Sin duda que habla de satanas.
Tambien lo nombra aqui:
DyC 76: 26, 32, 43
26 y fue llamado Perdición, porque los cielos lloraron por él; y era Lucifer, un hijo de la mañana.
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32 Estos son los ahijos de perdición, de quienes digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido;
• • •
43 y él glorifica al Padre y salva todas las obras de sus manos, menos a esos hijos de perdición que niegan al Hijo después que el Padre lo ha revelado.
3 Ne. 14: 13
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino, que conduce a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
3 Ne. 27: 32
32 Pero he aquí, me aflijo por motivo de los de la cuarta generación a partir de ésta, porque serán llevados cautivos por él, así como lo fue el hijo de perdición; porque me venderán por plata y por oro, y por aquello que la polilla corrompe, y que los ladrones minan y hurtan. Y en aquel día los visitaré, sí, haciendo volver sus obras sobre sus propias cabezas.
3 Ne. 29: 7
7 Sí, y ¡ay de aquel que en ese día diga, para obtener lucro, que Jesucristo no puede hacer ningún milagro! Porque el que diga esto vendrá a ser como el hijo de perdición, para quien no hubo misericordia, según la palabra de Cristo.
Moisés 5: 24
24 porque desde ahora en adelante tú serás el padre de sus mentiras; serás llamado aPerdición; porque también tú existías antes que el mundo.
2007-03-21 09:05:14
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answer #1
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answered by Neny 6
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Es muy fácilidentificarlo, solo que la correcta traducción al español es "hombre del desafuero"
La explicación es bastante larga pero como tu pregunta es muy especÃfica, prefiero copiarte el texto completo y dejar que lo analices.
Saludos.
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Identificación del “hombre del desafuero”
VIVIMOS en una era de desafuero. Es un fenómeno mundial. Por todas partes hay temor a los desaforados que hacen de otros sus vÃctimas y a la amenaza que estos representan para nuestra persona y propiedad. Sin embargo, un elemento desaforado mucho más insidioso, engañador, ha estado funcionando por muchos siglos. En la Biblia se le llama “el hombre del desafuero”.
Es vital que identifiquemos a este hombre del desafuero. ¿Por qué? Porque él busca socavar la buena posición que ocupamos ante Dios y nuestra esperanza de alcanzar vida eterna. ¿Cómo? Procurando que abandonemos la verdad y en lugar de ella creamos falsedades, lo que nos desviarÃa de adorar a Dios “con espÃritu y con verdad”. (Juan 4:23.) Las acciones de este elemento desaforado particular muestran claramente que se opone a Dios y Sus propósitos, asà como a Su pueblo dedicado.
La Biblia nos habla de este hombre del desafuero en 2 Tesalonicenses 2:3. Por inspiración del espÃritu de Dios, el apóstol Pablo escribió: “Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá [el dÃa en que Jehová destruye este sistema inicuo] a menos que primero venga la apostasÃa y el hombre del desafuero quede revelado”. Aquà Pablo profetizó que se desarrollarÃa una apostasÃa antes del fin de este sistema y aparecerÃa un desaforado, un hombre del desafuero. De hecho, Pablo declaró en el versÃculo 7: “El misterio de este desafuero ya está obrando”. Como se ve, en el primer siglo este desaforado habÃa empezado a manifestarse.
El origen del hombre del desafuero
¿Quién dio origen a este hombre del desafuero y lo apoya? Pablo contesta: “La presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fueran salvos”. (2 Tesalonicenses 2:9, 10.) De modo que Satanás es el padre y apoyador del hombre del desafuero. Y tal como Satanás se opone a Jehová, Sus propósitos y Su pueblo, lo mismo hace el hombre del desafuero, sea que se dé cuenta de ello o no.
A los que siguen al hombre del desafuero les pasará lo mismo que a él... serán destruidos: “Será revelado el desaforado, a quien el Señor Jesús eliminará [...] y reducirá a nada por la manifestación de su presencia”. (2 Tesalonicenses 2:8.) Ese tiempo en que serán destruidos el hombre del desafuero y sus apoyadores (“los que están pereciendo”) vendrá dentro de poco, “al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna”. (2 Tesalonicenses 1:6-9.)
Pablo añade esto a su descripción del desaforado: “Ãl está puesto en oposición y se alza a sà mismo sobre todo aquel a quien se llama ‘dios’ o todo objeto de reverencia, de modo que se sienta en el templo del Dios, y públicamente ostenta ser un dios”. (2 Tesalonicenses 2:4.) Como vemos, Pablo advierte que Satanás levantarÃa a un desaforado, un falso objeto de reverencia, que hasta se pondrÃa por encima de la ley de Dios.
Identificación del desaforado
¿Hablaba Pablo de un individuo, una sola persona? No, pues dice que en sus dÃas este “hombre” ya se manifestaba y seguirÃa existiendo hasta que fuera destruido por Jehová al fin de este sistema. Esto quiere decir que ha existido por muchos siglos. Obviamente ningún hombre, en el sentido literal de esa palabra, ha vivido tanto tiempo. Por eso, la expresión “hombre del desafuero” tiene que representar a una agrupación, o una clase, de personas.
¿A quiénes representa? La prueba muestra que es al cuerpo o grupo de los clérigos orgullosos y ambiciosos de la cristiandad, quienes a través de los siglos han dictado sus propias leyes a otros. Esto se puede ver por el hecho de que hay miles de diferentes religiones y sectas en la cristiandad, cada una con su clero, pero cada una en conflicto con las demás en algún aspecto de la doctrina o la práctica. Esta división es prueba clara de que no siguen la ley de Dios. No pueden haber venido de Dios. (Compárese con Miqueas 2:12; Marcos 3:24; Romanos 16:17; 1 Corintios 1:10.) Lo que todas estas religiones tienen en común es que no se adhieren a las enseñanzas bÃblicas, pues han violado la regla: “No vayas más allá de las cosas que están escritas”. (1 Corintios 4:6; véase también Mateo 15:3, 9, 14.)
Se ve, pues, que este desaforado es una persona compuesta: el clero religioso de la cristiandad. Todos ellos, sean papas, sacerdotes, patriarcas o predicadores protestantes, comparten responsabilidad por los pecados religiosos de la cristiandad. Han cambiado las verdades de Dios por mentiras paganas, al enseñar doctrinas antibÃblicas como las de la inmortalidad del alma humana, un infierno de fuego, el purgatorio y la Trinidad. Son como los lÃderes religiosos de quienes Jesús dijo: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese [...] es mentiroso y el padre de la mentira”. (Juan 8:44.) Sus prácticas también los denuncian como desaforados, por su participación en actividades que violan las leyes de Dios. A estos Jesús dice: “Apártense de mÃ, obradores del desafuero”. (Mateo 7:21-23.)
Se ensalzan a sà mismos
La historia muestra que los que componen esta clase del hombre del desafuero han desplegado tanto orgullo y arrogancia que en realidad han dictado a los gobernantes del mundo. Con la doctrina del ‘derecho divino de los reyes’ como pretexto, el clero ha alegado ser el intermediario esencial entre los gobernantes y Dios. Ha entronado y destronado a reyes y emperadores y ha podido mover a las masas de la gente a favor o en contra de los gobernantes. En realidad han dicho, como lo hicieron los sacerdotes principales judÃos que rechazaron a Jesús: “No tenemos más rey que César”. (Juan 19:15.) Sin embargo, Jesús enseñó claramente: “Mi reino no es parte de este mundo”. (Juan 18:36.)
Para elevarse todavÃa más sobre la gente común, esta clase desaforada ha adoptado vestidura diferente, por lo general negra. Además, se ha adornado con todo tipo de imponente adorno de realeza, junto con coronas, cruces y mitras. (Compárese con Mateo 23:5, 6.) Pero Jesús y sus seguidores no tenÃan tal vestidura; se vestÃan como la gente común. Los clérigos también se han dado a sà mismos tÃtulos como “Padre”, “Santo Padre”, “Reverendo”, “ReverendÃsimo”, “Su Excelencia” y “Su Eminencia”, para más ‘ensalzarse sobre todos’. Sin embargo, Jesús enseñó lo siguiente en cuanto a tÃtulos religiosos: “No llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra”. (Mateo 23:9.) De manera similar, Elihú, al rebatir a los consoladores hipócritas de Job, dijo: “No vaya yo, por favor, a mostrar parcialidad a un hombre; y a un hombre terrestre no otorgaré tÃtulo”. (Job 32:21.)
Cuando allá en su tiempo Pablo dijo que el hombre del desafuero ya habÃa empezado su actividad, también dijo acerca de los que reflejaban la actitud de desafuero de ese: “Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras”. (2 Corintios 11:13-15.)
Rebelión contra la adoración verdadera
Pablo dijo que este hombre del desafuero se desarrollarÃa junto con la apostasÃa. De hecho, la primera pista que Pablo dio en cuanto a la identidad de esta clase desaforada fue que “el dÃa de Jehová [cuando Jehová destruye a este inicuo sistema de cosas] [...] no vendrá a menos que primero venga la apostasÃa”. (2 Tesalonicenses 2:2, 3.) Pero ¿qué se quiere decir por “apostasÃa”? En este contexto no significa simplemente un desliz o un abandono por debilidad espiritual. La palabra griega que se usa aquà para “apostasÃa” significaba, entre otras cosas, una “defección” o “revuelta”. Se ha vertido también “rebelión”. La Versión Popular dice: “Antes de aquel dÃa tiene que venir la rebelión contra Dios”. Por lo tanto, en el marco de lo que Pablo considera, “apostasÃa” significa una rebelión contra la adoración verdadera.
¿Cómo se desarrolló esta apostasÃa, esta rebelión? En 2 Tesalonicenses 2:6 Pablo escribió, con relación a sus dÃas, sobre ‘lo que obraba como restricción’ para el desaforado. ¿Qué era eso? Era la fuerza restrictiva de los apóstoles. Su presencia, apoyada por sus poderosos dones otorgados por espÃritu santo, impedÃa que en aquel tiempo la apostasÃa se convirtiera en una epidemia. (Hechos 2:1-4; 1 Corintios 12:28.) Pero cuando los apóstoles habÃan muerto, para aproximadamente el fin del primer siglo, el freno que restringÃa fue quitado.
Se desarrolla una clase clerical no bÃblica
La congregación que Jesús estableció se desarrolló durante el primer siglo bajo la guÃa de ancianos (superintendentes) y siervos ministeriales. (Mateo 20:25-27; 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9.) Estos venÃan de la congregación. Eran hombres espirituales capacitados que no tenÃan adiestramiento teológico especial, tal como Jesús no tuvo tal adiestramiento. De hecho, los opositores de Jesús se preguntaron: “¿Cómo tiene este hombre conocimiento de letras, cuando no ha estudiado en las escuelas?”. (Juan 7:15.) Y, acerca de los apóstoles, los gobernantes religiosos dijeron lo mismo: “Ahora bien, al contemplar la franqueza de Pedro y de Juan, y al percibir que eran hombres iletrados y del vulgo, se admiraban. Y empezaron a reconocer, acerca de ellos, que solÃan estar con Jesús”. (Hechos 4:13.)
Sin embargo, la apostasÃa introdujo conceptos derivados del clero judÃo y, con el tiempo, del sistema religioso de la Roma pagana. A medida que el tiempo pasó y tuvo lugar el apartarse de la fe verdadera, se desarrolló una clase clerical no bÃblica. Un papa coronado empezó a gobernar sobre un colegio de cardenales, personas a quienes se escogÃa de entre centenares de obispos y arzobispos, quienes a su vez habÃan llegado a su puesto por promoción de entre sacerdotes educados en seminarios. AsÃ, poco después del primer siglo una clase clerical mÃstica tomó las riendas en la cristiandad. Esta clase no seguÃa la estructura de ancianos y siervos ministeriales cristianos del primer siglo, sino la de los sistemas religiosos paganos.
Allá en el siglo III E.C. los creyentes ordinarios habÃan sido rebajados a la categorÃa secundaria de legos. El apóstata hombre del desafuero asumió gradualmente las riendas del poder. Este poder adquirió firmeza durante el reinado del emperador romano Constantino, especialmente después del Concilio de Nicea en 325 E.C. Entonces la Iglesia y el Estado se fusionaron. AsÃ, el hombre del desafuero —el clero de la cristiandad— llegó a ser una lÃnea (que ha durado siglos) de apóstatas en revuelta contra el Dios verdadero, Jehová. Las leyes y los arreglos que han seguido son los suyos y no los de Dios.
Enseñanzas paganas
El hombre del desafuero en desarrollo también incorporó en su enseñanza ideas tomadas del paganismo. Por ejemplo, se puso a un misterioso e incomprensible dios trinitario en el lugar de Aquel que dice: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria”. “Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. Con la excepción de mà no hay Dios.” (IsaÃas 42:8; 45:5.) Esto de poner conceptos humanos, hasta paganos, en lugar de las verdades de Dios se extendió hasta incluir otra blasfemia: el venerar a la humilde MarÃa de la Biblia como la “Madre de Dios” de la cristiandad. AsÃ, los promotores de esas enseñanzas falsas —la clase clerical— llegaron a ser la peor “mala hierba” sembrada por Satanás para tratar de ahogar la semilla excelente sembrada por Cristo. (Mateo 13:36-39.)
Con el desarrollo de cismas y divisiones la cristiandad se fue fragmentando en centenares de religiones y sectas. Pero, con contadas excepciones, cada nueva religión o secta retuvo su división de clero y legos. Como resultado, la clase del hombre del desafuero se ha perpetuado hasta hoy. Y todavÃa sigue ensalzándose sobre la gente común por su vestidura distintiva y sus tÃtulos altisonantes. Queda claro que Pablo no exageró cuando dijo que la clase del hombre del desafuero se glorificarÃa y se elevarÃa hasta hacerse como un dios.
El papado
Un ejemplo de esa glorificación es la del papado de Roma. Un diccionario eclesiástico por Lucio Ferraris, publicado en Italia, describe al papa como “de tal dignidad y alteza que no es sencillamente un hombre, sino, como si dijéramos, Dios, y el Vicario de Dios”. Su corona es triple por vérsele “como rey del cielo, la Tierra y el infierno”. El mismo diccionario dice también: “Se pudiera decir que el papa es Dios en la Tierra, el único prÃncipe de los fieles de Cristo, el mayor rey de todos los reyes”. Añade: “El papa puede a veces contrarrestar la ley divina”. Además, The New Catholic Dictionary (El Nuevo Diccionario Católico) dice del papa: “Sus embajadores tienen prioridad sobre los demás miembros del cuerpo diplomático”.
A diferencia de los discÃpulos de Jesús, el papa suele usar vestidura primorosamente trabajada y recibe con gusto la adulación de los hombres. El papa permite que la gente se incline ante él, bese su anillo y lo lleve sobre los hombros en una silla especial. ¡Qué vanidad han desplegado los papas a través de los siglos! ¡Qué contraste con la sencilla humildad de Pedro, quien dijo a Cornelio, el oficial militar romano que se arrodilló a sus pies: “Levántate, que también yo soy un hombre”! (Hechos 10:25, 26, Biblia de Jerusalén, una versión católica.) ¡Y qué contraste con el ángel que dio la Revelación al apóstol Juan! Juan trató de inclinarse en adoración a aquel ángel, pero él declaró: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que son profetas, y de los que están observando las palabras de este rollo. Adora a Dios”. (Revelación 22:8, 9.)
¿Es demasiado severo lo que aquà decimos de la clase clerical? Esto lo podemos determinar si aplicamos la regla que Jesús dio para identificar a los falsos profetas: “Por sus frutos los reconocerán”. (Mateo 7:15, 16.) Entonces, ¿cuál ha sido el fruto del clero a través de los siglos y en nuestro propio siglo?
2007-03-20 21:15:17
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answer #9
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answered by Azazel 6
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