...Ahora le toca a Alfonso Arau intentar un nuevo acercamiento a la figura de Emiliano Zapata, donde según el cineasta lo que vemos es una versión mística del Caudillo del Sur, y el resultado nos hace añorar aquellas películas en blanco y negro donde José Elías Moreno interpretaba a Pancho Villa como un tipo bonachón que cuidaba a sus "muchachitos" y que parecía incapaz de matar a una mosca. Arau es muy libre de abordar la figura de Emiliano Zapata, o de cualquier otro personaje histórico, como mejor le parezca, pero necesariamente tendrá que ajustarse a ciertos hechos básicos. De otra manera no tiene ningún sentido que su película lleve el nombre del personaje en cuestión.
Este es el principal problema de Zapata. Arau incluyó tal cantidad de hechos fantásticos, dudosos o sacados de la manga que la cinta se podría llamar La Venganza del Hijo de Juan Charrasqueado y sería exactamente lo mismo. Hacer un recuento detallado de todas las inexactitudes de Arau me llevaría demasiado tiempo, por lo que sólo mencionaré algunos ejemplos, antes de abordar el principal defecto de la película.
Uno de estos es la supuesta bondad de los zapatistas, que según Arau trataban a sus enemigos con respeto y dignidad. ¡Ahora resulta que Felipe Neri (que acostumbraba cortarle las orejas a los campesinos que se negaban a pelear su lado), Genovevo de la O (que dinamitaba trenes) y Francisco Pacheco (famoso por su frase "Si mi consensia me dice que te quiebre, te quebro, si no, non te quebro") eran hermanas de la caridad! El mismo Emiliano Zapata protagonizó episodios poco edificantes aunque Arau insista en presentarlo como un guerrillero que nunca mató a nadie. Casi nunca se menciona que Zapata traicionó a su amigo Otilio Montaño, el verdadero ideólogo de la revolución zapatista, permitiendo que fuera fusilado por organizar un supuesto complot en su contra.
También según Arau, Eufemio Zapata tuvo la muerte que siempre había deseado: a manos de un marido celoso. Mentira. En realidad Eufemio Zapata murió como resultado de sus esfuerzos por apartar a los morelenses del alcohol. En cierta ocasión, mientras recorría Cuautla en busca de borrachos que escarmentar, se encontró a un anciano en una cantina y lo golpeó hasta dejarlo inconsciente. En represalia, el hijo del viejecito, un tipo apodado el Loco Sidronio, le disparó a Eufemio, dejándolo moribundo, para después arrastrarlo sirviéndose de su caballo hasta dejarlo sobre un hormiguero.
Otra de las falsedades de Arau es mostrar a los zapatistas como campeones de la cultura indígena. A los humildes soldados que integraban el Ejército Revolucionario del Sur y al mismo Emiliano Zapata seguramente les sorprendería descubrir que eran adoradores de Quetzalcoatl y Huitzilopochtli, cuando todo el mundo sabe que eran católicos devotos, que peleaban siempre acompañados de imágenes de la Virgen y de sus santos más queridos. En su película Arau ignora a los sacerdotes católicos que prestaron ayuda a Zapata y a sus hombres, lo que nos lleva directamente al error más grande de la película.
Con tal de transformar a Emiliano Zapata en defensor de los indios Alfonso Arau inventó una subtrama ****** en la que una sacerdotisa azteca interviene en la vida del héroe, desde su nacimiento hasta su muerte en Chinameca. Cual Yoda tercermundista, esta mujer le muestra al Caudillo del Sur su destino con firmeza y sabios consejos ("¡Usa tu Punto Luminoso, *******!"), hasta hacerle comprender que el motivo de su lucha no es la posesión de la tierra sino la restauración del imperio azteca. Sin el menor pudor, ni el más elemental sentido del ridículo, Arau nos muestra a un Emiliano Zapata con poderes mágicos que le permitían comunicarse con los animales, controlar el clima y teletransportarse a las hermosas playas de México. A media película el espectador ya no sabe si está viendo la biografía de Kalimán o una versión libre de Dragonball Z.
En cuanto a la manufactura de la cinta, el único que se salva es el fotógrafo Vittorio Storaro. Todo lo demás es vergonzoso. No voy a hablar más del guión, que por su moraleja indigenista y por su nulo valor literario parece escrito por el Subcomediante Marcos, pero todavía queda mucho por criticar. En primer lugar está el reparto. Como supongo que no faltará quien le diga a Alejandro Fernández que como actor es un buen cantante, mencionaré al resto del elenco.
Jaime Camil, que en la película sale con un mostacho de utilería más falso que una moneda de tres pesos, ya lo ha intentado todo. Fue locutor de radio, presentador de programas de televisión, cantante y ahora actor de cine. En todos estos ámbitos ha fracasado. Si tiene tanta lana, ¿qué necesidad tiene de seguir haciendo el ridículo con su carrera artística? Por su parte, Jesús Ochoa nos demuestra que es incapaz de rechazar un papel, dándole vida a un Victoriano Huerta que parece dictador de opereta más que el villano por excelencia de la Revolución Mexicana. ¿Y qué bruja le dijo a Lucerito que es actriz? (Es pregunta retórica, claro, todos sabemos que fue su mamá).
Las apariciones especiales de otras celebridades son igual de estúpidas. Como aquella escena en la que Zapata, a quien Huerta capturó y torturó quemándole los pies (algo que sólo ocurrió en la imaginación de Alfonso Arau, por supuesto), es rescatado por tres prostitutas que salen quién sabe de dónde para distraer a los guardias y coserlos a balazos, justo antes de que lleguen los demás zapatistas buscando un sombrero. Todo esto, digno de figurar en cualquier antología del humor involuntario, parece no tener otro propósito que darle un papel secundario a Las Mexicanas (Liliana Lago y otras dos nalgonas que dizque cantan) que interpretan -es un decir- a las prostitutas salvadoras.
Esto no es nada comparado con la aparición inesperada de La Corcholata... perdón, de Carmen Salinas en la escena en que Pancho Villa y Emiliano Zapata se encuentran en el Sanborn’s de la capital. Al parecer, la señora Salinas confundió el set de Zapata con el de Bellas de Noche, o tal vez quiso recordar aquellos años maravillosos cuando hacía mancuerna con Lalo El Mimo y Sasha Montenegro, porque lo único que hace es alburear a Villa y a Zapata antes de irse rapidito para llegar a tiempo al set de Man on Fire y consagrarse en Jóligud.
Se supone que Zapata es la producción más costosa en la historia del cine mexicano. Se contó con un presupuesto de no sé cuántos millones de dólares. Y yo me pregunto: ¿en qué se los gastaron? Con el pretexto de que es una película simbólica la reconstrucción de época se limita a colocar unos cuantos muebles viejos en medio de edificios en ruinas y a meter al elenco en trajes baratos. Tal vez la participación de "El Divino" tenga algo que ver con este misterio. Según fuentes confiables, el señor Ángel Isidoro es sonámbulo y en las noches se levanta, abre su caja fuerte y se mete el contenido en los bolsillos. Se roba sólo. Por eso no es de extrañar que el presupuesto brille.. por su ausencia.
Para los que digan que el público es quien tiene la última palabra y que los que nos dedicamos a criticar películas somos una bola de ardidos y envidiosos, les diré que las otras personas que estaban en el cine, hasta las que iban a admirar a Alejandro Fernández, no se mostraron nada complacidas con el espectáculo. Cuando no se estaban riendo de los superpoderes de Zapata, se quejaban en voz alta de que la película era un fraude. Yo me atrevo a decir que Zapata no sólo es la peor película mexicana del año, es una de las peores en la historia del cine nacional.
2007-03-14 11:39:47
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answer #1
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answered by azzya14 7
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