Juan Manuel de Rosas fue un polÃtico argentino, gobernador de Buenos Aires en los perÃodos 1829-1832 y 1835-1852. Amado por sus seguidores, y temido y odiado por sus opositores, quienes lo llamaron tirano y dictador. Lo cierto es que estuvo en el poder por más de 20 años, con facultades extraordinarias otorgadas por la legislatura provincial, tratando de ordenar el paÃs contra la anarquÃa polÃtica.
En "Palabras de Historiador" de Felix Luna, el autor lo define como "el mas contradictorio, el mas controvertido y el que ha registrado mas polémicas y el que siempre será un personaje muy ambiguo, muy difÃcil de definir" (pag.72)
Comienzos del caudillo:
Nació en Buenos Aires, en el seno de una de las familias más destacadas de la ciudad. Su verdadero nombre era Juan Manuel Ortiz de Rozas; pero decidió "acriollarlo" y aplebeyarlo, ya antes de su primera aparición en la polÃtica, por Juan Manuel de Rosas. Era un hombre práctico, de espÃritu conservador, y con todas las caracterÃsticas de un caudillo. La primera interrupción en sus actividades de estanciero fue debida a las invasiones inglesas. El 12 de agosto de 1806 estuvo Juan Manuel entre " los voluntarios que formaron el ejercito que reconquisto Buenos Aires". Luego de la rendición, Liniers lo devolvió a sus padres, portador de honrosa carta testimonial.
Amasó una gran fortuna como ganadero y exportador de carne de vacuno, en la época en que el virreinato del RÃo de la Plata luchaba por su emancipación del dominio español. En 1818 comienza a hacer algunas comisiones polÃticas, al tiempo que entró a administrar y poblar las estancias de Juan José y Nicolás Anchorena. Mas tarde comprarÃa con Terrero (quien lo acompañarÃa durante sus dos futuros mandatos) las estancias San MartÃn y Del Rey, entre otras. Empezó a adquirir prestigio y durante la década del ’20 se transformo en uno de los personajes más importantes de Buenos Aires. Llegó a tener un ejército personal formado por peones: Los Colorados del Montes. Y durante el gobierno de RodrÃguez ocupó el cargo de comandante de campaña.
Primer gobierno:
Durante el primer gobierno de Rosas, el paÃs no estaba organizado como una nación, sino que las provincias se habÃan enfrentado firmando por un lado la Liga Unitaria (Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis, Tucumán, Salta y Mendoza) y por el otro lado el Pacto Federal (Buenos Aires, Santa Fe, Entre RÃos y Corrientes).
El 6 de diciembre de 1829 la legislatura eligió a Rosas gobernador y le otorgaron facultades extraordinarias. Si ya gobernaba de afuera, ¿cómo no iba a hacerlo ahora que estaba en el poder?
Desde el principio declaró enemigo al partido unitario, y utilizó la famosa divisa: "El que no está conmigo, está contra mÃ" para atacarlos. Por lo que puso a su favor a los burgueses, conservadores y reaccionarios, a los católicos, a los gauchos descontentos, a los indios, a la plebe urbana y a parte de la población rural. Rosas apareció como un restaurador, debido a la actitud de desprecio, de violación de derechos que habÃan dado los anteriores gobiernos. En su contra aparecieron los unitarios, los jóvenes ilustrados, los liberales, los militares y viejos patricios de la revolución.
Su gobierno era centralista, respetuoso de los señores feudales siempre y cuando estos le estuviesen sometidos. TenÃa un criterio proteccionista antieuropeo, de un nacionalismo estrecho, y reacio a los cambios y a lo extranjero. Su primera medida en el gobierno, de hecho, fue suprimir la libertad de prensa y adueñarse de ella. Sin embargo este primer periodo fue solo una imagen de lo que serÃa el segundo término, ya que aquà Rosas no tenÃa experiencia verdadera en la polÃtica.
Asà es que en 1832 Rosas impide que la Comisión Representativa convoque a un congreso general para organizar la república. La idea de Rosas era que el paÃs no estaba en condiciones de entrar en una organización general; debÃa mantenerse la unión de las provincias sólo con el Pacto Federal. "Debemos existir y después organizarnos", era su argumento.
Segundo Gobierno:
El 7 de marzo de 1835 la Legislatura, confirió el gobierno a Rosas por cinco años con la suma del poder publico, sin mas restricciones que conservar y proteger la religión católica, y sostener y defender " la causa nacional de la Federación". El nombramiento fue confirmado por un plebiscito que dio 9720 votos a favor y 8 en contra. Se le depositó la suma del poder público de la provincia; Pero ¿Cómo llegó Rosas a tener todo este apoyo? Debemos por ende analizar el perÃodo 1832-1835, tiempo en que Rosas no gobernó.
Primero Rosas no aceptó en 1832 la reelección sin los poderes extraordinarios. Y a partir de allà se lo eligió varias veces para que vuelva al poder, pero en todas se negó debido a que no le otorgaban los poderes especiales; él deja el gobierno para trabajar desde afuera y dificultar al gobierno muy astutamente. Segundo, la policÃa, el ejército, la prensa y las masas estaban a su merced. Tras formar su propio Partido Restaurador Apostólico, y con el apoyo de la Sociedad Popular Restauradora, conocida como 'La Mazorca', que aterrorizó a sus adversarios unitarios, Rosas formó alianzas con los lÃderes de las demás provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación. Un hecho más que decisivo fue la revolución de los restauradores del 11 de octubre de 1833: El gobernador Balcarce ordenó que se diera a lugar un juicio al periódico El Restaurador de las leyes, por lo que se empapeló Buenos Aires con carteles que anunciaban el proceso al "Restaurador de las leyes". Y la gente de los suburbios pensó que el juicio era a Rosas, ya que también se lo conocÃa con ese nombre. Y al iniciarse la audiencia se produjo un enorme alboroto que terminó con el sitio de la ciudad por parte del general Pinedo, adherido a la protesta. Y el ejército del gobierno se encontraba con Rosas en el sur en la campaña "exterminadora" del desierto.
Balcarce debió renunciar, y posteriormente lo mismo harÃan José Viamonte y V.Maza (luego del asesinato de Quiroga). Al volver de la expedición al desierto, la legislatura le acordó una medalla. Sin embargo no poseÃa un espÃritu bélico, aunque supo explotar su prestigio. Asà Rosas aparecÃa como el único capaz de calmar la situación.
Es en esta etapa de temor y anarquÃa polÃtica en la que Rosas aparece como el único capaz de terminar con el difÃcil momento y establecer la paz tan esperada.
Represión:
El ejercicio de las atribuciones extraordinarias y la acción de la Sociedad Popular Restauradora, le permitieron eliminar la oposición, ya sea unitaria o federal. Hubo destituciones y fusilamientos en masa, y se decretó el uso obligatorio de las divisas punzó. Se empapelaron las ciudades con cárteles como: "¡Mueran los salvajes unitarios!" o "¡Vivan los federales!". Afirmó su lucha sobre los unitarios y exigió una sumisión total a la federación, no solo en Buenos Aires sino en todo el interior. Abolió la independencia del poder judicial, y llegó a ejercer personalmente facultades judiciales (como el caso de los hermanos Reinafé, a quienes se los encontró culpables y se los colgó).
Fue una época de terror para los unitarios, o mas bien para todos los que no estuvieran a favor del dictador. Todos los opositores se debieron exiliar, en general a Uruguay, o eran juzgados aquÃ. La gente se retractaba, se cuidaba de cualquier motivo de sospecha, como hablar, pasear, escribir, etcétera. La simple sospecha de complicidad con un unitario bastaba para ser ejecutado; la sociedad Popular Restauradora fue un club terrorista y temido. Rosas también se aseguró de que su retrato estuviera expuesto en todos los lugares públicos tras autoproclamarse 'tirano' en 1842.
En junio de 1839 fue descubierta en Buenos Aires una conspiración organizada por Manuel V. Maza, presidente de la Sala de Representantes, que tenÃa contacto con otros movimientos que actuaban en la campaña y con los emigrados. Maza y su hijo fueron muertos. La misma suerte tuvieron los cabecillas de la Rebelión de los Hacendados del Sur de la provincia, que tuvo su foco en Chascomús y Dolores. Estos alzamientos debÃan coincidir con la invasión de Lavalle a Buenos Aires, lo que no pudo concretarse.
Los unitarios, con imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su recurso a los actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por la ley. Rosas pudo destruir la anarquÃa pero creó un miedo pavoroso.
En el primer gobierno se habÃa limitado a organizar la administración de Buenos Aires, y en el segundo a todo el paÃs, colocando gobernadores sometidos en las demás provincias.
Medidas:
Tuvo una polÃtica centralista y sus intereses se identificaron con los de Buenos Aires. Lo favorecÃa el puerto único, y el 18 de diciembre de 1835 estableció la ley de Aduanas, por la cual se protegÃan los productos e industrias de las provincias impidiendo la penetración de productos extranjeros que compitieran con los del paÃs, aunque se conservaba a Buenos Aires como único puerto de ultramar. Esta medida era un interesante intento de proteccionismo económico que benefició a ciertas industrias nacionales; Sin embargo favorecÃa a Buenos Aires, por lo que el litoral se opuso a ellas.
Al principio de su segundo gobierno llamó a los jesuitas de Europa, ofreciéndoles protección y mantenerlos y colocarlos en universidades y colegios. Asà buscó presentarse como protector de la religión, de las ciencias, y de las letras. (5) Si bien la iglesia y la prensa eran auxiliares importantes de Rosas, la última sanción de su gobierno era la fuerza, aplicada por militares y la policÃa. La organización militar no solo estaba para defender sino para controlar, a la población.
Sin embargo para superar la crisis económica provocada por las luchas internas y los bloqueos, decretó cesantÃas en masa, rebajó los sueldos, redujo el presupuesto de la Universidad, prohibió la exportación de oro y plata, entre los más importantes.
Legado del gobernador:
La sociedad tomó su forma bajo el gobierno de Rosas y subsistió después de él. La hegemonÃa de los terratenientes, la degradación de los gauchos, la dependencia de los peones, todo eso fue herencia de Rosas. El ayudó a crear una sociedad; comenzando por la estancia estableció valores que se extendieron a toda la provincia y se convirtieron en alma en el estado de Rosas. "Subordinación era su palabra favorita, la autoridad su ideal y el orden su logro. Elogiaba a las clases bajas y a los pobres (a quienes siempre ayudó) por su obediencia. Rosas explicaba los orÃgenes de su régimen como una desesperada alternativa para la anarquÃa; y sus medidas represoras eran un mal necesario. (6)
Defensor de la SoberanÃa Argentina:
La guerra con Francia
Desde 1830, Francia buscaba aumentar su influencia en América Latina y, especialmente, lograr la expansión de su• comercio exterior. Consciente del poder inglés, en 1838 el rey Luis Felipe exponÃa ante el parlamento que “sólo con el apoyo de una poderosa marina podrÃan abrirse nuevos mercados a los productos franceses...”. En marzo de 1838 una escuadra de guerra francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires.
Sobre el reclamo particular de Francia —la eximición del servicio de armas para sus súbditos—, el gobierno de Buenos Aires retrasó la respuesta por más de dos años. Rosas no se oponÃa a reconocer a los residentes franceses en el RÃo de la Plata el derecho a un trato similar al que se daba a los ingleses. Pero sólo estuvo dispuesto a reconocerlo cuando Francia envió un ministro plenipotenciario (con plenos poderes) para la firma de un tratado, lo que significaba un trato de igual a igual y un reconocimiento de la Confederación Argentina como un Estado soberano.
La Convención fue acordada entre el gobierno de Buenos Aires, encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, y el representante del gobierno de Francia el 29 de octubre de 1840. Esta Convención se conoce como el Tratado Mackau-Arana porque los ministros que lo firmaron fueron el almirante barón de Mackau por Francia y Felipe Arana por Buenos Aires. El tratado establecÃa el levantamiento del bloqueo al puerto de Buenos Aires y la devolución de la isla MartÃn GarcÃa y de los barcos capturados al gobierno de Buenos Aires por parte de Francia, y a su vez, el gobierno de Buenos Aires acordaba eximir del servicio de armas a los súbditos franceses y pagar indemnizaciones a los perjudicados por el conflicto.
La intervención de Gran Bretaña y Francia
A partir de 1842 se reanudó un conflicto interno en la Banda Oriental y Rosas intervino apoyando a uno de los bandos. Esta decisión del gobernador de Buenos Aires provocó la reacción de Francia y de Gran Bretaña k decisión de una intervención conjunta en el RÃo de la Plata.
Para Gran Bretaña, la posibilidad de una acción coordinada entre la Banda Oriental y Buenos Aires significaba la anulación de la división polÃtica en el RÃo de la Plata —impuesta por su mediación con la creación, en 1828, de la República Oriental del Uruguay como Estado independiente—. Los intereses británicos se veÃan graveménte amenazados por el peligro de una polÃtica conjunta de los dos paÃses que controlaban el comercio y la navegación en el rÃo de la Plata. Los intereses de los comerciantes ingleses en Montevideo y en Buenos Aires no eran lo mismos. Pero los dos grupos se beneficiaban con la navegación pacÃfica del rÃo de la Plata y con la apertura de los rÃos interiores (el à miiá7y el Uruguay) al comercio internacional.
En esta oportunidad, también Brasil intervino en el conflicto a favor de sus propios intereses. A mediados de 1844 propuso a Gran Bretaña una acción conjunta contra Buenos Aires para eliminar la influencia argentina en la Banda Oriental y establecer la apertura de la navegación de los rÃos interiores. Esta apertura era necesaria, declaraba, para poner fin al aislamiento del Paraguay.
Finalmente, el gobierno inglés decidió intervenir con el objetivo de lograr la libre navegación de los rÃos y~ mantener el equilibrio rioplatense según el tratado de 1828 frente a las pretensiones de incorporar la Banda Oriental al sistema rosista. Además, la larga duración de la crisis oriental comprometÃa la estabilidad económica de la región y perjudicaba a los sectores mercantiles extranjeros y locales. Francia aceptó intervenir limitando sus objetivos —según declaró— a la defensa de la independencia oriental frente a la intervención argentina. En abril de 1845, naves inglesas y francesas bloquearon el puerto de Buenos Aires. El caudillo oriental Manuel Oribe —con el apoyo de Rosas— mantenÃa sitiada la ciudad de Montevideo por tierra y, desde 1843, Buenos Aires sitiaba por el rÃo las costas de la Banda Oriental. Pero las naves inglesas desconocÃan el bloqueo de las naves porteñas y permitÃan el aprovisionamiento de Montevideo. A mediados de 1845 y después de un ultimátum, las fuerzas navales británicas y francesas “robaron a la escuadra argentina”: la capturaron y la obligaron a fondear en el puerto de Buenos Aires. Meses más tarde se propusieron remontar el rÃo Paraná, para poner en práctica el objetivo de la libre navegación de los rÃos interiores. Rosas no estaba dispuesto a permitirlo y preparó la defensa, que resultó heroica. En la Vuelta de Obligado sobre el rÃo Paraná el 20 de noviembre de 1845, en una larga batalla en la que sufrieron numerosas pérdidas materiales y humanas, las fuerzas militares y navales porteñas intentaron impedir el paso de las naves extranjeras.
Enfrentamiento con Urquiza:
Urquiza, que hasta ese momento era uno de los aliados de Rosas, decidió iniciar una rebelión con el motivo de organizar al paÃs. El 1 de mayo de 1851 inició el levantamiento; y 24 dÃas después señaló su programa constitucional.
Corrientes se adhirió al movimiento y contó con el apoyo militar de Uruguay y Brasil. El 21 de noviembre se firmó un acuerdo más amplio entre el imperio del Brasil, Uruguay, Entre RÃos y Corrientes para eliminar a Rosas.
El 3 de febrero de 1852 Urquiza derrotó al gigante Rosas en la batalla de Caseros. El caudillo criollo escapó ileso de la batalla y unos dÃas después del paÃs.
Ãsta batalla marcó un momento decisivo en el paÃs, e inició una nueva etapa. Rosas pasó el resto de su vida en el exilio y murió en Southampton (Hampshire, Gran Bretaña).
Resumen Conclusión:
De 1829 a 1832 y de 1835 a 1852 gobernó Buenos Aires Juan Manuel Rosas. Conocido como el gran dictador, fue sin dudas un poderoso estanciero y un caudillo polÃtico, que representó los intereses porteños. Ejerció una dictadura y demoró mientras estuvo al poder la organización nacional con el argumento de que el paÃs no estaba preparado. Si bien se lo conoció como el Restaurador de las Leyes, solo sancionó dos leyes en sus casi 30 años de gobierno; Rosas anhelaba la libertad anárquica y despreciaba las reglas.
Rosas tuvo movimientos de resistencia en casi todo el paÃs, protagonizados por unitarios y federales liberales. Montevideo fue el centro de esa conspiración, cuyos métodos eran el terrorismo, el asesinato, el fraude, la unión con el extranjero, confiscaciones. Los opositores sentenciaron a Rosas a gobernar sin un dÃa de tranquilidad. Su fracaso se debió a la falta de unidad en su coordinación y a la diversidad de tendencias que participaron. En su mayorÃa recurrieron al apoyo extranjero, lo que les acarreó desprestigio frente al caudillo porteño que se mostraba como defensor de la soberanÃa nacional. Estos solo tuvieron éxito cuando se unieron para luchar contra el dictador.
La oposición fue perseguida y ejecutada durante 15 años en el poder. Los unitarios, con imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su recurso a los actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por la ley. Fueron éstos quienes tildaron a Rosas como el personaje más siniestro del siglo XIX en la Argentina. Buscando material sobre Rosas me he encontrado con autores que estaban a favor (José M. Rosa), y otros en contra (Dellepiane); Rosas hizo cosas buenas y cosas malas; pero ¿Por qué nunca intentó organizar al paÃs? En todo el tiempo que gobernó ¿nunca se podrÃa haber hecho una constitución? Rosas se equivocó al haber rehusado a su pueblo a un régimen estable y organizado.
Por otro lado debe remarcarse la intención de ejercer una economÃa proteccionista y favorecer a las industrias locales. Aunque es verdad que siempre terminó actuando con los intereses de Buenos Aires (Ej: La ley de Aduana). También defendió enérgicamente la soberanÃa nacional ante las pretensiones extranjeras de disponer libre tránsito en rÃos nacionales, y nunca dejó de reclamar la devolución de las islas Malvinas por parte de Inglaterra. Y justamente el mismÃsimo general San MartÃn lo elogiaba por su patriotismo y defensa contra el extranjero: " El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos."
Por otro lado debemos decir que Rosas persiguió y castigó a los unitarios, catalogándolos de salvajes, mientras su gobierno no tuvo nada de federal. El era un federal personalista, lo que lo diferencia con los federales liberales. Centralizó el poder en Buenos Aires, y otorgó a esta provincia el manejo de los fondos de la Aduana. Además las provincias respondÃan a él, ya que sus respectivos gobernadores habÃan sido elegidos por Rosas.
Vencido, el Gobernador de Buenos Aires se embarcó en el buque de guerra "Conflict" hacia Inglaterra. Allà se instaló en la chacra de Burguess, cerca de Southampton acompañado por peones y criados ingleses. El gobierno porteño, instalado el 11 de septiembre de 1852, confiscó todos su bienes y dependÃa para vivir de los recursos que le enviaban sus amigos desde Buenos Aires. Volvió a dedicarse a las tareas rurales hasta su muerte ocurrida el 14 de marzo de 1877, a los ochenta y cuatro años.
2007-03-13 18:18:31
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answer #2
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answered by Oscar I 5
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Murio en Inglaterra, los datos que da Turca19 estan bien, y Rosas, como todo ente político tiene muchos retractores y muchos favorecedores, es lógico que la bibliografía liberal lo detesta (Mitre, Sarmiento) los liberales de la Historia Argentina actual dirán que Rosas murió en la mayor de las riquezas, usufructando sus logros en suelo patrio , la Revision Historiográfica (Leslie Betell), solo lo analizan la historigrafía rosista y dirán que murió en Staumpthon al cuidado de su hija, en una chacra, labrando la tierra, con un subsidio del gobierno argentino y que Urquiza lo benefició con ello, aunque vendió sus posesiones en Argentina, como tambien es lógico que los integrantes de la Nueva Escuela Historiográfica (Jose María Rosas) lo enaltezcan y digan que nunca pudo volver en vida a Argentina, aunque sus cartas no demuestren que quisiera hacerlo. Somos humanos, no lo olvidemos, depende en que te bases para criticar o denostar a Rosas, tuvo cosas buenas y tambien malas, gobernó en una Argentina que no es la de hoy (¿o sí?), con posturas distintas. Con brazo fuerte, unitario -Rosas mismo dice que el es Unitario, en una carta a Quiroga, pero que el país necesita del federalismo, por ello se comporta como tal-, si no propuso una Constitución fue porque de verdad el país noe staba preparado (léase la Carta de la Hacienda Figueroa) y eso lo demostrarán los sucesos posteriores con Urquiza en la cabeza, creándose una division en el País que aún hoy es irreconciliable (ya ves, en el "interior" se dice "Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires", cualquier trámite judicial dependerá de las autoridades de Buenos Aires, ellá aun es puerta y puerto, allí residen las autoridades máximas, allí está la Aduana,....¿como en tiempos de Rosas?,...., nada ha cambiado, tenemos una Constitución ¿y qué? si es violada a cada instante....
Rosas fue un grande o un mísero, depende como lo mires.
2007-03-11 11:28:00
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answer #3
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answered by Juan b 4
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El 23 de octubre Manuelita contrajo enlace con Máximo Terrero, quedando Rosas con una nueva herida al alejarse de su lado el único afecto que conservaba. En lo económico consiguió cancelar sus deudas en Buenos Aires vendiendo algunas propiedades merced al espíritu comprensivo de Urquiza, pero el gobierno surgido de la revolución del 11 de setiembre le confiscó los bienes, incluso los créditos. Arrendó entonces, cerca de Southampton, una chacra de ciento cuarenta y ocho acres encargándose de dirigir el "Burguess Farm". Trabajó la tierra con ese mismo amor nacido en su Buenos Aires natal, que a la larga le había sido fatal. Permaneció durante un cuarto de siglo labrando la tierra inglesa, manejando hombres y animales y viviendo en la pobreza, de los cual se han hecho eco sus biógrafos. Soñaba con volver a la patria, pero las pasiones despertadas por su larga e intensa actuación hacían prácticamente quimérica la licencia para su retorno. Murió a los ochenta y cuatro años, acariciado por Manuelita, un 14 de marzo de 1877.
Juan Manuel de Rosas fue el instrumento histórico de un proceso político ineludible porque a las convulsiones de un organismo como el de las Provincias del Plata, hundido en la anarquía tras la apresurada euforia de la independencia, ha de suceder forzosamente el ajuste doloroso de la dictadura. Fue, también el centro de un fenómeno social de perdurable gravitación, el enfrentamiento por vez primera, de Ciudad y Campo en la génesis de sus respectivas grandezas; el hombre de la pampa, el gaucho, el indio, contra el hombre de la ciudad, de la sociedad organizada.
Al margen de sus hechos, al margen de lo que hizo, deberá quizás pesar más lo que dejó por hacer: la constitución, la organización nacional, una política social y educativa. No sofocadas las pasiones en torno a su vida y alma, no se cuenta aún con el valioso juicio histórico que superando el ofuscamiento de la contemporaneidad nos muestre la justa dimensión de este hombre de evidente honradez personal, y un amor patriótico expresado en la firme defensa del honor argentino y la integridad territorial.
2007-03-10 04:44:32
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answer #6
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answered by Dani baum 7
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