego". Por todo el mundo hay muchas otras leyendas diluvianas, pero las que ya hemos señalado sirven para confirmar el núcleo de la leyenda: el acontecimiento histórico que relata el libro de Génesis.
La siempre presente inmortalidad del alma
20 Sin embargo, no todos los mitos tienen base en la realidad ni en la Biblia. En su búsqueda de Dios, el hombre ha echado mano de lo insustancial, engañado con la ilusión de que tiene inmortalidad. Como veremos por todo este libro, la creencia de que el alma es inmortal (o variaciones de esa creencia) es un legado de milenios. La gente de la cultura asiriobabilónica antigua creía en una vida después de la muerte. La New Larousse Encyclopedia of Mythology explica: "Debajo de la tierra, más allá del abismo del Apsu [que está lleno de agua dulce y circunda la tierra], estaba la morada infernal a la cual bajaban los hombres después de la muerte. Era la 'tierra de donde no se regresaba' [...] En estas regiones de oscuridad eterna están amontonadas las almas de los difuntos -edimmu- 'vestidas, como aves, con prendas de alas'". Según el mito, sobre este mundo subterráneo regía la diosa Ereskigal, "Princesa de la gran tierra".
21 También los egipcios tenían su idea de un alma inmortal. Antes de que el alma pudiera llegar a un lugar de felicidad tenía que ser pesada contra Maat, la diosa de la verdad y la justicia, simbolizada por la pluma de la verdad. Anubis, el dios de cabeza de chacal, u Horus, el halcón, ayudaban en el proceso. Si el alma recibía la aprobación de Osiris, seguía adelante para disfrutar de felicidad con los dioses. (Véase la ilustración de la página 50.) Como muchas veces sucede, aquí hallamos el hilo común del concepto babilónico del alma inmortal dando forma a la religión, vida y acciones de la gente.
22 Era parte de la antigua mitología china una creencia en que se sobrevivía a la muerte y era importante mantener contentos a los antepasados. A estos se les "concebía como espíritus vivientes y poderosos, todos muy interesados en el bienestar de sus descendientes vivos, pero con poder para castigar si no se les complacía". Se había de dar toda ayuda a los difuntos, y eso incluía suministrarles compañeros en la muerte. Por eso, "a algunos reyes de la dinastía Shang [...] se les enterraba con de cien a trescientas víctimas humanas, para que estas les rindieran servicio en el otro mundo. (Esta práctica conecta a la China antigua con Egipto, África, Japón y otros lugares, donde se hacían sacrificios del mismo tipo.)" (Man's Religions [Las religiones del hombre], por John B. Noss). En estos casos el creer en un alma inmortal llevó a que se ofrecieran sacrificios humanos. (Nótese el contraste con Eclesiastés 9:5, 10; Isaías 38:18, 19.)
23 Los griegos, que idearon muchos dioses en su mitología, también se interesaban en los muertos y el lugar adonde iban. Según los mitos, el dios a quien se encargó aquella región oscura fue hijo de Cronos y hermano de los dioses Zeus y Poseidón. Se llamaba Hades, y la región que él dominaba recibió su mismo nombre. ¿Cómo llegaban al Hades las almas de los difuntos?
24 La escritora Ellen Switzer explica: "Había [...] criaturas espantosas en el mundo de los muertos. Allí estaba Caronte, quien remaba la embarcación que transportaba desde la tierra de los vivos hasta el mundo de los muertos a los que acababan de morir. Caronte pedía pago por su servicio de transporte [cruzaba el río Estigia], y los griegos solían enterrar a sus muertos con una moneda debajo de la lengua para asegurarse de que tenían el pasaje debido. A las almas difuntas que no podían pagar se las mantenía en el lado del río donde no deberían estar, como en suspenso; estas podían regresar para hostigar a los vivos".
25 Con el tiempo la mitología griega sobre el alma influyó en el concepto romano, y los filósofos griegos, como Platón (aproximadamente 427-347 a.E.C.), ejercieron gran influencia en pensadores cristianos apóstatas primitivos que aceptaron en su doctrina la enseñanza de que existía un alma inmortal, aunque aquella enseñanza no tenía base bíblica.
26 Los aztecas, los incas y los mayas también creían en un alma inmortal. La muerte era tan misteriosa para ellos como lo era para otras civilizaciones. Tenían sus ceremonias y creencias como ayuda para resignarse a ella. Como explica el historiador arqueológico Victor W. von Hagen en su libro The Ancient Sun Kingdoms of the Americas (Los antiguos reinos solares de las Américas): "Los muertos en realidad estaban vivos: simplemente habían pasado de una fase a otra; eran invisibles, impalpables, invulnerables. Los muertos [...] habían llegado a ser los miembros invisibles del clan". (Nótese el contraste con Jueces 16:30; Ezequiel 18:4, 20.)
27 Esta misma fuente nos dice que "el indígena [inca] creía en la inmortalidad; de hecho, creía que uno nunca moría, [...] el cuerpo muerto simplemente pasaba a otro estado de vida y adquiría las influencias de los poderes invisibles". Los mayas también creían en un alma y 13 cielos y 9 infiernos. Como vemos, por todas partes la gente ha querido negar la realidad de la muerte, y el alma inmortal ha sido la muleta sobre la cual se ha apoyado. (Isaías 38:18; Hechos 3:23.)
28 También las mitologías africanas incluyen referencias a un alma que sobrevive. Muchos africanos viven en temor de las almas de los difuntos. La New Larousse Encyclopedia of Mythology dice: "Esta creencia está enlazada con otra: la de que el alma sigue existiendo después de la muerte. Los magos pueden pedir a las almas que les aumenten sus poderes. Con frecuencia las almas de los difuntos transmigran a los cuerpos de animales, o quizás reencarnen en plantas". El resultado de esto es que los zulúes no matan a algunas serpientes porque creen que son espíritus de parientes.
29 Los masai del sudeste de África creen en un creador llamado 'Ng ai, quien coloca un ángel guardián al lado de cada masai como protección. Cuando sobreviene la muerte el ángel se lleva al más allá el alma del guerrero. La enciclopedia Larousse de la cual ya hemos citado menciona una leyenda zulú sobre la muerte en que figura el primer hombre, Unkulunkulu, quien para este mito ha llegado a ser el ser supremo. Él envió al camaleón a decir a la humanidad: "¡Los hombres no morirán!". El camaleón era lento y se distrajo por el camino. De modo que Unkulunkulu envió un mensaje diferente mediante un lagarto: "¡Los hombres morirán!". El lagarto llegó primero, "y desde entonces ningún hombre ha escapado de la muerte". La misma leyenda, con variaciones, existe entre las tribus bechuana, basuto y baronga.
30 A medida que continuemos estudiando la búsqueda de Dios por el hombre, veremos más claramente aún lo importante que ha sido y todavía es para la humanidad el mito del alma inmortal.
La adoración del Sol y sacrificios humanos
31 En la mitología de Egipto hay un grupo extenso de dioses y diosas. Como sucedió en muchas otras sociedades antiguas, mientras los egipcios buscaban a Dios tendieron a adorar lo que les sostenía diariamente la vida: el Sol. Así, veneraron con el nombre de Ra (Amón-Ra) al señor soberano del cielo, quien cada día viajaba en bote de este a oeste. Al caer la noche hacía un viaje peligroso por el averno o mundo inferior.
32 En la adoración del Sol de las religiones azteca, inca y maya los sacrificios humanos eran un rasgo común. Los aztecas celebraban un ciclo constante de fiestas religiosas con sacrificios humanos a sus diversos dioses, especialmente al adorar al dios-Sol Tezcatlipoca. Además, en la fiesta al dios del fuego, Xiuhtecuhtli (Huehueteotl), "a los prisioneros de guerra se les hacía danzar con sus captores y [...] se les hacía girar alrededor de un fuego intenso y entonces se les arrojaba en las brasas y se les alzaba mientras todavía estaban vivos para sacarles el corazón todavía palpitante y ofrecerlo a los dioses" (The Ancient Sun Kingdoms of the Americas).
33 Más al sur, la religión inca tenía sus propios sacrificios y mitos. En la antigua adoración inca se ofrecían niños y animales a Inti, el dios-Sol, y a Viracocha, el creador.
Dioses y diosas míticos
34 Entre las tríadas egipcias la más prominente es la de Isis (símbolo de la maternidad divina), Osiris (su hermano y consorte) y Horus (el hijo de ellos), por lo general representado por un halcón. En estatuas egipcias a veces se representa a Isis ofreciendo el pecho a su hijo en una pose que recuerda mucho las estatuas y pinturas de la Virgen y el Niño de la cristiandad, que se hicieron comunes más de dos mil años después. Con el tiempo, Osiris el esposo de Isis alcanzó popularidad como el dios de los muertos porque ofrecía esperanza de una vida eternamente feliz para las almas de los difuntos en el más allá.
35 Hator era la diosa egipcia del amor y el gozo, la música y el baile. Llegó a ser la reina de los muertos, que los ayudaba con una escalera para que llegaran al cielo. Como explica la New Larousse Encyclopedia of Mythology, se le celebraban grandes fiestas, "sobre todo en el Día del Año Nuevo, que era el aniversario de su nacimiento. Antes del amanecer las sacerdotisas sacaban la imagen de Hator a la terraza para exponerla a los rayos del Sol naciente. El regocijo que venía después era un pretexto para un verdadero carnaval, y el día terminaba con canciones y borracheras". ¿Es muy diferente eso de lo que se ve en las celebraciones del Año Nuevo miles de años después?
36 En el grupo de los dioses egipcios también había muchos dioses y diosas animales, como Apis el toro, Banaded el carnero, Heqt la rana, Hator la vaca y Sebek el cocodrilo. (Romanos 1:21-23.) En este escenario religioso estuvieron en cautiverio como esclavos los israelitas en el siglo XVI a.E.C. Para librarlos del agarro del terco Faraón, Jehová el Dios de Israel tuvo que enviar diez diferentes plagas contra Egipto. (Éxodo 7:14-12:36.) Aquellas plagas equivalieron a una humillación calculada para los dioses mitológicos de Egipto. (Véase la página 62.)
37 Pasemos ahora a los dioses de la Grecia y la Roma antiguas. Roma consiguió muchos dioses -junto con sus virtudes y vicios- de la Grecia antigua. (Véanse las páginas 43 y 66.) Por ejemplo, Venus y Flora eran rameras descaradas; Baco era un borracho y fiestero; Mercurio era un asaltante; y Apolo seducía a las mujeres. ¡De Júpiter, el padre de los dioses, se informa que cometió adulterio o incesto con unas 59 mujeres! (¡Cómo nos recuerda esto a los ángeles rebeldes que cohabitaron con mujeres antes del Diluvio!) Puesto que los adoradores tienden a reflejar la conducta de sus dioses, ¿sorprende acaso el que emperadores romanos como Tiberio, Nerón y Calígula vivieran la disoluta vida de adúlteros, fornicadores y asesinos?
38 Los romanos incorporaron en su religión a los dioses de muchas tradiciones. Por ejemplo, adoptaron con entusiasmo la adoración de Mitra, el dios persa de la luz, quien llegó a ser su dios-Sol (véanse las páginas 60, 61), y de la diosa siria Atargatis (Istar). Convirtieron en Diana a la griega Artemis (Artemisa), la cazadora, y tenían sus propias variaciones de la egipcia Isis. También adoptaron las diosas triples celtas de la fertilidad. (Hechos 19:23-28.)
39 Para la práctica de sus cultos públicos en centenares de santuarios y templos tenían una variedad de sacerdotes, todos los cuales "estaban bajo la autoridad del Pontifex Maximus [Sumo Pontífice], quien encabezaba la religión estatal" (Atlas of the Roman World [Atlas del mundo romano]). El mismo atlas dice que una de las ceremonias romanas era el taurobolio, en la cual "el adorador estaba de pie en un foso donde se bañaba en la sangre de un toro sacrificado para él. Salía de este rito en un estado de inocencia purificada".
¿Mitos y leyendas cristianos?
40 Según críticos modernos, el cristianismo también tiene mitos y leyendas. ¿Es verdad eso? Muchos eruditos rechazan como mitos el que Jesús naciera de una virgen, sus milagros y su resurrección. Algunos hasta dicen que nunca existió, y que el mito sobre él nos viene de mitología más antigua y de la adoración del Sol. Como escribió el perito en mitología Joseph Campbell: "Varios eruditos han sugerido, por lo tanto, que nunca hubo ni un Juan [el Bautizante] ni un Jesús, sino solo un dios del agua y un dios del Sol". Pero tenemos que recordar que muchos de estos mismos eruditos son ateos y, por lo tanto, rechazan por completo toda creencia en Dios.
41 Sin embargo, este punto de vista escéptico va contra la evidencia histórica. Por ejemplo, el historiador judío Josefo (c.37-c.100 E.C.) escribió: "Algunos judíos creyeron que el ejército de Herodes había perecido por la ira de Dios, sufriendo el condigno castigo por haber muerto a Juan, llamado el Bautista. Herodes lo hizo matar, a pesar de ser un hombre justo". (Marcos 1:14; 6:14-29.)
42 Este mismo historiador también dio testimonio de la existencia histórica de Jesucristo, cuando escribió que "existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros". Dijo también que "Pilatos lo condenó [...] Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos". (Marcos 15:1-5, 22-26; Hechos 11:26.)
43 Por lo tanto, el apóstol cristiano Pedro pudo escribir con toda convicción como testigo ocular de la transfiguración de Jesús: "No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados [griego: mý·thos] como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. Porque él recibió de Dios el Padre honra y gloria, cuando palabras como estas le fueron dirigidas por la magnífica gloria: 'Este es mi hijo, mi amado, a quien yo mismo he aprobado'. Sí, estas palabras las oímos dirigidas desde el cielo mientras estábamos con él en la santa montaña". (2 Pedro 1:16-18.)
44 En este conflicto entre la opinión "perita" del hombre y la Palabra de Dios, tenemos que aplicar el principio que ya hemos declarado: "¿Cuál, pues, es el caso? Si algunos no expresaron fe, ¿acaso su falta de fe hará sin efecto la fidelidad de Dios? ¡Jamás suceda eso! Más bien, sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso, así como está escrito: 'Para que seas probado justo en tus palabras y ganes cuando se te esté juzgando'". (Romanos 3:3, 4.)
Hilos comunes
45 Este breve repaso de algunas mitologías del mundo nos ha indicado algunos rasgos que estas tienen en común, muchos de los cuales se remontan a Babilonia, la cuna mesopotámica de la mayoría de las religiones. Hay hilos comunes, sea con referencia a los hechos de la creación o a relatos sobre un tiempo en que semidioses y gigantes poblaban la tierra y un diluvio destruyó a los inicuos, o con referencia a los conceptos religiosos básicos de la adoración del Sol y un alma inmortal.
46 Desde el punto de vista bíblico podemos explicar estos hilos comunes cuando recordamos que, después del Diluvio, por acción de Dios la humanidad se esparció desde Babel en Mesopotamia hace más de 4.200 años. Aunque aquellas personas se separaron, formando familias y tribus con idiomas diferentes, empezaron con el mismo entendimiento básico de la historia y los conceptos religiosos de antes. (Génesis 11:1-9.) A través de los siglos este entendimiento fue torcido y adornado en cada cultura, y el resultado ha sido los muchos relatos imaginarios y las leyendas y los mitos que han llegado hasta nosotros hoy. Estos mitos, divorciados de la verdad bíblica, no pusieron a la humanidad más cerca del Dios verdadero.
47 Sin embargo, la humanidad también ha expresado sus sentimientos y pensamientos religiosos de muchas otras maneras: el espiritismo, el chamanismo, la magia, la adoración de antepasados, y así por el estilo. ¿Nos dicen estas prácticas algo sobre la búsqueda de Dios por el hombre?
2007-03-25 07:38:10
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answer #10
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answered by chichita 6
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