La ACUMULACIÓN ORIGINARIA es un concepto acuñado por Karl Marx en los capítulos XXIV y XXV del primer volumen de El Capital. Es un concepto clave en la arquitectura de El Capital, pues es el que señala el carácter histórico en las categorías de la economía política y del propio capitalismo. Es una precondición de los procesos de Acumulación del capital.
Marx dice que la acumulación primitiva significa la expropiación de los productores directos, y más específicamente, "el aniquilamiento de la propiedad privada que se funda en el trabajo propio, esto es, la expropiación del trabajador", permitiendo un elemento clave del capitalismo: "la explotación del trabajo formalmente libre de otros, es decir, el trabajo asalariado". El sentido de la acumulación primitiva es privatizar los medios de producción, de tal modo que sus propietarios puedan aprovecharse de la existencia de población sin medios que tiene que trabajar para ellos. Esa privatización afectó sobre todo a las grandes masas rurales, que eran expulsadas del campo y respondía a un programa político que se ha llamado individualismo agrario. La privatización destruía decenas de formas tradicionales de definir los derechos de acceso de la población a los medios de producción y los recursos naturales: vinculación de los siervos a la tierra, derechos comunales, derechos de compascuo, derechos de campo abierto y otros.
CAPITAL INDUSTRIAL: capital que se utiliza para producir plusvalía y funciona en la esfera de la producción material independientemente de la rama económica en que se ha invertido, es decir, el capital invertido en la industria, en la construcción, en la agricultura, en el transporte. Hay que distinguir el capital industrial del capital comercial y del capital de préstamo, que funcionan en la esfera de la circulación monetario—mercantil.
El CLERO está dividido en secular y regular. El clero secular es el que depende directamente del Obispo y que vive en parroquias. El clero regular está constituido por los sacerdotes que viven en conventos y que componen las distintas órdenes religiosas.
La jerarquía eclesiástica se compone, en sentido estricto, de sólo tres grados. El primero es el Papa, el segundo es el Obispo y el tercero el Párroco. Estos constituyen propiamente la jerarquía de jurisdicción dentro de la Iglesia. Sin embargo, con su espíritu profundamente matizado, la Iglesia creó otros varios grados. Pero la relación existente entre los elementos pertenecientes a aquellos otros diversos grados - tales como Patriarcas y Cardenales, Arzobispos y Obispos - es tan solo un primado honorífico, que se expresa en cierto liderazgo pero no en una jurisdicción. En ciertas situaciones son los portavoces naturales y no apenas un primado de honra. Esto es sumamente matizado. Pero no hay un modo propiamente dicho, y sí una preeminencia de honra, que se traduce en una especie de representación natural, en ciertas emergencias. Por ejemplo, en el derecho de convocar reuniones.
El Patriarca es un género de Arzobispo importantísimo, designado para la dirección o el liderazgo de la Iglesia en cierto grupo de países, en forma mas o menos simbólica en algunos lugares, muy real en las Iglesias Católicas de rito oriental, y, durante determinado período, también en la Edad Media.
El Primado es titular de la sede más antigua de una nación. El Arzobispo de Buenos Aires, es el Primado de la Argentina por haber sido ésta la primera ciudad de nuestro país que tuvo Obispo. La palabra "primacía" expresa un "primado", un primer lugar en relación a todos los demás Arzobispos del país.
Los canónigos, finalmente, constituyen algo semejante a un senado del Obispo.
Analizando ahora el clero regular vemos que as organizaciones de las órdenes religiosas varían, pero si se toma la organización de tos Benedictinos de Cluny, la de los Dominicanos y la de los Franciscanos -órdenes eminentemente medievales de las más importantes- puede decirse que ellas se esquematizan, a grandes rasgos, como los Jesuitas de hoy en día. Existe el General de la Orden, el Provincial, los superiores de las casas, los simples sacerdotes y los hermanos laicos.
En este punto,deben considerarse también las diversas jerarquías que se interpenetran. No en todas las Ordenes el General tiene una autoridad efectiva; en algunas tiene sólo un primado; en otras, como la de los Jesuitas -que por otra parte no es una orden medieval- el General tiene una autoridad absoluta. Ello es así también entre los Franciscanos y los Dominicos.
Saludos y espero te sirva la respuesta, suerte
2007-03-10 15:59:47
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answer #1
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answered by faraona 4
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hola, espero esto te sirva....
LA ACUMULACION ORIGINARIA
La acumulación originaria es un concepto acuñado por Karl Marx en los capítulos XXIV y XXV del primer volumen de El Capital. (En alemán: ursprungliche Akkumulation, también ha sido traducido como "acumulación previa"). Es un concepto clave en la arquitectura de El Capital, pues es el que señala el carácter histórico en las categorías de la economía política y del propio capitalismo. Es una precondición de los procesos de Acumulación del capital.
Marx dice que la acumulación primitiva significa la expropiación de los productores directos, y más específicamente, "el aniquilamiento de la propiedad privada que se funda en el trabajo propio, esto es, la expropiación del trabajador", permitiendo un elemento clave del capitalismo: "la explotación del trabajo formalmente libre de otros, es decir, el trabajo asalariado". El sentido de la acumulación primitiva es privatizar los medios de producción, de tal modo que sus propietarios puedan aprovecharse de la existencia de población sin medios que tiene que trabajar para ellos. Esa privatización afectó sobre todo a las grandes masas rurales, que eran expulsadas del campo y respondía a un programa político que se ha llamado individualismo agrario. La privatización destruía decenas de formas tradicionales de definir los derechos de acceso de la población a los medios de producción y los recursos naturales: vinculación de los siervos a la tierra, derechos comunales, derechos de compascuo, derechos de campo abierto y otros[1].
CAPITAL INDUSTRIAL: capital que se utiliza para producir plusvalía y funciona en la esfera de la producción material independientemente de la rama económica en que se ha invertido, es decir, el capital invertido en la industria, en la construcción, en la agricultura, en el transporte. Hay que distinguir el capital industrial del capital comercial y del capital de préstamo, que funcionan en la esfera de la circulación monetario—mercantil. El capital industrial se encuentra en constante movimiento, que se representa mediante la fórmula:
D – M ... P ... M¹ - D¹
El valor del capital en movimiento es el mismo, y al pasar el capital por sus distintas fases sucesivas cambia de forma. En la primera fase
D — M < T
MP
la forma monetaria del capital se transforma en productiva; en la segunda fase ( . . . P ... proceso de producción), la forma productiva se convierte en mercantil; en la tercera fase (M¹ — D¹), la forma mercantil del capital vuelve a transformarse en monetaria. El movimiento del capital industrial se realiza en forma cíclica. Cada forma que el capital desembolsado adopta en su movimiento, tiene su ciclo y caracteriza con máxima precisión uno de los rasgos específicos del capital industrial. El ciclo del capital monetario pone de manifiesto con toda claridad el fin de la producción capitalista obtener plusvalía; en esta parte, el proceso de producción aparece tan solo como simple medio de incrementar el valor anticipado. En el ciclo del capital productivo se sitúa en primer plano la producción, el dinero sólo actúa al servicio de esta última, sirve de medio de circulación indispensable para que el proceso de producción se renueve sin cesar. En el ciclo del capital mercantil, la producción se presenta como condición de la interrumpida circulación de mercancías. En esta parte la circulación determina la producción y sus dimensiones. La unidad de las tres formas del ciclo constituye el movimiento del capital industrial en su conjunto, en toda su diversidad. Así pues, el capital industrial constituye un “capital que, a lo largo de su cielo completo, toma y abandona esas formas, y en cada una de ellas cumple la función que le corresponde” (C. Marx).
CLERO
Clero es el nombre colectivo que engloba de forma general a los que han sido ordenados en el servicio religioso. El nombre individual es clérigo.
Dependiendo de la religión, el clero generalmente se dedica a los diversos aspectos del ritual religioso, la enseñanza o la evangelización. A menudo se ocupan de los grandes acontecimientos de la vida mediante rituales con signos como los nacimientos, la circuncisión, la confirmación, el matrimonio, o la muerte. El clero de la mayor parte de religiones actúa dentro y en ocasiones fuera de los lugares de culto, y se les puede encontrar realizando su labor en hospitales, escuelas, misiones, e incluso en el ejército.
Hay una diferencia importante entre el clero y los teólogos. Los primeros se ocupan de la práctica del culto, mientras que los teólogos son los estudiosos de la religión y la teología y no son necesariamente clérigos (ni siquiera necesariamente creyentes).
El clero está protegido por leyes especiales en muchos países (fuero eclesiástico) y en muchos casos, financiado (o co-financiado) por el Estado, aunque generalmente sus recursos provienen en su mayoría de las donaciones de sus fieles. La confesionalidad del estado o la total separación Iglesia-Estado pueden tener muy distintas situaciones intermedias.
En la Cristiandad el clero incluye religiosos de diverso tipo, desde el sacerdote de una pequeña diócesis, al monje de una abadía, a las monjas de clausura o a la alta jerarquía de la iglesia de Roma.
El alto clero (Arzobispos, Obispos, Cardenales, Abades y Canónigos) compartía en el Antiguo Régimen con la nobleza su condición de estamento privilegiado y era reconocido, teórica y tradicionalmente, como el primero en rango y honor.
En el cristianismo la diferencia esencial dentro del clero se establece entre el clero regular y el clero secular. Esta división se mantiene tanto en el clero católico como el ortodoxo. La Reforma protestante suprimió el clero regular y estableció el sacerdocio universal, con lo que la misma existencia de un clero como clase diferente del resto de los fieles dejó de tener sentido en alguna de las Iglesias reformadas, aunque en otras se mantuvo con una clara jerarquía, como en las luteranas y en la Comunión Anglicana. En esta última confesión, a pesar de considerarse protestante, también existe clero regular.[1]
[editar] Clero secular
Es el que vive "en el siglo", es decir, dentro de la sociedad de los hombres, y administra los sacramentos. Su organización jerárquica parte del papa -de los patriarcas en la Iglesia Ortodoxa-, continúa con los arzobispos, obispos y sacerdotes. Las órdenes menores del clero secular incluyen los rangos de diácono y exorcista. El cargo de presbítero, cura de almas, cura párroco o simplemente cura, es la base fundamental de contacto directo con los fieles. Existen multitud de beneficios eclesiásticos intermedios (arcipreste, canónigo, magistral...).
El celibato eclesiástico del clero secular, que no existió durante los primeros siglos del cristianismo y que no se aplica en la iglesia ortodoxa ni en algunos ritos orientales de obediencia católica (o a título individual por algunos casos en la iglesia católica de rito occidental), es uno de los temas más controvertidos en la actualidad (movimiento por el celibato opcional), así como la ordenación de las mujeres o de los homosexuales en algunas iglesias reformadas. No hay que confundir el celibato con el voto de castidad del clero regular.
==Clero regular==abajo Es el que sigue una regla, y no es secular porque vive fuera del siglo, es decir, fuera de la sociedad de los hombres. En su origen se iban al desierto (en las afueras de las ciudades egipcias del siglo IV y V) tanto individualmente (anacoretas o eremitas, algunos más excéntricos subidos a un árbol o una columna: dendritas o estilitas) como en grupos (cenobitas).
===Órdenes monásticas===la caca de las cacas aqui presentes hp Con los conflictos que suscitaron los primeros intentos de vida religiosa, llegaron las primeras reglas que definieron cada orden monástica. En occidente fueron sobre todo dos, desde el siglo V: la que San Benito de Nursia dictó a la comunidad italiana de Montecassino o regla benedictina y la regla agustina que San Agustín de Hipona dictó al monasterio africano de Tagaste. A partir de ellos se puede hablar con propiedad de vida monástica y monasterios (del griego monacos, solo), con una vida sujeta a un rígido horario (horas canónicas), hábitos y comidas estipuladas y sobre todo, la alternancia de rezos y trabajos (ora et labora).
Las fundaciones de monasterios fueron decisivas para la expansión de la civilización cristiano-romana en el Norte de Europa en los siglos de la Edad Oscura, y en el caso de Irlanda e Inglaterra, con movimiento de retorno hacia el continente. Sucesivas reformas monásticas fueron actualizando a los benedictinos, columna vertebral del monacato occidental, ligado a Roma: fueron Cluny (orden cluniacense) y Cister (San Bernardo de Claraval, orden cisterciense). Su importancia económica, política, cultural, y de difusión artística (románico y gótico) es difícil de exagerar.
En el Imperio Bizantino adquirieron los monasterios un prestigio social, riqueza e influencia política inmensas. Su relación cambiante con el Emperador y el clero secular estuvo en el origen de las luchas entre iconoclastas e iconódulos. En particular, los monasterios del monte Athos adquirieron una autonomía especial y un prestigio extraordinario, que aún hoy mantienen. El papel del monacato oriental fue decisivo para la evangelización y el desarrollo cultural y político de los pueblos eslavos (incluso del alfabeto cirílico).
Las fundaciones monásticas debían hacerse en desierto, siguiendo el ejemplo de los primeros eremitas, lo que para Europa significaba hacerlo en el campo, no en la ciudad. Si la fundación quería ser rigurosa, se alejaba incluso de cualquier núcleo rural y buscaba un lugar solitario, en medio de un bosque. El ideal de locus amenus para la vida monástica se intentaba reproducir en el claustro (lugar encerrado) donde una fuente y un jardín recordaban el Paraíso.
La clausura o encierro podía ser más o menos rígida, y el contacto con el exterior mayor o menor. Lo que nunca desaparecía era la relación de los monjes con la clase dominante, de la que formaban parte por parentesco y función social. En el feudalismo el estamento privilegiado que es el clero tiene en los monjes su más acabado ejemplo. Los monasterios son señores sobre tierras y vasallos, disponiendo de siervos y derechos señoriales. Al señorío eclesiástico que ejercían los monasterios se denominaba abadengo.
Independientemente de las relaciones de producción, los monjes tenían la obligación del trabajo que les imponía la regla (ora et labora, o sea: reza y trabaja), que era muy comúnmente trabajo físico (aunque la parte más dura la solían hacer los hermanos legos, cuyo origen social era inferior). La consideración del trabajo intelectual era equivalente a la del físico, y laboratorium o lugar de trabajo podía ser perfectamente el scriptorium donde se copiaban a mano los textos disponibles en las bibliotecas monásticas, que por muy reducidas que fueran eran los únicos lugares de transmisión del saber clásico durante la Alta Edad Media. El debate entre el dominico Dom Mabillon y el trapense Rancé sobre el trabajo intelectual y el físico fue muy significativo, ya en el siglo XVII
BUENO ESPERO ESTO TE SIRVA BYE
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2007-03-10 16:02:27
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answer #2
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answered by eka 3
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