HOLA.
Nazi es la contracción de la palabra alemana NAtionalsoZIalistische, que significa nacionalsocialista y hace referencia al movimiento Nazista o Nazismo.
La palabra nazi se utiliza para todo lo que se relaciona con el régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del partido nacionalsocialista, el autoproclamado Tercer Reich y Austria a partir de la Anschluss, así como los demás territorios que lo conformaron (Sudetenland, Memel, Dantzig, y otras tierras en Polonia, Francia, Checoslovaquia, Hungría, Holanda y Dinamarca). La Alemania de este periodo se conoce como la Alemania nazi.
Fue un término acuñado por el ministro de propaganda del régimen alemán Joseph Goebbels, que lo usó durante uno de sus discursos para referirse a los miembros de su partido, el Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP) Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.
Inicio y acceso al poder del nazismo
En 1919, el austríaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
Este partido no hubiese llegado a más, probablemente y se demuestra en la gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.
Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf (Mi lucha) que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (Parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania.
[editar] De canciller a Führer del III Reich
Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.
Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. La Ley Habilitante era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
Hitler, tras la muerte del Presidente Hindenburg, reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.
Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
El poder de Hitler se consolida la noche de los cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.
[editar] Persecución y represión
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.
[editar] Propaganda
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la propaganda", creado en 1933.
La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de libros considerados "perniciosos".
El cine sufrió no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la crianza de los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las Juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares. No obstante lo anterior, un gran número de mujeres también hizo parte de las Hitlerjugend.
Uso de la economía como propaganda política
Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual debía someterse la economía del Tercer Reich. Así, hasta 1939, las demandas de los industriales (de menores costos) se enfrentaron con la necesidad de la legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Las competencias nacionales de destreza en el oficio, o el lanzamiento de Volkswagen -el auto del pueblo- fueron claros ejemplos de esta obra social del Tercer Reich.
Las políticas socialistas de la Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año desde 1933) y de un control de precios y salarios policíaco, que provocó todo tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.
Ver:Prora
[editar] Política de higiene racial
Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el establecimiento de los campos Lebensborn en los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas con padres seleccionados para la creación de niños racialmente puros.
El nazismo está imbuido de una paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado científico-místico. Por una parte, pretende demostrar mediante la moderna ciencia de la biología y la selección natural de Darwin, de modo pseudocientífico la realidad de la raza pura y ,por otro lado, presenta la creencia mística de que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces con razas supuestamente degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En los judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda Guerra Mundial empezarán a ser exterminados en los campos de concentración.
Antisemitismo Nazi
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo XX), Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo XIX).
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (de raza aria): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola.
El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.
En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.
Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los propios.
En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.
Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en ghettos (barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, testigos de Jehová (conocidos entonces como los Bibelforscher) o "Jehovas Zeugen", gitanos, homosexuales y discapacitados.
Sobre este último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío en las proporciones que son comúnmente aceptadas. Los principales expositores del caso son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David Irving. El caso más conocido fue el del Commonwealth de Canadá contra Ernst Zundel, ciudadano alemán quien negó el holocausto en su página de internet. Al viajar a Canadá, fue detenido y procesado por difamación contra el pueblo judío. En dicho proceso, Alfred Leuchter, constructor de cámaras de gas para las prisiones de los Estados Unidos realizó un informe en el que concluyó que en la gran mayoría de las cámaras de gas de los campos de concentración de la segunda guerra mundial habría sido imposible gasear masivamente una población, sin embargo, vale la pena aclarar que el informe no niega la existencia del holocausto sino los métodos utilizados para el exterminio del pueblo judío.
[editar] Política exterior
El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores.
La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado primero en secreto, se hizo público después de 1935 y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del "apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo prestigio al reich.
En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente Renania. Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intentó en vano impedir la campaña de anexión de los nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego la Unión.
El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debió ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
Ver: Cronología de la Segunda Guerra Mundial
[editar] Claves de la ideología nacionalsocialista temprana
Racismo
Especialmente el antisemitismo.
Creación de la Herrenrasse por el Lebensborn (un departamento del Tercer Reich)
Antieslavismo (al menos hasta la II Guerra Mundial).
Creencia de algunos ideólogos en la superioridad de la raza aria, alemana y nórdica, aunque también de la raza blanca europea.
Eutanasia y eugenesia buscando la supuesta "higiene racial"
Negación de la democracia, con la consiguiente prohibición de la existencia de partidos políticos, sindicatos.
Führerprinzip/creencia en el líder (Responsibilidad ascendente y autoridad descendente).
Fuerte exhibición de la cultura local.
Regeneración del arte.
Amor a la Naturaleza y creación de reservas naturales y leyes de protección de la Naturaleza.
Darwinismo social
Defensa de Sangre y Tierra (en alemán: "Blut und Boden" - idea representada por los colores rojo y negro de la bandera nazi)
"Lebensraumpolitik", "Lebensraum im Osten" (Creación de más espacio vital para los alemanes en el Este de Europa).
Relación con el fascismo italiano de Benito Mussolini y el español de Francisco Franco.
Creación del Frente de Trabajo, que aglutinaba a los trabajadores de Alemania para un mejor entendimiento de los problemas de estos.
Proyecto "Belleza en el trabajo" para mejorar las condiciones laborales de los obreros.
Creación de la "Ayuda de Invierno" para acabar con el hambre y la penosa situación de muchos alemanes antes del Reich.
Grandes actos de masas para fomentar el espíritu colectivo.
Era voluntario, a partir de los 10 y hasta los 17, ser miembro de las Juventudes Hitlerianas donde se realizaban proyectos juveniles y lucrativos.
[editar] El nacionalsocialismo en la actualidad
Tras la Segunda Guerra Mundial, continuó inspirando a los movimientos neonazis.
En muchos países, entre ellos la Alemania actual, hay leyes estrictas en contra del nazismo, que es considerado un delito.
Actualmente, las referencias al nazismo y a Hitler, así como a diversos personajes y organizaciones influyentes, son muy recurrentes, pero se suelen considerar cuanto menos ofensivas si se realizan en el contexto de una discusión con el objetivo de defender el propio punto de vista sobre algún tema. Por ejemplo, en numerosas discusiones políticas, con el fin de atacar al adversario, se hace referencia a la famosa cita de Goebbels ("Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad").
Además, son muchos los que buscan distanciarse ideológicamente lo máximo posible de Hitler, incluso en temas que se supone que no son políticos, simplemente se avergüenzan del legado en la opinión pública que este personaje ha dejado, sin embargo no necesariamente disienten de algunas de sus ideas (con o sin saberlo) o del legado de otros líderes totalitarios que no han llegado a tener mala prensa como Hitler.
El Nazismo:
El nacionalsocialismo (o nazismo) tenía muchos puntos en común con el fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas: el autoritarismo y la expansión militar propios de la herencia prusiana; la tradición romántica alemana que se oponía al racionalismo, el liberalismo y la democracia; diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos —los llamados arios puros— no sólo eran físicamente superiores a otras razas, sino que también lo eran su cultura y moral; así como determinadas doctrinas filosóficas, especialmente las de Friedrich Nietzsche, que idealizaban al Estado o exaltaban el culto a los individuos superiores, a los que se eximía de acatar las limitaciones convencionales.
Entre los teóricos y planificadores del nacionalsocialismo se encontraba el general Karl Ernst Haushofer, que ejerció una gran influencia en la política exterior de Alemania. Alfred Rosenberg, editor y líder del partido nazi, formuló las teorías raciales basándose en la obra del escritor angloalemán Houston Stewart Chamberlain. El financiero Hjalmar Schacht se encargó de elaborar y poner en práctica gran parte de la política económica y bancaria, y Albert Speer, arquitecto y uno de los principales dirigentes del partido, desempeñó una labor fundamental supervisando la situación económica en el periodo inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial.
Las repercusiones de la I Guerra Mundial
El origen inmediato del nacionalsocialismo debe buscarse en las consecuencias de la derrota alemana en la I Guerra Mundial (1914-1918). De acuerdo con los términos del Tratado de Versalles (foto-1919), Alemania era la única responsable del conflicto, por lo que fue despojada de su imperio colonial y de importantes territorios en el continente, como Alsacia y Lorena, y obligada a pagar onerosas reparaciones de guerra. La vida política y económica alemana se vio gravemente afectada a causa de las condiciones de este acuerdo. La elevada inflación, que alcanzó un punto crítico en 1923, casi terminó con la clase media alemana, y muchos de sus miembros, empobrecidos y sin esperanzas, se comenzaron a sentir atraídos por los grupos políticos radicales que surgieron en la posguerra. Pocos años después de que se hubiera alcanzado un cierto grado de progreso y estabilidad económica, la crisis económica mundial que comenzó en 1929 sumió a Alemania en una depresión que parecía irremediable. La República de Weimar, régimen instaurado en Alemania tras la disolución del II Reich (II Imperio Alemán) al finalizar la guerra, se vio sometida a crecientes ataques tanto de la derecha como de la izquierda durante estos años y no fue capaz de solucionar eficazmente la desesperada situación del país. Hacia 1933, la mayoría de los votantes alemanes apoyaron a alguno de los dos principales partidos totalitarios, el Partido Comunista Alemán (KPD) y el NSDAP.
El Partido Nacionalsocialista
El NSDAP tuvo su origen en el Partido Obrero Alemán, fundado en Munich en 1919. Cuando Adolf Hitler se unió a él en ese mismo año, la agrupación contaba con unos 25 militantes, de los cuales sólo seis participaban en debates y conferencias. Hitler se convirtió en el líder de la formación poco después de afiliarse a ella. Durante el primer mitin del Partido Obrero Alemán, celebrado en Munich el 24 de febrero de 1920, Hitler leyó el programa del partido, elaborado en parte por él; constaba de 25 puntos en los que se combinaban desmesuradas demandas nacionalistas y doctrinas racistas y antisemitas; en el punto vigésimo quinto se establecía lo siguiente como condición indispensable para el cumplimiento de los objetivos previstos: “Frente a la sociedad moderna, un coloso con pies de barro, estableceremos un sistema centralizado sin precedentes, en el que todos los poderes quedarán en manos del Estado. Redactaremos una constitución jerárquica, que regirá de forma mecánica todos los movimientos de los individuos”.
Hitler, el líder supremo
Poco después del mitin de febrero de 1920, el Partido Obrero Alemán pasó a denominarse Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo. Esta nueva organización se fue desarrollando poco a poco, especialmente en Baviera. Sus miembros estaban convencidos del valor de la violencia como medio para alcanzar sus fines, por lo que no tardaron en crear las Sturm Abteilung (‘sección de asalto’) o SA, una fuerza que se encargó de proteger las reuniones del partido, provocar disturbios en los mítines de los demócratas liberales, socialistas, comunistas y sindicalistas, y perseguir a los judíos, sobre todo a los comerciantes. Estas actividades fueron realizadas con la colaboración de algunos de los oficiales del Ejército, particularmente Ernst Röhm.
Hitler fue elegido presidente con poderes ilimitados del partido en 1921. Ese mismo año, el movimiento adoptó como emblema una bandera con fondo rojo en cuyo centro había un círculo blanco con una cruz esvástica negra. En diciembre de 1920, Hitler había fundado el periódico Völkischer Beobachter, que pasó a ser el diario oficial de la organización. A medida que fue aumentando la influencia del KPD, fundado en 1919, el objetivo principal de la propaganda nacionalsocialista fue la denuncia del bolchevismo, al que consideraban una conspiración internacional de financieros judíos. Asimismo, proclamaron su desprecio por la democracia e hicieron campaña en favor de un régimen dictatorial.
El putsch de Munich
El 8 de noviembre de 1923, Hitler, con 600 soldados de asalto, se dirigió a una cervecería de Munich en la que Gustav von Kahr, gobernador de Baviera que en octubre se había proclamado comisario general con poderes dictatoriales, estaba pronunciando un discurso. Apresó a Von Kahr y sus colaboradores y, alentado por el general Erich Ludendorff, declaró la formación de un nuevo gobierno nacional en nombre de Von Kahr. Éste, tras simular aceptar el cargo de regente de Baviera que Hitler le otorgó, fue liberado poco después y tomó medidas contra Hitler y Ludendorff. El líder nazi y sus compañeros consiguieron huir el 9 de noviembre después de un pequeño altercado con la policía de Munich, de manera que el llamado putsch de Munich (o de la cervecería) fracasó. Hitler y Ludendorff fueron arrestados posteriormente. Este último fue absuelto, pero Hitler resultó condenado a cinco años de prisión y el partido fue ilegalizado. Durante su encarcelamiento, Hitler dictó Mein Kampf (Mi lucha) a Rudolf Hess. Esta obra, que más tarde desarrollaría su autor, era una declaración de la doctrina nacionalsocialista, que contenía además técnicas de propaganda y planes para la conquista de Alemania y, más tarde, de Europa. Mein Kampf se convirtió en el fundamento ideológico del nacionalsocialismo algunos años después
Hitler fue puesto en libertad antes de un año. El partido nazi se hallaba prácticamente disuelto, debido en gran medida a que la mejora de las condiciones políticas del país había generado una atmósfera más propicia para las organizaciones políticas moderadas. Durante los años siguientes, Hitler consiguió reorganizar el partido con la ayuda de un reducido número de colaboradores leales. Se autoproclamó Führer (‘jefe’) del partido en 1926 y organizó un cuerpo armado de unidades defensivas, las Schutz-Staffel o SS, para vigilar y controlar al partido y a su rama paramilitar, las SA. Cuando comenzó la crisis económica mundial de 1929, Alemania dejó de recibir el flujo de capital extranjero, disminuyó el volumen del comercio exterior del país, el ritmo de crecimiento de la industria alemana se ralentizó, aumentó enormemente el desempleo y bajaron los precios de los productos agrícolas. A medida que se agravaba la depresión, la situación se mostraba cada vez más propicia para una rebelión. Fritz Thyssen, presidente de un grupo empresarial del sector del acero, y otros capitalistas entregaron grandes cantidades de dinero al NSDAP. No obstante, numerosos empresarios alemanes manifestaron su firme rechazo a este movimiento.
El Partido Nacionalsocialista en el Reichstag
El NSDAP ganó apoyo rápidamente y reclutó en sus filas a miles de funcionarios públicos despedidos, comerciantes y pequeños empresarios arruinados, agricultores empobrecidos, trabajadores decepcionados con los partidos de izquierdas y a multitud de jóvenes frustrados y resentidos que habían crecido en los años de la posguerra y no tenían ninguna esperanza de llegar a alcanzar cierta estabilidad económica. En las elecciones al Reichstag (Parlamento alemán) de 1930 los nazis obtuvieron casi 6,5 millones de votos (más del 18% de los votos totales emitidos), lo que suponía un gran ascenso en comparación con los 800.000 votos (aproximadamente un 2,5%) obtenidos en 1928. Los 107 escaños alcanzados en estas elecciones les convirtieron en el segundo partido del Reichstag, después del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que ganó 143 escaños. El KPD, con 4,6 millones de votos, también logró un considerable avance con la obtención de 77 escaños.
El partido nazi rentabilizó al máximo el agravamiento de la depresión económica (conocida internacionalmente como la Gran Depresión) entre 1929 y 1932. Los esfuerzos desesperados del canciller Heinrich Brüning por salvar la república democrática mediante decretos de emergencia no consiguieron frenar el creciente desempleo. Por el contrario, la ineficacia de su administración socavó la escasa fe de la población alemana en la democracia parlamentaria. Así pues, Hitler obtuvo un elevado número de votos en las elecciones presidenciales de 1932, aunque la victoria final fue para Paul von Hindenburg.
En las elecciones al Reichstag celebradas en julio de 1932, el NSDAP recibió 13,7 millones de votos y consiguió 230 escaños de un total de 670. Se había convertido en el partido más fuerte, aunque no contaban aún con mayoría, y el presidente Hindenburg ofreció a los nacionalsocialistas ingresar en un gobierno de coalición. Hitler rechazó esta propuesta y reclamó gobernar en solitario. Se disolvió el Reichstag y el NSDAP obtuvo únicamente 11,7 millones de votos (196 escaños) en las elecciones que se convocaron en noviembre para elegir una nueva asamblea. El SPD y el KPD obtuvieron en total más de 13 millones de votos, lo que les reportó 221 escaños; sin embargo, puesto que estos grupos eran rivales, los nazis, a pesar de su retroceso electoral, continuaron siendo la fuerza mayoritaria en el Reichstag. Hitler volvió a negarse a participar en un gobierno de coalición y la asamblea legislativa alemana se disolvió por segunda vez. Hindenburg finalmente nombró a Hitler canciller el 30 de enero de 1933, aconsejado por Franz von Papen. A partir de este momento se inició la creación del Estado nacionalsocialista.
A finales de febrero, cuando estaba a punto de concluir la campaña de las nuevas elecciones al Reichstag, el edificio que albergaba al parlamento fue destruido por un incendio y se sospechó que este acto había sido provocado. Los nazis culparon a los comunistas y utilizaron este incidente como un pretexto para reprimir a los miembros del KPD con una brutal violencia; la misma suerte corrió posteriormente el SPD. Ningún partido ofreció una resistencia organizada. Finalmente, todas las demás agrupaciones políticas fueron ilegalizadas, se consideró un delito la formación de nuevos partidos, y los nacionalsocialistas pasaron a ser la única organización política legal. Por la Ley de Poderes Especiales del 23 de marzo de 1933, todas las facultades legislativas del Reichstag fueron transferidas al gabinete. Este decreto otorgó a Hitler poderes dictatoriales por un periodo de cuatro años y representó el final de la República de Weimar. El 1 diciembre de 1933 se aprobó una ley por la cual el partido nazi quedaba indisolublemente ligado al Estado.
La organización del partido a partir de 1933
Desde ese momento, el partido se convirtió en el principal instrumento del control totalitario del Estado y de la sociedad alemana. Los nazis leales no tardaron en ocupar la mayoría de los altos cargos del gobierno a escala nacional, regional y local. Los miembros del partido de sangre alemana pura, mayores de dieciocho años, juraron lealtad al Führer y, de acuerdo con la legislación del recién instituido III Reich, sólo debían responder de sus acciones ante tribunales especiales del partido. En principio, la pertenencia a esta agrupación era voluntaria; millones de ciudadanos deseaban afiliarse, pero muchos otros fueron obligados a ingresar en ella contra su voluntad. Era preciso ser miembro del partido para ocupar un puesto en la administración pública. Se estima que el número de afiliados llegó a alcanzar los 7 millones en el momento de mayor auge.
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2007-03-14 17:09:11
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