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Nació al gritó de la Revolución Francesa y se ha convertido en pilar del Estado de Derecho, y de nuestra Constitución. En nuestro "Estado del Bienestar", que a todos quiere por igual tratar, debería ser algo INDISCUTIBLE. Pero, a la luz pública están numerosos y preocupantes casos en los que nuestra Justicia se muestra ineficaz ...

2007-03-22 05:40:08 · 30 respuestas · pregunta de javierfermoso 3 en Política y gobierno Leyes y Ética

30 respuestas

No. Por definición es imposible hacer leyes que atiendan toda la casuística de la ciudadanía. Es impensable. Por eso, se supone que queda la interpretación del caso particular por parte de los jueces para tratar de comprender las particularidades de cada caso. Pero de la buena y supuesta voluntad, a que sea posible, y especialmente para todos los casos, hay un larguísimo e ilusorio camino.

2007-03-22 12:24:41 · answer #1 · answered by pichipichi1369 1 · 0 1

no se de donde sos pero considero que un 99% de la justicia es injusta ya que si tenes dinero en cualquier lugar del mundo, podes hacer con la justicia lo que se te de la gana.

2007-03-22 12:47:30 · answer #2 · answered by meibysol 4 · 1 0

por lo general no, para eso esta la justicia divina, ahi no existen injusticias sobornos y nada q se le paresca, besotesss!

2007-03-22 12:44:54 · answer #3 · answered by ℓσяє♥ƒяє∂∂ιє♣qυєєη♥ 7 · 1 0

Es justa si tienes dinero, si vives en un estado de derecho y no vives en un país dictatorial.

2007-03-22 12:44:53 · answer #4 · answered by Anonymous · 1 0

..........la justicia es ciega ,en todo lugar ,son leyes hecha por el hombre y no somos perfectos

2007-03-23 16:49:34 · answer #5 · answered by teru 6 · 0 0

Algunas leyes son injustas y se aplican,
Otras son justas y están dormidas.
Conclusión:
Nuestra Justicia es una señora gorda que le apetece una torta de jamón.
No le des calabacitas por que te las tirara por la cabeza.

2007-03-23 00:06:34 · answer #6 · answered by Anonymous · 0 0

No muchas cosas no, en especial cuando quieres legalizar los asesinatos.

NO al ABORTO!!!
SI a la VIDA!!!!
SI a los derechos de que la mujer sea informada!!!
( un aborto te destroza!! Fisica y psicologicamente)

Dejen de usar de bandera a la mujer para matar la vida de mujeres y hombres

2007-03-22 18:33:26 · answer #7 · answered by gaorme 3 · 0 0

la justicia y la ley es la conveniencia del mas fuerte.

La Mentira

Para pensar:
"La impaciencia es hermana gemela,
de la inconstancia".

Entre la necesidad y el fraude






Todos, en mayor o menor medida, por acción o por omisión, mentimos. Lo hacemos en la medida decimos lo que pensamos o que decimos lo que no pensamos o no sabemos, o incluso lo que sabemos incierto. La pérdida de la espontaneidad es un proceso evolutivo cuyas etapas vamos consumiendo desde niños, conforme se asienta en nosotros la convicción de que la sinceridad no siempre es posible ni conveniente porque puede causar perjuicios al receptor de la comunicación, o al propio emisor.
Hay mentiras socialmente más positivas que ciertas verdades incontestables: son muchas las situaciones en que una mentira sabiamente trasmitida genera un efecto beneficioso, o cuando menos paliativo, como para que establezcamos categorías morales radicales sobre esta aparente dicotomía ética: verdad-mentira. Si a esto unimos que todos, antes o después, mentimos u ocultamos verdades relevantes, quizá convendría desdramatizar el hecho de la mentira para poder así abordarlo con más sensatez y sentido de la medida.
La intención cuenta, y mucho
Según el diccionario, mentir es “decir algo que no es verdad con intención de engañar”. Y si buscamos una definición más académica, nos topamos con “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa”. Así que quien engaña o confunde sin ser consciente de hacerlo, no miente: simplemente trasmite a los demás su propia equivocación.
La relación que cada persona mantiene con la mentira -además de decir mucho de ella-, es bien distinta a la de los demás. Hay quienes sólo recurren a la mentira cuando es compasiva, o cuando les proporciona resultados positivos sin generar engaño importante o si se trata de un asunto banal. Y también los hay que mienten a menudo, casi por costumbre y sólo en temas poco relevantes. Pero no podemos olvidar a quienes mienten esporádicamente pero a conciencia, generando daño a los demás o persiguiendo beneficios personales. Y también los hay que mienten, o callan verdades necesarias, por timidez, por vergüenza o por falta de carácter.
Por último, citemos a los mentirosos patológicos, que mienten con una facilidad pasmosa, ya sea por conveniencia ya por una absoluta y cínica falta de respeto a la verdad.
¿Por qué mentimos?
Algunas personas no mienten nunca por razones bien distintas de la ética: por miedo a ser descubiertos, por pereza, por orgullo (“¿cómo voy a caer yo tan bajo?”)... Pero, si lo pensamos bien, razones bien similares son las que pueden impulsarnos a mentir u omitir, en determinadas circunstancias, lo que pensamos o sabemos. Porque verdades como puños muy inoportunas, o que ofenden o incordian. Tan importante como el hecho de mentir o decir la verdad es la intención con que se hace una u otra cosa. Y he ahí el verdadero dilema moral. Una mentira que a nadie daña o incluso reporta beneficio a su destinatario puede ser más defendible que una verdad que causa dolor innecesariamente. Mentimos por muchas razones: por conveniencia, odio, compasión, envidia, egoísmo, o por necesidad, o como defensa ante una agresión... Pero dejando al margen su origen o motivación, no todas las mentiras son iguales. Las menos convenientes para nuestra psique son las mentiras en que incurrimos para no responsabilizarnos de las consecuencias de nuestros actos. Y las menos admisibles son las que hacen daño, las que equivocan y las que pueden conducir a que el receptor adopte decisiones que le perjudican. Concluyamos, por tanto, que los dos parámetros esenciales para medir la gravedad de la mentira son la intención que la impulsa y el efecto que causa.
Ocultar y falsear
Quien oculta la verdad retiene parte de una información que para el interlocutor puede ser interesante pero, en sentido estricto, no falta a la verdad. Sin embargo, quien falsea la realidad da un paso más, al emitir una información falsa con etiqueta de real. Resulta más fácil mentir por omisión (no se necesita urdir historias inciertas, y hay menos posibilidades de ser descubierto) y socialmente este tipo de engaño se tiene por menos censurable, a pesar de que puede resultar tanto o más dañino e inmoral que la mentira activa. Se recurre asimismo al falseamiento cuando se ocultan emociones o sentimientos que aportan información relevante al interlocutor, en la medida que pueden inducirle a error de interpretación o a iniciar acciones inadecuadas.
También podemos mentirnos a nosotros mismos, por evitar asumir alguna responsabilidad, o por temor a encarar una situación problemática, o por la dificultad que no supone reconocer un sentimiento o emoción. Invariablemente, antes o después, este autoengaño nos lleva a mentir a los demás.
Otras formas de mentir son las “verdades a medias” (el mentiroso niega parte de la verdad o sólo informa de parte de ella) y las “verdades retorcidas”, en las que se dice la verdad pero de un modo tan exagerado o irónico que el interlocutor, casi ridiculizado, la toma por no cierta.
La mentira tiene sus clases
La mentira racional persigue un interés concreto, es malévola y se emite con al intención de perjudicar o engañar. En la mentira emocional, lo que se dice o hace no concuerda con la situación emocional de la persona. Y en la mentira conductual hacemos creer que somos lo que no somos: más jóvenes, mejor informados, menos anticuados... Pero hay también otras clases de mentiras: chismes, rumores y las mentiras piadosas: . El mentiroso no tiene edad y la mentira puede darse en todo el ciclo de vida.
Veamos lo que apunta De Vries :”El niño es mentiroso en la medida en que sus fantasías se hacen presentes para confundirlas con realidades. El adolescente lo es cuando su encuentro con el mundo real le causa frustraciones. El joven miente porque no se ve capaz de afrontar las verdades que le contrarían. El adulto es mentiroso cuando no ha superado los obstáculos que le ha puesto la vida, y engaña para sentirse el triunfador que nunca ha sido. Y el anciano miente cuando no se perdona los errores que ha cometido a lo largo de su existencia”.
Nuestra relación con la mentira la podemos ver como un baremo que mide nuestro grado de responsabilidad y madurez, cómo afrontamos las frustraciones, y si mostramos una coherencia en las actitudes y comportamientos en nuestra vida.
Mentira y confianza
El cimiento sobre el que se edifican las relaciones humanas es la confianza. La relación entre los seres humanos no precisaría de la confianza si fuéramos transparentes, pero no lo somos: el descubrimiento absoluto de nuestra intimidad, al contener propósitos e intenciones que podrían torpedear el diálogo, frenaría la relación social. Recurrimos, todos, a un protocolo de comunicación, y el fingimiento, el disimulo y la mentira son -aunque cueste reconocerlo- componentes esenciales de ese convenio. No somos igual de sinceros ante unos que ante otros, esto es obvio. Todos mostramos un cierto grado de opacidad ante los demás. Y no siempre más sinceridad genera una mayor confianza. La información es poder: saberlo todo sobre alguien equivale a una forma de posesión. Y en cierto sentido, la hondura de la amistad o del amor se miden por el grado de conocimiento recíproco de la intimidad, y por la confianza existente entre los interlocutores. La confianza es una actitud básica, porque preside la totalidad de las interacciones. La necesitamos, pero la usamos en las dosis que, según nuestro criterio, cada caso precisa. En el momento que surge la comunicación con otra persona hemos de depositar en ella cierto grado de confianza, que es el termómetro de la implicación y vinculación que mantenemos con esa persona. Apostar por la confianza del otro es considerarle de fiar.
Fiarse de alguien significa creer que las probabilidades de ser engañado son muy escasas o inexistentes. Si queremos ser creíbles, gozar de la confianza ajena, tendremos que olvidar el engaño, la mentira. El crédito que tenemos ante los demás es un tesoro frágil y no perenne, ya que se actualiza y revisa en cada acción, en cada diálogo, que acaban convirtiéndose en una constante prueba de confianza.
Es responsabilidad de cada uno de nosotros relacionarnos desde la verdad, lo que no implica el ofrecimiento de toda la intimidad. Cada cual y en cada momento ha de valorar qué y cuánto de su intimidad quiere participar al otro.
La mentira puede hacer daño al destinatario pero en última instancia a quien más perjudica es al mentiroso, ya que le convierte en una persona poco fiable, indigna de confianza y carente de crédito.
Lo dice el refrán: “En la persona mentirosa, la verdad se vuelve dudosa”.
Algunas verdades sobre la mentira
• Hay muchas clases de mentira: algunas pueden ser convenientes, pero lo más correcto es recurrir al engaño lo menos posible.
• Sin intención de engañar, no hay mentira.
• La intención que la motiva y los efectos que causa, definen la gravedad de una mentira.
• La mentira es tan dañina, para quien la recibe, como para quien recurre a ella.
• Una nos lleva a otra, y puede marcar (siempre negativamente) nuestra manera de relacionarnos con los demás.
• El mentiroso es un inseguro, o egoísta, o irresponsable, o inmaduro. O todo ello a la vez.
• Una de las más perniciosas clases de mentira es el autoengaño. Si nos creemos y mostramos como no somos, nunca sabremos si nos quieren o desprecian a nosotros o a la imagen fraudulenta que nos hemos fabricado

2007-03-22 16:38:06 · answer #8 · answered by elettropodoro 4 · 0 0

bueno, no hay que confundir la ley con la justicia, por que nunca serán lo mismo.

la justicia nunca llegara en la medida que las personas corrompamos la aplicación de la ley y las instituciones buscando nuestro beneficio personal.

por eso me encanta la frase de benito juarez, "a los amigos justicia, a los enemigos... la ley"

2007-03-22 15:26:26 · answer #9 · answered by Riley-001 5 · 0 0

Ya fue dicho por aquellos entonces, cuando Juan el Empecinado corría por los montes. "Qué tendrá la palabra justicia, que cuando los hombres la oyen nombrar huyen a la carrera".

2007-03-22 14:13:08 · answer #10 · answered by Tero kaj akvo 5 · 0 0

Es legal, pero no es justa.
Proteje a los asesinos y deja desamparados a las victimas y a los ciudadanos.

2007-03-22 14:04:17 · answer #11 · answered by Anonymous · 0 0

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