ï Régimen totalitario: es el régimen polÃtico que más se opone a la democracia. Se da una revisión permanente de la doctrina por parte del lÃder y consecuente eliminación de los disidentes ï aparato represivo paralelo al Estado ï recurso al terror ï impide el desarrollo de la condición humana
OrÃgenes del término totalitarismo en el siglo XX
Hacia la mitad de los años veinte se empezó a hablar en Italia de estado “totalitario” para señalar las caracterÃsticas del estado fascista como opuesto al liberal.
En la Alemania nazi el término tuvo en cambio poco éxito, y se prefirió hablar de estado “autoritario”.
El uso de totalitarismo para designar, con una caracterización fuertemente derogatoria, todas o algunas de las dictaduras monopartidistas fascistas o comunistas, se generalizó sólo después de la Segunda Guerra Mundial. En el mismo perÃodo se formularon las teorÃas más completas del totalitarismo como la de Arendt, Friedrich y Brzezinski .
Totalitarismo según Hannah Arendt
Según Arendt, el totalitarismo es una forma de dominio radicalmente nueva, porque no se limita a destruir las capacidades polÃticas del hombre aislándolo en relación con la vida polÃtica, como lo hacÃan las viejas tiranÃas y los viejos despotismos, sino porque tiende a destruir también los grupos y las instituciones que forman la urdimbre de las relaciones privadas del hombre, sacándolo de este modo del mundo y privándolo hasta de su propio yo. En este sentido el fin del totalitarismo es la transformación de la naturaleza humana, la conversión de los hombres en “haces de reacción intercambiables” y tal fin se persigue por medio de una combinación especÃficamente totalitaria, de ideologÃa y de terror. La ideologÃa totalitaria pretende explicar con certeza absoluta y de manera total el curso de la historia; se vuelve por lo tanto independiente de todas las afirmaciones o experiencias empÃricas, y construye un mundo ficticio y lógicamente coherente, del que se derivan directivas de acción cuya legitimidad está organizada por la conformidad con la ley de la evolución histórica.
El terror totalitario sirve para traducir en realidades el mundo ficticio de la ideologÃa, para confirmarla tanto en su contenido como en su lógica deformada.
El terror total se transforma en un instrumento permanente de gobierno y constituye la esencia misma del totalitarismo, en tanto que la lógica deductiva y coercitiva de la ideologÃa es su principio de acción, o sea el principio que lo hace mover.
La acción de la ideologÃa y del terror se manifiesta a través del partido único, cuyas formaciones elitistas cultivan una creencia fanática en la ideologÃa y la propagan incesantemente y cuyas organizaciones funcionales llevan a cabo la sincronización ideológica de todos los tipos de grupos y de instituciones sociales y la politización aun de las áreas más alejadas de la polÃtica y a través de la policÃa secreta, cuya técnica de operación transforma toda la sociedad en un sistema de espionaje omnipresente, en que cada persona puede ser un agente de la policÃa y todos se sienten constantemente vigilados.
La voluntad del jefe es la ley del partido y toda la organización partidista no tiene otro objeto que el de ponerla en práctica. El jefe es el depositario de la ideologÃa: sólo él puede interpretarla o corregirla.
La personalización del poder es por lo tanto un aspecto capital de los regÃmenes totalitarios.
Totalitarismo según Carl Friedrich y Zbigniiew Brzezinski
Esta teorÃa define el totalitarismo basándose en los rasgos caracterÃsticos que pueden encontrarse en la organización de los regÃmenes totalitarios.
El régimen totalitario resulta de la unión de los seis caracteres siguientes:
ï· Una ideologÃa oficial
ï· Un partido de masa único guiado tÃpicamente por un dictador
ï· Un sistema de terrorismo policÃaco
ï· Un monopolio absoluto en manos del partido de los medios de comunicación de masas
ï· Un control y dirección central de la economÃa
Semejanzas y diferencias entre Arendt, Friedrich y Brzezinski
Entre la interpretación de Arendt y la de Friedrich y Brzezinski existen diferencias notorias. Arendt trata de determinar el fin esencial del totalitarismo y lo encuentra en la transformación de la naturaleza humana, con la reducción de los hombres a autómatas absolutamente obedientes y ordena alrededor de este fin todos los demás aspectos. Friedrich y Brzezinski no reconocen ningún fin esencial o propio del totalitarismo sino que se limitan a describir un “sÃndrome totalitario”.
En la interpretación de Friedrich y Brzezinski no existe el hincapié puesto por Arendt en la personalización del poder totalitario, en el papel capital del jefe.
Para Arendt sólo son totalitarias la Alemania hitleriana (desde 1938 en adelante) y la Rusia staliniana (a partir de 1930), para Friedrich y Brzezinski son totalitarios, además del régimen nazi y del soviético, el fascista italiano, el comunista chino y los regÃmenes comunistas del este europeo.
Sin embargo, también hay concordancias notorias. Tanto Arendt como Friedrich y Brzezinski encuentran en el totalitarismo una forma de dominio polÃtico nueva.
Las dos interpretaciones concuerdan en identificar tres aspectos centrales del régimen totalitario en una ideologÃa oficial, en el terror policÃaco y en un partido único de masa.
CaracterÃsticas del totalitarismo según Raymond Aron
Raymond Aron pone entre las caracterÃsticas del totalitarismo, un partido que monopoliza la actividad polÃtica; una ideologÃa que anima el partido y que se convierte en la verdad oficial del estado, y una politización de todos los errores y fracasos de cualquier tipo de los individuos, y el establecimiento, por lo tanto, de un terror que es, al mismo tiempo, policÃaco e ideológico.
Planteo de las teorÃas revisionistas a las clásicas – tres direcciones
ï· La del supuesto de la novedad histórica del totalitarismo;
ï· la del supuesto de la similitud entre totalitarismo fascista y totalitarismo comunista;
ï· y la de la aplicación del concepto de totalitarismo a todos los regÃmenes comunistas y a la propia URSS post - staliniana.
Antecedentes históricos según Franz Neumann
Franz Neumann ha puesto su atención en la antigüedad griega y romana, y sostiene que, tanto el régimen espartano como el del imperio romano de la época de Diocleciano (245-313) fueron “dictaduras totalitarias”. En el primer caso, señala el dominio absoluto de los espartanos sobre los ilotas, basado en el terror policÃaco permanente que se ejercÃa mediante escuadras de jóvenes espartanos que los éforos mandaban ocultamente, de tanto en tanto, para aterrorizar y asesinar a los ilotas; asimismo, la cohesión de la clase dominante fue conseguida con un control completo de la sociedad y de la vida privada por medio de técnicas e instituciones especiales, como el acuartelamiento de los niños a la edad de seis años y un rÃgido sistema de educación estatal. En el segundo caso, concentra la atención en la despiadada polÃtica de reglamentación social con la que Diocleciano trató de frenar el proceso de disgregación de la vida económica, imponiendo de manera coercitiva un estado corporativo que garantizaba la producción y la disponibilidad de las fuerzas de trabajo. Se organizaron en gremios todos los oficios y las profesiones y la pertenencia a ellos se volvió obligatoria y hereditaria; los mineros y los excavadores llevaban una marca, los panaderos sólo podÃan casarse con familiares de sus compañeros de trabajo y la inscripción en los gremios se convirtió muy pronto en el castigo oficial para cualquier criminal que hubiera logrado evitarla hasta el momento.
Antecedentes históricos según Karl Wittfogel
Este autor puso el acento especialmente en el despotismo oriental, como antepasado del totalitarismo moderno y sobre todo del comunismo. Wittfogel parte de la concepción marxiana del “modo de producción asiático”, en el que las exigencias de la irrigación en amplia escala y de las obras de control de las inundaciones produjeron una intervención masiva del estado que, al convertirse en organizador exclusivo del trabajo colectivo, se transformó también en el patrón de la sociedad. El resultado polÃtico fue un despotismo burocrático en el que las divisiones de clase fueron sustituidas por las distinciones de estrato en el seno de una sociedad burocratizada, y que Wittfogel describe como un sistema de poder total porque no se ve frenado ni por barreras constitucionales ni por barreras sociales, además se ejerce en beneficio de los gobernantes y está concentrado ordinariamente en manos de un solo hombre. Al poder total le corresponden un terror total, ejercicio por medio de un control centralizado del ejército, de la policÃa y de los servicios de información, y con el recurso a la técnica sistemática del “gobierno del látigo”; una sumisión total de los súbditos, condicionada por el miedo, simbolizada por la práctica constante de la postración y por la cual la obediencia se convierte en la virtud más grande del hombre, y un aislamiento total, que envuelve no sólo al hombre común, que teme constantemente comprometerse, sino también al funcionario burocrático y al mismo jefe supremo, que siempre están alerta y no confÃan en nadie. Wittfogel considera que este despotismo burocrático, que llama “semigerencial”, “hidráulico” u “oriental” debe acercarse al despotismo que él llama “gerencial total”, “totalitario” o “comunista”, en el que la función económica de base ya no está construida por el simple control centralizado de todos los recursos fundamentales.
Consideraciones de Barrington Moore
También Barrington Moore presta atención al despotismo oriental y en particular en los ejemplos de la India y de China, buscando en ellos los antecedentes históricos del totalitarismo moderno.
Moore encuentra en la dictadura teocrática de Calvino (1509 – 1564) en Ginebra un antecedente también muy parecido al totalitarismo moderno.
El objetivo de Calvino consistÃa en construir un estado cristiano de acuerdo con el modelo de la teocracia israelita de la época de los reyes, basado en la doctrina de la predestinación. La dictadura de Calvino, que tuvo su perÃodo de pleno desarrollo durante los últimos años de la vida del reformador (de 1555 a 1564), ejerció el mayor influjo en las costumbres y en las ideas cotidianas de la población, llevando a prohibir las fiestas y los pasatiempos preferidos de Ginebra, a decretar el corte de los vestidos y el tipo de calzado que debÃan utilizar los ciudadanos. No modificó en cambio la esencia del orden polÃtico anterior sino que trató de condicionarlo y de infundirle el espÃritu del calvinismo; procedió de esta manera, por ejemplo, tanto en las instituciones representativas creadas por la burguesÃa como con las mismas elecciones. El principal instrumento institucional de la dictadura fue el Consistorio, que habÃa sido concebido en sus orÃgenes sólo como un medio para supervisar las cuestiones matrimoniales, pero que en cierto momento se convirtió en el centro principal del control polÃtico, moral y religioso, y que cumplÃa también funciones de policÃa secreta y de censura moral.
Diferencia entre totalitarismo fascista y comunista
Las diferencias entre el totalitarismo fascista y el totalitarismo comunista deben referirse a las diferencias entre el fascismo y el comunismo en general. Son, ante todo, diferencias de ideologÃa y de base social.
La ideologÃa comunista es un conjunto de principios coherente y elaborado, que describe y guÃa una transformación total de la estructura económico – social de la comunidad; la fascista, la versión nazi más radical, es un conjunto de ideas y de mitos mucho menos coherente y elaborado, que no prevé ni guÃa una transformación total de la estructura económico – social de la comunidad. La ideologÃa comunista es humanista, racionalista, universalista; su punto de partida es el hombre y su razón, y asume por lo tanto la forma de un credo universal, que abarca a todo el género humano. La ideologÃa fascista es organicista, irracionalista y antiuniversalista, su punto de partida es la raza, concebida como una entidad absolutamente superior a los hombre individuales, y asume por lo tanto la forma de un credo racista que trata con desprecio, como una fábula, la idea ética de la unidad del género humano. La ideologÃa comunista presupone la bondad y la prefectibilidad del hombre y se propone la instauración de una situación social de plena igualdad y libertad; dentro de este marco la “dictadura del proletariado” y la violencia son simples instrumentos, necesarios pero temporarios para realizar el objetivo final. La ideologÃa fascista presupone la corrupción del hombre y se propone la instauración del dominio absoluto de una raza sobre todas las demás; la dictadura, el Führerprinzip y la violencia son principios permanentes de gobierno, indispensables para mantener sujetas o para liquidar las razas inferiores. Finalmente la ideologÃa comunista es revolucionaria, pues se presenta como heredera de los ideales de la Ilustración y de la Revolución Francesa, a los que intenta dar un contenido económico y social efectivo con una revolución profunda de la estructura de la sociedad. La ideologÃa fascista es reaccionaria en tanto es heredera de las tendencias más extremistas del pensamiento contrarrevolucionario del siglo pasado, en sus componentes irracionalistas, racistas y radicalmente antidemocráticos; y en cierto aspecto, como los mitos teutónicos, el juramento personal al jefe, el hincapié puesto en el honor, la sangre y la tierra, vuelve su mirada hacia atrás hasta un orden preburgués.
El comunismo se establece frecuentemente en una sociedad en que el proceso de industrialización y de modernización apenas ha comenzado o está en sus primeras etapas, y se hace cargo de una industrialización y una modernización forzadas y lo más rápidas posibles. El fascismo se establece con más frecuencia en sociedades en que el proceso de industrialización y modernización ya está adelantado y a buena altura, y su objetivo no consiste tanto en la industrialización y modernización de la sociedad como la movilización y subordinación de una sociedad ya industrializada y modernizada para sus propios fines. En el comunismo la base del apoyo masivo al régimen, y la fuente privilegiada de reclutamiento de la élite, está constituida por la clase obrera, por el proletariado urbano. En el fascismo la base del apoyo masivo al régimen, y la fuente privilegiada de reclutamiento de la élite está constituida por al clase pequeño – burguesa: empleados, campesinos, pequeños comerciantes, militares, intelectuales frustrados, que se sienten asfixiados entre la gran burguesÃa y las organizaciones del proletariado.
El comunismo, finalmente, descubre y liquida completamente la antigua clase dirigente, tanto la económica como la de la administración del estado. El fascismo deja en gran parte con vida la antigua clase dirigente, tanto económica como burocrática y militar, tratando primero de hacerla su aliada y luego de convertirla en un instrumento de su propia polÃtica.
Espero que te sirva!
2007-03-23 10:13:20
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answer #3
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answered by Oinky 3
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