La costumbre crece cuando se esta 6 años en pareja?

Answer 1

Sabes que si... la pareja con el tiempo transita caminos donde la costumbre es parte del paisaje... y allí está el riesgo de caer en monotonía... Debemos ser creativos, para evitar ese desgaste. No es difícil, solo debemos esforzarnos para no perder la escencia de las primeras experiencias.

Answer 2

Hola Angel..
Te cuento que yo hace 11 años que estoy de novia, de los cuales, llevamos 4 años conviviendo.. y obvio! uno se acostumbra muchisimo a la compoañia del otro.. pero eso no es malo, para nada!!! Malo sería, si uno se aburriese, o si ya todo sería demasiado rutinario..
En mi caso, creo que cada dia estamos mejor, q me encanta acostumbrarme a la compaía de la persona que mas amo...
El ahora está de viaje.. y te juro... lo extraño horrores... me hace falta su compañia, a la cual ya estaba costumbrada... y volvemos a la palabra costumbre... pero para mi.. es una BUENA COSTUMBRE!
BESOS

Answer 3

creo q siconvivis 6 años con una persona o tenes una relacion la costumbre es inevitable, uno siempre termina en la misma rutina y quizas es lo q mata en parte a una pareja, pero con un poco de voluntad de parte de los dos eso se puede cambiar y hacer cada dia una cosita diferente, una salida una flor una notita pequeñas cosas q hacen a un dia distinto de otro

Answer 4

si dejas que la pasión se duerma, por supuesto que todo se volverá costumbre y rutina, pero si cada vez (sin importar cuantos años lleven juntos) exploran nuevos horizontes y se dan su espacio sin confundir libertad con libertinaje, todo funciona super.

Answer 5

Se vuelve costumbre algo a los 21 días, psicológicamente hablando. Puedes pasar 50 años con la misma persona y hacer que cada día vivan enamorados. O pasar apenas un par de años y que ya no soporten más estar juntos. Depende de uds., no dejen que la rutina llegue. Si ya llegó, haz algo!!!

Answer 6

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once del día...



Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?