La esquizofrenia es un diagnóstico que se basa en la observación de una serie de fenómenos conductuales y subjetivos que experimentan ciertas personas. En la actualidad los síntomas se agrupan en cinco dimensiones:síntomas positivos, negativos, cognitivos, afectivos y sociales/ocupacionales. Los síntomas positivos son exacerbaciones de fenómenos normales, o son fenómenos novedosos que no suelen ocurrir en otras personas, e incluyen el delirio, las alucinaciones, la desorganización del pensamiento y la conducta, los síntomas catatónicos y la agitación. Son los síntomas que en general reciben el nombre de “psicosis”. Los síntomas negativos se consideran una pérdida o disminución de funciones psíquicas, presentes corrientemente en las personas; estos síntomas incluyen un afecto embotado o plano, retraimiento emocional, apatía, pensamiento estereotipado, alogia (limitación en la fluidez y productividad del discurso y el pensamiento), avolición (restricción en la iniciación de la conducta). Los síntomas cognitivos son el deterioro de la atención, del procesamiento de la información, de la asociación lógica, pobreza ideativa (dificultad de elaborar nuevas ideas), dificultad para el aprendizaje en serie, y trastorno de las funciones ejecutivas (planificar, secuenciar, priorizar, mantener la atención en la tarea, adaptarse a los cambios). Los síntomas cognitivos son los que provocan mayor discapacidad social. Entre los síntomas afectivos están el aplanamiento afectivo (también considerado un “síntoma negativo”), la disforia (irritabilidad, preocupación, tensión, etc.), el humor depresivo, desesperanza e ideas e intentos suicidas. Por último están los síntomas sociales/ocupacionales, como hostilidad, impulsividad, aislamiento y conducta antisocial. Naturalmente, no se requiere que estén todos estos síntomas en una sola persona, y para eso diversos autores han propuesto una serie de conjuntos sintomáticos como criterios para realizar el diagnóstico.
La esquizofrenia suele presentarse por primera vez en la adolescencia o juventud temprana, siendo más precoz en los hombres que en las mujeres, y teniendo en ellos un curso más deteriorante. Muchas veces es una condición que persiste por toda la vida de un sujeto, pero también hay sujetos que se recuperan de ella.
La esquizofrenia es considerada por algunos autores como "psicosis endógena", y a veces se la agrupa junto a la “psicosis maníaco depresiva”, también considerada “endógena”. El término “endógeno” fue originado como polaridad de lo “exógeno”, denominando esto último aquellas manifestaciones psíquicas originadas en trastornos corporales, como enfermedades cerebrales o sistémicas o producto de intoxicaciones con diversas sustancias (lo que hoy se conoce como delirium, manteniendo esta denominación latina para no confundirlo con el delirio). El término "endógeno"[1] derivó de la idea de “degeneración” como “desviación malsana de un individuo”, surgida en el siglo XIX, asociándola fuertemente a la idea de predisposición hereditaria degenerada. Posteriormente lo “endógeno” fue modificándose hacia la idea de “disposición” (más que “degeneración”), y luego designó simplemente un origen desconocido[2][3], una psicosis sin base somática conocida (pero se deja entrever que probablemente la tenga). Por último Tellenbach[4][5] sugirió que existía un “endón” en el ser humano, un ámbito interno donde se verifican procesos rítmicos, de maduración, y que tienen un carácter globalizador, de conjunción cósmica-natural, de corte antropológico-existencial. Históricamente, por lo tanto, lo “endógeno” denominó una etiología, una psicopatología y por último, un adjetivo. Busca poner de manifiesto el hecho fundamental que los procesos psicopatológicos esenciales se desarrollan al interior del ser psíquico humano individual, y también el hecho de que no exista un origen biográfico u orgánico definido. Indica por otro lado un origen más o menos misterioso, que surge de la interioridad antropológica del ser humano (el “endón”). Sin embargo, la denominación ha tendido a perder vigor por el notable desarrollo en la comprensión de los factores que se vinculan al origen de la esquizofrenia. La misma denominación ”psicosis” es controversial, dado que el sufijo “osis” indica en medicina un trastorno degenerativo (como en “artrosis”), y existe actualmente un debate en torno a la consideración de la esquizofrenia como “enfermedad”. De ahí que suele preferirse hablar de “trastorno”, que tiene una connotación ligeramente más neutral.
Historia
Eugene Bleuler dio nombre a la esquizofrenia, trastorno que era conocido anteriormente como dementia praecox.
Eugene Bleuler dio nombre a la esquizofrenia, trastorno que era conocido anteriormente como dementia praecox.
La idea de locura ha existido desde muy antiguo. Los primeros datos que pueden estar relacionados con síntomas psicóticos datan del 2000 adC en el Libro de los corazones, parte del antiguo Papiro de Ebers. Sin embargo, un estudio reciente de la literatura antigua de Grecia y Roma mostró que, mientras la población general probablemente tenía conocimiento de los trastornos psicóticos, no había ninguna condición equivalente al moderno criterio de diagnóstico de esquizofrenia en aquellas sociedades[6].
La esquizofrenia como entidad nosológica tiene una historia en realidad muy reciente. La aproximación contemporánea al concepto de esquizofrenia se inició con Kraepelin, quien en 1887, luego de largas observaciones entre sus pacientes, logró sistematizar una buena cantidad de entidades psicopatológicas que estaban confusas hasta entonces y distinguió una forma de “demencia” que aparecía en los jóvenes (a diferencia de la demencia senil), separándola de otras formas de insania mental, como la locura maníaco depresiva. A esta “demencia” le llamó “dementia praecox”, subrayando con eso su curso deteriorante y su precocidad. Le dio mayor importancia a los síntomas que llamamos “negativos” como “debilitamiento de la voluntad”, y la falta de un “desarrollo personal”. Sin embargo, Bleuler en 1908 sugirió que el nombre era inadecuado, porque el trastorno no era una “demencia”, es decir, no llevaba necesariamente a un deterioro de funciones mentales como en la demencia senil (que hoy llamamos de tipo Alzheimer), muchos pacientes sí mejoraban y además, ocasionalmente se presentaba por primera vez en personas maduras[7]. Propuso entonces el nombre con el que se conoce el trastorno hasta hoy. Bleuler sugirió la palabra esquizofrenia (del griego “mente escindida”) para referirse a una falta de integración de diversos procesos psíquicos, como percepción, memoria, personalidad, pensamiento lógico. Sugirió también que los síntomas podían dividirse en fundamentales (si estaban presentes en todos los pacientes y durante toda la evolución del trastorno) y accesorios. Los síntomas fundamentales de Bleuler constituyen “las cuatro A”: Asociaciones laxas del pensamiento, Afectividad aplanada, Ambivalencia y Autismo. Los síntomas accesorios son las ideas delirantes o delirios, alucinaciones, alteraciones del lenguaje y la escritura y los síntomas catatónicos. Hay que notar que aquellos síntomas que llaman más la atención (como los delirios y las alucinaciones) Bleuler los considera “accesorios”. Esa diferencia es adecuada, porque la gravedad del trastorno está vinculada justamente a las características de laxitud asociativa y aplanamiento afectivo y autismo, los síntomas fundamentales de Bleuler.
Con el trabajo de Kraepelin se introdujo el concepto de "enfermedad mental", y la psiquiatría fue considerada por fin como una rama legítima de la medicina.
De modo anecdótico hay que hacer notar que se ha popularizado el término “esquizofrenia” para indicar una disociación de ideas y conductas, como una suerte de “hipocresía” vital, (pensar en hacer algo pero hacer otra cosa diferente de un modo más o menos premeditado).
Un gran aporte desde la semiología fue dado por Klaus Conrad, quien publicara en 1954 "La esquizofrenia incipiente" donde distingue y aún hoy mantiene en vigencia ciertas fases del curso de la patología bajo el concepto de esquizofrenia incipiente.
Clínica
La esquizofrenia se presenta como episodios críticos agudos con tiempos de evolución variables (desde algunas semanas hasta varios meses, dependiendo del tratamiento), y diferentes modos de resolución y síntomas residuales que constituyen la esquizofrenia crónica. Liebermann[8] considera una evolución más o menos típica, que se inicia con una fase premórbida entre el nacimiento y los 10 años. Luego existe un período prodrómico, entre los 10 y los 20 años. En este período suele aparecer alguna sintomatología negativa y se interrumpe el funcionamiento normal del individuo (por ejemplo, abandona la escuela, o no logra iniciar un noviazgo). Luego comienza el período de progresión del trastorno, donde aparecen los primeros episodios agudos con lo síntomas más llamativos (como delirios y alucinaciones), aunque no son éstos los más importantes para realizar el diagnóstico. Los síntomas aparecen en brotes con exacerbaciones y remisiones parciales, y frecuentemente acompañados de un deterioro progresivo. Por último viene el período de estabilización y/o agotamiento, sobre los 40 años, en el que predomina la sintomatología negativa y los déficits cognitivos (aunque estos ya están presentes desde el inicio del trastorno). Un episodio que se inicia con gran intensidad sintomática (por ejemplo, intenso delirio, alucinaciones, agitación psicomotora, lo que se conoce como un “episodio florido”) y en forma más o menos brusca, tiene mucho mejor pronóstico que una presentación insidiosa y con síntomas de desorganización más que delirio. Sea una presentación florida o insidiosa, los pacientes muy raramente van a solicitar ayuda. Siempre serán las personas con las que viven o trabajan las que van a solicitarla, motivados por la observación de una serie de conductas extrañas o que perciben como amenazadoras. Sin embargo, es frecuente que las familias de los esquizofrénicos convivan durante largos períodos con el paciente que presenta síntomas, pero parecen no perturbarse por estos, hasta que ocurre algún cambio dramático de la conducta de la persona (por ejemplo, una agitación psicomotora).
Los síntomas pueden desarrollarse a lo largo de semanas o meses donde se compromete progresivamente la funcionalidad social, según sea la intensidad, la premura y persistencia de las experiencias psicóticas. Las conductas del paciente que parecen más extrañas (como hablar solo, por ejemplo) en realidad responden a vivencias psicóticas actuales, como contestarle a voces que está escuchando. Puede gritarle a las personas de manera incomprensible, pero podría estar en realidad respondiendo a un delirio de persecución o daño, o a alucinaciones. Sin embargo, a la larga, la disfuncionalidad social parece estar más relacionada con el compromiso de funciones cognitivas, tales como atención, volición y funciones ejecutivas, y no tanto con los síntomas propiamente psicóticos positivos (alucinaciones y delirios). De hecho, el tratamiento medicamentoso es capaz de controlar bastante bien los síntomas positivos, pero mucho menos los síntomas negativos y cognitivos. Con el paso del tiempo la esquizofrenia puede comprometer más o menos profundamente a la persona, lo que se conoce como esquizofrenia crónica. Sobre esta pueden aparecer nuevos episodios de reagudización, con síntomas característicos de los episodios agudos. Por lo general, en los episodios agudos se encuentran síntomas positivos, en tanto en la esquizofrenia crónica son más frecuentes los síntomas negativos.
Diagnóstico
Como en todos los trastornos mentales, el diagnóstico de la esquizofrenia se basa en la observación del comportamiento de la persona evaluada, sea directamente por el personal de salud, o por los antecedentes que aporten familiares y conocidos del paciente. Los criterios diagnósticos dependen de la presencia y duración de ciertos signos y síntomas. Se han propuesto varios criterios a lo largo del siglo XX, dependiendo del variable concepto que se tenga de la esquizofrenia. Actualmente existen dos manuales de criterios diagnóstico que, en lo esencial, son muy similares, y tienen por objeto tanto permitir un registro estadístico más o menos confiable como mejorar la comunicación entre profesionales. Sin embargo en la práctica clínica las personas esquizofrénicas tienen una riqueza sintomática que excede largamente el contenido de los manuales, y hay una gran variedad de cuadros que pueden estar a medio camino de las categorías nosológicas contenidas en ellos. Estos manuales son el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association), y la Clasificación internacional de las enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las versiones más recientes son CIE-10 y DSM-IV-TR (ver en enlaces); Debajo hay una versión abreviada de los criterios de diagnosis del DSM-IV-TR. La versión completa está disponible aquí Para diagnosticar una esquizofrenia la persona debe presentar:
* A) Síntomas característicos: Dos (o más) de los siguientes, cada uno presente durante una parte significativa de un período de un mes (o menos, si ha sido tratado con éxito).
o Delirios.
o Alucinaciones.
o Discurso desorganizado (ej. frecuentes descarrilamientos o incoherencia). Véase Desorden del pensamiento.
o Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado.
o Síntomas negativos, p.ej. aplanamiento afectivo (falta o disminución de respuesta emocional), alogia (falta o disminución del habla), o avolición (falta o disminución de la motivación).
Nota: sólo se requiere un síntoma del Criterio A si los delirios son extraños, o si los delirios consisten en una voz que comenta continuamente los pensamientos o el comportamiento del sujeto, o si dos o más voces conversan entre ellas.
* B) Disfunción social/ocupacional: Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio de la alteración, una o varias áreas importantes de actividad , como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno (o, cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal, académico o laboral).
* C) Duración: Persisten signos continuos de la alteración durante al menos seis meses. Este período de seis meses debe incluir al menos un mes de síntomas (o menos, si se ha tratado con éxito) que cumplan con el criterio A, y puede incluir los períodos prodrómicos o residuales. Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos de la alteración pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de la lista del Criterio A, presentes de forma atenuada (p.ej., creencias raras, experiencias perceptivas no habituales).
Los demás criterios (D, E y F) permiten excluir que el trastorno derive de trastornos afectivos o del estado de ánimo, de trastornos por uso de sustancias psicoactivas o condiciones médicas y de trastornos generalizados del desarrollo.
Históricamente, la esquizofrenia en Occidente ha sido clasificada en simple, catatónica, hebefrénica o paranoide. El DSM contiene en la actualidad cinco tipos de esquizofrenia y la CIE describe siete. Éstas son:
* (F20.0/295.3) Tipo paranoide: predominan los delirios y alucinaciones (el DSM exige que no haya discurso desorganizado ni afectividad inapropiada o plana).
* (F20.1/295.1) Tipo desorganizado: predomina el discurso y comportamiento desorganizado, y una afectividad inapropiada o plana.
* (F20.2/295.2) Tipo catatónico: con importantes alteraciones psicomotoras tales como la flexibilidad cérea (como muñeco de cera); puede llegar hasta el estupor catatónico.
* (F20.3/295.9) Tipo indiferenciado: hay síntomas psicóticos, pero no cumplen criterios para los tipos paranoide, desorganizado ó catatónico.
* (F20.5/295.6) Tipo residual: donde los síntomas positivos están presentes tan sólo a baja intensidad.
Los cifras entre paréntesis indican los códigos CIE/DSM respectivamente. El tipo desorganizado se conoce aún ampliamente como esquizofrenia hebefrénica. La OMS reconoce además los tipos:
* (F20.4) Depresión post esquizofrénica: trastorno de tipo depresivo, a veces prolongado, que surge después de un trastorno esquizofrénico. Durante él pueden persistir algunos síntomas esquizofrénicos, pero no predominan en el cuadro clínico. Raramente son tan importantes como para realizar un diagnóstico de depresión grave.
* (F20.6) Esquizofrenia simple: su desarrollo es insidioso. No manifiesta alucinaciones ni delirios. Es menos propiamente psicótica y muestra fundamentalmente síntomas negativos.
Es necesario subrayar que muchos de los síntomas positivos o psicóticos, pueden aparecer en gran variedad de trastornos y no sólo en la esquizofrenia (por ejemplo en la depresión, manía, psicosis reactivas y otros). Schneider (1975) estableció una lista de síntomas particulares de psicosis que él creía especialmente útiles para distinguir entre la esquizofrenia y otros trastornos que pueden producir psicosis. Éstos se llaman síntomas de primer orden o síntomas Schneiderianos de primer orden e incluyen el pensamiento sonoro, oír voces que dialogan entre sí, oír voces que comentan los propios actos, robo e influencia sobre el pensamiento, divulgación del pensamiento, percepciones delirantes, delirio de influencia (todo lo experimentado es influido por otros). Se ha discutido la confiabilidad de los 'síntomas de primer grado' para diagnosticar la esquizofrenia. No obstante, y de hecho, tienen todavía gran aplicación práctica en muchos lugares.
Controversias
Diversos autores han sostenido que el diagnóstico de esquizofrenia es inadecuado porque se basa en categorías dicotómicas, que involucran la discriminación precisa entre enfermedad mental (aquello que satisface los criterios diagnósticos) y sanidad mental (que no los satisface). van Os y otros autores [9] [10] por ejemplo, han argumentado que esta división precisa tiene poco sentido, en la medida que existen muchas personas normales que tienen experiencias psicóticas o ideas cuasi delirantes [11] sin que esto les signifique algún tipo de problema, alguna incapacidad, o que puedan ser diagnosticados por el sistema categorial (tal vez porque interpretan sus experiencias de un modo positivo, o tienen creencias más pragmáticas y comunes). Debe destacarse que la diferenciación de un síntoma la realiza un observador de un modo bastante subjetivo, y suele basarse en definiciones relativamente inconsistentes o al menos imprecisas (por ejemplo, véase la controversia sobre lo que constituye delirio o trastorno del pensar). También se ha discutido que los síntomas psicóticos no constituyen una buena base para realizar un diagnóstico de esquizofrenia, dado que “la psicosis es la ‘fiebre’ de la enfermedad mental—un indicador grave pero impreciso” [12]. Algunos estudios han demostrado que la tasa de consistencia entre dos psiquiatras enfrentados al diagnóstico de esquizofrenia llega al 65% en el mejor de los casos [13]. Estos elementos han llevado a algunos críticos a sugerir que el diagnóstico de esquizofrenia debería abandonarse [14] [15]. En 2004 Japón abolió el diagnóstico de esquizofrenia y lo reemplazó por “trastorno de la integración” [16]. Otros autores han propuesto un modo de aproximación diagnóstica basado en las deficiencias neurocognitivas específicas (y no en los síntomas psicóticos), como son la atención, funciones ejecutivas y resolución de problemas. Estas deficiencias causan la mayor parte de la discapacidad de la esquizofrenia y no tanto los síntomas psicóticos (que se pueden controlar de modo más o menos efectivo con la medicación). Sin embargo, este argumento todavía es novedoso y es difícil que el método de diagnóstico varíe en el corto plazo.
El enfoque del diagnóstico de la esquizofrenia ha tenido oposición también por parte de movimientos de antipsiquiatría, que argumentan que clasificar determinados pensamientos y comportamientos como enfermedad, según el modelo médico, permite el control social de individuos que la sociedad encuentra indeseables pero que no han cometido ningún crimen. Este argumento, dicen, es un modo injusto de clasificar un problema social como un problema médico para permitir la retención forzosa y el tratamiento de gente que muestra dicho comportamiento, que es algo que se puede realizar bajo el amparo de la legislación para la salud mental en la mayoría de los países occidentales. Aunque la antipsiquiatría ha sido a su vez cuestionada por presentar poca argumentación científica, ha colaborado, sin embargo, en el desarrollo de formas no asilares de tratamiento con participación de la comunidad y la reintegración de esquizofrénicos a la vida comunitaria.
Causas
Los estudios sobre las causas de la esquizofrenia se topan en primer lugar con la dificultad de delimitar bien el trastorno, dado que muchos otros trastornos pueden presentar síntomas similares a la esquizofrenia, entre ellos el trastorno bipolar, la depresión, y otros sindromes delirantes. Aún con estas consideraciones, hay evidencia suficiente que sugiere que en la esquizofrenia existe una vulnerabilidad genética sobre la que actúan estresores ambientales para, finalmente, desencadenar la condición [17]. Sin embargo, el peso relativo de cada uno de estos factores está lejos de ser precisado, y es objeto de acalorados debates. La esquizofrenia probablemente derive de un tipo de herencia bastante complejo. Varios genes que se han propuesto como candidatos probablemente interactúen entre sí, originando la vulnerabilidad para el trastorno, o posiblemente estén en la base de algunos de sus elementos que en conjunto permiten el diagnóstico [18]. El debate se extiende hacia los métodos de investigación y hacia la mejor manera de interpretar sus resultados, lo que provoca estimaciones diferentes acerca de cuál es la contribución específica de los factores genéticos.
Genética
Hay, sin embargo, evidencia sobre la heredabilidad del diagnóstico de esquizofrenia, que ha llegado a estimarse por sobre un 80% y hasta un 87% [19] (la heredabilidad es la proporción de la varianza fenotípica que es atribuible a la varianza genética). Aún así, la investigación actual estima que el ambiente juega un considerable rol en la expresión de los genes involucrados en el trastorno. Esto es, poseer una carga genética importante no significa que la condición vaya a desarrollarse necesariamente. La mejor prueba de ello son las tasas de concordancia que se han estimado en alrededor de un 48% para gemelos monocigotos y un 4% para gemelos dicigotos [20] (tasa de concordancia es la proporción de parejas de gemelos en que ambos tienen la condición). Esto es, en el 48% de las parejas de gemelos monocigotos ambos tienen el diagnóstico. Esto indica la alta heredabilidad de la esquizofrenia, pero también muestra la enorme influencia del ambiente, ya que el resto de las parejas sólo tienen un miembro con la condición, a pesar de que los gemelos monocigotos comparten la casi totalidad de sus genes. A esto hay que agregar que la mayoría de los estudios no han considerado los factores psicosociales involucrados. Los estudios aún están sujetos a interpretación.
Un campo abierto a la investigación actual y de rápido y continuo desarrollo es la genética molecular, que ha tratado de identificar los genes que pueden elevar el riesgo de desarrollar una esquizofrenia. Sus resultados aún son frágiles, y es claro que pueden variar en los próximos años. La búsqueda de genes y loci cromosómicos ha sido lenta y frustrante, probablemente porque existen múltiples genes de susceptibilidad, cada uno con un efecto apenas discreto, que actúa ligado a procesos epigenéticos y factores ambientales. La investigación también ha sido dificultosa por problemas prácticos, como la ausencia de formas monogénicas (Mendelianas) de herencia, y la ausencia de un diagnóstico neuropatológico u otros marcadores biológicos del o los sindromes.
Un hecho destacable es la sobreposición de genes entre la esquizofrenia y los trastornos bipolares [21] [22] [23]. La clásica división entre esquizofrenia y bipolaridad, planteada originalmente por Kraepelin y que ha resultado de enorme utilidad clínica, podría ser así revisada. Esto indicaría que los trastornos esquizoafectivos, que poseen una sintomatología tanto esquizofrénica como afectiva en distintas proporciones, podrían ser algo más que confusión diagnóstica y en realidad tener una base genética. Las bases sobre las que se han construido las categorías diagnósticas en psiquiatría, que son sintomáticas, podrían ser también revisadas. La genética está colaborando a cambiar las alambradas en torno a las categorías aceptadas.
Otros estudios han obtenido evidencia de que en ocasiones la esquizofrenia puede ser ocasionada por factores no genéticos. En los casos que no exista un desorden esquizofrénico en la historia familiar de una persona esquizofrénica, es muy probable encontrar una historia de complicaciones en o alrededor del momento del nacimiento, teniendo como resultado mayor probabilidad de presentar los síntomas de esa enfermedad.
El Psicoanálisis de Jacques Lacan sostiene que se trata de una falla en la instauración de la Ley Principal y que produce un punto que en la evolución donde no se distinguirá aspectos de la realidad. Muchos Post-Freudianos consideran que se trata de una falla en el maternizaje temprano, entre ellos Pierre Marty, Melanie Kleim y otros.
Incidencia
La incidencia de la esquizofrenia se encuentra alrededor del 1% de la población, variando según los estudios consultados entre un 0,6% y un 1,8%. No hay grandes diferencias entre países, latitudes. Tampoco hay diferencias globales entre géneros, aunque se sabe que la gravedad entre las mujeres es menor, en las que la enfermedad además aparece más tardíamente.
Farmacología
En el argot psiquiátrico, los antipsicóticos, también llamados tranquilizantes mayores, se identifican bajo el término de neurolépticos, del griego neuro: nervio y lepto: atar. Su descubrimiento fue accidental. El doctor francés Henri Lobori realizaba estudios con sustancias que pudiesen antagonizar los síntomas del estado de choque cuando descubrió la clorpromazina, un fármaco capaz de producir cierta somnolencia y disminuir las reacciones ante estímulos ambientales sin ocasionar la pérdida de la conciencia. En 1952 Jean Delary y Pierre Deniker, dos de los psiquiatras más reconocidos de la época, comenzaron a ensayar la clorpromazina administrándola a algunos de sus pacientes. Los resultados fueron calificados como extraordinarios. En 1958 Janssen descubrió las propiedades antipsicóticas del haloperidol y a partir de entonces siguieron explorándose los usos antipsicóticos de otras sustancias similares. Los neurolépticos más conocidos son buitirofenonas como el haloperidol (Haldol®, Haloperil®) o derivados fenotiacínicos como la clorpromazina (Largactil®, Clorpromacín®), la perfenacina (Leptopsique®) y la tioridacina (Melleril®), entre los más nuevos se encuentran la clozapina (Leponex®, Clopsine®, la olanzapina (Zyprexa®) y la risperidona (Risperdal®).
Mecanismo de acción y formas de empleo
Los neurolépticos pueden administrarse por vía oral, sublingual o intramuscular. Al llegar al cerebro ocupan los receptores del neurotransmisor conocido como dopamina, pero también tienen efectos sobre otros muchos receptores, como los receptores de serotonina, histamina y receptores adrenérgicos entre otros.
Usos terapéuticos
Los psiquiatras los prescriben básicamente en cuadros clínicos de esquizofrenia, paranoia, psicosis orgánicas y funcionales. El haloperidol y la clorpromazina se administran también para detener los estados alterados de conciencia producidos por las llamadas drogas alucinógenas.
Dosificación
El tratamiento con antipsicóticos se inicia con dosis moderadas que van aumentando hasta llegar a la dosis máxima que se mantiene durante varios meses y en ocasiones años. El empleo de la clorpromacina (Largactil®, Clorpromacín®), por ejemplo, puede comenzar con dosis diarias de 100 a 200 mg, y elevarse hasta alcanzar los 600 o los 1.000 mg. Para sujetos sin tolerancia las dosis letales sobrepasan esta última cifra. La dosificación de haloperidol (Haldol®, Haloperil®) se calcula en función de la gravedad del episodio psicótico y se discontinua en cuanto los síntomas desaparecen. Las dosis medias fluctúan entre 10 y 20 mg; las altas entre 30 y 40 mg. Más de esta cantidad en sujetos sin tolerancia puede ser letal.
En casos de psicosis funcionales provocadas por alucinógenos, estimulantes o alcohol, la dosificación de ambas sustancias se calcula en función de la gravedad del episodio psicótico y se discontinúa en cuanto los síntomas desaparecen.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Los especialistas consideran que la mayor parte de los medicamentos antipsicóticos producen reacciones desagradables en los individuos normales, es decir, no psicóticos. Entre los pacientes psiquiátricos, generan un estado similar a la indiferencia emocional sin causar trastornos perceptivos ni alteración en las funciones intelectuales. Se experimentan liberación de la ansiedad, desinterés, falta de concentración y aumento del apetito. El Dr. Simón Brailowsky lo describe en los siguientes términos:
El síndrome neuroléptico aparece como un cuadro de sedación, lentificación psicomotora y emocional, supresión de movimientos espontáneos y de conductas complejas, reducción de la iniciativa y del interés en el medio (se dice que los estímulos externos "se resbalan" o "rebotan" en el paciente, sin que esto signifique que el sujeto no reaccione ante su medio: si se duerme se le puede despertar con relativa facilidad, contesta a las preguntas directas, mantiene sus funciones intelectuales, etc., además de que se preservan los reflejos espinales. Es decir, no es que el sujeto se encuentre sedado y por esta causa se produzcan los demás efectos... la agitación y la inquietud van desapareciendo; la misma tendencia se observa en el caso de las alucinaciones, delirios y desorganización del pensamiento. (1)
Los antipsicóticos, como todos los fármacos, tienen efectos colaterales que van desde visión borrosa, congestión nasal, sequedad de boca, trastornos de peso, contracciones musculares involuntarias, retención urinaria, anemia, irregularidad menstrual, atrofia testicular, alergias cutáneas y vértigos; hasta destrucción de células en la sangre, obstrucción hepática con ictericia (que provoca una pigmentación amarilla característica), excitación paradójica, fotofobia, arritmias cardíacas, aumento de la temperatura corporal y parkinsonismo (temblor en extremidades, tronco, cabeza y lengua que ocasiona alteraciones en la coordinación motriz fina). La disquinesia tardía (movimientos involuntarios de boca, tronco o extremidades que pueden aparecer después de terminado el tratamiento) pueden llegar a ser irreversibles en tratamientos prolongados (más de dos años).
Potencial de dependencia
La tolerancia hacia los neurolépticos es considerable, aunque el peligro de dependencia es inexistente. No hay casos conocidos de dependencia a los neurolépticos. Una suspensión brusca puede provocar ciertos signos de malestar como dolores musculares e insomnio, que desaparecen al cabo de algunos unos días, pero pueden producir un rebrote de los síntomas psicóticos.
Prognosis
Científicos neozelandeses han demostrado recientemente la unión entre la esquizofrenia y el hecho de fumar cannabis.
Las encuestas demostraban que el porcentaje más alto de esquizofrénicos estaba ligado a fumadores de cannabis.
No hay ningún estudio serio que demuestre esa relación y existen evidencias que sugieren los efectos neuroprotectores del cannabis.
* La enfermedad mental y especialmente la esquizofrenia
Enfoques alternativos
¿Qué es?
La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro crónica, grave e incapacitante. El uno por ciento de la población es afectada por esta enfermedad en algún momento de su vida. Cada año más de dos millones de estadounidenses desarrollan esta enfermedad. La esquizofrenia afecta al hombre y a la mujer con la misma frecuencia. Esta enfermedad tiende a producirse en una edad más temprana en el hombre, generalmente entre los dieciséis y veinticuatro años, mientras que en la mujer generalmente se produce entre los veinte y treinta y cuatro años.
Las personas con esquizofrenia a menudo sufren síntomas aterradores tales como escuchar voces, estar convencido que otras personas pueden leer su mente, controlar sus pensamientos o están conspirando en contra de ellos. Estos síntomas causan temor y retraimiento. El habla y el comportamiento son afectados y pueden tornarse hasta incomprensibles. Hoy hay tratamientos que alivian varios de los síntomas pero, aún con tratamiento, muchos enfermos continúan sufriendo durante toda su vida. Se estima que sólo uno de cada cinco pacientes con esquizofrenia se recupera completamente.
Actualmente existe más esperanza para los enfermos de esquizofrenia y para sus familias. Gracias a los estudios de investigación, se están descubriendo medicinas con menos riesgos. También, se está empezando a entender mejor qué causa la enfermedad. Para continuar realizando avances, los científicos utilizan diversos métodos como la genética molecular, y la epidemiología (estudios de cómo se manifiesta esta enfermedad en la población) lo que va permitiendo entender mejor porqué ciertas personas son afectadas. Las técnicas que permiten obtener imágenes de las estructuras y funciones del cerebro también prometen avanzar el entendimiento de esta enfermedad.
[editar] La esquizofrenia como enfermedad
La esquizofrenia se da en todas las partes del mundo. La gravedad de los síntomas y la larga duración de la enfermedad tienden a causar un alto grado de discapacidad. Los medicamentos y otros tratamientos usados para la esquizofrenia sirven para reducir y controlar los síntomas, solo si se siguen de la manera indicada por el médico. A pesar de todo, algunas personas no se benefician mucho con los tratamientos disponibles. Otras los suspenden de manera prematura. Una de las razones por lo que esto sucede es la presencia de efectos secundarios en la medicación, los cuales pueden ser desagradables e inconvenientes. Inclusive cuando el tratamiento en si es moderadamente efectivo, la capacidad de funcionamiento de algunos enfermos es afectado por la falta de oportunidades de trabajo, el estigma que se asocia con esta enfermedad y los síntomas que no mejoran con la medicación.
Los primeros síntomas de la esquizofrenia generalmente son cambios peculiares del comportamiento. Estos síntomas pueden causar desconcierto y confusión en los familiares del enfermo. La presencia de estos síntomas es especialmente chocante para los familiares más cercanos que conocían como era el paciente antes de enfermarse. Resulta extremadamente difícil comprender cómo una persona que era tan saludable y llena de vida puede tener un cambio tan drástico. La aparición súbita de síntomas psicóticos se conoce como la fase "aguda" de la esquizofrenia. La "psicosis", un estado común en la esquizofrenia, representa un deterioro mental marcado. Las alucinaciones, como el oír voces que no son reales, son un trastorno de la percepción muy común. También son comunes los delirios, es decir el desarrollar creencias falsas que surgen como consecuencia de la incapacidad para distinguir lo real de lo imaginario. Otro síntoma menos obvio es el aislamiento social, es decir, el evitar el contacto social con familiares, amigos y otras personas. Dicho aislamiento puede presentarse antes, al mismo tiempo, o después de los síntomas psicóticos.
La evolución de la esquizofrenia es variable. Algunas personas sufren un solo episodio psicótico y se recuperan. Otras tienen muchos episodios de psicosis en el transcurso de su vida, pero entre dichos períodos llevan una vida normal. Otras personas sufren de esquizofrenia "crónica", la que se manifiesta en forma continua o recurrente. Éstas generalmente no se recuperan del todo y típicamente requieren tratamiento con medicamentos a largo plazo.
¿Cómo se diagnostica?
Es necesario descartar otras enfermedades para llegar a un diagnóstico correcto. Algunas veces síntomas mentales graves e incluso psicosis se deben a trastornos médicos que no han sido detectados. Por esta razón, el médico obtiene el historial médico del paciente, incluyendo la historia de la evolución de la enfermedad. Con este fin también, el médico conduce un examen físico y obtiene análisis de laboratorio. Estos procedimientos son necesarios para descartar otras causas posibles antes de concluir que se trata de esquizofrenia. Además, dado que el uso de drogas ilegales es común y que algunas pueden causar síntomas parecidos a los de la esquizofrenia, a veces el médico pide análisis de sangre u orina para detectar la presencia de drogas. Dichos análisis pueden ser pedidos tanto en el hospital como en el consultorio médico.
Varias enfermedades psiquiátricas se pueden presentar en forma parecida. Por esto inicialmente a veces es difícil distinguir la esquizofrenia de otros trastornos mentales. Por ejemplo, algunas personas con síntomas de esquizofrenia también presentan una alteración extrema y prolongada de su estado de ánimo. Es decir, tienen un estado afectivo muy elevado o bajo, y esta alteración persiste por mucho tiempo. Es necesario determinar si dichos pacientes tienen esquizofrenia, o si se trata de un trastorno maniaco-depresivo (o bipolar) o de un trastorno depresivo mayor. Las personas cuyos síntomas no pueden clasificarse claramente a veces reciben el diagnóstico de "trastorno esquizoafectivo".
¿Pueden sufrir de esquizofrenia los niños?
Los niños mayores de cinco años pueden desarrollar esquizofrenia, pero es muy raro que esta enfermedad se presente antes de la adolescencia. Algunos niños que desarrollan esquizofrenia tienen peculiaridades de personalidad o comportamiento que preceden la enfermedad. Los síntomas comunes en los adultos, las alucinaciones y los delirios, son extremamente raros antes de la adolescencia.
El mundo de las personas con esquizofrenia
Percepciones distorsionadas de la realidad
El enfermo de esquizofrenia puede tener percepciones de la realidad muy diferentes a las que comparten las personas que lo rodean. El enfermo puede sentirse asustado, ansioso y confundido debido a que vive en un mundo distorsionado por alucinaciones y delirios.
En parte debido a la realidad inusual que experimenta, el enfermo de esquizofrenia puede comportarse de manera diferente en distintos momentos. A veces puede parecer distante, indiferente o preocupado. A veces puede mantener una pose fija, por ejemplo se sienta rígido, sin moverse ni emitir sonido durante horas. Otras veces puede estar completamente alerta, moverse constantemente y hacer algo sin parar.
Alucinaciones e ilusiones
Las alucinaciones e ilusiones son trastornos de percepción comunes en las personas que sufren de esquizofrenia. Las alucinaciones son percepciones que no se basan en la realidad, pueden ocurrir a través de todos los sentidos, audición, vista, tacto, gusto u olfato. Sin embargo, el escuchar voces que otras personas no escuchan es el tipo más común de alucinación en la esquizofrenia. Las voces a veces describen las actividades del paciente, mantiene una conversación entre ellas, o advierten al paciente de peligros inminentes e incluso le dan órdenes. Las ilusiones son diferentes de las alucinaciones. Mientras que las alucinaciones ocurren sin un estímulo sensorial, las ilusiones son la distorsión de un estímulo sensorial. Cuando la persona experimenta una ilusión está interpretando incorrectamente algo que ocurre en la realidad.
Delirios
Los delirios son creencias falsas que no responden a la razón ni a la evidencia y que no son compartidas por las personas que rodean al enfermo. No se consideran delirios las creencias culturales que son compartidas por los miembros de una cultura. Los delirios pueden ser acerca de temas diferentes. Por ejemplo, los pacientes que sufren de esquizofrenia de tipo paranoica, aproximadamente un tercio de todos los que sufren de esquizofrenia, generalmente tienen delirios de persecución, por lo que creen ser engañados, acosados, envenenados y a veces creen que otras personas conspiran en contra de ellos, sin que estas cosas estén realmente sucediendo. Estos pacientes pueden creer que ellos, un miembro de su familia o alguien muy cercano, es víctima de una persecución por otra persona u organización. Otro tipo de delirio que se puede dar en la esquizofrenia es el de grandeza. El enfermo cree ser una persona famosa o importante. Algunas veces los delirios experimentados por las personas con esquizofrenia son insólitos. Por ejemplo, el enfermo cree que un vecino controla su comportamiento con ondas magnéticas, que las personas que aparecen en televisión le están enviando mensajes, o que sus pensamientos están siendo transmitidos por ondas radiales y son captados por otros. Otros, simplemente sienten que su cuerpo ha sido invadido por algo y que ese algo lastima sus tejidos y carcome parte de su cuerpo. En fin, diversos tipos de delirio, dependiendo del paciente y de lo que este atraviesa. Por lo general tiene relación directa con cualquier enfermedad que padece el paciente al momento de presentársele el primer episodio.
Trastorno del pensamiento
La esquizofrenia generalmente afecta la capacidad de pensar. A veces los pensamientos surgen y desaparecen rápidamente. Muchas veces el paciente no parece prestar atención a las cosas, no se puede concentrar en un tema y se distrae fácilmente.
En ciertas situaciones las personas con esquizofrenia no pueden determinar lo que es o no relevante, pierden la capacidad de hilar los pensamientos en una secuencia lógica de manera que se presentan desorganizados y fragmentados. Esta pérdida de continuidad lógica llamada "trastorno del pensamiento", puede dificultar mucho la conversación. En general, cuando las personas alrededor del paciente no entiende lo que este dice, se sienten incomodas y tienden a evitarle, contribuyendo a su aislamiento social.
[editar] Expresión emocional
Las personas que sufren de esquizofrenia generalmente sufren de una limitación en su capacidad de expresión afectiva. Es decir, la capacidad para expresar sentimientos y estados emocionales está disminuida. El enfermo puede mostrar una apariencia de no sentir emociones, puede hablar con la voz monótona y mantener una expresión facial apática. Puede aislarse socialmente y evitar el contacto con otros. Cuando el enfermo es forzado a interactuar con otros, parece no tener nada que decir y su capacidad de pensamiento parece empobrecida. El interés en hacer cosas puede disminuir marcadamente. También puede disminuir la capacidad para gozar de los aspectos placenteros de la vida. En casos graves, el enfermo puede pasarse días enteros sin hacer nada, e inclusive ignorar la higiene personal más básica. Estos problemas de expresión emocional y de motivación, que pueden ser muy preocupantes para los familiares y amigos, son síntomas de esquizofrenia y no deben ser considerados como defectos de personalidad o debilidades de carácter.
La diferencia entre lo normal y lo anormal
Ocasionalmente, las personas normales pueden sentirse, pensar, o actuar de maneras que se asemejan superficialmente a la esquizofrenia. Por ejemplo, a todas las personas normales les puede suceder en algún momento que no pueden pensar claramente por ansiedad extrema como cuando tienen que hablar frente a grupos de personas. En una situación que produce ansiedad marcada, uno puede sentirse confundido e incapaz de coordinar los pensamientos u olvidarse lo que quería decir. Esto no es esquizofrenia. De igual modo, las personas con esquizofrenia no siempre actúan de manera anormal. De hecho, algunas personas esquizofrénicas pueden parecer completamente normales y perfectamente responsables aún cuando están experimentando alucinaciones y delirios. La condición del paciente puede variar marcadamente a través del tiempo mostrando períodos de empeoramiento, especialmente cuando los medicamentos son suspendidos, y períodos en los que vuelve casi a la normalidad, generalmente cuando está recibiendo el tratamiento apropiado.
¿Los actos de violencia son comunes en las personas que sufren de esquizofrenia?
La prensa, radio y televisión muchas veces presentan a la violencia criminal como si fuera el resultado de enfermedades mentales. Sin embargo, la realidad es otra. Los estudios de investigación indican que las personas con esquizofrenia no tienen una predisposición a la violencia, excepto aquéllas que tienen antecedentes de violencia criminal antes de enfermarse, y aquéllas con problemas de drogas o alcohol. La mayoría de personas que sufren de esquizofrenia no son violentas. Lo habitual es que prefieren estar solas y se aíslan. La mayoría de los crímenes violentos no son cometidos por personas con esquizofrenia, y la mayoría de personas con esquizofrenia no cometen crímenes violentos.
El abuso de drogas eleva significativamente la probabilidad de cometer actos de violencia en las personas con esquizofrenia, pero lo mismo sucede con las personas sin enfermedad mental. Las personas que sufren de síntomas paranoicos y psicóticos, los cuales tienden a empeorar si se suspenden los medicamentos, también tienen un riesgo más alto de cometer actos violentos. Es común que éstos sean dirigidos a familiares y amigos, y generalmente ocurren en el hogar.
] Abuso de drogas
El abuso de sustancias a menudo es un motivo de preocupación para los familiares y amigos de pacientes esquizofrénicos. Hay varios aspectos del consumo de sustancias psicoactivas que deben ser consideradas. Algunas de las personas que usan este tipo de sustancias pueden mostrar síntomas similares a los de la esquizofrenia. La mayoría de los expertos opinan que el abuso de estupefacientes no causa esquizofrenia. Sin embargo muchos de los pacientes que padecen este tipo de trastorno abusan del alcohol o de las drogas, lo que puede llevar a complicaciones serias. Por un lado, se puede reducir la eficacia de los medicamentos usados para el tratamiento de la enfermedad. Por otro lado, sustancias estimulantes como las anfetaminas, la cocaína, la marihuana y PCP pueden agravar los síntomas del paciente.
[editar] La esquizofrenia y la nicotina
La adicción a la nicotina causada por el consumo de cigarrillos es la adicción más común en las personas con esquizofrenia. El índice de fumadores en los EE.UU. es aproximadamente el veinticinco al treinta por ciento de la población general y pacientes con esquizofrenia es aproximadamente el triple. Estudios de investigación han demostrado que la relación entre el consumo de cigarrillos y la esquizofrenia es compleja. En algunos casos el fumar es una forma de automedicarse. Paradójicamente, el consumo de cigarrillos disminuye la efectividad de los medicamentos antipsicóticos. Varios estudios han demostrado que los pacientes esquizofrénicos fumadores requieren dosis más altas de medicamentos antipsicóticos. Dejar de fumar puede ser especialmente difícil para estas personas, ya que usualmente los síntomas de abstinencia empeoran temporalmente los síntomas de esquizofrenia. Los métodos para dejar de fumar, incluyendo los productos de reemplazo de nicotina (goma de mascar, inhaladores o parches cutáneos de nicotina), pueden ser eficaces. El médico debe supervisar cuidadosamente las dosis de los medicamentos que el enfermo toma cuando los pacientes con esquizofrenia comienzan o dejan de fumar.sic
[editar] ¿Cuál es la relación con el suicidio?
El suicidio es un peligro grave para las personas que sufren de esquizofrenia. Si una persona trata de suicidarse o indica que lo va a hacer, debe obtenerse ayuda profesional inmediatamente. La proporción de personas con esquizofrenia que se suicidan es más alta que la de la población general. Aproximadamente el diez por ciento de personas con esquizofrenia (especialmente hombres jóvenes) cometen suicidio. Desdichadamente, es muy difícil predecir el suicidio en personas con esquizofrenia.
[editar] ¿Cuál es la causa de la esquizofrenia?
No se ha identificado una causa única para la esquizofrenia. Muchas enfermedades, tales como las cardíacas, son el resultado de la interacción de factores genéticos, del comportamiento y otros. Es posible que ese sea también el caso en la esquizofrenia. Los científicos todavía no han descubierto qué factores son necesarios para que se produzca. Hoy día, se están utilizando todas las herramientas de la investigación biomédica moderna para aclarar que papel juegan los genes, cuáles son los momentos críticos del desarrollo cerebral y qué otros causas contribuyen en el desarrollo de la enfermedad.
[editar] ¿La esquizofrenia es hereditaria?
Se sabe desde hace tiempo que la esquizofrenia viene de familia. Las personas que tienen un pariente cercano con esquizofrenia tienen una probabilidad mayor de desarrollar la enfermedad que las personas que no tienen parientes enfermos. Por ejemplo, el gemelo monocigótico (idéntico) de una persona con esquizofrenia tiene una probabilidad más alta, cuarenta a cincuenta por ciento, de desarrollar la enfermedad. Una persona que tiene padre o madre enfermo tiene aproximadamente una probabilidad del diez por ciento. Comparativamente, el riesgo de esquizofrenia en la población general es de aproximadamente el uno por ciento.
Los científicos están estudiando los factores genéticos de la esquizofrenia. Es probable que múltiples genes estén implicados en la predisposición a la enfermedad. Además, es posible que factores tales como dificultades prenatales, malnutrición intrauterina, infecciones virales durante la gestación, complicaciones peri natales y otros factores contribuyan a que se produzca la enfermedad. Aún no se conoce cómo se transmite la predisposición genética y no se puede predecir si una persona en particular desarrollará o no la enfermedad.
Actualmente se están investigando varias regiones del genoma humano para identificar los genes que confieren susceptibilidad a la esquizofrenia. La evidencia más sólida hasta la fecha indica que los cromosomas 13 y 16 pueden estar implicados, pero esto aún no se ha confirmado. La identificación de los genes específicos que participan en el desarrollo de esta enfermedad proporcionará información importante sobre qué es lo que deja de funcionar en el cerebro y permitirá el desarrollo de tratamientos mejores. ¿La esquizofrenia se asocia con un defecto químico en el cerebro?
El conocimiento básico de la química cerebral y su vinculación con la esquizofrenia se está expandiendo rápidamente. Desde hace tiempo se cree que los neurotransmisores, sustancias que permiten la comunicación entre las células nerviosas, están implicados en el desarrollo de la esquizofrenia. Es probable, aunque no se sabe con certeza, que el trastorno se deba a un desequilibrio de los sistemas químicos complejos e interrelacionados del cerebro. También es probable que los neurotransmisores dopamina y glutamato estén implicados. Esta área de investigación es prometedora.
[editar] ¿La esquizofrenia es causada por una anormalidad física del cerebro?
Las técnicas de imágenes del sistema nervioso permiten a los científicos estudiar la estructura y función del cerebro en personas vivas. Esta tecnología ha avanzado significativamente en los últimos tiempos. En varios estudios se han descubierto anormalidades en la estructura del cerebro. Por ejemplo, una dilatación de las cavidades llenas de fluido llamadas ventrículos, y un encogimiento de ciertas regiones. También se han descubierto anormalidades en las funciones. Por ejemplo, una reducción de la actividad metabólica en ciertas regiones del cerebro. Debe enfatizarse que éstas son anormalidades sutiles y no se observan en todas las personas con esquizofrenia. Tampoco ocurren únicamente en las personas que sufren la enfermedad. Los estudios microscópicos del tejido cerebral obtenidos después de la muerte del paciente muestran cambios menores en la distribución y el número de las células cerebrales. Aparentemente muchos de estos cambios, aunque probablemente no todos, se producen antes que la persona se enferme.
Se cree que la esquizofrenia puede ser, en parte, un trastorno del desarrollo del cerebro. Los neurobiólogos patrocinados por el National Institute of Mental Health (NIMH) que estudian el desarrollo del sistema nervioso han descubierto que la esquizofrenia se produce cuando las neuronas forman conexiones incorrectas durante el desarrollo del feto. Estos defectos pueden no manifestarse hasta la pubertad, cuando los cambios cerebrales que ocurren normalmente durante esta etapa de maduración interactúan adversamente con las conexiones defectuosas. Estos estudios de investigación han motivado esfuerzos para identificar los factores prenatales que producen estas anormalidades en el desarrollo cerebral.
En estudios con técnicas de imágenes cerebrales, los investigadores han hallado evidencia de cambios bioquímicos tempranos que pueden ser anteriores a la presentación de los síntomas de la enfermedad. Estos hallazgos sugieren que es necesario examinar los circuitos de neuronas que probablemente estén implicados en la producción de esos cambios. Por otro lado, los científicos que trabajan en el aspecto molecular están explorando la base genética de las anormalidades en el desarrollo cerebral y de los sistemas neurotransmisores que controlan la función cerebral.
¿Cómo se trata?
La esquizofrenia posiblemente no es una condición única sino la expresión de varios procesos patológicos que resultan en cuadros clínicos similares. Dado esto, y dado que las causas todavía no se conocen, los métodos actuales de tratamiento se basan en la experiencia y en la investigación clínica. El tratamiento se basa en la habilidad de los medicamentos para reducir los síntomas y reducir el riesgo de que estos vuelvan a presentarse una vez que han disminuido o desaparecido.
[editar] ¿Qué información hay acerca de los medicamentos?
Los medicamentos antisicóticos han estado disponibles desde mediados de la década de los años cincuenta. La aparición de éstos mejoró significativamente la calidad de vida de los pacientes, ya que reducen los síntomas sicóticos y generalmente permiten que el paciente funcione mejor. Los medicamentos antisicóticos son el mejor tratamiento disponible actualmente, pero no curan la esquizofrenia ni garantizan que no se produzcan otros episodios sicóticos en el futuro. Un médico capacitado para tratar enfermedades mentales debe determinar cuál medicamento debe usarse y la dosis apropiada. La dosis del medicamento es individual para cada paciente puesto que la cantidad necesaria para reducir los síntomas sin producir efectos secundarios varía de persona a persona.
La mayoría de las personas con esquizofrenia mejoran de manera significativa cuando son tratadas con medicamentos antisicóticos. Sin embargo, hay excepciones y los medicamentos no son efectivos para algunos pacientes. Por otro lado, algunos no necesitan ser medicados. Es difícil predecir qué paciente no va a responder a los medicamentos antisicóticos, afortunadamente la mayoría responden.
A partir del año 1990, se han lanzado una serie de medicamentos antisicóticos nuevos llamados medicamentos "antisicóticos atípicos". El primero de ellos, clozapina (Clozaril®), ha demostrado ser más eficaz que los otros antisicóticos, aunque tiene la posibilidad de efectos secundarios graves, principalmente una enfermedad llamada agranulocitosis (pérdida de los glóbulos blancos que combaten las infecciones), que requiere análisis de sangre cada una o dos semanas para monitorear los glóbulos del paciente. Los nuevos medicamentos antisicóticos, tales como amisulpirida (Solian®), risperidona (Risperdal®), olanzapina (Zyprexa®), ziprasidone (Geodon®) y aripiprazole (Abilify®), son más seguros que los medicamentos antiguos o la clozapina y también se toleran más fácil. Sin embargo, parece que no son tan efectivos como la clozapina. Actualmente están en desarrollo varios medicamentos antisicóticos nuevos.
Los medicamentos antisicóticos generalmente son muy eficaces en el tratamiento de algunos síntomas de la esquizofrenia, especialmente las alucinaciones y los delirios. Desdichadamente, estos medicamentos posiblemente no ayuden con otros síntomas, tales como la falta de motivación y de expresividad emocional. Más aún, los antisicóticos antiguos (llamados "neurolépticos"), como por ejemplo haloperidol (Haldol®) o clorpromazina (Thorazine®), pueden producir efectos secundarios como una disminución de la motivación y de la expresividad emocional. Por lo general, una reducción de la dosis, o un cambio de medicamento, reducen estos efectos secundarios. Las nuevas medicinas, entre ellas olanzapina (Zyprexa®), amisulpirida (Solian®), quetiapina (Seroquel®), risperidona (Risperdal®), ziprasidone (Geodon®) y aripiprazole (Abilify®) parecen producir estos problemas con menos frecuencia o intensidad. Cuando los pacientes con esquizofrenia se deprimen, los otros síntomas, como la psicosis, parecen empeorar. Estos síntomas a veces mejoran con la adición de medicamentos antidepresivos.
Los pacientes y sus familiares pueden temer que los medicamentos antisicóticos causen problemas. Los motivos de preocupación más comunes son los efectos secundarios y la posibilidad de que estos medicamentos causen adicción. Por lo tanto es necesario enfatizar que los medicamentos antisicóticos no producen euforia ni tampoco llevan a que los pacientes se vuelvan adictos a ellos.
Otra creencia errónea acerca de los medicamentos antisicóticos es que éstos son una manera de "controlar la mente" o una "camisa de fuerza química". Los medicamentos antisicóticos no hacen que las personas estén "noqueadas" o pierdan su voluntad libre cuando se usan en dosis apropiadas, aunque pueden tener un efecto sedante el cual puede ser útil en el inicio del tratamiento, especialmente si el paciente está muy agitado. Sin embargo, su utilidad principal es la capacidad de disminuir las alucinaciones, la agitación, la confusión y los delirios sicóticos. Es por ello que los medicamentos antisicóticos en última instancia ayudan a que el paciente se relacione con el mundo de una manera más racional.
¿Durante cuánto tiempo deben tomar medicamentos antisicóticos las personas que sufren de esquizofrenia?
Los medicamentos antisicóticos reducen el riesgo de futuros episodios sicóticos en los pacientes que se han recuperado de un episodio agudo. Sin embargo, aún con tratamiento continuo, pacientes recuperados pueden sufrir recaídas. Los índices de recaída son más altos en el grupo de enfermos que han suspendido los medicamentos. Pero aun así, no es realista esperar que el tratamiento continuo con medicamentos evite las recaídas, pero sí que reduzca la intensidad y frecuencia de las mismas. El tratamiento de síntomas sicóticos graves generalmente requiere dosis más altas que las usadas para el tratamiento de mantenimiento. Si los síntomas reaparecen con dosis bajas, un aumento temporal de la dosis puede evitar una recaída total.
Es muy importante que las personas con esquizofrenia trabajen en equipo con sus médicos y familiares para asegurar que se cumpla con el plan de tratamiento, dado que es más probable que ocurran recaídas cuando los medicamentos antisicóticos se suspenden o se toman de manera irregular. Cumplir con el tratamiento se refiere a seguir el plan tal como fue recomendado por el médico. Un buen cumplimiento se refiere a tomar los medicamentos recetados, en las dosis adecuadas y a las horas indicadas todos los días. También se refiere a ir a las citas en la clínica y a seguir cuidadosamente todos los aspectos del tratamiento recomendado. El cumplir con el tratamiento muchas veces es difícil para el enfermo, pero puede facilitarse con ayuda de ciertas estrategias. El buen cumplimiento con el tratamiento puede llevar a una mejor calidad de vida.
Las personas que sufren de esquizofrenia posiblemente no cumplan con el tratamiento por varias razones. El paciente puede creer que no está enfermo y por lo tanto negarse a tomar medicamentos. Su pensamiento puede estar tan desorganizado que se olvida de tomar sus dosis diarias. Familiares y amigos pueden estar mal informados y aconsejar incorrectamente que suspenda el tratamiento cuando se siente mejor. El médico puede olvidarse de preguntar con qué frecuencia toma sus medicamentos, y puede negarse a cambiar la dosis o a iniciar un tratamiento nuevo cuando el paciente lo solicita. Algunos pacientes opinan que los efectos secundarios de los medicamentos son peores que la enfermedad. El abuso de sustancias puede interferir con la eficacia del tratamiento y puede llevar a que el paciente deje de tomar los medicamentos. El cumplimiento se vuelve aún más difícil cuando a estos factores se les añade un régimen de tratamiento complicado.
Afortunadamente hay varias estrategias que los pacientes, los médicos y las familias pueden usar para asegurar un mejor cumplimiento, y así evitar un empeoramiento de la enfermedad. Algunos medicamentos antisicóticos, entre ellos haloperidol (Haldol®), flufenazina (Prolixin®), perfenazina (Trilafon®) y otros, están disponibles en formas inyectables de acción prolongada, lo que elimina la necesidad de tomar pastillas a diario. Una meta importante de estudios actuales es desarrollar una mayor variedad de medicamentos antisicóticos de acción prolongada. Es de sumo interés que puedan administrarse por inyección los agentes más nuevos, ya que tienen efectos secundarios más leves. Apuntes en un calendario y el uso de cajas para píldoras (cajas con compartimientos para cada día de la semana) sirven para que los medicamentos se tomen correctamente. Otras estrategias son el uso de alarmas que suena para recordar al paciente que debe tomar el medicamento, y el sincronizar la administración de medicamentos con eventos de rutina como las comidas. Estos procedimientos simples sirven para que el paciente cumpla con el horario de tomar los medicamentos. Cuando los familiares colaboran para que observen los horarios de administración de los medicamentos orales, se mejora el cumplimiento.
El médico puede monitorear si la toma de píldoras es un problema y trabajar en equipo con el paciente y sus familiares para facilitar el cumplimiento. Es necesario motivar a los pacientes para que continúen tomando sus medicamentos correctamente. Además de estas estrategias, la educación del paciente y la familia acerca de la esquizofrenia, sus síntomas y los medicamentos son partes importantes del tratamiento y favorecen el cumplimiento del mismo.
¿Qué información hay acerca de los efectos secundarios?
Los medicamentos antisicóticos, al igual que prácticamente todos los medicamentos, producen efectos indeseados junto con los efectos beneficiosos. Durante las fases iniciales del tratamiento con medicamentos, los pacientes pueden sufrir efectos secundarios tales como somnolencia, inquietud, espasmos musculares, temblores, boca seca o visión nublada. La mayoría de estos efectos pueden corregirse reduciendo la dosis o pueden ser controlados por otros medicamentos. Cada paciente puede reaccionar de una manera diferente a un mismo medicamento. Es decir, tomando el mismo medicamento un paciente puede desarrollar un efecto secundario, mientras que otro paciente no desarrolla ninguno o desarrolla un efecto secundario diferente. El paciente puede sentirse mejor con un medicamento que con otro.
Los efectos secundarios que resultan del tratamiento a largo plazo con medicamentos antisicóticos pueden ser más serios. La disquinesia tardía o DT (TD, siglas en inglés) es un trastorno caracterizado por movimientos involuntarios repetidos que usualmente afectan la boca, los labios y la lengua, y ocasionalmente el tronco, los brazos y las piernas. Se presenta en el quince al veinte por ciento de los pacientes tratados durante muchos años con medicamentos antisicóticos "típicos". La DT también puede desarrollarse en pacientes tratados con estos medicamentos por cortos períodos de tiempo. En la mayoría de casos, los síntomas de DT son leves y el paciente puede no darse cuenta de los movimientos anormales.
Los medicamentos antisicóticos desarrollados en los últimos años, también conocidos como "antisicóticos atípicos", posiblemente conllevan un riesgo mucho menor de producir DT que los medicamentos más antiguos, también conocidos como "antisicóticos típicos". Pero, a pesar de que los nuevos medicamentos tienen en general menos riesgos, no están completamente libres de efectos secundarios. Por ejemplo, pueden producir aumento de peso, si se administran en dosis demasiado altas, pueden producir problemas tales como aislamiento social y síntomas parecidos a la enfermedad de Parkinson, un trastorno del movimiento del cuerpo. No obstante, los antisicóticos atípicos representan un avance significativo en el tratamiento, y su uso óptimo en los pacientes esquizofrénicos es objeto de varias investigaciones actuales.
¿Qué información hay acerca de los tratamientos psicosociales?
Los medicamentos antipsicóticos han demostrado ser cruciales para aliviar los síntomas psicóticos de la esquizofrenia, como las alucinaciones, los delirios y la incoherencia, pero no son tan efectivos cuando se trata de síntomas del comportamiento. Aún cuando el paciente está relativamente libre de síntomas psicóticos, puede tener dificultades de comunicación, de motivación, en las actividades diarias y puede tener también dificultades para establecer y mantener relaciones con otros. Más aún, puesto que los pacientes con esquizofrenia generalmente enferman durante los años críticos de formación profesional (es decir entre los dieciocho y treinta y cinco años de edad), es poco probable que completen la capacitación requerida para trabajos cualificados. Por lo tanto, muchas personas con esquizofrenia, además de tener dificultades de pensamiento y emocionales, carecen de experiencia y de habilidades sociales y de trabajo.
Los tratamientos psicosociales pueden ser de mucha utilidad para estos problemas psicológicos, sociales y ocupacionales. Los métodos psicosociales son de escaso valor para los pacientes en una etapa de psicosis aguda; es decir, aquéllos que no tienen contacto con la realidad o tienen alucinaciones o delirios prominentes. Sin embargo, son útiles para los pacientes con síntomas menos graves o para pacientes cuyos síntomas psicóticos están controlados. Existen muchas formas de terapia psicosocial para personas con esquizofrenia, la mayoría se concentran en mejorar el funcionamiento social del paciente, ya sea en el hospital o en la comunidad, en la casa o en el trabajo. Algunos de estos métodos se describen en este documento. Desdichadamente, la disponibilidad de las diferentes formas de tratamiento varía mucho de un lugar a otro.
Rehabilitación
La rehabilitación, ampliamente definida, incluye varias intervenciones no médicas para las personas con esquizofrenia. Los programas de rehabilitación enfatizan la capacitación social y vocacional para ayudar a los pacientes recién diagnosticados o que han estado enfermos por un tiempo a superar dificultades en estas áreas. Los programas pueden incluir asesoramiento vocacional, capacitación para el trabajo, técnicas para solucionar problemas de la vida diaria, administración del dinero, uso del transporte público y aprendizaje de destrezas sociales para interactuar mejor con otras personas. Estos métodos son muy útiles para los pacientes tratados en la comunidad, porque proporcionan las técnicas necesarias para poder llevar mejor la vida en comunidad a los pacientes que han sido dados de alta del hospital.
Psicoterapia individual
La psicoterapia individual incluye sesiones programadas con regularidad en las que el paciente conversa con su psicólogo o psiquiatra. Las sesiones pueden centrarse en problemas actuales o pasados, experiencias, pensamientos, sentimientos o reacciones personales. El paciente puede llegar a entender gradualmente más acerca de sí mismo y de sus problemas al compartir experiencias con una persona capacitada para entenderlo y que tiene una visión objetiva. También puede aprender a distinguir entre lo real y lo distorsionado. Estudios recientes indican que tanto la psicoterapia individual de apoyo orientada a la realidad, como los métodos cognoscitivos y de comportamiento, pueden ser beneficiosos para los pacientes externos. Los métodos cognoscitivos y de comportamiento enseñan técnicas de adaptación y solución de problemas. A pesar de sus beneficios, la psicoterapia no es un sustituto de los medicamentos antisicóticos, y resulta más útil una vez que el tratamiento con medicamentos ha aliviado los síntomas psicóticos.
Educación familiar
Con frecuencia los pacientes son dados de alta del hospital y quedan a cuidado de sus familias, por esta razón es importante que los familiares aprendan todo lo que puedan acerca de los desafíos y problemas asociados con la enfermedad. También es útil que los familiares aprendan maneras de minimizar las recaídas, como son las estrategias para asegurar el cumplimiento del tratamiento. Es necesario que los familiares conozcan los servicios disponibles para asistirles durante el período posterior a la hospitalización. El educar a la familia en todos los aspectos de la enfermedad y su tratamiento se llama "psico-educación familiar". La psico-educación familiar incluye aprender estrategias para manejar la enfermedad y técnicas de solución de problemas. Estos conocimientos son útiles para poder relacionarse mejor con el enfermo y así lograr que el paciente se mantenga en el mejor estado posible.
Grupos de autoayuda
Los grupos de autoayuda para los familiares que tienen que lidiar con la esquizofrenia son cada vez más comunes. Aunque no son liderados por un terapeuta profesional, estos grupos son terapéuticos a través del mutuo apoyo que se brindan los miembros. El compartir experiencias con personas que están en una situación parecida proporciona consuelo y fortaleza. Los grupos de autoayuda también pueden desempeñar otras funciones importantes, tales como solicitar que se hagan estudios de investigación y exigir que existan tratamientos adecuados en los hospitales y clínicas de su comunidad. Si en vez de actuar individualmente los pacientes se unen para actuar como grupo, ellos hacen presión para que la sociedad elimine el estigma en contra de los enfermos mentales. Los grupos también tienen un papel importante para hacer que el público tome conciencia de los casos de abuso y discriminación.
Los grupos de apoyo y defensoría formados por familiares y personas con circunstancias similares proporcionan información útil para los pacientes y las familias de los pacientes con esquizofrenia y otros trastornos mentales. Al final de este documento se incluye una lista de organizaciones.
¿Cómo pueden ayudar otras personas?
El paciente necesita apoyo de un gran número de personas en diferentes roles. Entre ellas están los familiares, los profesionales de los programas terapéuticos residenciales y los programas por el día, los administradores de programas de acogida temporal para las personas que se encuentran sin vivienda, los amigos o compañeros de vivienda, los profesionales que manejan el caso clínico, las autoridades religiosas de iglesias y sinagogas, etc. A continuación usaremos el término "familia" cuando hablemos del sistema de apoyo. Sin embargo, esto no significa que solo las familias constituyen el sistema de apoyo.
El paciente puede necesitar ayuda de su familia o comunidad en muchas situaciones. A menudo el paciente se resiste a recibir tratamiento, cree que no necesita tratamiento psiquiátrico y que los delirios o alucinaciones son reales. A veces es la familia o son los amigos los que deben tomar decisiones para que el enfermo sea evaluado por un profesional. Cuando otras personas tomen decisiones de tratamiento, los derechos civiles del enfermo deben ser tomados en consideración. Hay leyes que protegen a los pacientes contra el internamiento involuntario en hospitales. Estas leyes varían de estado a estado. Debido a las restricciones impuestas por la ley, la familia puede sentirse frustrada en sus esfuerzos de ayudar al enfermo mental grave. Generalmente la policía solo puede intervenir para que se realice una evaluación psiquiátrica de emergencia cuando el estado del enfermo representa un peligro para sí mismo o para otros. En algunos casos, la policía puede ayudar a que el enfermo sea hospitalizado. Si el enfermo no va por su voluntad a recibir tratamiento, en algunas jurisdicciones, el personal de un centro de salud mental de la comunidad puede ir a su casa para evaluarlo.
A veces sólo la familia y personas cercanas al enfermo tienen conocimiento del comportamiento y de sus ideas extrañas. Los familiares y amigos deben hablar con el profesional que lo evalúa a fin de que se tenga en consideración toda la información relevante, dado que el enfermo puede no ofrecer voluntariamente dicha información.
Es muy importante asegurar que el enfermo continúe con su tratamiento después de la hospitalización. El paciente puede dejar de tomar sus medicamentos o dejar de ir a las visitas con el médico, lo que generalmente lleva a un empeoramiento de los síntomas sicóticos. La recuperación del enfermo puede ser ayudada dándole ánimo al paciente para que continúe con el tratamiento y asistiéndole con este. Algunos enfermos se vuelven tan sicóticos y desorganizados que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, tales como proveer su propia vivienda, comida y vestido. A menudo las personas con enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, terminan como indigentes o en la cárcel, donde raramente reciben el tratamiento que necesitan.
No es raro que las personas que rodean al paciente se sientan inseguras de cómo responder cuando éste hace declaraciones que parecen extrañas o son decididamente falsas. Para el enfermo, sus creencias o alucinaciones son completamente reales y no son productos de su imaginación. En lugar de simular estar de acuerdo con lo que dice el paciente, los miembros de la familia y amigos deben indicar que no ven las cosas de la misma manera o que no están de acuerdo con sus conclusiones. Al mismo tiempo pueden reconocer que las cosas pueden parecer diferentes para el paciente.
De igual forma, es útil llevar un registro de los síntomas que van apareciendo, los medicamentos (incluyendo las dosis) que toma y los efectos que han tenido los diversos tratamientos. Al saber qué síntomas estuvieron presentes anteriormente, los familiares pueden tener una idea más clara de lo que puede suceder en el futuro. Así se pueden identificar síntomas que sirvan de advertencia temprana para las recaídas. Por ejemplo un mayor aislamiento o un cambio en el patrón de sueño pueden indicar que el paciente está empeorando. De esta forma, el retorno de la psicosis puede detectarse temprano y el tratamiento se puede iniciar antes de que se produzca una recaída total. Además, el saber qué medicamentos han sido efectivos y cuáles han causado efectos secundarios problemáticos en el pasado es muy útil para el médico que trata al paciente. Esta información le permite seleccionar el mejor tratamiento lo más rápidamente posible.
Además de colaborar a obtener ayuda, la familia, los amigos, y los grupos de personas con condiciones similares, pueden proporcionar apoyo y fomentar que el paciente esquizofrénico recupere sus capacidades. Es importante plantearse metas alcanzables ya que un paciente que se siente presionado o criticado probablemente tendrá estrés, lo que puede causar un empeoramiento. Al igual que otros, las personas con esquizofrenia necesitan saber cuando están haciendo bien las cosas. A largo plazo, un enfoque positivo puede ser útil y quizás más eficaz que la crítica. Este consejo es aplicable a todas las personas que se relacionan con el paciente.
¿Cual es la perspectiva para el futuro?
La perspectiva para el futuro de las personas con esquizofrenia ha mejorado en los últimos veinticinco años. Aunque todavía no se ha descubierto una terapia totalmente efectiva, es importante recordar que muchos pacientes mejoran los suficiente como para mantener una vida independiente y satisfactoria. En la medida que aprendamos más acerca de las causas y de los tratamientos, podremos ayudar a que más pacientes obtengan logros positivos.
Los estudios que siguen a las personas con esquizofrenia durante un tiempo largo, desde el primer episodio hasta la edad avanzada, revelan que una gran variedad de logros positivos es posible. Cuando se estudian grupos de pacientes numerosos, se observa que algunos factores tienden a estar asociados con resultados mejores. Por ejemplo, la buena adaptación social, escolar y de trabajo antes de la enfermedad lleva a resultados mejores. A pesar de todo, los conocimientos actuales no permiten predecir con precisión suficiente el resultado a largo plazo de cada paciente.
Dada la complejidad de la esquizofrenia, las preguntas principales acerca de este trastorno, es decir su causa o causas, su prevención y tratamiento, deben resolverse investigando. El público debe ser cauteloso cuando alguien ofrece "la cura" (o determina "la causa") de la esquizofrenia. Dichas aseveraciones pueden provocar expectativas no realistas que, cuando no se cumplen, llevan a una decepción grande. Aunque se ha avanzado en el entendimiento y tratamiento de la esquizofrenia, es muy importante continuar investigando. El NIMH es la agencia federal líder en estudios de trastornos mentales. El NIMH lleva a cabo y aporta fondos para un espectro amplio de estudios de investigación. Dichos estudios cubren una gama amplia, desde los relacionados con genética molecular hasta los estudios epidemiológicos de gran escala de poblaciones. Se espera que la investigación científica, incluyendo los estudios del cerebro, continúe iluminando los procesos y principios esenciales para entender mejor las causas de la esquizofrenia y para desarrollar tratamientos más eficaces. El futuro es promisorio.
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2007-03-11 12:46:31
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answer #1
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answered by Anonymous
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